Un guerrero natural

CAP 1: El Joven Trovador

Me encuentro en un hermoso bosque, situado en unas montañas alejado de toda sociedad, acostado sobre las ramas de un árbol de grandes proporciones. La tarde es bella y entre las hojas, la luz del rey sol me brinda su calidez, despertándome de mi letargo.

Doy un salto para quedar en el suelo, a pesar de que me encontraba a 3 metros del suelo caigo ligeramente, después de eso estiro para destensar mi cuerpo, y voy caminando al río cercano.

Al llegar, junto agua en mis manos para luego sorber un poco de la más pura esencia de la naturaleza, para luego ver mi reflejo en la misma.

Soy un joven de unos 15 años, pelo rubio, tez bronceado por la luminosidad natural, grandes ojos azules, mido alrededor de 1,80 metros, llevo puesto unos pantalones negros anchos y un chaleco gris de piel abierto dejando ver mis tallados músculos, que no es por ser agrando pero se encuentran en perfecta condición, y por ultimo un collar de cuero negro con un dije en forma de lobo.

Después de contemplarme junto un poco mas de agua y me restregó la cara, y me sacudo el cabello para tenerlo desordenado. Luego de eso me dirijo de nuevo al árbol donde me recostaba para sacarle unos frutos y recoger mi equipo que se encuentra a un costado del gran manzano entre arbustos. Estos no son más que una bolsa de cuero atada con una soga, y enfundada en una vaina de cuero negro una katana con mango de madera tallada. Al terminar de prepararme sigo mi camino, que no es otro que un templo oculto entra las montañas.

Tardo alrededor de 4 horas en llegar, detrás de este se deja ver el sol casi oculto dejándole el lugar a la noche dar paso, en una armoniosa toma de contrastes de luz y sombras en perfecto equilibrio. El templo en sí no es más que un conjunto de pilares de piedra que sostienen un pesado techo, cuyo centro es marcado por un gran círculo con un árbol en su interior. Cada pilar cercano al tallado central posee una antorcha de madera enganchado por un trozo de hierro salido del mismo pilar.

Enciendo los cuatro más cercanos y me agacho al frente del círculo, me coloco en pose de meditación sobre mis rodillas. Y comienzo a mormurar un par de oraciones de respeto. Para luego pararme y salir del templo a buscar un lugar donde descansar, por lo que no requiero de mucho, después de todo vivo del camino desde hace bastante tiempo, pero a pesar de todo sigo recordando los hechos y horrores del pasado, aquellos fantasmas que me persiguen y me atormentan, aquello por lo que deje de creer en la sociedad.

Pasadas un par de horas me encuentro acostado sobre en las ramas de un árbol, mirando las estrellas que iluminan mi camino con su infinita belleza.

- siempre me eh preguntado… ¿Quién soy? – me digo a mi mismo

- "siempre eh sentido que no estoy solo, que hay algo en mi interior que espera ser liberado… y creo que ese algo una vez… no, no solo aquella, sino varias veces trato de llamarme o por lo menos hablarme." – mientras lo pienso recuerdo esos fragmentos del pasado que me persiguen, cuando medito, ya no me alteran ni me atemorizan, ahora solo busco una razón para justificar esos hechos cometidos, pero sin si quiera pensar en volver a ese lugar.

- "creo que es hora de visitar los mercados del poblado, ya eh conseguido algo que puede valer algo" – para después dejarme caer a los brazos de Morfeo.

-.-.-.-

En un cuarto oscuro se encuentra un niño de unos 4 años sentado en el suelo abrazándose a sus rodillas, sus cabellos rubios sucios, y sus hermosos ojitos azules dejan caer torrenciales salinas, sus ropas desgastadas cubiertas de polvo y rasgadas.

- ¿Por qué a mi? ¿Yo que eh hecho para que me miren así? – termino de decir el pequeño, pero al cabo de unos momentos detiene el llanto, y cambia su expresión por la de una de temor, al escuchar unos ruidos.

- ¿seguro que no nos descubrirán? – pregunto alguien

- ya te lo eh dicho… no, no nos descubrirán porque el que le toco hacer la guardia me conoce y le informe… - dijo otro con vos ronca.

