Alfred F. Jones observaba su reflejo en el pequeño espejo que guardaba en su bolsillo.
Un mechón rubio sobresalía de los demás, alzándose de manera rebelde sobre los otros. Bostezó y guardó el pequeño espejo de mano, a la vez que miraba por la ventana del bus.
"Wow." Murmuró, conteniendo la respiración. Rodó hasta el borde del asiento para poder ver mejor. El bus disminuyó la velocidad y se detuvo frente a un edificio que lo dejó boquiabierto.
Frente a él, la universidad se alzaba imponente, hecha de bloques de piedra y madera y cristal. A ambos lados, los jardines parecían no tener fin. Gárgolas decoraban la arquitectura, reflejándose sin vida sobre los lentes de Alfred.
Alfred escudriñó, intentando ver mejor sobre las mareas de jóvenes que se abrían paso para llegar a tiempo a sus clases. Era algo impresionante de ver, sobre todo para él que se había criado en una granja a las afueras de Texas. Sentía como si pudiera quedarse todo el día observando el campus de la universidad desde la ventana del bus. Pero si lo hacía llegaría tarde a clases, y eso estaría mal ya que era su primer día.
Miró de un lado a otro, confundido cuando el edificio empezó a deslizarse hacia la derecha. ¿Los edificios en Inglaterra suelen moverse? Claro, la universidad no se estaba moviendo en absoluto: el bus había empezado su marcha, agarrando velocidad y alejándose de la edificación. "Shit!" Murmuró, golpeando con frustración el asiento de en frente. Se levantó torpemente, colgándose su mochila al hombro.
"Eh, conductor, !conductor! !Esta es mi parada!" Gritó con voz americanamente escandalosa, empujando pasajeros en lo que se abría paso por el pasillo del bus y hacia la salida-
Cuando al fin logró convencer al chofer de que se detuviera, se encontraba a varios kilómetros lejos de la universidad. "Oh, dammit." Hizo una mueca, pero al instante la reemplazó por una sonrisa. No hay que llorar sobre la leche derramada, dicen. Alfred tarareaba, mientras a pasos largos hacía su camino de vuelta a la universidad. Era un día fresco y nublado, como era de esperarse en Londres. El sol asomaba tímidamente detrás de unas nubes, pero no lo suficiente como para calentar.
Le tomó al menos 15 minutos regresar. Había varios edificios y facultades, y era difícil escoger a cual debía ir cuando no había nadie en los jardines a quien pudiera preguntarle. Al final decidió hacerlo de "de tin Marín, de do pingüe". Entró al primer edificio a su derecha y empezó a caminar por los desolados pasillos. Eso solo le indicaba que había llegado tarde. Bastante tarde.
Se detuvo frente a una puerta, leyendo el letrero colgado en la misma. "Aula A 18." murmuró para si mismo y sonrió. !Esta era! Empujó la puerta como si nada, sonriendo alegremente, orgulloso de haber llegado al lugar indicado. Se sentó en la última fila, dejándose caer despreocupadamente sobre la silla. Arrojo en una esquina su mochila, y cruzó una pierna sobre la otra, apoyando ambas sobre la mesa.
Fue en ese momento que se dio cuenta que había hecho algo mal. Veinte pares de ojos lo observaban, y una tosecita irritada le hizo llevar su atención a una mujer delgada de cabello corto y rubio que lo observaba irritada, frunciendo el ceño en su dirección. La mujer, presumiblemente su profesora, daba golpecitos con la suela de uno de sus zapatos de tacón.
"Uh..." Alfred intentó lucir casual y arrepentido, aunque no sabía que era lo que había hecho mal. Estaba en el aula correcta, ¿no? Sonrió y ladeó el rostro ligeramente, poniendo una expresión inocente. Ladies love that. "¿Buenos días?"
"¿Alfred F. Jones?" La profesora revisó su lista de alumnos. Alfred asintió. "Mi clase empezó hace 40 minutos. ¿Podría saber cuál es la causa de fuerza mayor que impidió que usted llegara a tiempo como todos los demás?"
"Oh, sí, sí, !verá! Yo venía en el bus, ese que pasa por esa calle de allá abajo, ya sabes. Y yo me detuve a mirar todo. !Todo! Por ejemplo, hay una fuente a la entrada, ¿ya la has visto? Es espantosa, completamente espantosa- Bueno la fuente no, pero los adornos de jardín sí que lo eran. I mean, ugh, ¿a quién se le ocurrió ponerlos? Yo demandaría a ese sujeto por el mal gusto que tiene, pero bueno, no soy quien para juzgar a ustedes, británicos." El rostro de la profesora estaba contorsionado en una mueca que crecía con cada palabra del americano. Alfred tragó saliva e intentó regresar al punto. "¿En qué estaba?"
Un bufido fue la respuesta a su interrogante, aunque no provenía de la mujer. En la primera fila, un muchacho leía atentamente un libro y fruncía las cejas. Alfred no lo había visto al entrar.
La profesora agarró unos papeles y tomó asiento. "Suficiente." Dijo, una vez que se dio cuenta que era caso perdido cuestionar a Alfred, quien tendía a hablar de más y a alejarse del tema. "Y baje las piernas de esa mesa."
