Historia escrita por Rhael Akhil Elyen.

Notas de autor: Fanfic inspirado en el juego Disgaea 4: A Promise Unforgotten. Clasificada M por contenido yaoi y violencia. La historia gira en un universo alterno. Los personajes están OOC (Out of character). Pareja: Fenrich x Valvatorez. Incluye a Deyco (Llamada Desco en el juego). Historia está centralizada en Fenrich.

Los personajes de la historia le pertenecen a sus respectivos creadores y a NIS.

Version Editada 02-21-14 Cambios en unas escenas y dialogos.


Una promesa bajo la luna llena

En medio del silencio nocturno se escuchan unos pasos acelerados entre la maleza. La luz de la luna llena revela una figura solitaria corriendo a toda prisa de un grupo de cazadores que le persigue. La figura llega hasta un pequeño claro donde se transforma en un poderoso lobo, su pelaje plateado y sus ojos dorados brillando majestuosamente a la luz de la luna llena. De repente el lobo da un fuerte aullido y se vuelve hacia sus perseguidores, ahora que estos han logrado alcanzarlo. Justo después que el grupo lo acorrala, la batalla entre estos y el lobo comienza.

Se puede oler en el aire el olor a sangre y a hierro. Se escuchan gritos de enojo y dolor penetrar el profundo silencio de la noche. Mientras la batalla se intensifica, cuerpos de algunos cazadores caen heridos o sin vida en el suelo. Entre arañazos y mordiscos el lobo va eliminando a sus enemigos, pero su cuerpo poco a poco comienza a rendirse ante el cansancio y las heridas graves que estos le infligieron. Su visión comienza a tornarse algo borrosa y su cuerpo cada vez se siente mas pesado, dificultando sus movimientos.

Ensangrentado y ya sin poder moverse, el lobo cae al suelo incapaz de defenderse. Pero justo cuando uno de los cazadores se acerca para propinarle el golpe que acabaría con su vida, una sombra aparece delante de él y elimina al cazador. Otros dos cazadores que se le acercan a atacarle acaban mal heridos en el suelo, retorciéndose de dolor.

El lobo permanece aun inmóvil y estupefacto ante lo ocurrido. Aun cuando no ve con claridad lo que ocurre, sabe que esa figura desconocida fue quien lo salvó de una muerte segura. Justo antes de perder la consciencia nota a la figura voltearse y dirigirse hacia él, revelándose como un hermoso hombre delgado, vestido por completo de negro, de piel nívea y cabellos largos oscuros. Justo después todo se vuelve negro.


Se escucha a lo lejos una hermosa melodía de un piano acompañada de un violín.

Un par de brillantes ojos dorados se abren lentamente, estudiando sus alrededores. Gracias a la luz de la luna que entra por las ventanas, logra percatarse del cuarto grande hecho en ladrillo en el que se encuentra. Nota las cortinas alrededor de la cama, un pequeño candelabro sin encender sobre la mesita justo al lado de la cama. Un gavetero justo al lado opuesto de la cama adornado con un hermoso ramo de flores sobre un envase de cristal y un perchero de madera al lado derecho de la cama.

El lobo ahora de vuelta en su forma natural, se pregunta: "¿Dónde estoy?"

Luego de inspeccionar alrededor, se echa un vistazo y nota los vendajes en su torso y brazos. Intenta recordar lo último que vio antes de caer inconsciente, pero en ese instante su cabeza solo está muy nublada y confundida. Aun así sus sentidos permanecen tan agudos como siempre y puede oler en el ambiente la esencia de dos demonios, un hombre y una mujer. Incluso se percata de la dirección de donde viene la música.

Él entonces decide levantarse e ir a conocer a quienes le ayudaron, pero cuando intenta moverse para levantarse de la cama un penetrante dolor en casi todo su cuerpo hace que se le escape un gemido de dolor. Así que se detiene, tratando de acostumbrarse al dolor antes de moverse lentamente fuera de la cama.

Una vez logra levantarse y abrir la robusta puerta del cuarto, este se topa con un oscuro y grande pasillo que da a diferentes recamaras. Mientras recorre hacia el final del pasillo nota unas escaleras a su izquierda que dan al primer piso del edificio, dándole la impresión de que el lugar parece mas bien un castillo. Pero para el hombre esto no tiene importancia, él solo se enfoca en encontrarse con los residentes del lugar. Una vez llega a la ultima puerta donde proviene la música, nota que esta entreabierta así que decide entrar, no sin antes dar unos leves golpes a la puerta para alertar a quienes están en la recamara, de su presencia.

La música se detiene y una vez el hombre entra ve frente a él a los dos demonios, sorprendido de que se trata de dos vampiros, un hombre muy delgado y una adolescente, ambos de piel tan blanca como la nieve y cabello negro vestidos de colores oscuros, observándolo con sorpresa.

La muchacha le ofrece una cálida sonrisa, mientras que el hombre se levanta de su asiento frente al piano y lo saluda sonriente. "Es bueno ver que ya estas mejor. Trata de no estresar mucho tu cuerpo para que no se abran tus heridas. ¿Por qué no tomas asiento? Podemos tocar una melodía mas alegre para subirte los ánimos." Le dice en un tono animado, algo que le parece muy peculiar al moreno, pues ambos son dos completos extraños. Después de pausar brevemente, el vampiro culmina diciéndole. "Oh, pero antes debo presentarme, me llamo Valvatorez y esta es mi compañera Deyco. Bueno… mas bien somos una familia." Le dice con un tono de orgullo en su voz mientras sonríe.

La chica entonces se dirige al hombre con una expresión de emoción y contentura. "Nos da mucho gusto el conocerle y tenerle como nuestro invitado."

Para el hombre de linaje de lobos, la pareja le parece muy extraña y sospechosa, siendo estos muy amigables para solo ser dos solitarios vampiros viviendo en una casa tan grande y remota. Pero por el momento decide seguirles el juego y mostrarse respetuoso. "Estoy muy agradecido por todo lo que han hecho por este humilde vasallo. Mi nombre es Fenrich, un descendiente del linaje de lobos y estoy a su servicio." Se coloca su mano derecha sobre su pecho en señal de respeto.

"Oh Fenrich, no tienes que comportarte tan formal, ninguno de nosotros es un señor. Solo somos dos demonios nobles y orgullosos que toman su responsabilidad de infligir terror en el corazón de los humanos, nada mas. Puedes dirigirte a nosotros casualmente." El vampiro comienza su discurso en un tono relajado y concluye con un tono mas intenso y apasionado. Sus hermosos ojos color sangre parecen brillar en la oscuridad.

Hay algo extraño acerca de ese hombre que le parece a Fenrich muy peculiar e intrigante. Pero no sabe exactamente que es.

Fenrich le responde inclinando su cabeza y asintiendo. Luego toma asiento en un asiento grande en metal cubierto de tela que queda cerca de la pared y justo de frente al piano.

Tanto Deyco como Valvatorez resumen sus posiciones y comienzan a tocar una melodía ligera y alegre, en comparación con la que Fenrich había estado escuchando antes de llegar a esa recamara. Es una tonada muy agradable y el ver a los músicos reflejando una cálida sonrisa mientras tocan hace que el hombre deje sus preocupaciones a un lado y se inmerse en la melodía.

