Buenos días! saskjfjakad.

No me pude resistir a publicarlo, enserio no pude y es la primera vez que escribo de esta forma, el narrador en tercera persona pero quiero aclarar que los pensamientos estarán encerrados en: « » así como el último que habló será quien pensó eso, no se si me explique (?) ¡quizás es el sueño! De verdad no lo iba a publicar pero soy débil :u También les advierto que empieza en el tomó 37 del manga. Ojalá les guste mucho y le den una oportunidad. Besos.


Cuando se es niño es fácil imaginar una vida mejor para ti y tus seres queridos.

Reír por pequeños momentos oportunos que te regala la vida, jugar sin alguna preocupación y pensar que los problemas se solucionan al desearlo con entusiasmo.

Pero cuando se crece te golpea la realidad directo en tú rostro. Comienzas a comprender la malicia de los actos y el cielo que creías vivir se convierte en un infierno, te arrastra sin piedad y te quema sin avisar.

¿Pasado o futuro? Tan sólo sé que el presente es el que duele.

«Lo único que me mantenía vivo es saber que de mi egoísta error alguien de mi familia pudo salvarse. Grité con agonía cada vez que sufría sediento, contuve mis impulsos causados por abandonar mi humanidad. Muchas veces estuve tentado a rendirme, pero me aferraba a la vida sólo para encontrarme con él.

Entre sueños su voz me daba la fuerza que yo necesitaba, volver a reencontrarnos fue la mejor anestesia para este martirio. El dolor que sentía fue remplazado, incluso si tuve que abandonar mi propia humanidad por su deseo de verme bien no me importa en lo más mínimo.»

Aquellos pensamientos atormentaban a Mikaela Hyakuya, un humano que le arrebataron cualquier rayo de luz en su vida, su familia fue asesinada y sólo se aferró a la vida con el propósito de volver a encontrarse con la única persona que quedó de su familia. A pesar de estar en estos momentos junto a él sabía que en el fondo los volverían a separar cuando llegaran a su destino. Tan rápidos fueron los acontecimientos que aún se siente confundido por lo que ha pasado, no sólo volvió a ver a Yuu, si no también abandonó por completo su voluntad al beber sangre de él. Se convirtió en lo que más odia en este despiadado mundo y ahora más que nunca se sentía lejos de su preciado amigo.

«Yuu-chan es mejor que creas que me uniré a ustedes, pero sólo iremos a salvarlos y nada más. Cuando se presente la oportunidad nos iremos.»

Yūichirō Hyakuya a diferencia de él no se preocupaba al extremo por ese tema, era tan confiado que creía firmemente en las personas y por eso su mente pensaba que al hablar con el ejército demoniaco imperial japonés, tal vez lo ayudarían en regresar la humanidad de su familia por eso poco le importaba el haber sido mordido por Mikaela siempre y cuando sea pasajero. Porqué las cosas serán así, Mika volvería a ser un humano y acabarán juntos con los demonios, nunca volverán a separarse.

«No descansaré hasta volver a estar juntos Mika. Al fin mi familia estará completa».

El camino se volvió silencioso unos minutos por los pensamientos de los dos, pero Yuu decidió terminarlo al querer aprovechar cada segundo ahora que Mika volvió a su hogar, el lugar al que pertenece y no cerca de esos cabrones de los vampiros. Habló en varias ocasiones, pero al no recibir ninguna clase de respuesta se enfadó y lo hizo notar.

—¡Oye! ¿Me estas escuchando? —grito sin importarle que Mikaela conducía concentrado, su grito ocasionó que frenara de golpe —Oh, Mika ten cuidado.

—Yuu-chan, lo siento aún no me siento bien —mintió, pero claro Yuu le creyó aquella mentira, más bien se alarmó inclinándose directo a su rostro.

—¿Necesitas más de mi sangre?

El rostro de Mikaela enrojeció y sobre todo por la forma tan despistada en la que lo dijo Yuu, desvío la mirada para volver a conducir con normalidad. Quería olvidar aquella sensación, el sentir sus colmillos clavándose en la suave piel de su amigo, ese líquido rojizo tan dulce que emanaba hizo que sintiera una abrumadora adicción de sólo probarla y a pesar de ser un vampiro su subconsciente lo traicionaba, no era la sangre en sí, si no era el mismo Yuu que lo hacía estremecer pidiendo más.

—Volviste a quedarte ido, supongo es un no, ¿Ya me dejas conducir? —con un tono aburrido le dijo, vaya necio que era.

—No, mi obligación es cuidarte —le recitó las mismas palabras que él le dijo hace unos momentos, inesperadamente Yuu-chan frunció el ceño con un sonrojo.

—Seguro lo hago mejor que tú, Kimizuki me enseñó a conducir —expresó, sin querer el vampiro piso el freno al escucharlo.

