Reencuentro inesperado
Lily Evans esperaba en el salón de su casa, mirando insistentemente a la chimenea. Cualquiera que la mirase pensaría que estaba loca, pues... ¿qué hacía una joven como ella mirando la chimenea en las vacaciones de verano? Y digo como ella, porque era realmente una chica que llamaba la atención; tenía una figura esbelta y proporcionada, con rasgos finos y aristocráticos, que le daban una natural elegancia. La piel era de color crema, suave y delicada, con un ligero color en las mejillas que la daba un encanto propio e innegable. Su pelo era una larga cabellera de color rojo fuego que llamaba la atención al instante, igual que sus ojos verdes como gemas que brillaban con fuego propio y parecían dos relucientes esmeraldas engastadas en sus ojos almendrados.
Y bien, porqué una chica así estaba mirando a la chimenea? Pues porque el director de su colegio: el colegio Hogwarts de magia y hechicería, Albus Dumbledore le había pedido al año anterior, justo antes de acabar el curso, un peculiar favor: recibir en su casa a una maga que se iba a trasladar a Hogwarts y que vivía en un sitio remoto, cuyo nombre no mencionó. Y allí estaba, esperando a su barbudo director y a la invitada, que ahora mismo ni siquiera sabía cómo se llamaba; suspiró, a su hermana Petunia casi le había dado algo cuando se lo anunciaron sus padres, que estaban de acuerdo "Pues no habría estado mal que le diese uno, así me dejaría en paz el resto del verano" pensó la pelirroja.
No se llevaba bien con su hermana, en realidad, a su hermana ella la repugnaba ¿porqué? Porque era bruja; toda su familia eran muggles, pero ella no, había recibido una carta cuando tenía once años invitándola al colegio, y allí fue, hizo buenas amigas y aprendió muchas cosas, siendo conocida como una de las mejores del colegio. Y allí estaba, esperando a encontrarse con una joven que entraría con ella a cursar su séptimo y último año en su colegio, que se había convertido en su segundo hogar.
Unas llamaradas verdes surgieron en la chimenea, y Lily se incorporó con una sonrisa en la cara, de entre ellas salió un viejo con una larga barba blanca y una túnica morada con estrellas bordadas, tras él apareció un baúl de tamaño medio, y por último, la joven con la que iba a compartir techo aquel último mes de vacaciones. El viejo sonrió afablemente y le dijo
Ah, Lily, aquí estás! Bueno...
Lily se fijó mientras él hablaba en la chica que salió de la chimenea; era algo más alta que ella, con un cuerpo realmente escultural, con curvas armoniosas y muy bien proporcionado. Llevaba un vestido blanco corto que dejaba ver sus largas piernas y unas sandalias del mismo color que remarcaban el tostado de su piel, dorada por el sol y con un color precioso. Tenía el pelo rubio como el oro que le formaba tirabuzones en las puntas y que, ahora mismo, le tapaba la cara. Cuando pudo vérsela, se quedó en shock, había algo en esa nariz recta, esos pómulos altos, la sonrisa de aquellos labios rosados y esas kilométricas pestañas que le recordaba algo, a alguien, se fijó en los ojos y ahogó un grito, sólo había alguien que tuviese los ojos de aquel azul oscuro, como una noche de verano, como dos puros zafiros...
LISA! – exclamó Lily echándose encima de la joven, cortando al profesor que la iba a presentar. La joven, que también había observado atentamente a la pelirroja gritó a su vez
LILY!
Las dos se abrazaron muy fuerte, diciendo cosas a la vez y sin enterarse de lo que decía la otra. El profesor Dumbledore las observaba con una sonrisa benevolente en la cara y la alegría chispeando en sus ojos azules escondidos tras sus gafas de media luna.
Veo que ya se conocían – dijo el director
Y así era, a las dos bellas jóvenes las unían seis largos años de profunda amistad. Se conocieron en la guardería, a los cuatro años y se hicieron inseparables en poco tiempo; no podían estar más de un día sin verse y con una mirada podían sustituir conversaciones enteras. Hasta que un buen día, cuando ambas tenían diez años, la familia de ella se mudó a Estados Unidos y poco a poco, perdieron el contacto, pero lo más importante es que, aunque habían pasado siete largos años, se habían reconocido sólo mirándose a los ojos.