Una vez la melodía culmina Deyco descansa su violín sobre una mesita y se dirige hacia donde Fenrich con una expresión de curiosidad en su lindo e inocente rostro. "Señor Fenrich, me pareció muy intrigante la manera de cómo puede transformarse en un lobo. La primera vez que lo vimos ambos pensamos que usted era un lobo normal como los demás, pero nos pareció muy extraño que esos cazadores llegaran hasta acá solo para cazar a un lobo. Ellos parecían pertenecer a algún tipo de organización por lo bien entrenados que estaban. O al menos eso fue lo que le pareció a mi señor Valvatorez."

Fenrich la mira sorprendido y por el momento se queda sin poder pronunciar ni una palabra.

Deyco entonces se ríe juguetonamente y le dice con un tono inocente. "Si no hubiese sido por que usted cambio a su forma de hombre lo mas probable yo hubiese terminado por matarlo y bebido de usted hasta su última gota de sangre. No me gusta ver a los animales ser lastimados y mucho menos sufriendo."

La expresión en el rostro de Fenrich cambia a una mas atónita.

Deyco entonces le sonríe. "Me siento muy feliz de que eso no llego a suceder."

Valvatorez se acerca y se detiene justo al lado de la chica, mirando a Fenrich directamente a los ojos. "Ciertamente hubiese sido una pena, ya que tanto a Deyco como a mí nos agrada mucho usted, Fenrich. Y ahora que lo pienso, ¿Por qué no se queda a vivir con nosotros para siempre? Tenemos una colección de animales en los predios de la mansión que puede usar como fuente de sustento. Claro que en el caso de Deyco ella solo necesita la sangre de estos, no la carne, sería maravilloso que usted la aprovechara ya que esta siempre termina por desecharse."

Fenrich los mira estupefacto, pero trata de componerse y contestarle. "Ah, pues…no lo sé. No quisiera ser ninguna molestia. Eh, bueno… lo pensaré." Aun cuando trata de disimular, su voz suena insegura y nerviosa. (¡¿Que acaso están locos?! ¡Apenas los conozco! Lo mas probable estos dos son de ese tipo de asesinos que engañan a quienes cruzan por su puerta con esos supuestos gestos de caridad y honestidad y terminan por atacar a traición, jugando juegos retorcidos con sus víctimas antes de comérselas lenta y tortuosamente. Todo esto debe ser una farsa y aunque ellos parecen muy genuinos lo mas seguro son unos actores expertos. Tan pronto me recupere me largaré de aquí.) Piensa mientras se muerde el labio inconscientemente.

Valvatorez interrumpe sus pensamientos. "Está bien, te daré tiempo para decidir. Aunque quiero aclarar que no es ninguna molestia. Hace muchísimo tiempo que no tenemos a nadie como invitado. Para nosotros esto es una ocasión muy especial." Le dice contento, sonriendo para sí.

Deyco asiente mostrándose contenta. "Bien. Entonces iré a matar a una de las gallinas para hervirla y dársela a comer a nuestro querido señor Fenrich."

Valvatorez lleva su mirada a la muchacha. "Muy bien, te dejo esa tarea mi querida Deyco. Mientras tanto yo llevaré a Fenrich a familiarizarse con nuestro humilde hogar." Le ofrece su mano al hombre para ayudarle a levantarse del asiento.

Por respeto Fenrich toma la mano del vampiro y se levanta del asiento con su ayuda, disimulando el terrible dolor que le produce ese repentino movimiento.

El trío sale del cuarto y se aventuran al pasillo donde Deyco se dirige hacia las escaleras y ambos hombres se van hacia la puerta mas cercana a la recamara en la que estuvieron charlando unos minutos antes.

Justo después que Valvatorez abre la puerta se dirige a Fenrich para invitarlo a pasar y es entonces que se percata de una mancha de sangre en los vendajes de su abdomen y una gota gruesa de sangre bajando por su piel descubierta. Los ojos del vampiro se abren grandes y sus pupilas se achican igual a las de un depredador observando con deseos incontrolables de devorar a su presa. Fenrich lo nota y su expresión cambia inmediatamente a una muy seria, agudizando sus sentidos, listo para defenderse.

Tanto el hombre lobo de piel morena como el vampiro se quedan paralizados, como si estuviesen congelados en el tiempo. Valvatorez finalmente logra pronunciar unas palabras casi como un susurro. "Estas sangrando. Parece… que se abrió… una de tus… heridas."

Fenrich puede notar en sus rojizos ojos que el vampiro tiene una lucha interna consigo mismo, pero es incapaz de despegar sus ojos del tentador líquido rojo. Fenrich frunce el ceño. (¿Acaso él está luchando por auto-controlarse? Pero él dijo que tanto él como la chica tienen animales para alimentarse, entonces, ¿Qué está pasando? Ahora mas que antes estoy convencido de que todo esto es una farsa.)

Deyco, quien está a unos pocos metros de los hombres nota la extraña situación y se acerca. "¿Qué ocurre mi señor Valvatorez?"

Entonces el vampiro logra contenerse de caer en la tentación y mira a los ojos a Fenrich. "Dejaremos esto para otro momento." Entonces se dirige a Deyco. "¿Por qué no llevas a Fenrich de regreso a su habitación? Necesita que sus heridas sean atendidas. Yo me retiraré a mi habitación, ¿está bien?"

Deyco asiente pero no logra esconder su preocupación. Ella se retira con Fenrich a su habitación para atenderlo.

El hombre se sienta en la cama mientras que la muchacha trae un envase con agua limpia y unos vendajes nuevos. Coloca todo en la mesita al lado de la cama y enciende el candelabro que yace sobre esta. Después la muchacha se da a la tarea de remover los vendajes y limpiar sus heridas.

Fenrich estudia el rostro de la muchacha, esperando que demuestre la misma reacción que el hombre ante la sangre. Pero para su sorpresa su semblante yace tan sereno como de costumbre. Entonces le viene a la mente las palabras que mencionó el vampiro cuando habló acerca de los animales que tienen en los predios de la mansión. (Él menciono que Deyco solo necesita la sangre de estos y no la carne, pero en ningún momento hizo referencia a sí mismo. Él también es un vampiro y necesita de la sangre para sustentarse. Está claro que algo anda mal con Valvatorez, ¿pero qué?)

Decidido a saber la verdad, Fenrich procede a preguntarle a la vampira aun cuando las probabilidades de que ella le confiese algo puedan ser nulas. "Deyco, ¿Por qué Valvatorez no mencionó que él también se sustenta de la sangre de los animales? Es obvio que por su naturaleza lo haga."

Deyco lo mira sin mostrar expresión alguna en su rostro. Luego baja su cabeza y sus ojos demuestran tristeza. "Mi señor Valvatorez no quiere consumir sangre. Se reúsa a hacerlo. Como veras, nosotros viajamos mucho al mundo de los humanos a infligir miedo y terror en sus corazones. A romper su voluntad para luchar para que de esa manera permanezcan siendo cobardes y miedosos. Solo así la guerra y los conflictos se detienen y los humanos logran vivir conservadoramente y en armonía. Pero hay algunos mundos de los humanos donde las cosas son muy diferentes. El miedo no existe en ellos y por ende terminan creando conflictos donde se hieren y destruyen todo a su paso."

