Este Fic participa del evento navideño de Facebook: Santa Slash!, y es un regalo para mi amiga secreta Kiri Guadalupe.
Fiebre
—Bitácora personal del primer oficial Spock, fecha estelar 2257.114, mi situación hormonal ha empeorado, he empezado a sentir los síntomas del Plak Tow, la fiebre en la sangre, mis objetivos han sido desde el primer síntoma evitar hacer evidente mi irritabilidad hacia los demás, manteniendo el máximo aislamiento posible desde que los síntomas se presentaron, sin embargo, no pude evitar llamar la atención del capitán de la nave al discutir con la teniente Marcus después de que sus acciones al reemplazarme como oficial científico, en una misión de exploración en la que su ineptitud provoco que el Capitán se acci... — Accidentara quiso concluir, pero antes de poder controlarse una oleada de ira lo consumió, el recuerdo del Capitán, su Capitán herido por culpa de esa mujer le cegaba... Antes de poder recuperar la compostura ya había destrozado de un golpe su computadora personal, los pedazos de la pantalla se habían disgregado por todo su alrededor. Su cuerpo se sentía como si estuviera en llamas, consumiéndose lentamente por una indestructible flama, sin hacerse esperar el sudor se deslizó por frente.
La misión actual, que demandaba su serenidad era prácticamente habitual en la nave, en necesidad de reabastecimiento la tripulación se dirigía rumbo al planeta Parthenon 559, donde servirían además de custodia para un consorcio minero de la federación con el derecho legal para extraer del mismo varios tipos de cristales valiosos, entre ellos cristales de dilitio, fuente principal de energía en cualquier nave estelar, de los cuales Scotty había solicitado mínimamente dos de reemplazo, los mismos se habían agotado ya una vez al pasar de cerca una tormenta iónica, al escapar de esta la fuerza de atracción que efectuaba hizo que los motores Warp dejaran de funcionar, por mantenerse demasiado tiempo en factor Warp 8, no quería que eso volviera a suceder, sin embargo Spock estaba seguro de no ser de ninguna utilidad en ese estado, y decidió hacer lo más lógico, estar de baja hasta que todo eso terminara.
Las puertas del camarote del Capitán de la nave se abrieron dando el paso al Primer Oficial Spock quien con sus elegantes y firmes pasos se encaminó directamente hacia su capitán con un PADD en su mano izquierda y una estoica mirada. El capitán Kirk se rascaba la barbilla con una mano mientras trataba de repasar en su mente el rápido parloteo de Chekov y la alegre voz de Scott, quienes actuando como si se hubieran hallado en un bar en vez de la cafetería del Enterprise, comentaban como una anécdota risible una descripción de su Primer Oficial y amigo cometiendo un hecho que parecía inverosímil por donde se lo escuchara, según su amena charla que se entre mezclaba con la estrepitosa risa de quienes ocupaban esa mesa y las disimuladas de los tripulantes en las aledañas, el Señor Spock había tenido una discusión acalorada con la teniente Marcus después de la sugerencia de esta de tomar su lugar en las próximas misiones exploratorias en esa zona del cuadrante Alfa V, sin embargo al verlo entrar tan entero, tan sereno no podía terminar de creerlo.
—Spock... Disculpe no lo esperaba —Dijo el rubio percatándose de la mirada del medio Vulcano sobre su pecho, acababa de tomar un baño y aún no se había terminado de poner el uniforme, dejo sobre un mueble la toalla húmeda que colgaba de su cuello y atino a ponerse rápidamente su remera negra, aunque creyera que su primer oficial no se fijaba en eso no quería darle la impresión de que ese res un ejemplo de exhibicionismo— ¿Puedo serle de ayuda en algo?
—Asi es... Quisiera que revisara esto y pudiera firmarlo —Dijo extendiéndole el PADD en el cual se leía claramente que Spock estaba solicitando una baja temporal para análisis y descanso.
—¿Quiere pedir un permiso?, nunca había pedido uno, claro que no llevamos tanto tiempo en esta misión de cinco años —Dijo queriendo sonreír por Spock, pero la verdad era que le disgustaba la idea de alejarlo de él— Me temo que estamos lejos de la órbita de Nuevo Vulcano, pero puede pasar su permiso en cualquier planeta de recreación cercano.