Bueno, creo que no habrá problema, os dejo para que os pongáis al día – dijo el viejo – Adiós Elisabeth, adios Lily, y gracias de nuevo.
No hay de qué profesor
Adios tío – dijo Lisa, o Elisabeth, como queráis. El director desapareció.
Tío? Dumbledore es tu tío?
Ajá, hermano mayor de mi madre.
NO lo puedo creer, TAMBIÉN ERES BRUJA!
SÍIIIII!
Las dos se echaron a reír y subieron los escalones hasta la enorme habitación de Lily en la que había tres camas en ese momento, Lisa dejó su baúl que traía con magia al lado de una de las tres y se sentó en la cama donde estaba Lily y comenzaron a hablar de todo lo que les había pasado.
Lisa le confesó que siempre había sabido que era maga, sus padres eran dos de los descendientes de familias de sangre pura más antiguas y poderosas del mundo; aún así, siempre habían estado a favor de una total integración con los muggles, y ella había crecido con ellos. Cuando se mudaron, entró en una exclusiva academia de magia para chicas en una isla del pacífico, allí recibió la mejor educación, pero ahora que había acabado allí las clases, sus padres habían decidido mandarla a Hogwarts con su tío, cosa a la que ella no se había opuesto, pues quería conocer aquel colegio que tanto alababan sus padres.
Lily contó cómo habían sido sus seis años en Hogwarts, hablando de las clases, de cómo se había sentido al descubrir que era bruja, de todas las trastadas y jugarretas que había hecho y de un pequeño grupo de chicos que fastidiaban de continuo: los Merodeadores.
Merodeadores? – preguntó Lisa
Ajá, son tres chicos (NdA: Debido a la increíblemente grand repugnancia de la autora hacia el sujeto de Peter Pettigrew, en esta historia se omitirá toda mención a su existencia) que se dedican a hacer bromas y liarse con cualquier cosa capaz de estar guapa con una falda.
Populares no?
Son los más deseados de Hogwarts – resopló Lily
Y cual es el que te gusta?
Ninguno! – la rubia alzó una ceja, era increíble, había conseguido por su tono de voz saber lo que más en secreto guardaba – Bueno... hay uno, se llama James Potter; es muy guapo, saca muy buenas notas, aunque no estudia nada, es muy poderoso, buscador y capitán del equipo de quiddicht de nuestra casa...
Vaya, parece perfecto, cual es el pero? – preguntó Lisa.
Qué él es muy arrogante, es un creído, un chulo y un engreído, además tiene una novia nueva cada mes como mínimo.
Te ha contado ya que lleva pidiéndola salir al menos tres años y que ella se ha negado siempre? – preguntó alguien desde la puerta.
Lara!
En el quicio de la puerta estaba apoyada una joven de su misma edad, era de mediana estatura, como Lily, y estaba algo "rellenita" como decía siempre, tenía la piel muy pálida, blanca como nieve virgen, y el pelo negro como el azabache y muy liso. Pero lo más curioso de ella eran sus ojos, unos grandes y expresivos ojos violetas, y no es que fueran un azul así un poco lila, no, eran violetas completamente, y estaban sombreados por unas largas y frondosas pestañas negras. Sonrió y avanzó a abrazar a su amiga
Cómo has entrado?
Llegué en la red flu justo antes de que el director cerrase el acceso – explicó ella y se volvió hacia la rubia presentándose – Yo soy Lara Sheirall, encantada.
Un placer, yo soy Elisabeth Rickman, - sonrió dándole la mano – pero puedes llamarme Lisa.
Vale, tú llámame Lara. – y se volvió hacia la pelirroja – Os conocíais?
Sí, fuimos mejores amigas mucho tiempo, antes de que yo me enterase de que era bruja.
Qué casualidad, eh?