- así además… si lo matamos le estaremos haciendo un favor a los caídos por este monstruo. – un tercero

El pequeño se apresuro a esconderse en el pequeño placar, y se acurruca tratando de no hacer ningún ruido, al cabo de unos segundos siente como tiran la puerta, y los pasos de varias personas caminando.

- ¿donde estas mocoso? – dijo el de la voz ronca

- tenemos un regalito para ti… si sales te lo daremos – el que había hablado primero

- esconderte no te ayudara, es mejor que salgas, así todo terminara mas rápido. – el ultimo mientras daba pequeñas carcajadas

Luego de unos momentos en los que dieron vuelta todas las cosas, uno abre el armario donde se encontraba el chico, para encontrarlo acurrucado y sollozante.

- por fin te encontramos mocoso – con una sonrisa sádica

Después de eso lo aventó hacia el centro de la habitación, para luego empezar a golpearlo con fuerzas.

- por favor, basta… duele – murmuraba como podía el pequeño

- esto no es nada, deberás acostumbrarte a esto mocoso. – el mas grande y de vos ronca

- si, la próxima traeremos algunos amigos… jajaja – el que lo había encontrado

El pequeño dio una última mirada a los sujetos antes de que todo se volviera oscuro. Unos momentos después abre los ojos para darse cuenta que ya no esta en su departamento, sino que se encuentra en una especie de pasillo oscuro lleno de puertas y el suelo negro cubierto por una capa de 5 centímetros de agua transparente, dándole el reflejo suyo como cual espejo.

- ¿donde estoy? – se pregunta el pequeño

El niño empieza a caminar por el pasillo, siendo guiado por la curiosidad. Después de varios minutos de desplazarse por lo que parecía un interminable pasillo de puertas cerradas, el chico llega a una cámara de gran tamaño cuyo final son unas enormes rejas negras cuyo centro hay un papel con unos extraños signos y la palabra "sello".

- mocoso libérame… - pronuncio una voz tan grave como ninguna.

- ¿Quién dijo eso? – pregunto el pequeño mirando para todos lados, con temor y ahí recordando todo lo sucedido momentos antes, acordándose del dolor, que ahora no sentía salvo por las imágenes mentales que se lo relataban. Haciendo que el chico se arrodillara sujetándose la cabeza, tratando de olvidar y deshacerse de las torturas antes vividas.

- si me liberas todo sufrimiento parara – hablo aquella voz tenebrosa.

El niño levanto la vista hacia las rejas, notando que en su interior llamas ardían, como si de un gran incendio se tratase, entre estas empezó a surgir una gran sombra.

-.-.-

Abro lo ojos fastidiado y perezosamente al sentir los molestos rayos calidos del sol chocar contra mis parpados cerrados. Como la tarde anterior busco unas frutas y luego me dirijo al río, después de ello me siento a contemplar el día con una pequeña sonrisa.

El calido ambiente y los serenos pájaros cantando, me dan el motivo suficiente para empezar el viaje a la aldea. Al estar preparado parto, pero cambio mi expresión por una seria

- "ese sueño de nuevo, hacia mucho que no lo tenia" – cerrando los para recordar el mismo, que lo tengo tan memorizado como anotado en un pergamino – "es extraño, se que en esa aldea era tratado como si del hijo del mismísimo demonio fuera, pero lo raro es esa parte de los pasillo" – después de meditarlo un rato abro los ojos para mirar el perfecto celeste del cielo, y mi sonrisa vuelve a surgir – "ya basta de recuerdo… ahora a visitar a Guretooku-san" –

El camino es de unos 2 días para llegar a los caminos fuera de la montaña, pero a pesar de lo tardado que es, no llevo prisas y disfruto estar en los bosques, tanto por costumbre a los mismos y por la tranquilidad que brindan.