De momento su expresión sombría se vuelve mas serena. "Pero también hemos visto humanos que sobrepasan las leyes naturales para volverse mas fuertes y superiores a aquellos de su propia especie. Algunos humanos se han vuelto fuertes por medio de creencias espirituales, experimentos consigo mismos o entrenando sus cuerpos al punto de que tienen control sobre estos. Hemos visto algunos humanos que pueden retorcer sus cuerpos a voluntad e incluso que pueden correr sin detenerse durante varios días, además de muchas otras cosas. Es con esto en mente que mi señor se ha inspirado para volverse mas fuerte y sobrepasar sus limitaciones físicas. Él ha escogido entrenar su cuerpo para poder controlar sus impulsos alimenticios y escoger a voluntad propia el momento indicado para hacerlo. Él cree que con el tiempo y esfuerzo podría aprender a controlar otras limitaciones de su cuerpo para así poder concentrarse mas en mantener a los humanos a raya. Pero él no me permite intentarlo porque dice que eso es solo un experimento y que podría ser muy peligroso para mí."

Fenrich comprende sus palabras y comparte su preocupación. "Estoy muy seguro de que eso no lo matará, pero lo deja muy vulnerable y débil como para enfrentarse a un oponente formidable."

En los ojos de Deyco comienzan a formarse lágrimas. "Yo no quiero que él siga con esto. Quiero que se alimente y siga siendo el mismo de siempre. Mi querido señor está sufriendo por esta auto-tortura. Puedo percibirlo. Su cuerpo está muy delgado y débil, ya no es tan energético como antes y sus poderes poco a poco se están desvaneciendo. No sé qué hacer para convencerlo de que acabe con esta tortura." La muchacha se tapa con las manos la boca para tratar de ahogar sus sollozos.

Ante esta confesión Fenrich está confundido e indeciso. Siente una mezcla de culpabilidad por haberlos juzgado tan severamente, pero a la vez no puede sacarse las dudas de que todo podría ser una obra bien actuada. Aun así no puede negar que el vampiro se ve muy mal como para ser una simple actuación. Así que decide arriesgarse y apostar a que todo es de verdad. "Si así lo deseas, puedo intentar convencerlo. No sé si resulte pero puedo probar a ver qué pasa."

Deyco vuelve a mirarlo mas esperanzada y se limpia las lágrimas que caen por sus mejillas. "¿Usted haría eso… por mi? No, no por mí. Por mí querido señor Valvatorez. Le agradezco de todo corazón que se preocupe tanto por mi señor. Haré todo en mi poder para ayudarle en lo que usted me pida. Gracias, muchas gracias." Le dice haciendo un gesto de reverencia y respeto hacia el moreno. El hombre simplemente le sonríe, satisfecho de que su gesto de compasión ha brindado ánimo a la muchacha.

Esta termina de limpiarse las lágrimas en los ojos y regresa a atenderle las heridas a Fenrich. Después de concluir su tarea, la muchacha recoge las cosas y se dirige hacia la puerta, pero vuelve su atención hacia el moreno. "Iré ahora a buscar el ave para preparársela a usted, mi señor Fenrich. ¿Por qué no se relaja y trata de descansar? No le hará nada bien si vuelve a lastimarse." Le dice con una expresión serena y un tono de voz suave.

Fenrich le sonríe despreocupado. "No tiene nada de qué preocuparse, estaré bien."

Deyco le sonríe y asiente, luego se marcha de la habitación, cerrando la puerta.

Fenrich mira hacia una de las ventanas, observando el cielo nocturno. Se queda reflexionando acerca de todo lo que ha ocurrido, pero en especial sobre la peculiar situación del extraño vampiro. (Le dije a Deyco que ayudaría a su señor, pero ni siquiera tengo la mas mínima idea de qué decirle. Aunque de todos modos no hay mucho que reflexionar, solo debo hacerle evidente lo obvio y convencerlo de que con esto él solo se engaña a sí mismo. Lo mas probable él se resista de creerlo al comienzo, pero a la larga lo hará de alguna manera. No es que necesite quedarme mucho tiempo para esto, solo me quedaré lo suficiente como para curarme y cumplir con mi palabra y entonces me marcharé. Tengo que devolverles el favor a esos malditos del Abaddon por haberme intentado cazar y por herirme de esta manera. Ese desgraciado cabecilla del grupo me las va a pagar por haberme atacado a traición. Haré que se retuerza en su propia sangre antes de acabar con él y su maldito gobierno de cobardes.) Al revivir en su mente los sucesos aprieta con fuerza los puños y sin darse cuenta da un gruñido. Pero después se compone y suspira profundamente. "Pero por ahora iré a ver como sigue el chico vampiro." Dice para sí con un tono de frustración. Procede a levantarse de la cama y sale del cuarto.

Una vez en el pasillo se ve en la obligación de usar su olfato para localizar al vampiro. Sigue el rastro hasta arribar justo frente a la puerta donde ocurrió aquel incidente con Valvatorez. Fenrich se detiene y toma un respiro. (No debería hacer esto, pues estaría irrumpiendo su privacidad. Mejor espero para otra ocasión.)

Él se da la vuelta y se dirige hacia las escaleras para irse a investigar el primer piso. Pero justo cuando pisa el primer escalón la puerta que da hacia el cuarto del hombre pelinegro es abierta. Las miradas de ambos hombres se encuentran nuevamente.

Es el vampiro quien rompe el silencio. "Fenrich… ¿No deberías estar descansando?" Le dice en un tono mas sorprendido que preocupado.

El moreno le sonríe. "Por favor mi señor, no se preocupe, estoy bien."

Valvatorez camina hacia donde él. "Pude sentir tu presencia en el pasillo, muy cerca de la puerta de mi habitación. ¿Hay algo que pueda hacer por ti? No hay necesidad para ser modestos, puedes pedirme lo que gustes." El hombre le dice amablemente y le ofrece una sonrisa.

Fenrich lo mira atónito. (¿Pedirle lo que guste? ¿Acaso él siempre habla tan descuidado? ¿O es que él es simplemente demasiado honesto? Cualquiera podría aprovecharse de él y estoy seguro que nunca se daría cuenta. Jamás había conocido a alguien así, tan ingenuo.) El lobo aclara su garganta y se dirige al pelinegro. "Oh, no por ahora estoy bien. Pero gracias por su amable oferta."

El vampiro se ríe para sí. "Comprendo. Pero no olvides que la misma sigue en pie. Dejando eso a un lado, me preguntaba si querrías acompañarme a la biblioteca. Está en el primer piso justo a la izquierda."

El lobo peli-plateado asiente y le dice cortésmente. "Sería un honor, mi señor."

Satisfecho con la respuesta del moreno, el vampiro le dice muy animado. "Muy bien. Entonces vamos, Fenrich."

Ambos hombres bajan hacia el primer piso y se dirigen a la biblioteca. Allí Fenrich observa cientos de libros muy bien organizados en estantes por toda la recamara.

Valvatorez enciende un candelabro grande que queda justo sobre una mesa en el centro de la habitación y luego se dirige a donde el lobo. "Estos libros pertenecen a diferentes regiones del Netherworld, el mundo de los humanos y uno que otro de Celestia. La mayoría son escritos literarios pero también hay algunos de estudios científicos, historia, religión y cultura. Como sabrás, sin estas referencias es difícil poder entender los escritos literarios, ya que la gran mayoría son afectados por las experiencias que vive el escritor y reflejan sus mas profundos pensamientos y creencias." Mientras admira su colección toma un hondo respiro. "Ah, las maravillas que uno puede crear solo con un pedazo de papel y lápiz. No importa cuántas veces leas el mismo libro siempre hay algo nuevo por descubrir." Le dice al peli-plateado con un tono de intriga y pasión en su voz.

