¿Cómo se suponía que había llegado a una situación como esta? Los Flashes y los gritos de las personas aglomerándose a su alrededor le hacían sentir nauseas.
Desesperados…
-¡Viktor! - El Grito casi ensordecedor de su representante que, esquivando a los reporteros y a algunas personas llego hasta el tomándolo de la camisa para empujarlo a un auto.
No obstante antes de que pudiera siquiera cerrar la puerta, una chica con ojos llenos de odio se asomo.
-¡Iras a la cárcel maldito pedófilo!- Le grito antes de ser apartada o más bien empujada por Mila quien se subió al auto y cerró la puerta.
-¿Maldición Viktor que diablos hiciste?- Yakov lo zarandeo de la camisa.
Se quedo callado observando a la nada irritando a quienes les veían expectantes. Por otro lado su cerebro estaba enfocadado en la ola de periodistas y personas que se lanzaba al auto evitando así que el chofer pudiera hacer su trabajo.
"¡Depravado!"
"¡Justicia!"
"¡Debe pudrirse en una cárcel!"
Era alguno de los gritos que se podían oír.
-¡Viktor maldita sea responde!- El grito de la chica le devolvió a la realidad.
-¡No lo sé, Maldita sea!-Alzo la voz el también, sintiendo lagrimas correr por sus ojos.
Era Cierto, no tenía la menor idea de que se le estaba acusando, el, jamás había recibido tanto odio de las personas, solo conocía los halagos y gritos de alegría de sus fans.
Sus dos acompañantes le miraban sin entender, Yakov paso una mano por su cabeza y le entrego una revista.
Con algo de nerviosismo la tomo, porque ¡Diablos! Debía ser algo muy malo para que lo trataran de esa forma.
Se quedo de piedra y sintió como el desayuno subía rápidamente a su garganta, amenazando con salir.
Se tapo la boca frunciendo el ceño.
"Yuri Plisetsky rompe el silencio"
El Talentoso patinador a confesando lo que muchos ya sospechaban, el joven Ruso de 15 Años de edad, asegura que su entrenador Viktor Nikiforov. Mayor conocido como "La leyenda viviente" de 28 años de edad a abusado sexualmente de él en repetitivas ocasiones. El menor en cuestión afirma que tiene las pruebas necesarias para llevar a la cárcel al mayor.
"Es un infierno que no pienso seguir soportando" Son las palabras que el quinceañero comparte en sus redes sociales, seguido de un audio que logro grabar mientras era abusado por este.
El artículo seguía pero él no podía seguir leyendo mas, lanzo la revista al suelo del auto, mientras miraba sin entender a los presentes.
-No…no es cierto- Su voz sonaba entrecortada debido a la impotencia-¡Yakov sabes que nunca sería capaz de hacer algo como eso!- Grito jalándose el cabello hacia atrás.
-¡Lo sé Vitya! Sé que no lo harías…- Le susurro tocándole el hombro- sin embargo, es algo muy grave de lo que se te acusa y las malditas pruebas solo te dejan mas hundido…- Intento explicarle.
-¡Pruebas! ¿Qué malditas prueba puede tener? ¡Si nunca lo e tocado!- Exploto.
¿Por qué Yuri haría eso? ¿Por qué lo dijo? No tenía sentido alguno, la noche anterior habían hablado por teléfonos sobre sus rutinas para el próximo evento y todo sonaba bien. Por otra parte apreciaba demasiado al maldito niño como para creer que pudiera hacerle algo así.
-Es publicidad, solo busca fama y quitarte del camino… él desea tener tu titulo- Mila hablo- ¿Qué haces? - Pregunto mientras miraba como el Ruso tomaba su teléfono buscando algo.
No lo creía, no creía que esas fueran las razones.
-Necesito oír ese maldito audio- Explico buscando en el perfil del Rubio, una vez lo encontró lo reprodujo llevándoselo a la oreja.
Sintió su corazón acelerarse, los gemidos y suplicas de Yuri se oían bastantes desgarradoras.
Sin embargo se sintió desfallecer cuando escucho su voz en el maldito audio.
¡Su maldita voz!
-¡Me están incriminando! ¡Yo no hice nada!- Grito mirando a Yakov.
-El audio no es el problema, ya puso la denuncia asegurando tener más pruebas… Viktor son demasiadas genuinas, todo fue planeado con demasiada precisión- Explico con su rostro arrugado.
Su mundo se derrumbo, por completo.
¡Ругань no podía estar pasando!
Una vez llegaron a la casa de Yakov, debido a que su apartamento estaba inundado de gente que le quería asesinar, bajo entrando con rapidez.