«Es lo único que me quedaba en este podrido mundo, ¿Por qué intentan separarlo de mí? Experimentan con él y no permitiré que le hagan daño, lucharé por tenerlo conmigo, vampiros, demonios o humanos cualquiera que intenté alejarme de nuevo de Yuu-chan. Apreté el volante con coraje, si lo llevó con sus amigos corro el riesgo que me lo arrebaten de mis manos y me tomen como un rehén o en un caso más extremista otro peón de sus experimentos.

Malditos humanos egoístas, no podré confiar en ellos y en mí tampoco. Incluso si sus amigos lleguen a ser una excepción el ejército demonio imperial no tendrá compasión de mí, pueden encarcelar a su equipo por traición y usarnos a nosotros dos; a Yuu-chan para acercarse al serafín del fin y a mi buscando información de los vampiros. No puedo dejarme guiar por los impulsos de Yuu-chan.

Quisiera que fuéramos sólo nosotros dos, que abandonaras todo para estar contigo, así como yo lo haría por ti sólo por ser tú.»

—¿Sucede algo? —su voz inocente lo sacó del trance.

—Yuu-chan ¿No podemos volver al pasado? —con melancolía le dedique esas palabras al cielo.

—¿Qué dijiste Mika? — parpadeo un poco, su amigo se estaba comportando extraño.

—Nada, sólo que nos detendremos aquí para ayudarlos.

—¿Tan lejos? —volvió a quejarse, pero al ver su rostro serio se contuvo.

—El ejército demoniaco imperial japonés debe de pensar que tus compañeros son traidores —el gesto preocupado de Yuu no fue desapercibido por el vampiro, pero este sólo mantuvo la mirada fría a pesar que por dentro los celos quemaban su interior —Como te dije antes, sólo los salváremos a ellos.

—Sabes Mika los humanos no son nuestros enemigos —con ingenuidad dijo y su amigo sólo pudo responder con una sonrisa nerviosa.

—Yuu-chan eres tan gentil —cerro sus ojos, al igual que aflojó los hombros, con él podía ser el mismo —Por eso Mika-sama tiene que salvar a su princesa.

—¡Oye, Mika idiota! ¿A quién le dices princesa? —grito el pelinegro, pero con más fuerza al ver como su amigo ya había bajado del automóvil.

—Déjeme abrirle la puerta delicada dama —canturreo Mikaela al instante en que abría la puerta de Yuu junto con una reverencia y la otra pudiendo la mano de su amigo.

—¡Cállate! ¡Cállate! Te salve yo con mi sangre ¡Cállate!

—Yuu-chan pareces una mujer en su periodo —rio al observar el rostro ya sonrojado del ojo verde.

—Hablando de eso... —abrió con más fuerza sus ojos, con un brillo inusual culpable de la curiosidad —¿Para los vampiros es más tentador una mujer en su período?

A pesar de la mirada llena de ingenuidad por parte de Yuu Mikaela con una mirada nauseabunda bajo la cabeza con un escalofrío recorriendo su espalda.

—Eso es asqueroso.

—Sólo preguntaba —desvío la mirada con sus labios en un claro disgusto, pero con cierto tono de burla —¿No ibas a tomarme la mano?

Una sonrisa fina en los labios de Mikaela se dibujó al igual en que eran niños y podía molestar a Yuu por sus actitudes cariñosas, hace bastante tiempo que sus labios habían olvidado como se sentía trazar una sonrisa, pero con él a su lado le salía tan natural que podía dejar a un lado ese camuflaje de frialdad que usa para protegerse. Sin dudarlo alcanzó el brazo de Yuu para jalarlo hacia su cuerpo.

—¡No! Era una broma M-Mika por favor no —forcejeo, pero debía admitir que la transformación de su amigo le dio más fuerza de la que él tenía, por eso era difícil soltarse de sus brazos más no imposible.

—Yuu-chan si quieres puedo cargarte de nuevo —un sonrojo sólo fue la respuesta al igual que balbuceos sin sentidos por parte de él.

—¡Cállate maldita sea! —fue lo último que se escuchó después de forcejear con fuerza justo después de que Mikaela perdiera el equilibrio y cayeran al piso.

«Cerré los ojos, pero no sentí el impacto del frío suelo, en cambio al dirigir mi mirada al frente sólo me topé con un par de ojos carmesí que anteriormente eran azules como el cielo. Mi corazón latía con fuerza, pero no sabía con exactitud el porqué, sólo sentía que esa mirada preocupada se encajaba en cada tejido de mi sistema. Su mirada roja me quemaba, pero ese ardor podía soportarlo porque se sentía cálido, sentía que estaba completo»

—¿Te lastimaste? —ignorando que él fue quien choco en el piso, al ser vampiro ese tipo de daño no le molestaba, fue por eso que rodeo con fuerza el cuerpo de Yuu, exagerado o no lo protegería de cualquier cosa.

