"Salvando el Pasado para Cambiar el Futuro"

Harry Potter / Luna Lovehood/Severus Snape

Aclaraciones: Todo es de J.K Rowling, de no ser así, Snape estaría vivo.

Todo en cursiva son pensamientos o recuerdos. Los (*) tienen explicaciones al final de cada capitulo.

Prologo

La muy Antigua y noble familia Black, una de las más conocidas familias mágicas de la Gran Bretaña, tenía su mansión familiar ubicada en el número 12 de Grimauld Place en Londres. Claro que solo era visible para el ojo humano si estos estaban en la cabeza de un mago, en caso contrario la gente solo vería los números 10 y 14 de dicha calle.

La mansión de Grimauld Place poseía innumerables cuartos, todos ricamente adornados y decorados. Sin embargo, habían visto mejores tiempos antes de la decadencia final que azoto a dicha familia, que culmino con la muerte del último varón Black. Sirius Orión Black, ex auror. Criminal convicto, absuelto post mortem y padrino de un tal Harry James Potter, alias el Chico-que-vivió.

Ahora mismo, dicho individuo, se encontraba en la biblioteca de dicha familia con su cabeza entre libros y pergaminos polvorientos y amarillos que ahora serian de su propiedad, según el testamento de dicho Black.

Había pasado casi un año desde el final de la batalla en Hogwarts y Harry aun no había hallado consuelo.

¿De qué le servía haber parado la guerra, si todos los que amaba estaban muertos y bajo dos metros?

Al final había optado por investigar entre los libros de la, muy oscura, biblioteca de Grimauld Place, sobre una solución al problema…

Viajar en el Tiempo…

Hasta ahora había encontrado tantas teorías como opiniones. Algunos hablaban sobre paradojas en el tiempo, o él como el viajero podría hacer cosas para impedir su nacimiento. Otras hablaban sobre "la piedra en el rio", es decir, que una piedra (o evento) podría generar muchas ondas en el rio, pero no por esto el mismo perdería su cauce o dejaría de fluir como siempre.

A Harry, todas esas teorías le sirvieron para determinar la fecha de su arribo al pasado. Las vacaciones de Navidad, desde el 20 de diciembre hasta el 1 de enero.

Según sus cálculos, si él nació el 31 de agosto, su madre debería haber salido embarazada alrededor de noviembre de 1979, por lo que a su arribo, ella ya tendría alrededor de dos meses de gestación y por lo tanto no habría riesgo de evitar su nacimiento.

También en esa fecha, todos los horcrux ya estaban creados y escondidos en los mismos lugares que en el futuro y ya sabía cómo destruirlos además.

Veneno de Basilisco y Fuego Demoniaco (*)

Sus ojos verdes vagaron sobre la mesa donde tenía todo lo necesario para su viaje…

El pensadero de Dumbledore…

Todos los recuerdos tanto del director, como de Snape y de varios otros…

Un frasco con colmillos de basilisco…

Un frasco con lagrimas de Fénix…

La mochila mágica sin fondo de Hermione…

Y un acompañante por lo demás muy particular… Luna Lovehood

Curiosamente había sido ella, la que le había dado la idea de buscar en la mansión Black información sobre el tema y había sido también ella la que le había ayudado con las runas y los cálculos. ¡Debería haber tomado Aritmancia y Runas en Hogwarts!

Al final Luna era la única quien nunca parecía juzgar a Harry, o tratarlo como el chico-que-vivió, para ella él sólo era un compañero más de clases, pero con muy mala suerte, mucha incomprensión y enfrentado constantemente a batallas con los rumores y habladurías. Era el perfecto contrapunto en su vida.

Ella era rubia y el era moreno…

Ella tendía al optimismo y el al pesimismo…

Ella era una persona de mente abierta, el era un incrédulo…

Ella le sonrió.

- Tienes la cabeza llena de nargles, Harry

- ¿podrías alejarlos, por favor?

- la única forma de alejar a los nargles es sacando de la cabeza las preocupaciones inútiles –finalizo con una sonrisa y un pequeño beso sobre su casi desvanecida cicatriz. Al comienzo a él le había costado aceptar ese gesto, puesto que de recordar lo que simbolizaba esa marca le hacía sentir molesto.