—No es necesario Capitán, es mi deseo pasar el tiempo que dure mi descanso en confinamiento en mi camarote —Dijo llevando rápidamente sus manos detrás de su espalda, no entendía exactamente porque, pero estando cerca de su Capitán sus manos tendían a estar temblorosas, su cuerpo entero se sentía como si estuviese sufriendo una especie de sismo, y el mismo concluía al parecer en la yema de sus dedos.
—Esa es una petición inusual Spock —Dijo sin mostrar un atisbo de sorpresa en su expresión, Spock era por definición según Jim "Inusual", aunque él preferiría la palabra especial para describirlo— Cualquier persona preferiría estar en una isla paradisíaca, y supongo que saliendo con la teniente no extrañaría la compañía de una hermosa mujer.
Dijo sin poder evitar carraspear la lengua, aunque no quisiera admitirlo la relación de Spock con esa mujer le molestaba. Firmo con un poco de desgano el permiso y se lo entregó de nuevo en mano.
—Eso es todo, lo bueno es que si lo necesito por cualquier emergencia podre hallarlo fácilmente —Dijo el rubio sonriendo de lado.
—¡No!... —Respondió Spock en un tono alto, que daba la impresión de estar un poco exasperado— Es decir, eso es imposible Capitán, no deseo que nadie interrumpa mi confinamiento.
—¿Por qué?, ¿Es por alguna clase de ritual Vulcano? —Pregunto tratando de indagar, aunque no demostrando demasiado interés, quería evitar parecerle invasivo a su primer oficial, sabía que él no era precisamente una persona abierta y no quería que se sintiera incómodo.
—Sí... Uno del que erróneamente creía que estaba exento —Dijo asintiendo levemente— Eso es todo... Adiós Capitán, a sido un gran amigo.
Jim se quedó pensando en sus palabras un buen rato después de que Spock saliera de su camarote, ¿Qué había sido todo aquello?, al parecer su primer oficial no se estaba comportándose como lo hacía usualmente, y a pesar de que a veces quería tomarlo por los hombros y sacudirlo para que derribara ese muro de lógica que los separaba, que hacia que no le comprendiera y le sacaba desquicio cuando hablaba fríamente de cosas por las cuales él no podría hacer lo mismo, agradecía que Spock fuera así, que pusiera sus pies en la tierra y le ayudara a ver las cosas desde un punto de vista distinto.
—Capitán, enfermería, venga inmediatamente Jim —Dijo la voz del Jefe médico de la nave a través del intercomunicador, preceptiva mente molesto, y por su tono de voz, cabía la posibilidad de que lo estuviera incluso más que de costumbre, y solo existía un sujeto a bordo capaz de ponerlo en ese estado... Spock.
—¿Qué sucede Bones? —Respondió en voz firme y clara, mientras se ponía su camiseta amarilla dispuesto a dirigirse allí si era necesario.
—Haga entrar en razón a su comandante, el equipo de seguridad le trajo después de discutiera con Uhura en el Pasillo y se niega a dejarse revisar —Dijo en voz alta.
—Voy en camino, manténgalo en la enfermería —Dijo preocupado saliendo a pasos apresurados, ni siquiera se percató de las demás personas en el turbo elevador cuando subió y se dirigió a la enfermería.
—¿Cómo está él? —Preguntó a penas cruzo la puerta del ala médica. Al verlo inmediatamente se acercó a su camilla, se hallaba inconsciente, como si se hubiera quedado dormido después de un duro trabajo, aún así los músculos de su rostro, de sus mejilla y su frente estaban tensos, su mano derecha se acercó a su cabello para correr su flequillo desordenado de su frente, pero por instinto la misma se detuvo y retrajo a escasos centímetros, como temiendo despertarlo si lo hacía.
—Debería mejor preguntar por los guardias que le trajeron, uno de ellos tiene la muñeca rota y él otro dos costillas fisuradas —Dijo midiendo sus signos vitales, de los cuales Jim no comprendía nada, cual humano con esas lecturas extrañas estaría herido o enfermo de gravedad, pero para él era lo natural.
