Este fanfic contiene escenas sadomadoquistas y lenguaje vulgar. La historia es de nuestra completa autoría. ALGUNOS de los personajes son de Stephenie Meyer.

El comiendo de las historias de Hannival y Troy (Cuyos ficks "Timidez" y "Sin Palabras" Lo pueden encontrar en nuestro perfil)

Desde ya gracias por leer.

Señorita Morena y Valeria Vulturi


CAPITULO 1

(Pov Troy)

Mi nueva familia es un poco extraña. Me mantuve quieto cuando me lo dijeron, y hasta obedezco y como lo que ponen en mi plato.

Intentaba recordar los años de orfanato, no les gustaba a los otros niños. No sé porque pero no encajaba en sus juegos ni en lo que hacían, me gustaban las clases de matemáticas. Poco después apareció esa mujer rubia que olía bien, era mayor y decía que era muy guapo, fue mi madre hasta que otra mujer rubia me vio.. y me trajo a mi jaula...

(Flash back)

-Hola Rosalie- dijo esa mujer alta y rubia-.

Iba vestida con un traje negro de chaqueta. Yo dejé de jugar con mi dinosaurio y la miré tras el sofá.

-Hola... Carla- dijo mi nueva mami-.

-¿Y este pequeño quien es?-.

La mujer me sonrió.

-No habla-.

-¿Cuántos años tiene?- dijo esa mujer alta-.

-Tiene trece... pero se comporta como uno de nueve-.

Mi nueva mamá a veces bebía mucho y me pegaba con un cinturón. Pero yo me encerraba en mi habitación para que no me hiciese nada.

-Tiene muchas posibilidades... quizás si me lo vendieses podría adiestrarlo, sabes a lo que me dedico-.

-Si... un negocio inusual sin duda-.

-si...-.

-¿Cuánto me das por él?-.

-¿Cuanto pides?-.

-Trescientos de los grandes-.

-Míralo... es demasiado delgado ¿no le das de comer?-.

-A veces...- mi nueva mamá fumó el cigarrillo-.

Había leído varias veces el nombre de esa marca Next... no me gustaba ese olor.

-Entonces que sean cuatro cajas de Jack Daniels-.

-Vale, cuatro cajas-.

-Y unos cuantos cartones de tabaco, estoy quedándome sin tabaco...-.

-Vale-.

Me extendió la mano.

-Ven querido, te enseñaré tu nueva casa-.

(Fin flash-back)

Hacía más o menos tres meses en los que estaba aquí esa mujer rubia me decía como debía de comportarme.

Repasé en mi cabeza las normas que me dijo.

"uno: nada de tocarse entre las piernas

dos: deberás obedecer todo lo que tu ama te diga

tres: no puedes escapar

cuatro: todo lo que no se haga bien será castigado

cinco: solo se come cuando estemos en las jaulas"

De momento solo me dijo eso. Miré los barrotes de mi jaula, estaba agachado porque no podía ponerme de pie, cuando el ama venía tenía que seguirla de rodillas donde ella me decía.

Se acercó, ella llevaba ropa de cuero, se le veían un poco los pechos y me sonrojé al pensar en ellos.

Me puso una cadena, en el cuello y la seguí a gatas, no usaba ropa...

-Hoy iremos a que veas algo-.

Me daba asco este lugar, olía raro... como a humedad me daba miedo esta mujer y lo que podía hacerme.

Entramos en una sala con una puerta de color azul oscuro y una vez allí pude ver una mesa de madera en el centro, velas rojas y todo olía raro.

Miré al ama y me cruzó la cara de un guantazo, picaba.

-No me mires-.

No la miré.

Un hombre más mayor que yo se tumbó en la mesa estaba serio y el ama, me dijo que no me moviese en un susurro. La miré un poco y asintió así que la pude mirar mejor. Se quitó la ropa de cuero.

Quise esconderme para no verla, no había un rastro de pelo en su cuerpo, sus pechos eran grandes y esa línea entre sus piernas era bonita... o eso pensé hasta que vi lo que hacía.

Se abrió de piernas y se subió encima de ese chico que hizo un gesto de dolor.

El ama se movía de arriba hacia abajo sobre él y parecía gustarle, todo lo contrario a aquel chico que se quejaba de dolor.

El ama gritaba desquiciada y arañaba al chico que cerraba los ojos murmuraba algo.

-¿ESTÁS REZANDO?- dijo el ama enfada-.

Le pegó tan fuerte que el chico sangró por la boca pero no paró de moverse, esa cosa que el chico tenía entre las piernas era como la mía... incluso más pequeña.

Cuando una cosa blanca salió de ahí ella paró y la sorbió con su boca.

El chico estaba llorando. Ella se bajó y se puso de nuevo su ropa.

-Algún día... tu estarás en esa mesa mi pequeño Troy...-.

Sentí una arcada pero lo reprimí.