Disclaimer: Nada me pertenece. De ser así, JK no sería tan rica y Ron estaría todo el día atado a la pata de mi cama.
Este fic participa para el reto especial "Primero de septiembre" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Nota inicial: El canon de Zac es mío (no el personaje). Esta es mi visión del rubio más divino de todo Hufflepuff y puede que no sea la que tienes tú, así que te pido comprensión y que te lo pases bien.
Héroe Hufflepuff
"Pase lo que pase", dijo la voz de su padre en su mente, "deja el apellido Smith en buen lugar".
Todos estaban nerviosos, pero su estado se asemejaba más al de una hoja mecida por el furioso viento invernal de su Newcastle natal que el de ningún otro en la sala. El Gran Comedor se había inundado de alumnos de primer año entre los que se encontraba él. Y Harry Potter, claro. Seguramente, ya hasta la difunta alma del Señor Oscuro se había enterado de que el Niño que Sobrevivió había cambiado su mote por "El Niño que Estudió".
Sabía que su padre ardería en deseos de verle sentado al lado del mago más famoso de todos los tiempos —al menos, menor de veinticinco lustros—, pero cuando ese sombrero viejo gritó que Potter iba a la casa de los leones, su globo se desinfló como las ilusiones de Weasley por estrenar túnica algún curso. Y la presión volvió sobre él. No se consideraba Gryffindor ni de broma, pero tampoco sabía hasta qué punto su mordaz inteligencia casaba con los cánones Ravenclaw. Así pues, solo le quedaba Slytherin: la casa de los magos oscuros. Magos que, si bien por el camino equivocado, habían conseguido grandes cosas.
—¡Smith, Zacharias!
Pocas personas se giraron para mirarle y, probablemente, a ninguna le importó lo más mínimo que la palabra que saliese de la descosida boca del sombrero fuese "Hufflepuff" en lugar de "Slytherin" o "Ravenclaw". A ninguna excepto a él.
Sentía que sus piernas levitaban en desazón mientras se dirigía a la mesa de los tejones, que le vitoreaban como si fuese su Harry Potter particular. Y, entonces, cuando la cara crispada de su padre empezó a gritarle que era un inútil, lo vio claro: si Hufflepuff no tenía un héroe, él se convertiría en esa figura que tanto necesitaban. Al fin y al cabo, lo único que le diferenciaba del cuatrojos eran su pelo y su carisma.
Mucho más aliviado se sentó en la bancada e hizo el favor a un niño regordete de robarle la alita de pollo. Todo un héroe.
Nota de autora:
Esta viñeta me ha salido sola. Zac me sale solo. Por qué, es algo que nadie sabe. En cualquier caso, dedicado como el anterior a mi querida Ana, porque sé que Zac le enamora y me manda muchas cositas en el Disney City Life aun con su conexión mierdosa de Internet.
A los demás, espero que os haya gustado. A mí me ha entretenido mucho escribirlo.
