Los Caballeros del Silencio:
El pasillo estaba oscuro, tanto que era imposible mirarse las propias manos ni aunque se pusieran a centímetros del rostro, pero aun así la muchacha avanzaba sin miedo ni dudas. Cosa extraña esta chica; a simple vista parecía muy normal, bajita, pelirroja, inocente... con un peinado de bollitos que parecían muñecas Teru-Teru-Bozu; pero si se tomaba el tiempo para verla de cerca, podía notarse que era alguien de lo más extraño. Su rostro: inexpresivo y calculador; sus movimientos: rápidos y precisos... pero lo más extraño era su sombra. Su sombra que se movía por su cuenta y hasta tenía la facilidad de acercarle objetos a su dueña.
Iba vestida con un uniforme de escuela normal, pero cuando llegó al final del pasillo (en donde por fin había algo de luz), su sombra se separó de ella y le entregó una túnica negra con una máscara blanca que presentaba una tétrica sonrisa. Tras una señal imperceptible de su ama, la sombra comenzó a vestirla; y una vez lista, entró por lo que se veía como una puerta pero en realidad era sólo la sombra de una.
En el oscuro recinto, decenas de figuras vestidas con las mismas túnicas y máscaras ligeramente diferentes a la de ella, se inclinaron respetuosamente.
—Gran Maestra.
—¡Sea bienvenida, oh Gran Maestra! — Decían con devoción.
La Gran Maestra extendió sus brazos indicándoles que se callaran, y éstos obedecieron de inmediato.
—Amigos míos, mis Caballeros del Silencio; durante mucho tiempo he estudiado nuestro legado: el Libro de las Sombras, y como mis todos los Grandes Maestros del pasado he intentado descifrar para qué sirve el conjuro final. Y finalmente lo he logrado, algo que ningún otro Gran Maestro ha hecho jamás. ¡HE DESCUBIERTO PARA QUÉ SIRVE LA ÚLTIMA PÁGINA DE NUESTRO TEXTO SAGRADO!
Murmullos.
—He utilizado el conjuro final, y no es más que un hechizo de transporte. Un hechizo de transporte a un mundo diferente al nuestro.
Más murmullos, que la Gran Maestra frenó con otro gesto. Todo el cuarto era oscuridad pero todos los llamados Caballeros del Silencio tenían el poder de ver a través de las sombras... pues ellos mismos eran uno con la sombra.
—Durante estos últimos dos años hemos observado los movimientos de la raza alienígena Giga-Giga, y más importante, la defensora de la tierra Mirakurun. Ambas grandes amenazas para que nuestra gente domine el mundo. Hasta ahora hemos esperado a que se destruyan los unos a los otros pero ya no podemos esperar más. Ese amor ridículo entre Mirakurun y la elegida de los Giga-Giga, Rivalun, no hace sino hacernos las cosas más difíciles. De ahí que mi descubrimiento sea tan importante.
—¿Entonces qué puede decirnos de ese otro mundo, Gran Maestra? ¿Cree que podamos apoderarnos de él? — Preguntó una chica.
—En ese otro mundo no existen ni los ridículos Giga-Giga, ni mucho menos Mirakurn. Mandé a mi sombra a averiguar todo lo posible sobre ese otro mundo y lo que descubrió fue a otra Mirakurun y otra yo. No podía creerlo, así que me infiltré en aquel mundo. Quería ver con mis propios ojos a nuestras posibles amenazas.
—¿Y entonces? ¿Existe peligro en el otro mundo, oh Gran Maestra?
—Podemos estar tranquilos mis caballeros. Esas tales otra yo y otra Mirakurun no son más que humanas, simples mortales; las cuales se ven iguales a nosotras pero nada más. No son amenaza para el poder de nuestra secta. De todas maneras debemos actuar con cuidado, mis Caballeros. Ya nos hemos enfrentado a Mirakurun una vez y su poder es monstruoso; y aunque esté muy ocupada peleando contra los Giga-Giga estoy segura que está vigilante. Debemos jugar bien nuestras cartas.
—¿Y entonces qué sugiere?
—Poco a poco infiltraré un equipo en el mundo de nuestras dobles, comenzando por mí. Una vez tengamos los suficientes agentes en el otro mundo, será fácil dominarlo. Y una vez ese mundo esté bajo nuestro control, el poder extra que obtengamos de las sombras de sus habitantes nos dará la fuerza necesaria para vencer a Mirakurun y apoderarnos no de uno; ¡SINO DE DOS MUNDOS!
Gritos de alegría entre los Caballeros. Así pues la Gran Maestra sonrió. Durante el corto tiempo que estuvo espiando en el mundo de las copias logró reunir suficiente información para hacer su movimiento; incluso convivió directamente con la copia de Mirakurun por unos minutos. ¿Qué pasó? En el otro mundo sus copias habían no eran más que mocosas de escuela que iban a divertirse a un club después de clases. Club de Entretenimiento lo llamaban; y un día que su Sombra le informó que su copia no podría ir al club decidió ir en su lugar.
