Lo escrito en cursiva son flashbacks.
South Park no me pertenece, yo escribo por mera diversión.
Sus pies se movían con pesadez sobre la nieve, el helado viento del invierno le golpeaba en la cara haciéndole temblar en menor medida por el frío, abrazándose a si mismo para proporcionarse un poco más de calor siendo en vano.
Las lágrimas no hacían otra cosa más que acrecentar el frio al darle de lleno en el rostro la corriente de aire, los escalofríos le recorrieron todo el cuerpo y sus dientes castañearon.
El chico en estas condiciones era Phillip Pirrup o mejor conocido por todos como Pip, apodo dado por los niños que la mayor parte del tiempo le molestaban en la escuela.
Aunque eso la verdad no le importaba porque era una persona que perdonaba aun si los demás no fueran merecedores, porque su corazón era demasiado noble y puro para aquel mundo y parecía no darse cuenta que por ello podía salir fácilmente lastimado, justo como acaba de ocurrirle.
Sus lágrimas continuaban saliendo sin control alguno, sorbió su nariz y frotó ambas manos intentando calentarlas, caminando sin rumbo había dado a para al lago, donde para su fortuna podría estar solo sin ser molestado por alguien. Tomo asiento en una banca del lugar y permitió que sus cabellos dorados le cubrieran el rostro para finalmente llorar desconsolado.
Era difícil para él tener que sufrir todos los días el acoso escolar que terminaba casi siempre con nuevos moretones en su cuerpo como para sumarle el mal de amores por el que estaba pasando.
Porque Phillip Pirrup estaba enamorado y lo peor del asunto es que era del mismísimo hijo del diablo: Damien Thorn.
Quien parecía jugar con él y sus sinceros sentimientos como si fuera lo más divertido del mundo.
Era como si fuera el juego del sube y baja, porque en momentos le hacía ver que le importaba y lo trataba como si fueran amigos y en menos de lo que se daba cuenta estaba siendo también molestado por él. No entendía como es que funcionaba la lógica de un demonio ni parecía estar seguro de querer saber pero no podía evitar que su corazón se sintiera oprimido cada que Damien encontraba un nuevo modo de herirlo, y lo peor de todo es que el anticristo parecía disfrutar de ello ya que no necesitaba tocarlo para conseguirlo. Podía decirse que Pip era su pasatiempo favorito.
Tal y como demostró ese mismo día.
-P-Por favor, déjenme en paz- pedía al borde de las lágrimas Pip, que se encontraba en posición fetal en un intento por evitar que lo golpearan los chicos que lo hostigaban en ese momento.
Le tiraron del cabello y lo patearon hasta que al final terminaron por aburrirse y lo dejaron ahí solo tirado en la fría nieve del patio.
Cuando se aseguró de estar solo se levantó temeroso y sacudió su ropa intentando verse lo menos desalineado posible.
Y apenas puso un pie dentro de la escuela supo que su sufrimiento de aquel día apenas empezaba.
Caminó un poco temeroso por los pasillos hasta que llego a su casillero y lo abrió para sacar el libro que usaría para su próxima clase. Al cerrar su casillero se encontró con un par de ojos escarlatas que le miraban detenidamente.
-Hola Damien- saludó Pip sonriéndole tímidamente, el otro siguió observándolo como si buscara algo en él. El rubio sentía su cara arder ante tanta atención de parte del recién llegado.
Bajo la mirada avergonzado, sintió como su cabello era acariciado por el azabache, tragó saliva nervioso. Damien apartó la mano y le mostró lo que sostenía, Pip arqueó confuso una ceja al ver una ramita entre sus dedos, la cual el pelinegro tiro hacia él.
-Eres un tonto.- se limitó a decir, el inglés miro entristecido el piso a la vez que estrujaba parte de su ropa con las manos.
Le ponía triste cuando Damien le trataba mal como todos los demás chicos.
Tal vez hoy era uno de esos días en los que Thorn lo trataría mal.
-Te veo en el almuerzo, más te vale llegar a tiempo.- dijo para después revolverle el cabello y luego irse de ahí.
Los ojos azules resplandecían ante lo ocurrido y su boca se curveo en una sonrisa ante lo dicho por su "amigo" pensado alegre que tal vez no era uno de esos días.
Apenas escucho el timbre que anunciaba el receso salió entusiasmado a buscar al otro, caminaba alegre por los pasillos buscando con la mirada al anticristo y entonces lo vio, paró en seco su andar.
Damien platicaba con una chica, la cual obviamente le coqueteaba ya que se acercaba demasiado a él y jugueteaba con sus dedos sobre su pecho.
Pip apretó los puños inconscientemente y pudo darse cuenta que Damien se percató de su presencia y esbozó una sonrisa, una que le dio muy mala espina al inglés.
Pudo ver desde su sitio como Damien llevaba sus manos a la cintura de la chica y la traía mas hacia si para luego besarla con pasión siendo correspondido de inmediato por la fémina.
Pip se quedó petrificado en su lugar sin ser capaz de moverse como si sus pies hubieran echado raíces, tampoco podía apartar la mirada de lo que acontecía unos metros más adelante.
Era testigo de cómo los labios de Damien se movían sobre los ajenos con destreza, Pirrup tragó saliva con pesadez debido al nudo que se le estaba haciendo en la garganta.
Y entonces se percató de un detalle: Damien jamás le había quitado la vista de encima.
Besaba a la joven mientras observaba con sus brillantes irises carmesí al británico, como si estuviera burlándose de él con la mirada, no despegó ni un segundo su vista de los orbes azules.
Pip comenzó a percatarse de que su visión comenzaba a volverse borrosa debido a las lágrimas que se acumulaban en sus ojos.
Cuando el azabache se separó de la otra sonrió satisfecho mientras una mirada victoriosa y burlona era dirigida al blondo, que hasta que alguien choco por accidente con él fue capaz de moverse y decidió huir de ahí corriendo sin importarle si se saltaba las clases o no, solo quería alejarse de Damien, quien intencionalmente acababa de romperle el corazón.
Por esa razón era que estaba en ese lugar solitario llorando.
Damien era consciente de sus sentimientos y por lo mismo se divertía a expensas suyas y le lastimaba de algún modo u otro. Tratándolo como un simple juguete que le divierte de vez en cuando y deja a un lado cuando le resulta aburrido.
Y aunque ya debería de estar acostumbrado debido al trato que recibe casi a diario de parte del otro, no puede evitar que le duela.
Porque amaba al pelinegro y ese detalle parecía solo divertir a Thorn.
Abrazó sus piernas y sollozó lastimeramente una vez más.
Eglantina: quien te quiere te hará llorar.
Hola a todos, no se libraran tan fácil de mí (?)
El día de hoy descanso así que es probable que suba varios fics que tengo guardados, así que hasta pronto~
PD: perdón si se me paso algún error.