Fenrich reflexiona. (Así que esta es la razón por la que él es tan ingenuo. Vive completamente desconectado de la realidad del Netherworld a tal grado que es difícil creer que es un demonio. Es como si tanto él como Deyco vivieran congelados en el tiempo.) Entonces interrumpe al vampiro. "No puedo evitar sentir curiosidad por saber cuánto tiempo lleva mi señor coleccionando libros. ¿Tal vez cien años?"

Por primera vez nota a Valvatorez muy pensativo. "Hmmm, a decir verdad no lo sé. Creo que he perdido por completo la noción del tiempo. Ya ni siquiera puedo recordar la fecha de mi cumpleaños o en que año estamos. Mis disculpas por no poder contestar apropiadamente. ¿Acaso eso es algo importante para ti?"

Fenrich le sonríe. "No, para nada mi señor, haga caso omiso de eso."

Valvatorez le devuelve una sonrisa y entonces se acerca mas al moreno, colocando su mano sobre el hombro de éste. "Solo quiero que sepas que puedes leer cualquier libro que gustes." Se queda unos segundos en silencio, algo pensativo, estudiando el rostro del lobo.

Fenrich lo mira extrañado. Pero justo cuando va a abrir la boca para preguntarle el vampiro le dice con un cierto grado de pasión e intriga en su tono de voz. "Nunca lo mencione, pero esta es la primera vez que estoy con un demonio de tu raza. No puedo contener mi curiosidad de saber cuan fuerte eres cuando estás en esta forma. Es solo que te vi pelear contra esos cazadores cuando estabas en forma de lobo y me pareció muy fascinante. Tal rapidez y precisión con cada ataque, simplemente asombroso."

Aun en la luz parpadeante del candelabro, Fenrich puede notar cada detalle del hermoso rostro de Valvatorez. A tan corta distancia entre ellos no puede evitar oler el intoxicante pero delicioso aroma de su cremosa piel. Pero también puede sentir la energía mágica fluir por el cuerpo de éste, aun cuando esta es débil. Al sentir la mano del vampiro deslizarse de su hombro hacia su brazo, no puede evitar sentir su corazón detenerse por un segundo.

Valvatorez se percata de la inexpresividad en el rostro del moreno. "¿Qué ocurre Fenrich?" Su voz denota algo de preocupación.

Fenrich coloca su mano sobre la mejilla de este, su semblante se vuelve mas sombrío. "Mi señor, ¿Por qué decide torturarse de esa manera? Su cuerpo, sus poderes mágicos, todo en usted poco a poco está decayendo. Apenas puedo sentir su energía, en cuando los vampiros se destacan por sus potentes poderes mágicos. Incluso en esta luz tenue puedo notar cada curva de su esqueleto. Yo sé que no estoy en la posición de exigirle una explicación a esto, pero no pude evitarlo. Y puedo notar que Deyco sufre por usted." Fenrich frunce el ceño, recordando a la muchacha frustrada llorando amargamente.

Valvatorez lo mira estupefacto, incapaz de pronunciar una palabra. Lleva su mirada al suelo y suspira profundamente. "Deyco te dijo todo, ¿no?" Su voz suena por primera vez inexpresiva. Ante esto Fenrich se sobresalta y traga hondo.

El vampiro entonces vuelve su mirada de regreso a los ojos del lobo. "No estoy molesto, no te preocupes. De todos modos no existen secretos entre nosotros. Ven, quiero mostrarte algo." Su voz y semblante vuelven a mostrar serenidad. Él abandona la recamara, seguido por el hombre moreno a unos centímetros de distancia. Lo lleva de regreso al segundo piso, hasta la puerta que pertenece a su habitación. Una vez la abre invita al peli-plateado a pasar.

El lobo estudia la habitación, notando el elegante ataúd justo en el medio, a la izquierda las ventanas adornadas con unas gruesas cortinas de tela negra, dos puerta completamente abiertas que dan hacia un balcón, el perchero de madera a su derecha y un gavetero en madera igual que el de su habitación justo frente al ataúd y sobre éste un jarrón grande en cristal con flores coloridas. Mas arriba colgada en la pared yace una pintura enmarcada de un hombre muy guapo elegantemente vestido. Al enfocarse en los detalles del rostro, Fenrich nota que se trata de Valvatorez en toda su gloria. Pero cuando lleva su mirada al Valvatorez que yace al lado de él observándolo, no puede evitar pensar que el vampiro, en el pobre estado en el que se encuentra solo parece la sombra de la persona que muestra el cuadro.

Valvatorez rompe el silencio. "Yo escogí esto, mi querido Fenrich, para poder sobrepasar las limitaciones de mis ancestros y mi raza. Demostraré que los humanos no son los únicos capaces de romper con sus límites, ganaré total control sobre mi ser y evolucionaré. Y algún día no tendré que temer a la luz del día, ni a las debilidades de mi linaje. No es mi meta el convertirme en el mas poderoso, solo quiero poder enfrentar a esos humanos que se creen poderosos y superiores, incluso que nosotros y hacerles ver que no son mas que un grupo de tontos, cobardes que viven engañándose con una aberrante mentira. Estoy muy seguro que cualquier noble y orgulloso demonio tomaría la misma decisión que yo." Su voz denota enojo pero también la ardiente pasión de su convicción.

Aun así para Fenrich lo que hace el vampiro es algo demasiado extremista. En especial porque los vampiros normalmente se desarrollan mas en el ámbito de la magia y los conjuros que en lo físico.

Fenrich decide tratar de introducir algo de lógica en la mente del hombre. "Mi señor, ¿no le parece que es mas prudente y eficaz el mejorar aquellos aspectos en los que su raza se especializa? Usted simplemente podría convertirse mas fuerte que los demás vampiros solo con enfocarse a desarrollar sus poderes mágicos. Esa, pienso yo que es su mejor arma, pues la gran mayoría de los humanos carece de estas habilidades."

Valvatorez le sonríe al lobo muy entretenido. "Como esperaba, tu lógica es impresionante. Pero, hay algo que le falta. Y es que todo vampiro siempre ha deseado poder viajar bajo el sol sin tener que sufrir las terribles consecuencias que eso normalmente implica. Además, incluso Deyco me ha comentado esto. Pero aparte de eso, ya estoy en medio de éste experimento y sería una lástima tener que echar a perder todo este tiempo que le he dedicado por algo tan trivial como el sufrimiento y el estrés que causa en mi."

Fenrich se queda estupefacto. "¿Algo tan trivial? ¡¿Como puede ser trivial el hecho que está llevando su existencia a un estado auto-destructivo?! Y no solo eso, tanto usted como Deyco están sufriendo. ¿Desde cuando los insignificantes humanos son mas importantes que el bienestar y la felicidad de un demonio? ¡No veo ninguna lógica en su teoría!" Le dice con un tono de voz muy irritado.

El pelinegro se queda en silencio, observándolo con un semblante inexpresivo.

Fenrich se aleja del hombre, tratando de controlar su ira. Camina justo hasta el pórtico del balcón, dejando que la luna llena bañe con su luz su cuerpo. Mientras observa la luna toma un hondo respiro.

Valvatorez se le acerca, pero mantiene una distancia entre ambos. "Fenrich, yo sé que dices esto porque te preocupas, pero…" Nunca llega a terminar la oración ya que el lobo lo interrumpe. "No la has visto llorar, ¿verdad? Me refiero a Deyco. Yo sí. Justo cuando me limpiaba las heridas."

El vampiro abre los ojos grandes, impactado por la noticia.