Parecía como sus miradas se entrelazaban complementándose al fin. Se detuvo la respiración en algún instante del momento y los dos tenían miedo de que el otro escuchara los latidos fuertes que sufrían en ese momento. Yuu no apartó su mirada de la profunda mirada de Mikaela, así como él no soltó el agarre que aprisionaba al pelinegro, en cambio este se convirtió en uno más posesivo, como si reflejará el miedo que presiente al pensar en el abandono de su amigo; tenía miedo a estar sólo una vez más. Mikaela se acerca con suma delicadeza, tentado por sus deseos su nariz bailó del cuello de Yūichirō hasta volver a topar con su rostro, el olor que emanaba la sangre de Yuu era tentadora, aún más que cualquier sangre que haya olfateado, sólo la de él era tan dulce. Por su acto pudo presenciar un fuerte enrojecimiento en las mejillas de su acompañante.

—¿Qué haces Mika? —pregunto haciendo parar al rubio quien no pudo evitar sonrojarse.

—¿Y-yo? Nada, es sólo que has cambiado demasiado —era mentira, Mikaela sabía que Yuu sigue teniendo esa sonrisa traviesa e inocente, así como ese porte caprichoso que se carga, en el fondo Yuu siempre será así.

Y pudo confirmarlo al ver como los ojos verdes de su amigo se iluminaban por lo que dijo, impulsivamente se levantó del regazo de Mika y se sentó cruzando las piernas mientras se tambaleaba con entusiasmo.

—He crecido 2 centímetros este mes y también tengo más músculo que cuando éramos pequeños.

—... Teníamos 12 años y yo te derribaba fácil — sí, con eso se ganó un gesto ofendido por parte del pelinegro —Y todavía puedo cargarte.

—Me desesperas Mika —se levantó al ver que no podía decir nada en su defensa —Mejor vayamos con Shinoa y los demás.

—¿Shinoa es la chica de cabello morado? —asintió Yuu al mismo tiempo en que emprendió el camino, Mika le siguió el paso —Ah, ¿Ya la rechazaste?

—¿Rechazar de que cosa? —él se quedó callado y al ver la mirada celosa de su amigo pudo comprenderlo, era la misma a cuando en el pasado tocaban el tema del amor entre sus hermanas del orfanato. —No hablaras enserio ¿O sí?

—Yuu-chan eres un despistado.

—Pero... Es ¡Shinoa! Es una zorra —grito ya que por alguna razón Mikaela aceleró el paso.

—De eso no hay duda —sonó enfadado, aunque el mismo no sabía el porqué.

«Yuu-chan es parte de mi familia ¿Es normal sentir este tormentoso fuego en el pecho? Cada vez ha crecido más el sentimiento de inquietud al verlo con alguien que no sea yo. Sea lo que sea... Me molesta.»

—No habló de ese tipo de zorra, habló del tipo en que me cabrea en cada oportunidad que quiere —bufo un poco, pero al final su mirada se ablandó —Pero... Es buena en el fondo, Mika he encontrado buenos amigos y también serán tuyos.

«Mikaela desearía que vuelvas a empezar como lo mismo que yo. Dejarás de sentir la ansiedad que te ahoga y te cierres al mundo como lo hice alguna vez.

Todos estos años estaba resignado de haberte perdido, tú sombra me atormentaba cada vez que cerraba los ojos por no poder protegerte a ti y a nuestra familia. Me sentí culpable todo ese tiempo de ser el único en salir con vida. Pero ahora estas aquí y no me importa convertirme en un demonio por ti, daría mi propia vida para que estés a salvo porque estoy seguro que no podría vivirla perdiéndote de nuevo. Por eso Mika, juré que te salvaré porque cambio la razón por la que estoy viviendo.»

—Yuu-chan, yo no confió en ellos, sólo te tengo a ti. — lo tomó de sus hombros, con una mirada sorprendentemente desesperada queriendo transmitir lo que sentía, pero fracaso.

—Eso dices ahora Mika — tomó su mano, mientras corrió con más prisa al lugar de encuentro ansioso de ver a sus amigos, sin pensar que Mikaela sentía cada paso más obligado.

Los dos tenían planes opuestos, pero ninguno de ellos habló lo que realmente sentían. Cada paso para Yuu era una victoria y en cambio para Mikaela significaba estar lejos de su familia. Hace tiempo dudó de sus sentimientos, desde el reencuentro sentía como su muerto corazón volvió a latir. Era recordar lo que fue, una catástrofe desde la boca de su estómago hasta su cerebro haciendo un circuito, una droga que cobro más fuerza al saborear su sangre.