- ya esta –dijo ella- ¿vienes a comer?

- sí, sólo estaba dando un último vistazo a todo esto para asegurarme que lo tenemos todo.

- oh Harry, eso es culpa de los nargles. Ellos te están haciendo dudar de lo que estás haciendo. Deja eso y no te preocupes más.

- tienes toda la razón, es culpa de los nargles –le concedió él- gracias por deshacerte de ellos.

Nunca, desde que Victor Krum le dijo que los snornaks vivían en las montañas cerca de Durmstrang, que había vuelto a dudar sobre nada de lo que decían ella o su padre. Y menos después de los horcruxs y las tres reliquias de la muerte.

- ¿Qué hay de comer?

- asado de cordero

- suena delicioso Luna

- Harry

- ¿sí?

- lo conseguiremos

- lo sé

OoOoOoOoOoOoOoO

- rry… Harry… -el moreno abrió los ojos ante la voz de Luna, que estaba arrodillada a su lado mirándolo con unos lentes extravagantes- ¿Cómo estás?

- bien… creo… ¿funciono?

- ¡claro que sí! ¡Mira a tu alrededor! –Harry se levanto y se enderezo como pudo para poder mirar a su alrededor. Estaban en la antigua fábrica de acero cerca de Spinner's End, la cual estaba tan abandonada como en el futuro. Esa fábrica había sido la fuente de ingreso principal de los que habitantes de esa zona de Londres durante más de tres décadas, quienes habían visto florecer una gran cantidad de casas, colegios y negocios varios, para los nuevo dueños de esas casas, en su mayoría trabajadores de la misma fábrica, hasta que vino la crisis del acero que llevo a la empresa a la quiebra, dejando a mas de 800 familias en la deriva económica. Lo que llevo a la ruina al anteriormente prospero barrio. La mayoría de los trabajadores emigro a otros lados, pero unos pocos persistieron en ese lugar, fuera por falta de dinero, fuera por falta de deseos de progreso.

Dentro de esas familias estaban Los Evan's y los Snape's. Los Evan's eran ambos maestros de escuela, mientras que en los Snape's eran un matrimonio peculiar, él había sido trabajador de la fábrica, ella había sido una bruja sangre pura desterrada por su familia, en el instante en que supieron que se casaba con un muggle. Al comienzo las cosas habían sido bastante felices entre ambos, pero entonces pasaron dos cosas: la primera fue la caída y cierre de la fabrica que dejo a Tobías Snape, sin dinero y con un severo alcoholismo, que dilapidaba los pocos dineros de la familia, lo que obligo a su esposa a trabajar aseando casas (cosa fácil cuando se es una bruja, aunque por desgracia no muy bien pagado en esos días) y acarreo constantes peleas entre ambos.

Y la segunda, su hijo único, Severus Tobías Snape, era un mago. El pequeño tendría escasos 4 años cuando tuvo su primer brote de magia accidental, el cual además no fue para nada sutil. Tobías tenía el hábito de jugar con su hijo levantándolo en el aire, haciendo como que el pequeño volara. Y un día el pequeño hizo eso exactamente. Levito unos cuantos centímetros para alcanzar el jarro de galletas que su madre había dejado en un estante, ante la atónita mirada de su padre quien no daba crédito a lo que veía. El problema radicaba en que Tobías Snape tenía otros planes para su hijo, él no quería que hiciera cosas raras como su esposa Eileen, el quería un hijo con quien jugar a la pelota, que fuera a la misma primaria que él y que fuera al ejercito o a la marina, como lo había hecho él y su padre antes de él.

Esto fue lo que detono las peleas más fuertes entre ambos, puesto que ella decía que su hijo era perfectamente normal, y que la magia era un don maravilloso, mientras que Tobías decía que él no pagaría por la educación de los de ese tipo de gente.

Harry no pudo evitar pensar en que tan similares habían sido, o eran, Snape y él. Sus infancias habían sido igual de desastrosas, pero Harry al menos había tenido amigos que lo querían, Severus no había tenido a nadie. A nadie excepto Lily

- ¡fantástico! –dijo enderezándose como pudo para luego contener una nausea- aunque es como viajar en traslador

- ¿A dónde quieres ir primero? –pregunto Luna

- ya que estamos aquí, vayamos a buscar al profesor Snape. Según lo que averiguamos, él ya habría conseguido su puesto como profesor en Hogwarts.