Fenrich vuelve su mirada hacia los ojos rojizos de Valvatorez. "Yo me ofrecí a persuadirte para que cambiaras de parecer, pero veo que eres mucho mas testarudo de lo que imaginé. Pero quiero que sepas que aunque trates de cambiar tu naturaleza no conseguirás nada. Nadie puede reescribir su propia existencia. Solo cuando hayas aceptado eso es que entonces podrás volverte tan poderoso como quieras."

El moreno comienza a notar en los ojos del vampiro signos de que su convicción comienza a quebrarse. Ve lentamente la sombra de la tristeza opacar su brillo. Mientras lo observa, reflexiona. (Finalmente pude atravesar sus defensas, vaya, para ser alguien tan ingenuo me resultó difícil el poder convencerlo. Quien sabe cuánto tiempo lleva intentando esa locura auto-destructiva. Pero debo admitir que para estar tan débil logró deshacerse de los cazadores como si nada. Si tan solo pudiese ver su potencial al máximo, podría juzgar si en verdad vale la pena ofrecerle mis servicios. Pero para llegar a eso tendría que sacrificar mi libertad y permanecer a su lado indefinidamente. Aun así prefiero servirle a un hombre digno como Valvatorez que al bastardo cobarde que comanda el Abaddon.)

Fenrich se le acerca a tal punto de que siente el respirar del pelinegro sobre la piel descubierta de su pecho. Es entonces que coloca su mano sobre la mejilla del pálido vampiro. "Usted me preguntó hace un rato acerca de mi poder en esta forma. Puedo decirle que soy fuerte y rápido, pero es pura fuerza física. Y a diferencia suya mi señor, no puedo usar magia o conjuros. Es cierto que me vuelvo mucho mas poderoso cuando hay luna llena, pero solo ocurre una vez cada mes. Al igual que usted mi poder es mas concentrado en la noche, pero en mi caso no me afecta para nada la luz del día y puedo viajar en ella. Si eso es lo que usted desea, yo puedo ofrecerle mi poder, mi cuerpo y mi existencia, pero solo si desiste de seguir con ese experimento inútil." Le dice reflejando en su voz seriedad y determinación.

Valvatorez se sobresalta, moviendo su cabeza en negación. "Yo no… n-no puedo aceptar eso, Fenrich. No quiero que te vuelvas mi vasallo. Y-yo puedo buscar otra manera para lograrlo. ¿Acaso todo esto es porque te salvé de esos rufianes? Pero no, no tienes que darme nada por eso. Es suficiente con que vivas y disfrutes de la oportunidad que te ha dado el destino."

Fenrich coloca su dedo pulgar sobre los suaves y pálidos labios del hombre. "Quiero que ambos hagamos una promesa con la luna como testigo. Quiero que usted me prometa que jamás volverá a auto-destruirse o hacer cualquier locura como esa. Y yo le prometo que le daré mi lealtad, mi poder y mi existencia por toda la eternidad. Y como prueba de esto, tiene que beber mi sangre."

Valvatorez se queda congelado e incapaz de pronunciar una palabra, como si le hubiesen robado el aliento.

El lobo observa con curiosidad la reacción del pelinegro. (Uno nunca sabe lo que cada quien esconde detrás de la máscara de bondad y honestidad hasta ponerlos a prueba. Veamos si en realidad eres lo que demuestras ser por fuera. Aunque sé que estoy tomando una movida riesgosa, debo hacerlo si deseo saber la verdad.)

El moreno le sonríe. "¿Acaso es una decisión tan difícil de tomar?"

Pero el vampiro lo mira escandalizado. "Pero… ¿Por qué harías cosa igual? ¡Apenas nos conocemos! ¡¿Cómo sabes que soy digno de merecerte si ni siquiera conoces mi pasado?!"

El lobo da un suspiro profundo. "No requiero de mucho tiempo para conocerte, eres muy fácil de leer gracias a tu ingenuidad. Sé que no eres solo palabras cuando dices que eres un demonio noble y orgulloso, pues actúas de modo que quieres ser un modelo digno a seguir para Deyco. Que sigues tus ideales a tal punto que te aíslas del mundo entero con tal de lograrlos. ¿Acaso necesito saber algo mas?" Le dice lo último con un tono sarcástico.

Valvatorez se queda estupefacto. "Uh… um…no. Creo que eso lo resume todo." Reflejando en su tono un aire de sorpresa e incredulidad.

Fenrich le sonríe con una sonrisa satisfecha, sintiéndose al final triunfador por haber desarmado por completo al vampiro de sus ilógicos ideales.

El pelinegro suspira profundamente, sintiéndose derrotado. Entonces sus ojos color sangre se encuentran con los ojos dorados del lobo. "Está bien mi querido Fenrich. Si esto es lo que quieres, yo Valvatorez, como el demonio noble y orgulloso que soy, te doy mi palabra de jamás volver a cometer un error como ese y de beber tu sangre como prueba de mi promesa." Él se queda observando al lobo a los ojos, después de verle asentir es entonces que coloca una mano por el lado del cuello de éste y la otra sobre su brazo. Luego se le acerca, llevando su rostro hacia el cuello del moreno. Fenrich puede sentir el cálido aliento del vampiro sobre su piel, se queda en silencio mientras reflexiona. (Lo vi una vez luchar contra sus instintos para mantenerse firme en sus locos ideales evolutivos. Ahora que los ha echado a un lado, quiero ver si se mantiene así de firme en su noble moral o termina cegándose y cayendo presa de ellos. Un gran control mental en un vampiro podría reflejar lo poderoso que es para controlar las magias.)

Al tener frente a sus ojos el cuello expuesto del hombre, Valvatorez comienza a perder el control ante sus terribles impulsos de consumir la sangre del otro a causa de la inanición. Pero justo en el momento en que se dispone a enterrar sus afilados colmillos sobre la suave piel del moreno es que éste se detiene y se retracta, temiendo las consecuencias nefastas que tendría tal acto si él se dejara consumir por sus instintos. En el peor de los casos su ahora sirviente acabaría muerto. Sintiendo un gran dolor en su corazón por no cumplir su palabra es que entonces Valvatorez baja su cabeza, evadiendo los ojos del peli-plateado por completo. "Lo siento mucho Fenrich, no puedo hacerlo. No quiero que termines herido por mi culpa. Jamás me lo perdonaría."

El lobo lo mira con intriga pero luego toma al vampiro por la barbilla para gentilmente volver su rostro hacia el de él, de modo que ambos quedan mirándose a los ojos. "No tiene porque disculparse mi señor, después de todo yo le pedí que hiciera algo muy riesgoso dadas las circunstancias. Le ofrezco mis mas sinceras disculpas."

Pero el pelinegro inmediatamente le dirige la palabra. "Todo está bien, no debes disculparte. Aun así yo deseo mantener la promesa que te hice y como prueba de ello consumiré la sangre de los humanos."

Fenrich apenas puede contener su regocijo. (Como lo imaginé, él es alguien de mente cristalina, demasiado honesto y bondadoso para su propio bien. Aun si no resulta ser mas fuerte que yo, al menos sé que puedo confiar en él mas que en mis antiguos compañeros cazadores. Con un poco de persuasión podría lograr obtener su apoyo para derrocar a los desgraciados y a su debilucho líder. Hm, hm… todo a su tiempo.) Entonces le sonríe al vampiro. "Si mi señor, me complace mucho oírle decir esas palabras. Y como le prometí, soy suyo desde este momento y para toda la eternidad." Él entonces coloca su mano sobre su pecho y se inclina levemente frente al pálido en señal de respeto hacia su ahora señor. El vampiro permanece congelado ante el acto de reverencia del moreno, pues nunca antes había sido tratado de tal manera.