Lo quería sólo para él, que su mirada verde sólo pueda verlo.

El vampiro sólo podía ver sus manos entrelazadas sin saber qué es lo que sentía en esos momentos, si se es sincero había olvidado cualquier clase de sentimiento que no fuera la culpa o soledad. Sin dudar apretó su mano para no sentirse solo, Yuu al sentir el apretón se volteo para verlo a los ojos y regalarle una sonrisa abierta como en los viejos tiempos, por un instante Mikaela pudo ver el rostro lleno de niñez que siempre le dedicaba su Yuu-chan, pero una ilusión siempre es efímera y en un segundo el pelinegro giro su rostro al frente a causa de un grito que escucharon, el sueño se rompió y sus manos se apartaron. Mikaela sólo pudo ver como la persona por la que luchaba corría con fuerza a donde se dirigió el grito, eran sus amigos gritando su nombre y él se quedó observando como sus dedos se alejaban lentamente, volviendo a sentir como perdía su única familia. Con furia apretó su otra mano agudizando su mirada de una manera fría. Esos humanos querían robarle a Yūichirō. Aprovecho el largo de su cabello y uso su capucha para ocultar sus ojos, sabía que ellos no eran idiotas y el color de sus ojos lo dejaría en evidencia que ha probado la sangre humana.

—Yuu-san, estas a salvo —una voz femenina se acercó, junto con sus amigos quienes se alarmaron al verlo cerca del vampiro, en el fondo seguían dudando de él.

—Mikaela sabía que podíamos confiar en ti —fue lo que dijo Yoichi, el integrante más gentil del equipo, pero los rostros de Kimizuki y Mitsuba seguían mostrándose inseguros.

—¿Dónde están los demás, Shinoa? —se quedó callada y al darse cuenta de las recientes heridas de los demás su semblante se trastorno a uno confuso.

—La familia Hīragi sabía que se trataba de una misión suicida, desde el principio su propósito era abandonarnos —con su debida frialdad explico la líder, haciendo que los demás bajaran la cabeza.

Ese fue el detonante que necesitaba Mikaela para despreciar aún más a los humanos, por mera suerte pudo encontrarse con Yuu-chan, si no hubiera sido así el tal vez estaría muerto. La codicia de los humanos no tenía limites, sus ojos carmesíes brillaron con malicia y apretó sus dientes dando un paso hacia delante para proteger a Yuu, este toco su hombro con suavidad para calmarlo, aunque el mismo estaba decepcionado de su misma especie. Con su inquebrantable orgullo y una mirada desafiante volvió a sonreír sorprendiendo sin duda como siempre a los demás.

—¿Y cuál es el plan? Está claro que no moriremos tan fácil —Yuu miro con simulo a su amigo, pero este tenía una mirada fría distante en sus propios pensamientos.

—Los demás se adelantaron, pero nosotros nos quedamos a esperarte idiota —Kimizuki tomo la palabra y Mikaela agudizo la mirada hacia él sin revelar mucho sus ojos, fue quien más dudaba del vampiro.

—El mayor general Shinya será quien coordine la misión —Mitsuba continuo la explicación —Ignoraremos a la familia Hīragi e iremos a salvar a Guren.

—¿Guren? Yuu-chan, ¿Es de quien me estabas hablando? —Yuu asintió emocionado como un niño pequeño ignorando el peligro en el que se enfrentaban de ahora en adelante.

—Fue secuestrado por un noble —golpeo su frente al quedarse callado en un acto ingenuo —¿Cómo se llamaba ese tipo?

—Crowley Eusford —con voz fría Shinoa lo dijo.

«Mi corazón dejo de respirar por un segundo, ese nombre lo tenía claro como el agua. Hasta ahora era el noble más peligroso que he conocido y luchar contra él significaría estar más cerca de la misma Krul. Esa misión tenía la palabra suicidio en toda la extensión de la palabra. Por primera vez sentí miedo, no podría llegar a vivir si algo malo le pasara a Yuu-chan, quería velar por su seguridad, necesitaba mantenerlo lejos de todos. Los experimentos que realizaron con Yuu-chan se tratan del serafín del fin y sé que Krul busca también ese poder, solo sería un camino más doloroso que la muerte para Yuu-chan. Tengo que aprovechar que están mal heridos y lejos de los demás, es mi única oportunidad para irnos lejos, ser solamente nosotros dos y poder protegerlo con mi vida.»

—He escuchado suficiente, malditos egoístas —una voz pesada como el metal más duro, frio como el invierno se escuchó. Mikaela podía llegar a ser peligroso solo con un malicioso susurro.