—Se que Spock se disculpara apenas se encuentre bien de nuevo, eso no es importante ahora —Dijo molesto, en este momento la salud de cualquier otro individuo le parecía irrelevante— ¿Qué es lo que tiene?, ¿Por qué esta inconsciente?
—No se que es lo que tiene aún, pero sospecho que él si lo sabe, su lógico y racional primer oficial estaba actuando como un bárbaro de sangre verde y por eso tuve que sedarlo, le inyecté un potente Hypospray, como para poner a dormir a una colonia de Gorns, y aún así tuve que amarrarle los pies para que se quedara quieto hasta que le hizo efecto —Le explicó Bones para que viera la dimensión del problema.
Mientras los dos hombres discutían sobre el estado actual del medio Vulcano, éste abría lentamente los ojos encontrándose con la vista de perfil de su Capitán, no entendía porque exactamente, pero estar cerca de él le devolvía algo de la tranquilidad que creía evaporada por culpa de la fiebre, se sentó con dificultad debido al entumecimiento causado por el suero que le habían inyectado.
—La bella durmiente despertó, vea si puede sacarle algún tipo de información a ese duende de orejas largas —Dijo McCoy enfadado— Iré a hacer más pruebas con su sangre, si no logró que sus niveles de adrenalina dejen de aumentar lo que sea que tiene le matara por testarudo.
Él médico se dirigió al laboratorio y entre ellos dos reino el silencio, el par de ojos azules como el cielo ahora se hallaban oscurecidos y con mirada profunda como el océano.
—¿Qué le esta sucediendo Spock?, ¿Cómo puedo ayudarlo? —Preguntó sentándose a la orilla de la camilla dónde Spock descansaba recostado.
—No existe una definición exacta en un idioma que no sea él Vulcano para describir lo que me sucede, es una especie de afección que afecta a los varones de mi especie al llegar a la adultez —Empezó a contarle Spock con la mirada centrada en sus ojos en un principio, pero se distrajeron a sus manos, sus sobresalientes nudillos, sus finos y largos dedos, sus cortas y esculpidas uñas. No entendía porque se fijaba en ello ahora, o porque no lo había notado antes... Se sentía extraño y el corazón le latía cada vez más intensamente, era la única forma en que su sangre fluyera lo suficientemente caliente, teniendo como resultado los efectos del Pon Farr— Sucede cada siete años, y despoja de la lógica y racionalidad a quienes lo padecen. Unas emociones desmedidas controlan nuestras acciones acompañadas de la irritabilidad y la hostilidad, ese padecimiento se llama Pon Farr, y lamentablemente es mortal.
—Spock no puede estar diciendo que morirá tan tranquilamente, ¿Cómo puedo ayudarlo?, ¿Cómo se trata algo así? —Dijo tratando de aparentar estar tranquilo— No voy a aceptar perderle tan fácilmente.
—El tratamiento es algo... Ortodoxo , desde el punto de vista humano, cuando cumplí siete años fui prometido, entregado a otra persona para cumplir con ella un ritual de aparejamiento el cual se llevaría a cabo en Vulcano pero... Eso ya no es una opción —Dijo recordando el trágico destino que había sufrido su planeta natal.
¿Aparejamiento?, Spock iba a tener un matrimonio arreglado. Jim no quería contemplar esa opción, pero no dejaría que sus sentimientos o los de cualquier otra persona pusieran en juego la vida de Spock, no mientras el fuera el Capitán al mando del Enterprise —Vulcano no lo es, pero eso no significa que simplemente lo dejare morir, tal vez Vulcano no este disponible, pero en ese caso su prometida puede que sea suficiente, ¿Dónde se encuentra?, le llevaré allí arrastrándolo si es necesario —Dijo con su voz de mando en alto, firme y claro, era una orden directa, salvar a Spock era su misión.
—La única colonia de mi raza se halla en Nuevo Vulcano, pero ir allí sería una perdida de tiempo —Contestó intentando pararse, pero al parecer alguien había atado sus piernas— Le agradecería pasar el tiempo que me quede en mi camarote, no voy a interponerme en su contienda, aunque sepa que su resultado será infructuoso.
