Pilas y pilas de papeleo. Era lo único que vislumbraba desde hace unos días. Era víspera de Navidad y Tormenta solo quería dormir. Nada de fiesta en Nochebuena, nada de pasar el tiempo con sus compañeros -los cuales (casi todos) habían despachado su trabajo al pobre Ceo- , nada de noche de insomnio.
— ¿Capitán Caballero Tormenta? —Quien habla al otro lado de la puerta no es nadie más que el Capitán Caballero Infierno, el único muerto viviente del templo. A menos que cierto peli azul pueda ser catalogado como tal.
—Adelante. —Ni se molestó en ponerse de pie. Hay mucho trabajo por terminar todavía. — ¿Vienes a dejar más trabajo? ¿Y cuántas veces debo decir que me llames por mi nombre?
—Lo siento... Ceo. —Se disculpa antes de agregar. —No, vengo a ayudar.
— ¿Eh?
Tormenta estuvo un buen rato observando al contrario, con las mejillas algo rosadas ante sus palabras. Infierno incluso lo obligó a dormir, asegurando que podría terminar a tiempo para la pequeña cena que tendrían en unas horas. Es evidente que no es la primera vez que se acerca a ofrecer ayuda, pero siempre le conmueve que sea el único realmente preocupado de su estado de salud, tanto físico como mental. En pocos segundos pudo volver a la realidad y, con una sonrisa, agradeció la colaboración.
Se acomodó bajo las blancas sábanas de su cama, durmiéndose apenas sintió el suave contacto de la tela contra su cuerpo. No despertaría hasta un buen rato de tan agotado que se encuentra.
—Descansa.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Fue el Señor De La Muerte quien lose encargó de arrancarlo de los brazos de Morfeo, con bastante amabilidad y delicadeza de su parte. Ceo no podía evitar sentirse como una chica cuando el mismo lo tomó entre sus brazos para poder sentarlo, permitiéndole estar más cómodo al vestirse.
Sentía una mezcla de sentimientos que revolvían su estómago, que encendían su cara, que no lo dejaba en paz ni dormido. Con él y solo con él. Con Roland. Lo tenía asumido desde hace bastante. Y soñaba con que le correspondía.
La cena transcurrió tranquila. Cantaron villancicos y canciones típicas del reino, Hielo como siempre preparó una deliciosa comida para todos. Todos se sentían felices con sus regalos o con las palabras que les dedicaban sus amigos.
O casi todos.
—Me gustas. —No podía aguantar otro segundo las mariposas que desde su interior le gritaban que debía ser valiente y confesarse. Tenía miedo de ser rechazado, o peor, que el otro ya no quisiera ser su amigo. El debía ser un 'Mujeriego', no un homosexual.
— ¿Con qué intención me lo dices? —Ladea la cabeza un tanto confundido.
—En el sentido amoroso, quiero que lo sepas. No pido que me correspondas.
— ¿Y si dijera que lo hago?
El corazón de Ceo se detuvo. En ese momento se percatan que Piedra sostenía un muérdago entre ambos, con una expresión de evidente diversión en su rostro.
— ¿Ya van a besarse? —El más alto no pudo evitar esa pregunta, sabiendo que se volvían locos uno por el otro.
La tradición dicta que las parejas que se besan bajo este símbolo pasarán por una etapa de felicidad y prosperidad, o también lo interpretan como una promesa de matrimonio. Incluso en algunas culturas se dice que chica no puede rechazar el beso bajo esta planta, debido a que le traerá mala suerte.
Tormenta e Infierno no deseaban ser la excepción, ser los únicos que no obedecían a este mandato.
Y efectivamente no lo fueron.
Y aquí revivo con un One-Shot navideño /atrasado/ ultra corto, que espero no sea de baja calidad por escribirlo rápido.
Los que lean esta blasfemia favor de dejar Review, así puedo saber en qué mejorar.
¡Gracias por leer y felices fiestas!