Los amigos de Yuu reaccionaron mal al ver los nuevos ojos ardiendo de Mikaela, el haber perdido sus orbes azules era señal de perder por completo su humanidad. Tan solo significaba una cosa, había probado la sangre humana y la más cercana que ha tenido en estos momentos ha sido la de Yuu. Con su espada alzada y el brazo izquierdo rodeando a Yuu dio a entender sus verdaderas intenciones. Los demás alzaron armas al semejante acto de traición, sobre todo Shinoa indignada al pensar que había ganado un poco de la simpatía de Mikaela y más por sus recientes sentimientos que tenía hacia el pelinegro. Amenazo incluso a Guren por atentar con la inseguridad de Yuu, ahora no dudaría en matar al vampiro sin importar ganarse el odio de su compañero en un futuro, tenía miedo a que le arrebataran a su persona importante.

—Ustedes no tendrán a Yuu-chan, es mío —menciono al momento en que su espada se volvía en un color rojo igual que la sangre. A pesar de los gritos de Yuu este no lo soltó ni un momento.

—Mi-Mika suéltame —apretó su agarré, claro que el rubio no lo soltaría de nuevo, pero tampoco era de esperarse que el pelinegro se quedara sumiso al primer acto, forcejeo con fuerza, pero Mikaela al ser más fuerte no consiguió librarse del vampiro.

— Yuu-chan esta vez no dejaré que te vayas — hablo desesperado mientras esquivaba los golpes de los compañeros de Yuu, eran torpes por sus nervios y falta de coordinación sabía que tenían miedo.

— ¡Lo sabía! No debíamos confiar en ese maldito chupa sangre —grito Kimizuki desesperado al atacar.

Mikaela sentía que perdía fuerza, la poca sangre que tomo de Yuu solo era para no morir, no quería tomar más. Pronto se empezó a marear y sentía de nuevo como el dolor por todo su cuerpo volvía, era más difícil moverse de los ataques erróneos de sus amigos y cargar a Yuu se hacía más pesado. En un intento por esquivar las flechas de Yoichi casi tropieza al caer en el suelo, soltando al instante a Yuu. Ese descuido no fue desapercibido por el equipo de Shinoa y ella misma preparo un ataque directo hacia el rubio, pero fue detenida por la espada de Yuu, con un semblante serio que no lo había dedicado jamás. Mikaela abrió los ojos sorprendido y con su agitada respiración se dejó caer de rodillas.

—¡Te prohíbo hacerle algo a Mika! —exclamo sonrojado y con su espada aun en guardia protegía a Mikaela de sus compañeros. Shinoa vio de nuevo esos ojos preocupados por su familia, comenzaba a dudar que ese sentimiento solo era fraternal.

—Yuu-san el trata de traicionarnos —Shinoa le explico, pero este seguía con su espada sin dudar.

—¡No me importa! Sólo no lo toquen —todos se sorprendieron, incluyendo el vampiro al ver la fuerte determinación de protegerlo tanto como él quería protegerle.

—Yuu-chan —con dolor susurro, su pecho dolía de nuevo y se dobló de dolor. Había perdido toda la fuerza que la sangre de Yuu le proporciono al atacar con su espada para defenderse —Yuu-chan…Por favor, escapa conmigo.

—¿Por qué? Confía en mí, ellos lo entenderán, deja de cargar con todo — unas lágrimas siendo acompañadas por un sonrojo hicieron que Mika bajara la mirada por lo que estaba sintiendo en ese momento, ese gesto Yuu lo tomó como una aprobación a lo que dijo así que lo abrazo siendo ingenuo pensando que él tan rápido aceptara su petición.

—Yuu-chan, lo siento — susurró el vampiro aprovechando la poca distancia del cuello de Yuu, estiro su cuello rompiendo los primeros botones para morder esa suave piel que hace perder cada juicio de su mente.

Probo su sangre por segunda vez, traspasando su piel con sus finos colmillos, mordió más de lo necesario siendo prisionero de lo que estaba sintiendo. La calidez que emanaba lo hacía ser un adicto, el sabor dulce lo estaba enloqueciendo, quería probar más y su adicción fue en aumenta cuando vio la expresión enrojecida de Yuu, con esos ojos verdes brillosos tartamudeando levemente su nombre ocasiono que por poco perdiera la razón. A pesar de tardarse unos segundos para ellos dos fue lento.

—M-Mika…—gimió, tan débil que solo pudo ser escuchado por Mikaela, luego de eso el rubio cerro los ojos enfadado por lo que haría, pero es por el bienestar de Yuu. Golpeo con dos dedos el hueco donde se conectan tus clavículas noqueándolo en el instante.