—Spock téngame algo de fe, no dejare que mueras, ya lo evite una vez, repetirlo no será complicado —Dijo desajustando con cuidado los amarres en sus tobillos, Spock admiraba a ese hombre, lo sabía desde hace mucho tiempo, que tenía un tipo especial de "consideración" por él, pero nunca había estado tan claro en su mente como ahora que apenas podía aferrarse a la lógica que siempre había regido su vida— ¿Por esto discutían con la teniente?
—La teniente y yo ya no tenemos el tipo de relación, por la cual ella debiera preocuparse por mí de la forma en que quería —Dijo poniéndose de pie una vez que el Capitán lo soltó— Nosotros somos simplemente amigos desde hace algún tiempo como se habrá enterado.
—Lo había escuchado, pero no hice caso a los rumores, debido a que seguían pasando mucho tiempo juntos... Supongo que ambos lo tomaron de una forma muy madura —Dijo tratando de imaginarse en esa situación, jamás tomaría de forma madura ser abandonado por Spock, claro que ese escenario era imposible dado que ellos nunca saldrían juntos.
—Si me lo permite Capitán me dirigiré a mi camarote, le aseguro que no causare ningún disturbio —Dijo acercándose a la puerta.
—Lo sé Spock, confió en usted —Dijo poniendo su mano en su hombro unos instantes antes de dejarlo ir, era lo único que podía hacer en ese momento.
Después de estar en el puente y ordenar al alférez Chekov que fijará rumbo a Vulcano y a el teniente Sulu que mantuviera los motores en factor siete. Se dirigió a la sala de reuniones, bloqueo el acceso de la puerta y se sentó en su sitio habitual, aún no podía creer que Spock fuese a casarse o morir, que tipo de cultura era esa que lo alejaba de él sin ninguna oportunidad de tenerle, de expresarle sus sentimientos aunque sabía que no sería por entero correspondido.
—La enfermería esta vacía —Dijo el Doctor en jefe del Enterprise con su tono de voz demostrando un amplio disgusto.
—¿Cómo entraste aquí Bones?, creía haber bloqueado el acceso —Contestó el Capitán de la nave ignorando completamente su pregunta, notaba claramente la preocupación en el rostro de su amigo, pero no podía explicarle nada de forma en que pudiera aplacar ese sentimiento en el pecho de su amigo.
—El Doctor de la nave puede entrar a donde le de la real gana, unos de los pocos beneficios que tengo en esta trampa mortal voladora —Dijo casi en un bufido— No evadas mis preguntas, te eh dicho que la enfermería se haya sin un solo paciente.
—¿Qué acaso eso no es algo bueno? —Dijo sin prestarle importancia a el trasfondo de sus palabras.
—Lo sería si toda la tripulación se encontrara sana y en perfectas condiciones —Dijo tomando el asiento contiguo al suyo— Su primer oficial tendría que estar allí sedado hasta que encuentre la manera de ayudarlo.
—El tiene que ir a Nuevo Vulcano, casarse, eso es lo que necesita —Dijo en un tono lúgubre— Es algo de la cultura Vulcana que no entendería, no haga más preguntas.
—¿De verdad va a permitir que Spock se comprometa?, cuando él termino con la teniente Uhura me prometió que tendría el valor de expresarle sus sentimientos hacia él, no puede permitir que por esas costumbres arcaicas no pueda ser sincero con él, con usted mismo. Solo deme autorización, como Doctor en jefe de esta nave y como miembro de la federación tengo la autoridad, el derecho de evitar teletransportarlo directamente a sus garras y mantenerlo en la enfermería.
—¡Basta Bones! —Dijo alzando la voz, para luego darse cuenta de que se estaba comportando como un idiota— No vas a hacer nada de ello, eso no puede ayudarlo en este momento, cuando le dije eso las circunstancias eran diferentes, Spock tiene que... Que cumplir con un ritual de aparejamiento, confió... Se que Spock regresara a la nave cuando toda esta locura termine, a mi lado... Confió en Spock.