-.-.-

3 días de camino y ya estoy a las puertas de la aldea, la cual no posea murallas ni nada por el estilo, ya que no es muy grande y esta bastante alejada de las otras aldeas, el lugar básicamente es tranquilo y el poblado solo posea una taberna para los escasos viajeros que pasan por el mismo. El lugar es dirigido parcialmente por un viejo sabio, que en su buen tiempo era un monje del templo al que visite, antes de que este fuera olvidado. En la aldea de los pocos grandes mercados que hay, uno se destaca el cual tiene un tratado comercial con una aldea vecina, un poco mas grande que esta, esta se especializa en recolección y búsqueda de objetos raro o antiguos principalmente, por lo que muchos de los lugareños y viajeros de la región se dedican a buscarlos y vendérselos.

Este mercado se encuentra casi al centro de la aldea, como un establecimiento viejo pero buen cuidado y con muchas mejoras arquitectónicas basadas en las estructuras de las grandes aldeas ninjas, ya que el principal propietario es un ex shinobi de Sunagakure no Sato, que participo de la 3 gran guerra ninja, y al sobrevivir decidió dejar de lado la lucha y buscar un lugar tranquilo donde pasar el resto de su vida.

En este momento me dirijo hacia allá, para ver si lo que conseguí le es de interés, y consigo algo de dinero, poseo algo pero mientras mas tenga mas seguro estaré en el futuro, es un concepto que aprendí en mis viajes.

- ¿Naruto? – oigo una voz a mis espaldas, con solo sentirla reconozco a quien le pertenece, me doy la vuelta.

- ¡Yo! – le respondo levantado la mano derecha, y mostrándole un sonrisa a la chica.

- ¿que tal la vida Saruni? – mientras veo como se me acerca rápidamente, quedando a pocos centímetros de mí.

- ¡que felicidad! – chilla, para después saltar y abrazarme.

- que pasa si apenas pasaron 3 semanas desde que nos vimos – le pregunte con algo de sorpresa, no me esperaba esa reacción de la chica, que en un pasado actuaba como el resto y me ignoraba.

- es que veo que llevas el collar que te regale, después que me salvaste de ese gran lobo-

- bueno, es un regalo después de todo y no llevo muchas pertenencias – le digo mientras miro hacia otro lado, ella me suelta y sonríe.

- no te esperaba ver tan pronto – me guiña el ojo y agrega – es que no podías soportar no estar alejado de mí ¿no? – la miro con sorpresa

- Saru… - no llegue a contestar cuando alguien me interrumpe

- vaya Naruto, no puedo creer que estés aquí tan pronto – me dice una voz tranquila, volteo mi vista con una sonrisa hacia aquella persona.

- encontré algo de interés y termine mi objetivo mas rápido de lo previsto – le conteste con alegría – ¿y como has estado Guretooku-san?

- tranquilo, no ha habido ningún evento fuera de lo normal – respondiéndome con la sonrisa habitual que me regala.

A pesar de que dije que no creo en la sociedad, siempre hay algunas excepciones y entre ellas definitivamente esta esté anciano, "él sabio del templo Jun Hayashi y líder de la aldea Guretooku-sama", lo conozco desde aproximadamente 5 años cuando termine perdido por las montañas, en ese momento a todos los seres humanos los resentía, a pesar de que yo llevo la misma sangre y cuerpo, no soporto la idea de considerarme un igual con ellos. Fuera de eso el viejo me encontró tirado en el suelo totalmente cansado y con hambre, así que contra mi voluntad y sin poder defenderme por el cansancio, me dio un refugio para pasar la noche y me alimento, al día siguiente me pidió que me quedase y le ayudara con unas tareas, y el me permitiría quedarme y alimentarme de sus comidas. Al poco tiempo me di cuenta de que había creado un pequeño vinculo con el anciano, después de un mes partí para seguir explorando, claro que despidiéndome y agradeciendo al que me ayudo mucho.

- Guretooku-sama – dijo Saruni, dándole una pequeña reverencia de respeto.

- jeje… Saruni-chan no hace falta esa clase de respeto hacia mi persona y menos viniendo de mi hermosa nieta – regalándole un pequeña sonrisa.