«Sólo recuerdo los gritos desesperados de mis amigos y todo se volvió de un color negro. Por más que me aferré a no desmayarme era imposible no hacerlo, la última imagen que tuve fueron los ojos carmesíes de Mika acompañados de lágrimas dolorosas. Quería evitarle cualquier clase de dolor ¿Por qué está llorando entonces? No puedo entender porque es inalcanzable el estar juntos. Solo quiero estar con él, poco me importaba ser utilizado por los humanos, me importaba poco que el fuera un vampiro, lo único que me interesa es estar junto a él, aunque cada vez mis sentimientos son más borrosos, ¿Es normal sentirlo? No puedo encontrarle forma a lo que estoy experimentando. Solo puedo sentirme completo cuando él está conmigo, se volvió en mi razón de pelear. Por muchas veces que lo niegue tal vez, solo quizá el ser cargado por él no es tan malo.

Nunca he sido bueno con los sentimientos, no puedo expresarme sin mostrar enfado, pero a decir verdad lo que siento es igual al reflejo de un espejo empañado. No puedo alcanzar a ver con claridad. Mika, estoy confundido.»

Los esmeraldas que portaba como ojos fueron abriéndose lentamente, se encontraba mareado así que se levantó como pudo tocando su cabeza. No sabía en donde estaba ya que todo estaba oscuro pero unos gemidos llenos de dolor lo inquietaron, las cuerdas eran débiles y eso lo sorprendió, era como si quisieran evitar que sufriera dolor. Se deshizo de ellas y camino a oscuras sujetándose de alguna pared, eran las ruinas de algún edificio escondido en la ciudad, camino hacia donde provenían los gemidos y se alarmo más al escuchar con claridad como pertenecían a Mikaela. Por la oscuridad tropezó, pero cayó en algo suave. Abrió los ojos y sus nervios amentaron al darse cuenta que se trataba del pecho de Mikaela, pero el terror creció mas al ver dos grandes cortes en forma de una considerable "x" se podía imaginar que el causante fueron las armas de Kimizuki, pero el como siempre ignoro su bienestar y se preocupó más por el pelinegro, acaricio sus cabellos y trato de controlar su respiración.

—¿Te dolió algo, Yuu-chan? —eso fue lo que dijo, difícilmente por sus heridas.

—¡Eres un idiota! —retiro su mano con furia, mientras lo miraba de una manera enojada, pero esto solo hizo que creciera una sonrisa en Mikaela —¿Dónde te duele? Debes de preocuparte más por ti ¡Por un Demonio!

—¿Yuu-chan se preocupa por mí? —con un tono divertido trato de hacer menos tenso el momento, pero él al ser descubierto presiono su herida en el pecho.

—¡Olvídalo! Por mi muérete —cruzo sus brazos, pero al escuchar otro gemido no pudo ocultar su preocupación — O-oye ¿Estas bien?

—Yuu-chan, sigues siendo tan malo conmigo —sonrió débil— Tus amigos son fuertes y gaste todas mis fuerzas en ellos, lo siento —al ver su mirada de horror prefirió seguir hablando— Evite lastimarlos, solo escape de ellos. Están bien.

—¿Cómo hago que sane tu herida? —ya calmado pregunto, lo primordial ahora es su salud, después hablarían de eso, pero no fue necesaria la respuesta al ver como poco a poco se estaba curando por si sola.

—Puedes llegar a ser tan tierno —rio a pesar del dolor que poco a poco disminuía, pero Yuu solo fue capaz de desviar la mirada.

—Tú herida sana muy despacio a diferencia de otros vampiros —toco sus cortes levemente y él se quejó.

—Seguro es porque no había probado la sangre humana en cuatro años. Estaba en mi limite, estaba preparado a morir, pero antes quería protegerte —Yuu no pudo esconderlo, le dolió saber eso — No pongas esa cara, estaré bien.

—Pero si bebes sangre continuamente te repondrás ¿Verdad? —no respondió, tampoco quería decirle que solo ha tomado muy escasas cantidades de su sangre.

—Yo quiero que vivas Mika, pero tampoco quiero que lo hagas sufriendo —golpeo su nuca y dejo expuesto su cuello — Quiero que bebas hasta que ya no puedas más.

Mikaela no pudo resistirse, el sabor que emanaba Yuu-chan era como las puertas del infierno, tan tentadoras que podría perderse en el pecado. Lamio levemente sus labios y se acercó con cuidado. Se odio un poco al ser la tercera vez que lo haría, pero esta vez tomaría la sangre necesaria y no solo una miseria, quería estar unos días enteros bien. No lo pensó mucho y clavo sus colmillos en su cuello, sintiendo la sangre de nueva cuenta pasar por sus labios, sin derramar una gota de ese líquido, cerró los ojos perdiéndose en el adictivo sabor. Esta mordida fue diferente y Yuu también lo sintió, fue lento y sin prisas, no solo fueron pobres gotas, se dio el lujo de pasar con fuerza la sangre exquisita de Yuu. Él se quejó, por primera vez le dolió el ser mordido por Mikaela y entonces entendió que las dos primeras veces fue porque se contuvo. Perdió el control y volvió a morder con fuerza, lamio con lentitud las marcas que recién le produjo y esta vez con sus labios dejo una marca roja innecesaria en el cuello de Yuu, él lo abrazo con fuerza, apretando la espalda del rubio y sintiendo como su respiración se aceleraba.