—Tal vez, ¿Pero a qué precio?, estará casado con otra persona, le habrá perdido para siempre, una parte de él se hallará siempre en Nuevo Vulcano...
—Ese es un sacrificio que estoy dispuesto a hacer, no voy a dejar que lo que significa él para mí... No puedo dejar que Spock muera por mi egoísmo.
—Eso no es egoísmo Jim, es amor, pero esos bárbaros de sangre verde no van a comprenderlo jamás. Spock no esta en condiciones de tomar decisiones, es increíble si quiera que este en pie, ¿Va a dejar que esos retrógrados, escondidos bajo una aparente calma y lógica lo unan a alguien que ni siquiera quiere?
—Así es como tienen que ser las cosas... Si me lo permite iré a avisarle Spock que pronto estaremos sobre la órbita de Nuevo Vulcano.
Cómo capitán de la nave Jim tenía total acceso, sin embargo jamás había entrado sin su previo permiso a los aposentos de Spock, nunca hasta ese momento, sabía que si le advertía su llegada tendría tiempo para fingir estar en perfectas condiciones, sin embargo allí, hallándolo totalmente desprevenido se había encontrado con que su habitación era un completo caos, todo estaba destrozado, inclusive el instrumento musical de cuerda Vulcano que había escuchado pocas veces a Spock hacer sonar, pero que definitivamente había válido la pena hacerlo. Por lo verde de sus nudillos podía inferir que era él quien había sido autor de ese desastre, pero eso no era lo que más había llamado su atención, su uniforme rasgado dejando su cuerpo semidesnudo era lo que atrapó su vista y su respiración.
—Spock... —Dijo casi en un susurro haciendo que este se percatara de su atención, este estaba en una extraña posición en el suelo, sentado con las piernas cruzadas y con las manos juntas, si Jim no supiera que tipo de fe tenían los Vulcanos se atrevería a decir que rezaba.
—Jim... Por favor déjeme solo —Dijo en lo que le pareció una imploración más que una petición, Jim lo conocía bastante bien como para saber que todo esto era vergonzoso para él, pero no podía dejarlo solo, no ahora.
—Spock todo estará bien, llegaremos a Nuevo Vulcano pronto y toda esta pesadilla , todo estará bien pronto —Le susurro sentándose a su lado y poniendo su mano en su hombro, siempre hacia eso, pero diferente a otras veces esta vez mantuvo prolongadamente el contacto.
—¡No lo entiende!, ¡No hay un hogar a donde ir!, no hay quien espere, solo muerte —Dijo dejando su pobre meditación para tomar la mano de Jim y sacarla de su hombro, tocándole, sintiéndole, creyendo que la fiebre descendía cuando era todo lo contrario, un impulso biológico le obligaba a pensar en una situación aberrante... Someterlo, dada su fuerza que le sobrepasaba por diez, sumada a la adrenalina recorriendo sus venas y haciendo que sintiera que se derretiría... Tomarlo allí sería tan sencillo— Jim nadie puede estar aquí, por favor no usted... Sobre todo no tú... Jim.
—Spock... No voy a dejarlo solo, cuando bajemos su prometida...
—¡Esta muerta!... T'Pring... Ella murió en la explosión de Vulcano, y ahora no hay esperanza para mí, no hay un hogar... Ni una persona... Jim... Aléjese de mi antes de que... No... —No podía pensar con claridad, sus emociones, no sabía si humanas o Vulcanas le dominaban.
—¿Por qué no yo?, usted dijo que yo no podía estar aquí, especialmente yo —Dijo buscando su mirada, algo en él quería que Spock le dijera que era especial para él— Spock, tu tienes un hogar aquí, se que no es Vulcano, pero tu estas en casa en el Enterprise, aquí, este sitio es más tu hogar sobre cualquier otro sitio en el espacio... ¿Cómo puedo ayudarlo?
—Jim no lo entiende yo... ¡Wwrraahh! —Había perdido su lógica, en su mente estaban las palabras, pero no podía decirle nada, las palabras se quedaban atoradas en su garganta y solo salían sonidos desgarrados, tomo de las muñecas a su capitán y lo tiro contra el suelo colocándose encima de él— ¡No!, yo... La forma en que pudiera ayudarme... ¡Deténgame!, por favor...