-Es cuestión de Tiempo de que vengan aquí- Susurro para sí mismo.
Yakov lo miro sin decir nada, para retirarse a hacer unas llamadas.
Se sentó en el living mirando a la nada, ¿Qué pasaría a partir de hoy? Miro el control a su lado, sin pensarlo mucho encendió la tele.
Mala idea.
En todos y cada uno de los canales se hablaba de él, sobre lo sucio y maldito que era ¿Qué acaso todos pensaba que él era capaz de hacer algo así? ¡Lo aceptaban así! ¿Sin dudar siquiera un poco?
"Es una vergüenza para el país" Escucho del aparato.
El estruendo de una ventana rompiéndose le hizo alarmar, al girar se encontró con un grupo de personas quienes tenían en sus manos piedras, molestos e indignados comenzaron a lanzarlas contra él.
No se movió, solo sonrió con ironía.
"Hace solo un día me lanzaban rosas"
La sociedad era una Hipócrita.
Reacciono al sentir como una piedra le daba justo en la frente haciéndolo sangrar, por consecuencia marearse.
-¡педераст!- Gritaban entre otras cosas más.
Lo siguiente fue Yakov gritando cosas que no pudo escuchar claramente, para ir a sostenerlo.
-¡Esto está fuera de control!- Grito abrazándolo, protegiéndolo.
Sonrió.
Cuando despertó se encontró en un lugar que no reconocía, al levantarse comprobó con su mano que habían curado su herida.
Una enfermera entro mirándolo con odio y para ser sinceros, ya se estaba acostumbrando, tras ella entro un preocupado Yakov cubierto de vendas. La chica de Blanco se fue sin decir nada.
-Vitya… Hable con la federación de Patinaje- Bajo la mirada y dedujo que no era nada bueno- No te permitirán seguir patinando, es demasiado escándalo, además de que quieren quitarte tus medallas- hablo con amargura.
Eso le dolió, lo único que le hacia feliz era patinar.
Su conversación se vio interrumpida debido a la entrada de dos oficiales de policía que le miraban con asco.
-Viktor Nikiforov tenemos la orden de arrestarte…- Lo siguiente le pareció muy divertido, las demás oraciones jamás pensó escucharlas en la vida real, solo en películas.
-¡No pueden!- Grito Yakov.
Los otros dos le entregaron la orden para que la leyera mientras se dirigían a Viktor quien sonrío con amargura, permitiendo que le pusieran las esposas.
-Tendrá derecho a un Juicio- Fue lo único que informaron.
Lo que siguió después fue muy feo, al salir del Hospital las personas rodeaban el lugar por lo que se requirió de muchos policías para que saliera ileso.
Al llegar a la Cárcel se le leyeron sus derechos para luego despojarlo de su ropa y lanzarle la braga que debía usar, suspiro.
"No te preocupes Vitya saldrás de esto" Fue lo único que Yakov le pudo decir con lagrimas en los ojos.
Lo tiraron con brusquedad a lo que sería su nuevo hogar, una celda llena de barrotes, con solo un escusado y dos tablas sujetadas a la pared, simulando ser camas.
Se dejo caer en el suelo llorando, por fin, no había tenido la oportunidad de hacerlo en todo el día.
-Si no callas tu voz los guardias vendrán a buscarte- Escucho decir en un asentó muy extraño, se giro encontrándose con un chico japonés de ojos color Café rojizos.
Este que se encontraba sentado en la "cama" superior le sonrió.
Bueno eso no lo esperaba.
Abrió la boca para decir algo pero este se volvió a recostar ignorándolo.
La noche fue horrible, tenía frio y la dichosa cama era muy espantosa.
No podía dormir.
Al día siguiente recibió un desayuno que no comió, su compañero de celda tampoco lo hizo y se recostó con tranquilidad.
No podía evitar preguntarse qué había hecho, no era Ruso así que era sumamente extraño. Al salir al patio en la tarde se encontró con todo tipo de caras extrañas, algunos le miraban con odio y otros como si fuera carne fresca.
Tenía miedo.
-¡Oh mira es el pederasta!- Grito un chico muy alto acercándose a él con diversión.
No respondió.
-¿Qué sucede? ¿Acaso eres mudo?- Susurro empujándolo contra el suelo.
Miro con impaciencia a los alrededores, pero no había ningún guardia y los demás no parecían interesados en lo que pudieran hacer.
Cuando este se le acerco peligrosamente lanzo un puñetazo en su defensa, recibiendo la mirada sorprendidas de todos, quienes se levantaron ansiosos de ver algo entretenido.