Justo después Valvatorez toma la mano del hombre entre las suyas e inclina su cabeza en muestra de agradecimiento. "Gracias mi querido Fenrich. Gracias por haber creído en mi y aceptado mi palabra, por la promesa y por todo lo que has hecho por mí y por Deyco. Siento mucho haberte preocupado tanto." Entonces vuelve a mirar al moreno, esta vez mas calmado y le sonríe. Fenrich se queda atónito, sintiendo la suave y delicada mano del vampiro en la suya. Pero inmediatamente le devuelve una sonrisa.

Entonces el pelinegro deja ir la mano del moreno. "No era mi intención estresarte innecesariamente. Así que, ¿por qué no vamos a echarle un vistazo a lo que hace Deyco? Probablemente esté intentando algún tipo de experimento con el ave. Esta es la primera vez que intenta cocinar y solo espero que no queme la cocina." Su voz sonando animada nuevamente.

Fenrich piensa. (Oh, maldición. Dejé que todo este asunto me distrajera demasiado y me olvidé por completo de la vampirita. No debí haberla dejado ir a hacer nada. ¿Porque tuve que olvidarme de ese detalle de que los vampiros no saben nada acerca de cocinar o de comida?) Sin darse cuenta su expresión cambia a una de preocupación e incomodidad.

Para suerte suya el pelinegro no lo nota y se dirige a la puerta. "Vamos, Fenrich."

El moreno lo sigue a pocos centímetros de distancia. Una vez bajan las escaleras, el lobo puede oler en el aire el olor a leña encendida, a sangre, a una gallina y a la muchacha. Tanto él como el vampiro llegan a donde está la cocina, que no es mas que una especie de chimenea con unas barras en metal sobre la leña encendida en llamas, sosteniendo una cacerola de hierro honda. Fenrich nota un rastro de sangre en el suelo y a la muchacha observando como la gallina ya desplumada se hierve en el agua caliente.

Deyco se voltea al verlos a su lado. "Seguí las instrucciones del libro al pie de la letra, mi querido Valvatorez. Le corte la cabeza, le pelé la piel y la eché a hervir." Le dice al vampiro con una sonrisa.

El hombre le devuelve una sonrisa contenta y llena de orgullo. "Estoy muy orgulloso de ti, mi dulce Deyco. Me siento tentado a intentarlo. Después de todo esto es algo que la mayoría de los demonios y los humanos hace. ¿Por qué no lo hacemos juntos la próxima vez?"

La vampira se ríe muy complacida con un aire de inocencia. "Sería sensacional, mi señor. De esa manera nuestro querido Fenrich no tendría que preocuparse por alimentarse. Nosotros cuidaremos de él hasta que se recupere completamente."

Valvatorez asiente complacido. "Ciertamente."

Fenrich suspira aliviado de que no ha ocurrido ningún desastre. Entonces se dirige a la muchacha. "¿Acaso le pusiste algún ingrediente?"

Ella lo mira confundida. "¿Ingrediente? Oh, el libro menciona algo acerca de ingredientes, pero no comprendo a que específicamente se refiere. Pero no, yo solo coloqué el ave en el agua. ¿Pero para qué son los ingredientes?"

Fenrich le explica. "Bueno, puedo comerla así como esta. Pero los ingredientes son para realzar el sabor de la carne. Normalmente ésta es bastante insípida, con excepción del sabor de la sangre. Tengo algo de conocimiento sobre esto, pero no soy ningún cocinero. Para eso existen los Prinnies, que son unos sirvientes que se encargan de hacer este tipo de cosas."

Valvatorez se sorprende ante el nombre de estos seres. "Oh, ¿te refieres a esos seres con aspectos de pingüino? Sé que existen en este mundo y en Celestia, pero solo aquellos con poder son los que los tienen en su servicio. Es de conocimiento común que estos seres albergan en su interior el alma de humanos corruptos que trabajan para pagar por sus pecados."

Fenrich asiente. "Eso es correcto, mi señor. Y si usted lo desea, una vez me recupere, yo podría traer un par para que trabajen para usted."

Deyco se queda atónita. "¿Usted haría eso, mi señor Fenrich?"

Fenrich orgulloso, se ríe para sí muy complacido. "Por supuesto. Tengo mis conexiones."

Valvatorez se queda algo pensativo, incapaz de decidirse. Pero al ver a Deyco muy contenta cambia de parecer. Ella se le acerca, riéndose para sí. "Con mas compañía nuestro hogar seguramente se volvería mas animado. Estoy segura de que son mucho mas lindos en persona que como los describen en algunos libros. ¿Aceptaría su oferta, mi señor?"

El pelinegro se dirige al lobo. "No veo por qué no. Muy bien Fenrich, dejaré esto en tus competentes manos."

Fenrich le sonríe satisfecho y asiente. "Todo es por mi señor."

Después de un largo rato, Deyco y Valvatorez se encargan de servirle el pedazo de pollo a Fenrich siguiendo sus consejos, ya que ambos ciertamente apenas tienen conocimiento básico de la cocina. Una vez el moreno come su alimento, lo vampiros se retiran a descansar, pero el hombre se queda despierto hasta justo antes del amanecer.


Fenrich se despierta por el sonido de pasos fuera de su cuarto. Puede oler la esencia de ambos vampiros, pero la de la muchacha es particularmente mas fuerte. Es una mezcla de su olor corporal con aroma a jazmines, en comparación con el vampiro que tiene su olor mezclado con aroma a miel y almendras.

El moreno se levanta de la cama, con un poco menos de dificultad que la noche anterior. Abre las cortinas de una de las ventanas y nota que ya ha caído el sol, faltando solo unos débiles rayos de luz en la distancia.

Éste entonces decide salir de la habitación a saludar a la pareja de vampiros. Una vez sale del cuarto se encuentra en el pasillo con Deyco, quien carga en sus manos un florero similar al que hay en su habitación.

Deyco lo saluda con una sonrisa. "¿Cómo se encuentra mi querido señor Fenrich? ¿Descansó bien?"

Fenrich le sonríe. "Si, muy bien, gracias por preguntar. ¿Y usted?"

Deyco se ríe, incapaz de esconder su alegría. "Me siento sensacional, gracias. Oh, casi lo olvidaba, mi querido Valvatorez está ansioso por hablar con usted. Me pidió que le dijera que pasara a verlo en cuanto se despertara. Él está en ese cuarto. Tienes su permiso para entrar." Le señala la puerta que va después de la que corresponde a la habitación de Fenrich, justo al final del pasillo.

Fenrich asiente. "Muy bien, gracias por hacerme saber. Sin embargo, antes de marcharme quiero saber si necesita ayuda con el jarrón que lleva en las manos. No me molestaría ayudar."

Deyco lo mira sorprendida. "Oh, no se preocupe por esto, mi señor, puedo cargarlo con bastante facilidad. Puede que no parezca musculosa, pero tengo fuerza formidable. Pero estoy segura que si atestiguara lo fuerte que es mi señor aun en su delicado y frágil estado, se llevaría una gran sorpresa." Le dice con aire de orgullo en su voz.

El peli-plateado le sonríe intrigado. "Heh, no lo dudaría. Está bien, iré al encuentro con mi señor. Nos vemos en un rato."

La vampira le sonríe y asiente.