- "realmente es hermosa" – tiene el pelo largo pelirrojo llegándole casi hasta la mitad de la espalda, unos grandes ojos ver grises, una pequeña nariz respingada y un fino mentón, es de tez blanca casi aterciopelada. Su figura es delgada de aproximadamente 1,68 metros y con buenos atributos, viste una yukata azulada que realza su color de piel y cabello, y por ultimo una sandalias finas. – se les nota parientes – mencione con una sonrisa, al ver las caras de sorpresa de ambos – principalmente sus ojos y pelo – indique, cosa que para es fácil de percibir, el anciano conserva su pelo de tal forma que su color es de un rojo intenso y largo sin deterioro, y sus ojos igual de grises que los de la chica salvo que estos expresan gran sabiduría y tranquilidad, caso contrario en Saruni que dan a entender su energía y gracia.

- es agradable saber que un viejo como yo, se le compare con tan linda señorita – haciendo sonrojar a su nieta en vergüenza.

- ¡abuelo! – chillo, mientras giraba el rostro a un costado

- jajaja… bien, es bueno verlos tan animados, pero de momentos haré mis recados y después pasare a buscarlo Guretooku-san –les informe, no pudiendo borrar mi sonrisa por las escenas pasadas.

- te estaré esperando en mi casa Naruto, espero buenas historias – me dijo dándose vuelta. – vamos Saruni-chan ya le sacamos mucho tiempo y Kakage-san no estará mucho tiempo mas disponible.

- te espero en la casa del abuelo, Naruto – después de darme un rápido abrazo, sale corriendo – no te tardes demasiado, hoy te haré probar unas nuevas comidas – me dijo mientras avanzaba.

-.-.-

Llegada la noche me encuentro descansado en una habitación pequeña pero acogedora, después de negociar con el viejo Tsugini y llegar a un acuerdo, me dirigí a la casa del líder de la aldea, en ella los padres de Sanuri me saludaron con respeto y honor por ser aquel que salvo la vida a su pequeña. Después de eso me dijeron que me tomara un baño, mientras se preparaba la comida, le cena estaba deliciosa nunca había probado algo como aquello, aunque la chica se disculpo por no poder preparar algo mas adecuado, no podía estar mas que maravillado por el sabor de aquella mezcla llamada "Ramen", recuerdo que en el pasado ya lo había probado. El resto de la cena paso tranquila y divertida, sin duda algunas personas no merecen estar en la lista de la sociedad, ya que en ese grupo solo veo la maldad de la raza nacida para la destrucción.

-.-.-

Abro los ojos al nuevo día, que no lo aparenta al ver la poca luz, aspiro un poco al sentir una tenue esencia en el aire, mezclado con la humanidad en el ambiente que me indica básicamente el estado el clima.

- nublado y con posibles tormentas rodean la zona – menciono a nadie en particular

- veo que te has levantado temprano Naruto – me dice el anciano, mientras abre la puerta y me observa. – veo que tienes grandes habilidades para sentir el clima.

- es algo que se aprende al estar tanto tiempo viajando – restándole importancia.

- a mi me resulta interesante – dijo la joven Sanuri asomándose para después, apartar la vista sonrojada – lo siento, creí que ya estabas vestido.

- no hay problema – le respondí, mientras le sonreía – y no es nada especial que pueda predecir aproximadamente el clima.

- solo quería informaros que el desayuno ya esta servido y espero que sea de su agrado – para darse la vuelta, para que después de un rato de espaldas voltea a verme – Naruto… tengo que salir, pero me gustaría verte cuando regrese antes que te vallas de nuevo. – me dijo con un leve sonroja.

- claro, estaré aquí – al terminar de responderle, se fue caminando dejándome con el anciano - ¿Qué te parece tan divertido? – al verle sonriendo y con una extraña expresión, la verdad no entiendo mucho las expresiones y gestos de las personas, pero quien me culparía después de haber vivido toda mi vida en soledad.

- Naruto ¿encuentras linda a mi nieta? – con aires de broma

- si es una hermosa joven – le respondo con normalidad, y logro escuchar un suspiro salirle.

- veo que no has entendido, pero bien por lo poco que te conozco no es raro. – sorprendiéndome. – bueno te espero abajo, para que desayunemos y después si quieres puedes acompañarme con una actividades.

- claro, me visto y voy para allá – a lo que el viejo asintió y cerro la puerta, para mi privacidad.

