PRÓLOGO


'DESIDERARE'

Hay momentos en nuestras vidas en las que nos encontramos de frente a encrucijadas, situaciones inesperadas en las que el miedo y la confusión se hacen presa de nuestro proceder.

Sin un mapa, sin una ruta que seguir, las elecciones que hacemos en esos momentos pueden definir el resto de nuestros días.

De vez en cuando el destino nos empuja a vivir. Nos da oportunidades.

Algo que se encuentra más allá del dolor que implica desafiar por sí solos las circunstancias.

Algo que implica la verdadera valentía y el coraje que se necesita para dejar a alguien involucrarse del todo en nuestras vidas.

Algo por encima de la persistencia y el deseo de un sueño tranquilo.

Porque es sólo cuando estamos a prueba, que realmente descubrimos quiénes somos y quiénes podemos llegar a ser.

La persona que aspiramos a ser existe, en algún lugar dentro de nosotros; donde el trabajo duro, la fe y la creencia colisionan con la angustia, el miedo y la expectación que provoca el porvenir.

A medida que pasaron los años las cosas se pusieron más difíciles, tuvimos que enfrentamos a retos infinitos. Le rogué que se quedase, que tratara de recordar lo que teníamos al principio.

Él siempre fue esa clase de persona que se encontraba en constante lucha consigo mismo; un hombre que nunca pudo contenerse.

Siempre tuve presente la idea de que él se convirtió en un eterno debate entre "el ser" y "el deber ser". Un hombre que no podía dignarse a perder todas las oportunidades que la vida ofrecía a alguien tan magnífico y talentoso.

Por esto y por más, yo le entendí.

Y hasta el día de hoy, si me preguntan, puedo asegurar con entera convicción de que lo amé, le amé. Y todavía lo amo, yo... lo amo.

A veces, solo nos queda esperar a lo que las estrellas nos traigan.


*Algunos fragmentos de éste prólogo pertencen a la canción National Anthem de Lana del Rey, y han sido reeeditados con el próposito de contribuir a la trama del fic.