"Más hermoso que la luna"
La luna se mostraba con todo su esplendor ante el Valle de las Rosas, un lugar que, como su nombre mencionaba, estaba repleto de esta flor.
Una chica no muy grande, cabello alborotado y de un fino rubio que le caía por ambos lados de su cara, corto, apareció entre las rosas, sonriente. Su cara, fina y blanca, tenía dos grandes ojos de color zafiro que poseían un ligero brillo travieso. Su vestimenta, un largo vestido, pisoteado ya, estaba un tanto desgastado.
-¡Rin, ven por aquí! –Gritó un chico que se parecía mucho a la joven; pelo rubio y alborotado, grandes ojos color zafiro y una pequeña coleta que sobresalía de su cabello. Su vestimenta, un poco sucia pero cómoda, resaltaba con la boina café que tenía en sus manos. El chico le dedicó una cálida sonrisa a la joven.
-¡Rin, ven por aquí! –Repitió él mientras le tendía la mano, aún sonriente. La chica, de nombre Rin, accedió tímidamente, posando su mano sobre la de él.
-¿A dónde iremos, Len? –Preguntó Rin tímidamente.
-Te llevaré a un fantástico lugar. –Dijo el chico mientras se colocaba su boina y comenzaba la caminata con su acompañante.
Los chicos, que corrían entre el inmenso Valle, pasaban por todas las rosas, con la luna como única guía.
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Instantes después, los jóvenes llegaron a una colina donde se apreciaba la luna mucho más cerca y hermosa. Rin se sentó lentamente, y Len hizo lo mismo. Después, el joven la miró, sonriente.
-¿Te gusta? Aquí vengo a admirar la luna cada que tengo oportunidad. –Mencionó Len.
-Es...preciosa. Nunca la había visto tan cerca; gracias por compartir esto conmigo. –Dijo Rin mientras sonreía tímidamente. Len la miró y tomó sus manos. La chica se exaltó por la rápida acción, y efusivamente, sus mejillas se tiñeron de un leve color rosa. En los ojos de Len apareció un brillo travieso.
-Sí, es hermoso admirar la luna desde aquí, pero, ¿Sabes? Para mí hay algo mucho más hermoso que eso. –Dijo Len, sonriente.
-¿En serio? y... ¿Qué es? –Preguntó Rin, sonrojándose aún más.
-Tú. –Se limitó a contestar Len, con una palabra llena de amor. En ese momento, el corazón de Rin se aceleró, y sus sentimientos comenzaron a liberarse.
-Yo...no sé que decir. –Mencionó Rin con dificultad mientras agachaba la cabeza para esconder su cara roja. Len la tomó cuidadosamente por la barbilla y levantó su cabeza, posando su dedo índice en los pequeños y tiernos labios de la chica.
-No digas nada. –Dijo él, y lentamente acercó su cara a la de la chica, posando sus labios en los de ella, suavemente. Rin se dejó llevar por la acción, y se sumió en un mágico mundo donde nada, más que su presencia ahí, importaba ya. Los chicos continuaron, abrazados por la cálida y resplandeciente luz de la luna, en aquél Valle de las Rosas.