-.-.-

La tarde paso rápidamente, mientras acompañaba a Guretooku-san en sus tareas diarias, no podía creer la cantidad cosas le tocaba hacer, en su mayoría se trataba de informes en su oficina, pero cada tanto se dejaban ver personas buscando su ayuda consultándole de sus problemas.

- veo que ser líder, no es algo que cualquiera pueda cumplir – le comente

- tienes razón, algunos nacen con la capacidad para liderar y otros se la ganan con esfuerzo… - me dijo

- tu sabiduría es por el esfuerzo deduzco… pero no veo que se te recompense como se debe – opine

- la razón por la que lo ago va mas allá de toda recompensa material, es la de poder brindarles mi ayuda a aquellos que la buscan, el saber que un viejo como yo es útil para los jóvenes en la guía… es toda una recompensa ver sus sonrisas y victorias en la gente que ayudo – dijo con una ligera sonrisa.

- veo que no compartimos el mismo criterio sobre las personas, aunque no dudo que hay personas por las que vale la pena algo de sacrificio. – dije con seriedad y respeto

- a pesar de ser joven has vivido muchos tormentos, y sin conocer tu pasado puedo ver en tus ojos una gran confusión y una determinación admirable, pero a pesar de todo lo sufrido tu corazón no busca venganza sino mas bien respuestas – seriamente

- tu sabiduría también es una gran virtud, y todo lo que has mencionado es cierto, pero… si guardo cierto rencor hacia las personas – le comento mientras cierro los ojos – las respuestas que busco son a demasiadas preguntas – al terminar abro lo ojos y me doy media vuelta – iré a dar un par de vueltas, estar tanto tiempo contigo aquí me a sofocado… lo mas seguro es que te vea cuando estemos en tu casa – mientras empezaba el camino hacia la puerta.

- tal vez ese sofoco es producido por tu falta de costumbre a la sociedad – me comento seriamente

- quizás… pero realmente me gusta sentir la brisa de la noche y el manto de las estrellas sobre mi – dando por terminado el asunto.

-.-.-

Han pasado dos horas desde que salí de la zona mercantil de la aldea, para adentrarme en el único parque del poblado, no es muy grande y queda casi a la salida de la aldea, pero es muy bello y natural, con muchísimas flores hermosas y el aroma en el ambiente es de mi total agrado.

Me recuesto en el pasto a mirar las estrellas, después de unos segundos cierro los ojos para respirar el embriagante aroma de las flores, pero toda tranquilidad se me esfuma al sentir en el aire un aroma que me resulta inconfundible.

- "sin duda, este apestoso olor es a sangre humana" – abro lo ojos mientras me levanto – "ese toxico aroma que no me deja tranquilo, esta cubriendo todo el ambiente" – empiezo a buscar guiado por mi olfato la dirección de aquello que me perturba.

No tengo que correr mucho para encontrarme con un sujeto, cubierto por tiras de ropas, con varias vendas rojas por la perdida de sangre, de heridas que no están cerradas todavía.

- ¿quien eres? – le pregunto mientras me acerco, con cautela.

El sujeto voltea al escucharme, es una persona de gran estatura y contextura sobre musculoso, ojos claros y pelo oscuro, este lleva en su frente una placa de metal con un símbolo en el centro. Esa tipo de placas de metal me trae recuerdos, y se quienes son los únicos en portar los mismos, solo una clase de personas.

- ninja… - murmure con una voz tan monocorde, que me sorprendió a mi mismo…

Fin del Cap….

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Espero que les guste, y dejen comentarios que todos son bienvenidos, las criticas enriquecen a los escritores y los impulsa a mejorar en el día a día.

Con respecto a mi otro fic, lo seguiré cuando me reparen mi PC, ya que los archivos se encuentran guardados ahí, y cometí el error de no hacer una copia en el pendrive.

Dark dragon hades: gracias por informarme de los errores, apenas tenga de nuevo la PC, lo arreglare, junto con el nuevo episodio.

Aviso: mientras la historia valla avanzando, muchos de los enigmas generados serán revelados.

Templo: Jun hayashi (bosques puros)