Es mi primer fic en toda mi vida así que no seáis muy crueles, eso sí, espero recibir críticas sean positivas o negativas, muchas gracias de antemano.


Nombre: Temiendo lo inevitable.

Autora: Anison Box

Género: Amistad, Romance.

Advertencia: Las parejas de esta historia son: Naruhina, Sasusaku, Shikatema, Nejiten...

Nota: Los personajes no me pertenecen (yo solo juego con ellos) pertenecen al grandísimo Masashi Kisimoto.

-Narración: abcdefg

-Diálogos: -abcdefg-

Pensamientos: -abcdefg-


.Temiendo lo inevitable.

.Prólogo.

Todo sucedió de una manera rápida y repentina, realmente en ese momento no sabía si correr y esconderse de su destino, o simplemente llorar en el suelo como solía hacer en su infancia, nada tenía sentido después de lo que acababa de oír, nada sería igual y eso solo ayudaba a que sus lágrimas estallaran, sucedió, como cuando en un día claro empieza a llover, así, sin más.

Hinata Hyuga no odiaba su vida, al contrario, su infancia junto a sus padres y su hermanita Hanabi, había sido de lo más feliz, el padre de Hinata, Hiashi, trabajaba en una revista de Nueva York como fotógrafo, su trabajo le llenaba y gracias a este trabajo conoció a la chica que lo enamoró, la que más tarde se convertiría en su mujer.

Al parecer tanto Hiashi Hyuga como Hikari Godo venían de Japón, claro que cada uno en una ciudad distinta. Gracias a esta coincidencia empezó a hablar con ella, a quedar y finalmente la relación floreció.

Hiashi nunca había visto a una mujer más bella, su pelo era de un color azul apagado con destellos un poco más claros, y sus ojos eran plateados como nunca los había visto, eso fue lo que lo hipnotizó, su mirada. Hiashi, en cambio, tenía el pelo largo, recogido en una coleta baja y un color marrón, sus ojos, eran acordes a su pelo, él decía que era del montón pero para Hikari, que veía más allá del exterior, le pareció la persona que le enseñaría el camino hacía una vida llena de felicidad.

Se casaron un año después y tuvieron a una niña a la que llamaron Hinata, esta era un retrato en vivo de su madre desde un principio. Su pelo azul empezaba a notarse al mes y en cuanto abrió los ojos se hizo notorio el plateado de ellos. Hiashi era el hombre más feliz del mundo, para él, tanto su mujer como su hija eran preciosas. Al cabo de cinco años nació la pequeña Hanabi, que era igual a su padre en todo salvo en que los plateados ojos de su madre volvieron a hacer su aparición en la criatura.

Vivieron en Nueva York toda su vida, su madre era una modelo muy famosa y cotizada, sus hijas habían estudiado en los colegios mejor pagados de la zona y Hiashi seguía su querido y apreciado trabajo, todo estaba bien, era una vida que cualquiera desearía, hasta aquel día…

Era el cumpleaños número dieciséis de Hinata, todos estaban preparando la que sería una gran fiesta. Sus amigos vendrían y también muchos familiares así como paparazis, pero ni siquiera eso le podía amargar la noche, porque esa era su noche, nada la estropearía, o eso creía ella…

Hinata estaba peinando su cabello, el que le llegaba ya hasta los omóplatos pero estaba decidida a no cortarlo, realmente quería tenerlo muy largo, como su madre, así que lo cuidaba mucho para que creciera sano y fuerte.

Su madre acababa de entrar en la habitación con su vestido de fiesta, Hinata lo miró, embobada, realmente era precioso. Al probárselo lo vio aún más bonito de lo que ya era, el vestido era un palabra de honor negro ceñido hasta la cintura donde hacia un vuelo hasta las rodillas de un color azul intenso, en la cintura tenía una cinta blanca que le daba juego a los zapatos blancos de tacón. Su pelo se lo recogieron en un moño donde caían dos mechones uno más largo que el otro en cada lado de la cara. Tenía un maquillaje sencillo, los ojos remarcados en negro y unos labios rosas palo, estaba realmente preciosa.

La gente empezó a llegar a la casa amigos, familia y demás, Hinata ya los estaba recibiendo, uno de sus compañeros la miró embobado, llevaba enamorado de ella unos años, pero aunque ella lo sabía siempre se había hecho la tonta, apreciaba mucho a su amigo pero no le gustaba, también estaban dos amigas, una era rubia con facciones delicadas y angulosas, a la vista de Hinata esta le parecía bastante fea, por el contrario la otra era un poco más oscura de cabellos, y sus facciones eran más brutas que la anterior pero aun así era el doble de guapa que la anterior.

-¡Hinata estás guapísima!-Decía su amiga rubia.

-Muchas gracias Kate-Niisan- Añadió Hinata con un leve rubor en sus mejillas y con una gran y preciosa sonrisa.

Kate pareció tener una cara de fastidio.

-Te he dicho mil veces que no me digas así, aquí eso no se acostumbra y queda muy estúpido.- Dijo Kate en tono enfadado.