-¡Acabas de cavar tu tumba!- Grito este lanzándole un golpe seco que le dejo entumecido.
Tal vez no tomo en cuenta con quien estaba tratando.
-No sean ruidosos- Susurro una voz que conocía, se giro encontrándose con el Japonés que llegaba con cara de fastidio.
El otro chico se levanto mirándolo desafiante, sin embargo se alejo un poco.
-¿A ti que te importa lo que le hagamos?- Gruño.
El pelinegro solo sonrió y levanto los hombros.
-¿Acaso estas retándome?- Comento juguetón, sin quitar su rostro dulce y apacible, ¿Cómo alguien así estaba allí? Bueno tal vez lo habían incriminado como a él.
El tipo dio un salto antes de retroceder.
-Eso pensé- Se acerco con cuidado hasta el Ruso tomándolo de las manos para levantarlo.
Lo miro sin entender, sin embargo estaba agradecido.
…
Cuando la 5ta noche llego el frio volvió a calarle los huesos, miraba la cama de arriba con interés, el chico que se encontraba allí había despertado su curiosidad, es decir, no era como los demás, era tranquilo y pequeño en promedio a los musculosos Rusos con cicatrices que veía y aun así estos lo ignoraban con algo de miedo. Además de que los guardias le tenían cierto respeto y trataban de no hacerlo enfadar.
-¿Cómo te llamas?- Pregunto sin darse cuenta.
No espero una respuesta, no se habían hablado desde aquella vez.
Una suave risa lleno el lugar haciéndolo estremecer.
-¿Acaso los Rusos no tienen educación alguna?- Comento.
Se pregunto qué expresión tendría.
-Yo soy Viktor Nikiforov- Susurro esperando a que se refiera e eso.
-Yuri Katsuki- Respondió- Te llamaron pederasta ¿Es eso lo que hiciste?
La pregunta lo tomo por sorpresa, no espero que este siguiera la conversación o mucho menos que hiciera dicha pregunta.
-Me acusan… No lo hice- Respondí sentándome en la cama.
Escuche otra risa, este se bajo de la cama para mirarme a los ojos.
-Lo supuse, eres alguien demasiado blando, además, demasiado guapo- De nuevo sonrió con inocencia.
-¿Tú fuiste incriminado también?- Pregunte reteniendo el aire.
Yuri rio, echándose su cabello hacia atrás.
-Demasiado blando Viktor…- Susurro acercándose a mí- Eso me gusta- Me dio la espalda evadiendo mi pregunta.
Me sonroje un poco, no había sido el mismo que minutos antes me hablo, sonriéndome dulcemente.
Observe como este sacaba de debajo de la cama una bolsa de tela, lo mire con dudas. Este me sonrió de nuevo con dulzura quitándose la ropa que traía puesta.
-¡Que haces!- Grite alarmado y nervioso.
-Silencio, no hagas ruido- Murmuro fastidiado.
Al terminar de quitarse las prendas pude observar como su espalda se encontraba cubierta de Tatuajes, un enorme pez coi cubierto con flores de sakura y gardenias además de otros detalles hermosos que no pude ver con claridad debido a la poca luz.
Pude notar como sus brazos también estaban cubiertos de tinta.
Sin poder evitarlo mi vista bajo a su trasero, que se encontraba cubierto de una suave tela negra, demasiado tentador.
"¡ESPERA QUE!"
-Viktor ¿Qué tanto vez?- Susurro avergonzado.
-Lo…lo…Siento Yuri- Tartamudee sonrojado.
Su suave risa envolvió el lugar, agradable.
Sin girarse aun, comenzó a ponerse unos pantalones pegados al cuerpo de color negro, seguido de una camisa de igual color, ceñida al igual que los pantalones.
Al terminar se agacho para ponerse unas botas, todo aquello saliendo de la dichosa bolsa.
-¿Espera que haces?- Caí en cuenta, no dejaban entrar nada.
Sin contestar saco un arma de color plata reluciente, sonrió con ternura.
-Viktor esta cárcel va a explotar en unos 40 minutos… Y preferiría no estar cuando eso suceda- Hablo con tranquilidad cargando el arma para sacar otra.
Parpadee confundido.
-¡No es posible! ¡¿Cómo sabes eso?! ¡Debemos avisar a la policía!- Grite alarmado.
Yuri sonrió con dulzura.
- Viktor nadie avisara a nadie, yo mismo puse los explosivos… y si quieres puedes venir conmigo- Yuri sonrió tendiéndole un arma.
Continuara…