—De-detente Mika —entre gemidos pudo decir— Me duele por favor.

En automático se detuvo, siendo ya consciente de sus acciones. Quiso golpearse al ver la mirada cristalina de Yuu, ni siquiera se dio cuenta que prácticamente volvió a tirarlo hacia el suelo, pero esta vez aferrado de su cintura, los dos sonrojados se miraron directo a los ojos. Esta vez el sonrojo era mutuo y las respiraciones agitadas es lo único que se escuchaba en el desolado edificio. Una batalla entre zafiro y esmeralda se desato, cada vez estaban más cerca que no pudieron darse cuenta. Mikaela a centímetros de sus labios y Yuu tan temeroso que podría temblar, el rubio al notarlo se separó dejándolo más confundido de lo que estaba. Se levantó con lentitud aturdido por lo que estaba sintiendo ¿A dónde querían llegar?

—Mika, quiero ir con mis amigos, ellos también son mi familia —quebró el incómodo silencio, Mikaela mordió sus labios por la terquedad de su amigo.

—Escúchame Yuu-chan.

—OH Lalalala, no escuchó nada, ¡Nada! ¡Estoy sordo hasta ver a mis amigos!

—Y-Yuu-chan ¿Enserio harás eso de nuevo?

—¡No me importa lo que digas! Creí que confiabas en mí y me llevaste lejos de todos.

—Escúchame de una vez Yuu —con una voz alta expresó el rubio, pero más se sorprendió al ver la reacción de su amigo sonrojado.

—No me llamaste Yuu-chan —al principio lo exclamó sorprendido y después torció los labios en una rabieta—Eres de lo peor.

— Eres inmaduro cuando te conviene ¿Verdad? —suspiro, después de todo estaba más aliviado, al parecer ese bochornoso momento fue olvidado, ahora la atención de Yuu estaba en sus amigos, aunque prefería eso a tener que enfrentar lo confuso que estaba sintiendo. Yuu, quizá era demasiado inocente para estar consciente de lo que pudo suceder.

—No soy inmaduro, sólo quiero verlos —jaloneo su brazo, con esa mirada determinada, pero a la vez rogándole al rubio —Son importantes para mí.

Ese ardor en su pecho volvió con más fuerza, el malestar de saber que no es lo único importante en la vida de Yuu, a veces se sentía como si ellos fueron más importantes que él. Siempre que estaban solos no dejaba de nombrarlos. Por ese instante que se descuidó Yuu salió corriendo, pero solo fue un corto metro que se alejó, Mikaela con sus reflejos vampíricos apareció frente a él y lo acorralo en la pared, con fuerza lo dejo caer en un muro en forma de cilindro y entre su capa Yuu pudo ver que eran unas esposas.

—Mika ¿Es necesario? —afligido dijo al no creer como lo estaba tratando.

Mikaela lo pudo ver, como sus ojos verdes se cristalizaban por lo que él hacía. Temblaron un poco sus manos que sujetaban sus muñecas, pero no dudo en ningún momento. Haría lo que fuera por protegerlo, mantendría con vida a Yuu incluso si fuera a costa de la suya. Lo que estaba apuntó de hacer estaba fuera de todo criterio en el que creía ¿Cuantas veces soñaron con escapar lejos? Bajo la cabeza, ese sueño infantil se fue distorsionado con el tiempo por la realidad. Cerró las esposas e igual sintió un horrible hueco en su pecho al ver como su preciado amigo estaba esposado en el cilindro de cemento que alguna vez fue parte decorativa del edificio.

—Es para evitar que escapes— no sabía si esas palabras eran dirigidas a Yuu o a él misma para convencerse. Intentó acercar su mano para acariciar su mejilla, pero Yuu desvío la mirada evitándolo con enfado.

—No quiero convertirme en el ganado de mi mejor amigo.

Su mano tembló y pudo sentir claramente como algo dentro de él se quebraba en su interior. Se preguntó cuántas veces los humanos lo trataron como un monstruo, como un relámpago se vinieron a su mente cada rostro lleno de pánico tan sólo de verlo, no podía caminar cerca de algún niño sin recibir miradas llenas de odio. Bajo la mirada a pesar de nunca hacerlo ni siquiera con un noble, porque al tratarse de Yuu podía ser tan débil que dolía respirar.