Ambos se marchan por sus respectivos caminos. Una vez Fenrich está justo frente a la puerta, da unos leves toques para hacerle saber al vampiro de su presencia. El lobo deduce que esa recamara es un baño por el fuerte olor a humedad y al placentero aroma que el vampiro siempre expide de su cuerpo. Escucha la voz del hombre al otro lado de la puerta indicarle a que entre, así que él obedece.

Aun cuando el cuarto yace casi a oscuras, con la excepción de la luz tenue entrando por la ventana, Fenrich logra ver claramente la figura de Valvatorez, al desnudo y sentado al borde de la bañera exprimiendo con gentileza su largo cabello negro.

Una vez Fenrich se da cuenta de ello, lleva su mirada al suelo, evitando observar al pelinegro directamente. "Uh… a- aquí estoy mi señor, como usted lo ordenó."

Escucha una risita escapársele de los labios al vampiro. "No hay necesidad para estar tan elusivo, ambos somos hombres. ¿Por qué no cierras la puerta y vienes junto a mí? No me agrada charlar tan distanciado."

El lobo asiente y le obedece. Una vez cierra la puerta éste se dirige a donde el hombre, deteniéndose a varios centímetros de distancia de éste. Desde donde se encuentra, Fenrich puede ver cada detalle de la figura del vampiro. Su pálido cuerpo muestra los signos de desnutrición extrema a los que se sometió éste, cada hueso de su cuerpo revelándose, cubiertos solo por una capa de piel. Y cuando lleva su mirada a los brazos y las manos del vampiro, nota las incontables marcas de mordeduras auto-infligidas, un signo de la lucha interna de éste por controlar sus deseos de alimentarse. Él moreno intenta esconder su pena y horror, pero es incapaz.

Valvatorez se dirige a él en un tono inexpresivo, mientras lleva sus manos a descansar sobre su regazo. "Es repulsivo, ¿no? Jamás dejé que Deyco me viera las manos. No creo que hubiese soportado ver eso de todos modos. Pero esto es una prueba de lo determinado y comprometido que estoy con mi responsabilidad de someter a aquellos arrogantes e ignorantes humanos. Aun así, no hubiese valido la pena tanto sacrificio, si al final eso hubiese llevado a que Deyco me abandonara. Para mi nada es mas valioso que el amor de un ser querido. Creo que fue la mano del destino que te trajo a mí para hacerme ver la realidad. Pero bueno, ya eso quedó en el pasado." Cierra sus ojos y pausa por un momento. Su semblante muestra sus mas profundos sentimientos de arrepentimiento.

Fenrich se agacha lentamente para no lastimar sus heridas y coloca una rodilla sobre el suelo. Toma la mano de Valvatorez y la posa entre las suyas. "Mi señor ya no debe atormentarse mas con esas memorias. Lo que importa es el presente y que aún conserva a la persona que ama. Estoy seguro que esta vez tomará las decisiones correctas sin dejarse cegar por la desesperación."

Sus palabras provocan una reacción de alivio en el rostro del vampiro. Éste mira nuevamente al lobo, conectando sus miradas. Entonces con su mano libre acaricia la mejilla del moreno. "Has sido muy bueno conmigo desde el comienzo, hasta el punto de poner tu confianza en mí, así que no te decepcionaré. Deyco y yo viajaremos al mundo de los humanos a cumplir con nuestro deber y como lo prometí, recuperaré mis poderes con la sangre de estos. No sé cuanto tiempo nos tome regresar, pero me preguntaba si estarás bien por tu cuenta dada la gravedad de tus heridas. ¿Si quieres puedo decirle a Deyco que se quede contigo?"

Fenrich le dice sonando muy seguro de sí mismo. "No mi señor, no es necesario. Mis heridas ya han comenzado a sanar, así que no tienen nada de qué preocuparse. Estaré bien."

Valvatorez le sonríe como si hubiese estado esperando esa respuesta por parte del hombre. "Sabía que dirías eso. Bien, entonces no te molestaría si te traigo un obsequio de nuestro viaje, ¿verdad?"

El lobo le sonríe muy complacido. "Usted es muy amable, mi querido señor. Lo que me traiga estará bien para mí."

El pelinegro le sonríe muy satisfecho con su respuesta. "Muy bien, ahora que ya todo está decidido, me prepararé para el viaje." Ambos hombres se levantan. El vampiro toma una toalla y comienza a secarse el cabello.

Pero Fenrich lo interrumpe. "Mi señor, ¿me permite ayudarle?"

El vampiro le sonríe y asiente. "Oh, claro. Eres muy amable mi querido Fenrich." El peli-plateado toma de las manos de su señor la toalla y se posiciona justo detrás de él y comienza a secarle el cabello gentilmente.

Valvatorez se dirige al lobo nuevamente. "Por cierto, hay unas vestiduras guardadas en el perchero de tu habitación que podrían entallarte. Son algo antiguas pero aun se conservan en muy buen estado y limpias. En el pasado estas le pertenecieron al padre de Deyco, pero como sabrás, él ya no se encuentra en éste mundo. Fue una idea muy brillante la de ella de llevarlas hasta tu cuarto, pues estas van muy acorde con el tamaño de tu cuerpo. Ambos esperamos que sean de tu agrado y que puedas usarlas como mas gustes."

El moreno le dice aun envuelto en su tarea. "Muchas gracias, mi señor. Ambos son muy amables." (Oh rayos, lo mas probable sean un montón de harapos pasados de moda y de mal gusto. Pero sería peor no tener nada para vestir, así que no me quejaré.)

Una vez el peli-plateado termina con su tarea el vampiro toma otra toalla colocada sobre el mueble del lavamanos y seca su cuerpo. Mientras lo hace Fenrich curioso observa el reflejo de éste en el espejo. "Perdóneme por preguntarle esto mi señor Valvatorez, pero yo había escuchado que las personas de su raza no se reflejan en el espejo y sin embargo yo puedo ver su figura reflejada en el mismo."

El vampiro se ríe juguetonamente mientras mira su reflejo. "Lo que dicen no es completamente falso, pero es un rumor que comenzó en el mundo de los humanos y se esparció rápidamente a los demás mundos. Es cierto que en el mundo de los humanos no podemos reflejar nuestra imagen en el espejo, pero eso se debe a nuestros poderes mágicos. Recuerda que nuestro Netherworld y Celestia se rigen por otras leyes naturales mucho mas complejas y diferentes que aquellas del mundo mortal de los humanos. Cabe mencionar que los pocos humanos que desarrollan habilidades místicas apenas alcanzan un decimo del poder en comparación con muchos demonios de nuestro mundo. He escuchado que existen demonios señores que podrían incluso acabar con un planeta entero y estar como si nada."

Fenrich se sonríe impresionado. "O sea, en pocas palabras, mientras los humanos se vanaglorian de su escaso poder, en la realidad ellos solo están rasgando la superficie de lo que verdaderamente significa el poder. ¡Ha, ha! Eso es tan típico de ellos."

Valvatorez asiente. Se voltea para estar de frente al moreno, pero por alguna razón su semblante denota algo de pena. "Ciertamente. Pero no es correcto pensar que todos los humanos son iguales. Lo mismo nos ocurre a nosotros los demonios. Los humanos y los celestianos tienen ese mismo concepto erróneo de que todos nosotros somos iguales, me refiero en cuanto a crueles y viles. Pero ninguno cae en cuenta que la raíz de ese mal está en nosotros mismos y se llama discriminación. Y sin duda, que ese es solo el primero de muchos otros males."