Pasaron todo el día hablando de estupideces como quejarse del calor que hacía, hablar de fantasmas e incluso qué clase de súper poder les gustaría tener. La copia de Mirakurun dijo que le gustaría volar; otra de ellas mencionó algo de hacerse invisible y la rubia sin cerebro que dirigía el club el ridículo poder de tener incorporada una alarma contra robo. Ella mencionó el hablar con los animales y en fin. Al final ese club de torpes decidió ir al consejo estudiantil a robar un pudín y fue el momento que ella aprovechó para desaparecer cuando todas comenzaron una huida pensando que una simple humana que vieron era un fantasma. ¿Se habrán encontrado con su copia después de eso? Lo ignoraba, ahora todo lo que importaba era que ya había averiguado lo suficiente de ese otro mundo... incluyendo cuándo hacer su movimiento final.
Poco antes de convivir con ellas su sombra le había informado que la rubia sin cerebro planeaba hacer una pijamada en ese club suyo; perfecto, sólo tenía que esperar a que su copia estuviera sola.
Tras informar unas cuestiones básicas a su gente, se retiró tranquilamente. Algo que no mencionó era que Mirakurun y ella no eran las únicas con copias en el otro mundo; por alguna extraña coincidencia muchas de las chicas de esa escuela eran las copias de algunas de sus Caballeras; estratégicamente colocadas en el club de bobas y en el consejo estudiantil. Esa era otra ventaja, pues infiltrar a sus soldados no sería tan difícil.
Todos los Caballeros, por regla, no debían de mostrar su rostro por nada del mundo; la única que debía saber cómo lucían ellos era la Gran Maestra. Y a cambio, la Gran Maestra era a la única que sus Caballeros habían visto sin su máscara. Así se aseguraba ella que la información no se diera por error a alguien que no perteneciera a la secta oscura.
—Esperar, todo lo que debemos hacer es esperar — mencionó la Gran Maestra para sí misma. — Akaza Akari... por alguna razón luces igual a mí. Bien, espero que te prepares porque en mucho tiempo no verás a tus amigas.
...
—¡Toushino Kyoko! — Gritó Ayano Sugiura entrando violentamente a la sala del Club de Entretenimiento. — ¡Vete de la escuela! Se supone que debemos cerrar y...
Yui Funami se adelantó con una sonrisa culpable, ignorando a Kyoko que se ofendió por haber interrumpido un episodio de su querida Mirakurun.
—Lo siento mucho, es que hoy pensábamos quedarnos a dormir — dijo Yui.
—No pueden hacer eso y ya — se quejó Ayano. — Deben pedirnos un permiso especial para pasar la orden a la dirección y...
—¡Contamos contigo Ayano! — Interrumpió alegremente Kyoko dejando sin palabras a la vice-presidenta del consejo estudiantil.
Y así, sin saber cómo, Ayano terminó haciéndoles el favor para agradar a su adorada Toushino Kyoko y se unió a la pijamada. Todo fue más o menos normal teniendo en cuenta que estaban tratando con el club de entretenimiento. Usaron extrañas pijamas cosplay de animales (Kyoko de un tomate), jugaron juegos, hicieron cosplay, participaron en un experimento demente de Nishigaki-sensei, cenaron y al final se bañaron juntas en barriles especialmente preparados para la ocasión.
Akari y Chinatsu entraron juntas a su tonel y comenzaron a hablar de cosas de la vida diaria cuando el tonel de Akari cedió de repente y comenzó a rodar colina abajo.
Chinatsu Yoshikawa sólo observó la escena con una gotita en la sien.
—Qué bueno que ese no me tocó a mí...
Akari rodaba y rodaba por la ladera, hasta que cayó en un río y la corriente comenzó a arrastrarla hacia un punto desconocido; cuando una poderosa fuerza sacó el tonel del río y lo arrastró a la orilla. Muy agradecida Akari se arrastró fuera del tonel lista para darle las gracias como debía a su salvador... cuando se quedó sin aliento.
Ante ella estaba parada una chica más o menos de su misma altura que vestía una larga túnica negra con una máscara sonriente.
—Sugoi — se maravilló Akari. — Es igualito a los trajes de los malos de la temporada que viene de Mirakurun. Kyoko-chan estaría celosa de tu calidad de cosplay. ¿Sabes? precisamente hoy como primer evento de la pijamada estábamos viendo el último episodio de la temporada en donde Rivalun y Mirakurun se enfrentan la segunda vez a esos malos... Caballeros del Silencio creo que se llaman.
—¿Cosplay? ¿Anime? — Preguntó la extraña.
Akari ladeó la cabeza.
—¿Ara? ¿Acaso no eres fan de Mirakurun también? El anime es muy popular...
Una corriente de aire frío le hizo recordar a Akari que estaba desnuda. La extraña entonces le ofreció una toalla y prendas secas.
—Con que el anime de Mirakurun... entonces nuestros universos están más conectados de lo que yo creía — murmuró la extraña mientras Akari se vestía. — Por cierto, lamento mucho lo que te hice Akaza Akari. Pero dadas las circunstancias no tengo otra opción.