—Mika... —arrepentido por su impulsividad, buscó la mirada de su amigo, pero ahora él fue quien sintió una grieta en su pecho. Sólo podía ver una lágrima dolorosa recorriendo la mejilla del vampiro.

—¿Me odias Yuu-chan? Sólo quería protegerte —apretó sus puños y con uno golpeó el suelo —Quería que fuéramos solo los dos.

—No puedo Mika —forcejeo las esposas lastimando sus muñecas por la presión —No puedo dejarlos solos.

—¡Tú pudiste hacer nuevos amigos! Te olvidaste de mí —Yuu negó con su cabeza, pero el rubio lo omitió —Sólo te tengo a ti, sólo pude pensar en ti todos estos años.

Yuu se sonrojo y esta vez no podía dejar a Mikaela con esa incertidumbre, tenía que ser sincero por primera vez en su vida. Vio como él se dejó caer hasta su altura, incido ante él, de esa forma tan débil que dolía. Estuvieron solos todos estos años y ahora que está aquí tenía miedo, miedo a no saber qué es lo que estaba sintiendo, Cada vez ansiar más la presencia del otro, necesitarse casi para respirar y el contacto sentir que quema. Tanto como Mikaela y Yuu estaban confundidos, esa confusión quemaba como no tenían idea. Se miraron a los ojos y Yuu le pidió que se acercara.

—Siempre me tendrás para ti —trato, pero no pudo. Bajo la cabeza mientras su rostro enrojecía —Pero tengo miedo Mika —su voz tembló, pero así continuo— No sé qué es lo que siento por ti, no lo sé. ¿Por qué con los demás lo tengo claro?

—… Yo también tengo miedo… —admitió el más alto, de alguna forma sintiéndose correspondido —porque no sé qué siento por ti.

—¿Me puedes desatar? —pregunto esperanzado, dejando a lado el tema tan incómodo para ellos— Prometo no escaparme.

Le creyó por esta vez y así lo hizo, tal como Yuu dijo no intento hacer nada. Solo estaba pensando en sus amigos y en como estaría Guren, pero esos pensamientos poco a poco se estaban nublando por el afrodisiaco aroma que Mikaela emanaba, es obvio que no dejara esa idea de salvar a sus amigos, no podía rendirse con su nueva familia y Mikaela tendría que aceptarlo, pero mentiría si no admite que desea un momento estar así con él, aunque aún no sabe la razón. Por alguna razón su cuello le dolía, aprovecho las ruinas de aquel edificio y encontró restos de vidrios que fueron alguna vez ventanas. Se acercó a un trozo grande para usarlo como espejo y vio levemente las marcas rojas que se asomaban en su cuello. No sabía muy bien que eran, nunca las había visto, se supone que solo los colmillos dejan dos finos puntos, pero nunca marcas tan rojas.

—Mika ¿Qué es esto? —dijo apuntando las marcas de su cuello— Sé que tú las hiciste, pero no sé qué son ¿Tengo que preocuparme?

—¿Eh?... —Mikaela se sonrojo más de lo debido, no sabía que la inocencia de Yuu rebasaba esos niveles— Yuu-chan ¿Enserio no sabes qué son? —el negó, dejándolo en una comprometedora situación, claramente el rubio si sabía lo que es, pero otra cosa es explicárselo a su amigo.

—Bueno Yuu-chan —lo pensó un momento— Significa que eres mío.

El pelinegro abrió la boca sorprendido y con un rostro de haberlo entendido todo,

—Ellos estarán bien, te lo prometo. Te ayudare, pero por favor Yuu-chan, por ahora quédate conmigo —solo un roce con sus labios en su cuello fue la perdición que necesitaba, atino a levemente asentir con la poca fuerza que tenía. Quería ser egoísta unos minutos solamente. Estaba perdiendo.

—No renunciare a ellos Mika —le advirtió— Pero no puedo vivir sin ti.

—Si quieres salvar a tus amigos y a la humanidad tenemos que ser cuidadosos. Los vampiros no son los únicos enemigos Yuu-chan, pero ¿Sabes algo? Mikaela-sama te va a proteger así que por favor este momento… Quédate conmigo.

Yuu no pudo resistirse. Se acercó con cuidado, rozando su frente con la de Mikaela, sentía que su corazón latía tan rápido, podía perderse y encontrarse un millón de veces. Dejo salir un último suspiro, cayó en cuenta que sea lo que sea ese sentimiento no podían seguir escapa

ndo, quizá tan solo quizá lo podrían descubrir juntos.

—Me quedare contigo —fue lo último que dijo.


OH si! termino el primer capitulo. Disfrute mucho escribiéndolo, fue diferente (?) adskjad me dio placer escribirlo & espero les haya gustado(: ! Muchas gracias por leerlo con eso me basta. Que tengan un bonito día