—Spock es fácil para usted decirlo... No está debajo de un Vulcano sujetándolo —Dijo un poco nervioso, esos extraños sonidos que Spock hacía le ponían intranquilo, y estar en esa desventaja tampoco ayudaba, pero... Creía haber descubierto la forma de ayudar a Spock, y su corazón estaba tan acelerado como podía sentir el de Spock golpeando y retumbando contra sus costillas— ¿Qué significo para usted Spock... Yo que siente por...
Antes de que pudiera concluir Spock sello sus labios contra los suyos, apretándolos contra los ajenos desesperadamente, buscando calmar todos esos sentimientos que le inundaban, que le ahogaban, sentía su garganta desgarrándose por todas las cosas que quería decir en ese momento, pero solo podía distinguir unos labios separándose trémulamente, buscando oxígeno o aplacar él deseo que les invadía el cuerpo, no lo sabía, lo único que podía saber es que se había encontrado con su lengua buscando recorrer cada milímetro de la de su capitán, el sujeto de cabello dorado cuya sonrisa le hacia sentir tan tibio como si se hallará bajo los rayos del sol de Vulcano.
Despacio soltó sus muñecas y llevo sus manos a su pecho, recorriéndolo por encima del uniforme hasta que sus dedos se sintieron insatisfechos y de un fuerte tirón desgarro su camiseta dejando una abertura en la parte superior que dejo al descubierto sus rosadas tetillas y parte de su pecho lampiño.
Spock no le dijo nada, no hizo ninguna declaración o confesión de lo que sentía por su amigo y oficial superior, solo puso su palma sobre su rostro y le transmitió a través de la fusión mental todos las erráticas y apabullantes emociones que Jim le hacia sentir.
Al sentir la boca de su comandante besando y succionando una de sus tetillas Jim dejo salir un sonido de puro gusto, su boca siguió recorriéndolo hasta llegar a su cuello, dejando marcas de succión y de mordiscos que hacían preguntarse a Jim si los Vulcanos no eran de esas razas que se comían a sus parejas después de tal acto. Pero eso parecía una locura, y más lo era aún que sentía que no le importaría, aferro sus manos a la amplia espalda de Spock y recorrió cada músculo y centímetro de piel sintiendo como la entrepierna del medio Vulcano se apretaba contra la suya, húmeda y endurecida, tanto como la suya. Supo que Spock no podría esperar el tipo de preparación que seguramente desconocía cuando se ocupó de romper de la misma manera que con su camiseta, la parte inferior de su vestimenta, gimió al sentirse liberado, y lo hizo aún más fuerte al sentir las inquietas y curiosas manos de Spock tocándole en ese sensibilizado lugar.
—Jim... —Gimió cuando empezó a enterrarse en él, por primera vez un sonido de placer con algún significado, con el significado más glorioso del mundo, ¡Fascinante!, citando a su primer oficial. La mezcla entre dolor y placer era demasiado fuerte, no supo en que momento pero se desvaneció, para encontrarse a la mañana siguiente con Spock vestido e impecable sentado a su lado, lo había subido a su lecho y cubierto con una manta, la cara de preocupación y culpa en su rostro era evidente, y lo primero a lo que atino Jim fue a incorporarse y plantar un cálido beso en sus labios esperando no ser rechazado— Spock... Buenos días.
—Jim... —Respondió casi en un susurro Spock, cuando la puerta del camarote se abrió mostrando a Bones en el umbral de la puerta.
—¡Maldición Jim!, tenga la descendía de cubrirse, sabe que puedo entrar a cualquier sitio en esta maldita nave... Supondré que Spock esta bien ahora...
—En perfectas condiciones Doctor... —Dijo en ese frío tono— Ahora si nos lo permite preferiría estar a solas con el capitán.
Jim solo sonrió al ver la cara de espanto de Bones antes de salir de allí, el dolor de espalda que ahora tenía le recordaba que había sido real, Spock y él eran ahora más que solo amigos, significaba para él algo especial.