—¿Qué? — Se extrañó inocentemente Akari. — Tú no me hiciste nada malo, es más, me salvaste... ¿y cómo sabes mi nombre? ¿Te conozco?
—Dime Akaza Akari, ¿de casualidad recuerdas qué clase de poderes tienen estos "malos" de Mirakurun?
—Pues sí... usan sus sombras como armas, pero... — Akari se calló al ver que la extraña no tenía sombra alguna.
Fue cuando ella hizo un gesto, que hizo que la sombra de la Gran Maestra se separara del barril de Akari y regresó a su dueña.
—El barril no cedió así como así. Nadie tiene tan mala suerte, Akaza. Tenía que separarte de tus amigas.
Akari quería correr, pero el movimiento fue anticipado por la extraña, que mandó su sombra a inmovilizarla de nuevo. Akari estaba atrapada. Quería gritar, quería correr pero no podía. El poder de la sombra de la extraña era demasiado.
—¿Qué es esto? ¿Cómo puede estar aquí alguien del mundo de Mirakurun? ¡No es posible!
—Claro que lo es — dijo la Gran Maestra. — Son dos mundos conectados niña. Dudo que lo entiendas, ¿pero no te parece un poco raro que tu amiga Yoshikawa sea igualita a la tal Mirakurun?
Akari palideció.
—Pasé mucho tiempo observando tu mundo; y para lograr mi plan maestro, el cual me hará pasar a la historia como la Gran Maestra más poderosa de toda la secta de los Caballeros del Silencio, necesito tu ayuda Akari.
—¡Yo jamás te ayudaré! — Gritó Akari. — Verás, le diré a mis amigas y...
—Con tu baja presencia no creo que te hagan nada de caso, Akari — dijo la Gran Maestra comenzando a desnudarse ayudada por su sombra. — Además no volverás a verlas, y gracias a tu poca presencia y mi talento jamás sabrán que te fuiste.
Akari sintió escalofríos al ver que el cuerpo desnudo de su misteriosa enemiga era igual al suyo en casi todos los sentidos. Mismas proporciones, mismo tamaño, mismo casi todo...
Finalmente la Gran Maestra se retiró su máscara mirando fijamente a Akari. De no ser porque sus ojos eran rojos, cualquiera podría decir que era Akari. Con una sonrisa y un pase mágico, los ojos de la Gran Maestra pasaron de rojo al púrpura azulado como los ojos de Akari.
—Dime, ¿creíste que Yoshikawa era la única? Como dije antes, nuestros mundos están conectados.
Un portal de sombras apareció dejando paso a otras dos chicas. Akari quiso gritar, ellas eran las dobles de Kyoko y Yui. No era permitido, pero por ser una situación especial la Gran Maestra autorizó a que las seleccionadas para esa misión descubrieran sus rostros ante ellas.
Pero lo que más perturbó a Akari era la actitud de cada una. La doble de Kyoko se mostraba seria y estaba atenta a cuanto pasaba a su alrededor. La doble de Yui en cambio tenía una expresión boba en su rostro (como la de Kyoko) y reía escandalosamente mientras leía un manga.
—Basta ya — gruñó la otra Kyoko. — Se supone que estamos en una misión importante. ¿Por qué no dejas la cosa esa y te concentras?
—Tranquila. Estamos solas, no hay nadie en este bosquecillo. La Gran Maestra nos hubiera dicho algo — rio como quien no quiere la cosa la doble de Yui.
Irritada, la otra Kyoko le dio un coscorrón, haciendo que la otra Yui soltara un pucherito y sacara un pequeño bote de helado sabor chispas de chocolate y comenzara a comerlo. De haber sido ron con pasas Akari hubiera necesitado una terapia completa.
—Basta ya de tonterías — dijo la Gran Maestra. — Llévense a Akaza al cuartel y asegúrense que se ponga cómoda.
—¡Hái Hái! — Dijo alegremente la doble de Yui y le pasó el brazo por el hombro a Akari para guiarla hacia la guarida.
La otra Kyoko sólo miró preocupada la escena.
—¿Entonces a los calabozos, Gran Maestra?
—Sí pero ponla cómoda con todo lo que necesite para entretenerse. Mangas, películas, videojuegos, un refrigerador... Ella es igual a mí y siento algo de debilidad por ella.
—Como usted ordene, Gran Maestra — dijo la otra Kyoko y atravesó el portal.
Con una siniestra sonrisa, la Gran Maestra ocupó el lugar de Akari en el barril (no le gustaba el agua fría, pero la victoria exigía sacrificios). Al poco tiempo Chinatsu llegó a rescatarla y volvieron a disfrutar de su caótica pijamada.
—Juego de dobles, aquí vamos — rio alegremente Gran Maestra.
¡Y comenzamos de nuevo! Sólo como petición, no me dejen retrasarme demasiado con las actualizaciones... así saco de mi cabeza esto de una vez por todas. Espero les guste y bueno, que alguien la encuentre interesante. Amo poner a Akari de villana principal. Sin más:
Chao; nos leemos!