- Slughorn se retira a fin de este semestre, y de momento el profesor Snape tiene a su cargo a los alumnos de primer a cuarto año, para que sea más fácil para los alumnos –confirmo Luna- me pregunto ¿Cómo se vera de joven? Debe tener ¿Cuánto? ¿20? ¿21? ¿Seguirá igual de sexy que cuando nosotros íbamos a clases?

- ¡Luna Lovehood! –Se escandalizo Harry- ¿Snape? ¿Sexy? ¡Por dios!

- oh, ¿no lo sabías? Había muchas chicas, y algunos chicos, que estaban muy enamorados del profesor Snape, sobretodo en Ravenclaw.

- pero se supone que los Ravenclaw son los inteligentes

- pues por eso mismo. A los Ravenclaw les atrae la inteligencia y no había nadie más inteligente que Snape en Hogwarts. El profesor Flitwick solía invitarlo a tener charlas y debates con nosotros en la sala común de Ravenclaw. Deberías haber oído sus comentarios sobre modificaciones a la ley de ingredientes exóticos y sus importaciones desde países asiáticos que no estaban en el tratado internacional de Singapur de 1672 ¡el hombre era un genio!

- ¿Cómo me lo perdí? –dijo con un leve toque de sarcasmo

- Oh no te preocupes, puedo mostrarte los recuerdos con el pensadero, cuando quieras.

- gracias Luna, pero creo que mejor nos apuramos en ir a buscar a Snape –agarraron sus cosas y salieron del edificio con un hechizo desilusionador.

Al llegar a las puertas de la antigua, ¿nueva?, dirección de Snape, Harry quito el hechizo sobre él y Luna, para llamar a la puerta, pero entonces una voz sonó detrás de él.

- ¿Potter? ¿Qué diablos haces aquí?

Oh si, Harry reconocería ese tono de voz en cualquier lado. Suave, pausado, muy de tenor de ópera. Se giro con lentitud y pudo ver a su ¿antiguo? Profesor de pociones parado detrás de ellos cargando unas bolsas.

Su cara, por primera vez para Harry, mostraba un sin número de expresiones, la mayor siendo desconcierto.

- oh, profesor Snape! –Luna interrumpió el duelo de miradas, al hacer algo muy de ella… Se lanzo hacia el profesor Snape y le dio un abrazo y un beso en la mejilla, dejando a ambos hombres congelados- ¡estoy tan contenta! ¡Está vivo! Aunque no lo crea, disfrute mucho sus clases en Hogwarts. Sobre todo los debates en la sala común de Ravenclaw.

Si la situación hubiera sido diferente Harry se hubiera puesto a rodar por el suelo de la risa. La cara de Snape valía un Hogwarts entero. En especial la rosadez que cubría sus mejillas y la punta de sus orejas, por la efusividad de Luna.

- señorita, le aseguro que debe estar cometiendo un error, dudo mucho que haya tenido clases conmigo en Hogwarts. –contesto Snape. Harry quería reírse, pero supo mejor que hacerlo, sobre todo porque Snape lo estaba confundiendo con su padre

- Luna, primero tenemos que explicarle al profesor Snape de que estamos hablando –se acerca con cuidado extendiendo su mano derecha- mucho gusto Profesor Snape, mi nombre es Harry Potter –Snape tomo la mano de Harry y dijo

- ¿pariente de James Potter, asumo?

- efectivamente. Ella es mi prometida Luna Lovehood

- hola profesor Snape

- ¿pariente de Xenophilius Lovehood?

- sí, algún día será mi papá

- ¿Qué?

- hay algún lugar donde podamos hablar en privado Profesor Snape? –pregunto Harry

- vengan conmigo –dijo retomando la marcha, con Luna aun agarrada de su brazo y Harry al otro lado de Luna.

OoOoOoOoOoOoOoO

(*) Fuego Demoniaco (*): En ingles Fiendfyre.