-Ah, sí, perdona Kate, soy una imbécil…

-Bueno Sira y yo nos vamos a ver chicos, avísanos cuando sean los regalos a los invitados que siendo tu madre seguro que son geniales y habrá un montón de cámaras.

Hinata las vio irse más contentas que nada ante la mención de cámaras, Hinata estaba acostumbrada, si tenía amigos, todos ellos lo eran por conveniencia, y ella lo sabía, la verdad es que a ella le interesaba mucho más la lectura de libros, de cualquier tipo además, le encantaban, así que la mayoría del tiempo se lo pasaba leyendo, pero había algo que le llenaba aún más, cantar, la música en sí, podría pasarse días sin quitarse sus auriculares, pero en cuanto tenía que apagar la música se formaba un vacío pequeñito en su interior. Nunca le había enseñado a su madre o a su padre su forma de cantar, ellos estaban convencidos de que al parecerse tanto a su madre sería una modelo ejemplar, ya que tanto su cara como su cuerpo eran como muchos chicos decían, perfectos.

Su madre se dirigió hacía su pequeña, está siempre le hablaba en japonés para que ninguna de sus hijas perdiera el idioma y a las cámaras les costara más trabajo entender.

-Hina-Chan, mi amor, ¿Sabes dónde están tu padre y tu hermana? Me están preocupando…

-Papá me dijo que iban a por la tarta creo, aunque de eso ya hace bastante, ahora que lo pienso más de una hora seguro.

-Esto es demasiado raro…

La preocupación de Hikari empezaba a notarse, sin más fue al teléfono y marcó el número de su marido, pero este no contestó. Hinata la vio preocupada e intento calmarla diciéndole que habrían cogido atasco, allí, en Nueva York, era algo normal , al fin y al cabo, era una de las ciudades en las que más movimiento había.

-Tienes razón, seguro que en unos minutos ya llegarán.

Pero no fue así. Media hora más tarde sonó el teléfono, Hikari pensando que sería su marido cogió el teléfono a punto de gritarle a Hiashi, pero al voz del teléfono era desconocida…

Nadie parecía darse cuenta de la cara de Hikari, pero de repente se desplomó contra el suelo llorando y gritando, la música paró y Hinata y su primo Neji, que estaba de visita explícitamente para el cumpleaños de esta, fueron con el mayor pánico reflejado en sus caras.

Hikari estuvo un cuarto de hora así, la gente o simplemente esperaba paciente una respuesta o se iba por la incomodidad de la situación.

-Cuanta amistad hacía nosotros- Pensaba Hinata con desagrado, al ver esto Neji y su padre, Hizashi, hermano gemelo de Hiashi, empezaron a mandar a la gente fuera, daban disculpas y les pedían con cortesía que abandonaran el lugar, y así fue, quedó solo la familia y Hikari empezó a hablar, nerviosa, conmocionada y entre lágrimas mientras temblaba, Hinata se esperaba lo peor y lo que esperaba llegó.

Su padre y su hermana habían tenido un accidente de tráfico, ahora mismo Hanabi estaba en el hospital, pero Hiashi…había muerto en el acto, Neji y Hizashi pesé a los pensamientos llevados a Hiashi pensaron en Hanabi y con Hikari y Hinata fueron al hospital.

Cuando llegaron Hinata fue la primera en hablar, estaba nerviosa, temblando y el pánico le aumentaba a cada paso que daba.

-Perdone, somos de la familia Hyuga, acaba de suceder un accidente y hay una niña de once años que ha sido ingresada inmediatamente.

La enfermera era muy gordita con un cabello rizado y corto, miró a la niña pálida que se encontraba delante de ella y cuando escucho lo que dijo asintió bruscamente y les dijo que la suiguieran.

Cuando llegaron un médico les recibió, pero por su cara, Neji se dio cuenta de que algo no iba bien.

-No es fácil decir algo así, pero lo…

-¡DÍGAME DE UNA VEZ QUE LE PASA A MI HIJA!

-Su hija…acaba de dar su último aliento, hemos intentado todo pero el golpe ocasionado en su cabeza fue demasiado grave…lo siento mucho.

Hikari miró al suelo, sin ninguna expresión en su rostro, Hinata estaba de rodillas en el suelo, le daba igual lo que pensara la gente, solo lloraba y lloraba, Neji apoyo su brazo en ella y al ver a su prima a la que consideraba una hermana y saber que Hanabi había muerto se permitió el lujo de llorar, como nunca lo había hecho, simplemente llorar como un niño de seis años.

-¿Podríamos ir la señora Hyuga y yo a verla?- La voz de Hizashi era de miedo y tristeza, su hermano, con el que había compartido tantos recuerdos, no estaría ahí y su sobrina, esa niña tan decidida y feliz tampoco…

-¡Yo también quiero ver a mi hermana! Por favor…

-Hinata, no, lo hago por tu bien, quiero que la recuerdes con su sonrisa y no así.

Sin decir más, Hizashi y Hikari se encaminaron hacia la sala y Hinata lloró desconsoladamente al lado de su primo el cual quería como un hermano mayor.


Lo sé, es cortito pero quería dar una pequeña introducción a lo que sería la historia del personaje, espero que les gustara, ¡Saludos!

PD: Espero sus reviews con ansias :D