Desde luego – sonrió Lisa, viendo que con aquella joven se podía coger confianza de inmediato – Pero qué es eso de que llevas rechazando al tal James tres años?
Pues, - ella se sonrojó – él siempre me está molestando y me pide salir.
Y tú le dices que no porque...
Porque no quiero ser otra más de su lista – dijo ella tristemente – creo que el único interés que tiene en mí es que no me he echado a sus pies.
Venga, Lily, no digas eso! – exclamó Lara – sabes perfectamente que a James le gustas mucho, siempre está jugándosela por ti y te defiende de esos estúpidos Slytherin que te insultan por lo de la sangre.
Te llaman sangre sucia! – se enfureció Lisa – Quiero que me los presentes nada más llegar! Me los voy a cargar!
Yo te ayudo – se unió de inmediato Lara, y empezaron ambas a hacer planes, cada cual más cruel y sangriento para darles una lección. Lily rió, la habían hecho sentirse mucho mejor.
Bueno, ese no es el único problema – dijo, sonrojándose – lo cierto es que bueno... James es muy popular y...
Y...?
Pues no sé, si saliese con él me sentiría como inferior – intentó explicarse – no creo que pudiese.
Ese es un problema. – se dijo más para sí Lisa.
Cierto.
EL ánimo decayó un pequeño momento, en el que la rubia se quedó mirando a sus dos amigas fijamente. Lo cierto es que eran muy guapas las dos, y podrían ser todo lo populares que quisieran si se lo propusiesen... una sonrisilla malévola se esbozó en su rostro y las otras dos la miraron interrogantes.
Queréis ser igual de populares que esos merodeadores?
Venga, Lisa, no creo que podamos – susurró Lara.
Querer es poder – sonrió ella.
Bueno... por intentar, qué perdemos? – dijo Lily – Además, Lara, así conquistarás a Sirius.
Uyyyyyyy, seguro, eso no es muy difícil – resopló la chica – sólo hace falta algo de maquillaje y un par de sonrisitas.
Quién es Sirius? – preguntó confundida la rubia
Otro de los merodeadores, resumiendo: cara bonita, cuerpo de infarto, sonrisa deslumbrante, una novia cada dos días...
No parece muy recomendable
Es buena persona cuando no se está pavoneando – dijo Lily
Sí
Pues no me quiero ni imaginar cómo será el tercero – comentó Lisa.
Oh, Remus es el mejor: es dulce, atento, caballeroso, responsable, estudioso, tierno, amable... – enumeró Lily
Je, parece que estás enamorada de él – exclamó Lara de broma
No! Sólo somos amigos – rió la pelirroja – Pero la verdad es que de los tres, Remus es el mejor
Volviendo al caso – dijo Lisa – Vamos a hacer un planning que llamaremos "Conquistar a los merodeadores"
Conquistar a los merodeadores? – preguntó Lily – estás de broma, verdad?
Bueno, bueno... ya sé! "PCCP"
Quéeeeeeeeeeeeeee? – rieron las dos
Plan de Conversión en Chicas Populares ¿No os gusta?
Bueno, pues ala
Vale, - dijo Lara, y le susurró a Lily de forma bastante audible – Porqué le tenemos que poner un nombre?
Porque todo buen plan tiene que tener un buen nombre. – exclamó la rubia contenta, Lily reía, su amiga no había cambiado casi nada, seguía siempre dispuesta a ayudar a los demás y tenía un buen humor que podía con todo – A ver, el primer problema era que no creéis ser lo suficiente buenas para ellos...
Hombre, eso no, sólo que ... no sé, ser algo más de su estilo.
Bueno, da igual, y el otro es que ellos son muy mujeriegos – siguió enumerando – Y ya está?
Bueno... no te hemos dicho un ínfimo detalle – comenzó Lily
Puede que tengamos problemas con sus clubs de fans – dijo Lara.
Tienen club de fans? Por las barbas de Merlín! Bueno, lo mismo, empezaremos por la estética...
Este va a ser un curso memorable – dijo Lily, como intuyendo algo.