El lobo lo mira intrigado, sintiendo admiración por el hombre. Piensa. (Al comienzo juzgue ciegamente a mi señor por ingenuo, pero veo que hay mucho mas en él de lo que muestra a primera instancia. Su visión y su filosofía, aunque algo extrema por aquello de la inanición, van mas allá que la de cualquier otro demonio que haya conocido. Él es verdaderamente impresionante.)

Entonces el lobo coloca su mano sobre su pecho y baja su cabeza en señal de respeto. "Estoy en completo acuerdo con usted, mi querido señor Valvatorez. Debo agradecerle por haber aclarado mis dudas y por compartir su sabiduría conmigo."

El vampiro le sonríe muy complacido. "Me llena de alegría saber que ambos compartimos la misma ideología. Y si tienes mas preguntas, estaré mas que contento en contestarlas. Después de todo, disfruto mucho de nuestras charlas, mi Fenrich."

El moreno asiente sonriéndole. "Me complace mucho oír eso, mi señor. A propósito, ¿ya termino de hacer uso de las toallas? Puedo ir a colgarlas en algún lugar, si lo desea."

"Oh sí, ya terminé. Aquí tienes, Fenrich." El pelinegro le entrega ambas toallas. "Solo colócalas sobre el toallero de la derecha." Le señala hacia la pared de la derecha del moreno.

El lobo obedece y termina su tarea. Justo después se dirige a Valvatorez, quien está por vestirse. "Si ya mi señor no requiere de mi ayuda, ¿podría darme permiso para ir a ayudar a Deyco en sus tareas? Siento que pasa el tiempo mas rápido si lo utilizo para ayudar."

El vampiro se ríe para sí. "Muy bien, pero por favor tratar de no estresar tu cuerpo mas de lo necesario, ¿está bien?"

Fenrich asiente y una vez se despide de éste con su usual saludo respetuoso, se marcha del baño y se dirige a buscar a la vampira. Utilizando su agudo sentido del olfato logra localizarla sin mucho esfuerzo, justo en los predios de la mansión. La ve sobre un pequeño jardín de flores recogiendo algunas de estas, lo mas seguro para colocarlas en los jarrones.

Sin siquiera estar muy cerca, la muchacha se voltea hacia el moreno y le saluda con la mano. El lobo le responde el saludo de igual forma y se acerca. "Señorita Deyco, tiene una habilidad para percibir la energía de otros muy impresionante."

La muchacha le sonríe complacida. "Gracias por el cumplido, mi señor Fenrich."

El hombre le responde sonriendo. "¿Hay algo en lo que pueda ayudar?"

Ella regresa a su tarea. "Oh, no se preocupe, ya casi termino. Pero no me molesta la compañía." Deja escapar de sus labios una dulce e inocente risa. "Por cierto, ¿Le gusta vivir aquí, mi señor Fenrich?"

El moreno mira a la vampira y luego estudia los alrededores. "La compañía es placentera y el lugar es muy bonito y pacifico. No tengo razones para quejarme. Aunque debo decir que no estoy acostumbrado a compartir un hogar con nadie."

Deyco se voltea para mirarlo, una expresión de preocupación ensombrece su lindo rostro. "Así que eres un hombre solitario. ¿No tienes familia?"

El hombre la mira sin expresión alguna. "Bueno, sí, pero nos mantenemos distanciados. Es solo que me gusta vivir por mi cuenta, es todo."

La vampira se levanta con las flores en las manos y se le acerca. "Lo siento si te hice sentir incomodo, mi intención no fue involucrarme en un tema tan delicado. Mis disculpas."

El moreno mueve su cabeza en negación, su semblante vuelve a mostrarse mas relajado. "Todo está bien, no hay necesidad para pedir disculpas. ¿Ya terminaste tu tarea?"

La muchacha asiente. Justo después ella se le acerca y le entrega una flor mucho mas diferente que las demás. Fenrich la mira muy extrañado. Deyco le sonríe. "Recogí esa flor solo para usted, es una flor muy rara y hermosa. Representa amor y confianza, es verdaderamente un tesoro. Quiero que la conserve como símbolo de nuestro lazo como familia y también porque quiero agradecerle desde lo mas profundo de mi corazón por haber ayudado a mi amado señor Valvatorez. Es gracias a usted que él ha decidido alimentarse nuevamente y ser la persona de antes. Muchas gracias. Si no hubiese sido por usted yo habría perdido toda esperanza de que eso sucediese." Ella inclina su cabeza en señal de respeto y gratitud.

Fenrich esta aun algo estupefacto por el acto de la chica pero se compone y le dice, "Eh… si. De nada."

Deyco le sonríe muy contenta "Mi señor Fenrich, ¿Qué le parece si regresamos a la mansión? Estoy segura que nuestro querido señor debe estar algo preocupado por nosotros."

El lobo le sonríe y asiente. Ambos vuelven al hogar. Allí Deyco limpia y organiza las flores para hacer los arreglos florales que decoraran cada habitación. Fenrich le ayuda llenando los envases de cristal de agua y llevando cada arreglo ya terminado a las tres habitaciones.

Una vez terminan se reúnen con Valvatorez, quien se encuentra en el salón del piano tocando una melodía. Una vez percibe a ambos en la habitación concluye la melodía y se dirige a donde ellos.

Deyco es quien le dirige la palabra. "He terminado con mis tareas. Espero no haber tomado mucho tiempo."

El hombre le sonríe y mueve su cabeza en negación. "No hay porque apresurarse, tenemos todo el tiempo del universo." Entonces vuelve su atención hacia Fenrich. "Es tiempo de irnos. Mi querido Fenrich, la casa esta a tu disposición, así que puedes hacer uso de lo que quieras. Pero por favor trata de descansar. ¿Está bien?"

El lobo le hace un saludo en señal de respeto. "Es usted muy gentil, mi señor Valvatorez, pero no tiene por qué preocuparse. Esperaré ansiosamente el regreso de ambos."

El vampiro le sonríe satisfecho y asiente. Entonces él procede a hacer uso de sus poderes mágicos, abriendo un portal hacia el mundo de los humanos. Ambos vampiros cruzan el portal y una vez ellos desparecen éste de deshace.

Fenrich se queda pensativo, observando el lugar donde ambos vampiros yacían parados hace apenas unos momentos atrás. Una sonrisa llena de intriga se forma en sus labios. "Solo un demonio con poderes formidables como un overlord es capaz de abrir un portal así entre dos mundos. Y el ver que Valvatorez puede hacerlo aun en el estado en el que se encuentra es verdaderamente fascinante. No puedo evitar sentir curiosidad por lo que éste pueda lograr una vez haya recuperado su poder. Naturalmente, mis instintos aun no me fallan, desde el momento que lo vi supe que él era toda una caja de sorpresas. Eso y mas. Heh, heh, heh, heh."


Notas de autor: Primero cabe mencionar que cambie el nombre de la muchacha porque me desagrada ese nombre de DESCO que tiene en el juego, a mi me parecio mas bien las siglas de una compañía que el nombre de una muchacha. Asi como el presidente en el juego que tiene su fuerza especial Abaddon, el Minotrose es el hombre a cargo ,en pocas palabras no existe el viejo estupido ese de presidente en este fic. Y bueno, como lo sugiere la categoria, el proximo capitulo tiene yaoi no apto para menores. La historia seguira viva siempre que tenga reviews, porque me desanimo mucho si no hay quien la lea.