Fotografía

Mito, Trabajo Número 3

10/10/07

Sí, estoy sola otra vez; hace ya mucho tiempo que lo estoy. Antes, por lo menos, escuchaba los ruidos de los que habitaban acá. Ahora nada; me lleno de polvo que me cubre, cobija, deteriora, me demuestra el paso del tiempo…

Hace unos cuantos años llegué acá, me trajeron en un álbum; estaba limpia y era admirada.

Casi todas las semanas me sacaba y limpiaba. Él suspiraba, lloraba, reía, gruñía y luego me volvía a guardar. Muchas veces me pasó a alguien que le acompañaba, hablaban de mí, de lo que contenía y aún contengo. Se quedaban minutos riendo, conversando del niño, de la luz, del mal, de la muerte.

Pero un día, aquel día lo recuerdo bien (demasiado bien), él estaba en la cama pensando; yo me encontraba entre sus manos.

-. ¿Cuánto me perdí…? – logré escuchar de entre sus labios. La casa se alborotaba. Me dejó a un lado y siento que saca su varita. Alguien sube corriendo las escaleras y abre la puerta de un golpe.

-. Es Harry… - escucho. ¡Era él! Aquel que le acompañaba algunas veces. ¿Qué sucedía? ¿Harry, el mismo que yo conocía…? Esa frase bastó para que el que me alejó se uniera al alboroto. Bajaron apresurados, eso lo recuerdo. Después, puro silencio.

Pasaron los segundos, minutos y horas y nadie venía. La planta inferior estaba en silencio, sólo se oía el murmullo de esa criatura.

De repente escuché el subir de alguien; se notaba cansado. Abrió la puerta despacio y ahogó un sollozo. Caminó hasta mí, me tomó y empezó a llorar.

¿Dónde estaba el que me trajo? ¿Por qué no subía y me sacaba de entre las manos de este hombre con la excusa que me arruinaría, como muchas veces lo hizo? Tiempo después yo entendí.

Él me secó y dejó en el armario.

-. ¡Remus…! – gritaron de abajo. Él suspira y…

Alguien interrumpe mis recuerdos, está abajo, lo escucho. No, no me quieran confundir, sé muy bien cómo camina la criatura que deambula por este lugar. Estos pasos son más pesados, pero, a la vez, silenciosos. Si la madera no crujiera tanto no me hubiese dado cuenta de su intromisión. Sube y abre la puerta de la habitación, comienza a intrusear. Siento cómo tira las cosas, sin siquiera importarle si rompe o quiebra algo. Abre el armario y registra.

El pánico se apodera de mí. Quisiera correr, pero no puedo.

Comienza a remover por aquí y por allá. Me encuentra y observa; pasa las puntas de sus dedos sobre mí…

-. Lily… - susurra.

Me toma del borde y… ¡No!... ¿Qué piensas hacer?... ¡No lo hagas!... ¡Me duele!... ¿Por qué?... ¡NO!