El resto de la clase continuó sin mayor alboroto, y Alfred se moría del aburrimiento. Tenía que estar quieto, bien sentado, sin gritar, o hablar fuera de turno. !Ni siquiera podía comer en clase! God, ¿a qué clase de ser de la maldad se le había ocurrido reglas como esas?
Fue un alivio cuando la clase terminó y aquella espantosa mujer abandonó la habitación. Estiró las piernas, bostezó y se puso de pie al mismo tiempo que los demás.
Se colgó la mochila al hombro y empezó a caminar por los pasillos, buscando su próxima aula. Se detuvo para sacar de su bolsillo una aplastada hamburguesa que había traído desde los Estados Unidos. Sabía a gloria. No sabía qué clase de comida vendían en Londres, así que era mejor prevenir.
Suspiró, mientras masticaba ruidosamente su hamburguesa. !Todo era tan aburrido! Y no lograba entender ese maldito acento británico que todos usaban. Dammit.
Cuando llegó a donde se suponía que le tocaba, se aseguró de ser él quien entrara antes que nadie. Se precipitó por la puerta, pero se sorprendió al ver que ya había alguien ahí. El mismo chico de la otra clase, el que había bufado cuando Alfred intentaba excusarse-
Alfred lo podía ver mejor ahora. Su cabello era rubio y desordenado, sus ojos verdes como esmeraldas. Igual que la otra vez, se encontraba oculto detrás de un libro, grueso y de pasta dura. !Debía tener al menos mil páginas! Bueno, tal vez no. Pero definitivamente era mucho más grueso que cualquier cosa que Alfred hubiera leído. El chico murmuraba en voz baja, mientras fruncía el ceño con ligereza. Alfred no pudo evitar notar lo pobladas que eran sus cejas. Era como si dos ratones hubieran hecho nido sobre sus parpados.
Reprimió una risita y decidió acercarse a él. El chico se veía solitario, y tal vez solo necesitaba a alguien que fuera amable con él y le hiciera conversación.
"Hello, mi nombre es-"
"Shut up. Estoy leyendo."
Alfred parpadeó un par de veces. Se aclaró la garganta e invadió ligeramente el espacio del chico. Lo intentaría una vez más. "Um, hola? Mi nombre es Alfred F. Jones, !directo desde América! Y, ya sabes, me preguntaba si..." Si las miradas pudieran matar, Alfred estaría muerto y enterrado. Varios metros bajo tierra. El chico lo observaba, sin parpadear y con el ceño más fruncido que antes. "Me preguntaba si quería compañía." De repente, aquella pregunta sonaba muy tonta en sus labios.
"Obviously not." murmuró con voz suave el otro, marcando la página que estaba leyendo y lanzándole una mirada. "Pero ya me has interrumpido, así que bien podría actuar como un caballero y presentarme también." Su acento era marcadamente inglés, lo cual le daba un aire serio y enigmático. "Mi nombre es Arthur Kirkland, if you must know. Estudio Literatura y Lengua Inglesa en esta bella universidad, aunque claro, eso resulta evidente."
Arthur. ¿Cómo el Rey Arturo? Antes de darse cuenta, lo estaba diciendo en voz alta. "¿Arthur? ¿Cómo el Rey Arturo?"
Arthur enarcó una poblada ceja, como intentando decidir si el otro hablaba en serio o sólo quería parecer gracioso. Resopló no muy disimuladamente al notar que Alfred había hecho lo que parecía ser una pregunta sincera. "I suposse so."
Alfred sonrió de manera amplia, inclinándose con ligereza sobre la mesa. "!Qué genial! Mi nombre no es tan genial como tuyo, I mean, no hay ningún rey Alfred, ¿o sí?"
Arthur sólo lo observó.
"Uh, bueno..." Alfred se rascó la nuca. "Yo también estudio Literatura y Lengua inglesa. Parece que seremos compañeros un buen tiempo."
"Parece que así va a ser. Fabuloso." Respondió Arthur en tono monótono, retomando su lectura sin echarle una última mirada al americano.
Qué difícil era entablar conversación con este tipo. ¿Todos los británicos eran así? No sabía que más decir, y era evidente que Arthur lo estaba ignorando y esperaba que se fuera. Después de varios minutos de incómodo silencio, Alfred se enderezó y se alejó de manera casual, yendo a buscar algún asiento en el fondo.
No mucho después, el aula se empezó a llenar de alumnos. Alfred se acercó a todos, saludándolos y haciéndoles conversación. Quería llevarse bien con todos. En el colegio había estado en el equipo de básquet, y siempre había sido popular y amigo de todos. Esperaba que la universidad fuera similar.
Regresó a su lugar, después de saludar a una chica de cabello castaño llamada Elizaveta.
"Te importa si me siento, ¿da?"
Alfred miró a la figura que le hablaba. Sonrió amigablemente y le hizo espacio para que tomara el asiento de al lado. "Sure, go ahead."
"Gracias."
Alfred le dio la espalda sólo un segundo, mientras rebuscaba en su mochila un par de guantes. Londres era definitivamente más frio que Texas. Miró por la ventana. La mañana seguía igual de gris y nublada que antes, sólo que ahora el sol no era visible en ninguna parte.
Escuchó una risita a lado de él. "¿Con frio?"
Alfred asintió, girándose un poco en su asiento para poder conversar con la persona que se había sentado en el asiento contiguo. "Creo que en cualquier instante me volveré un cubo de hielo. ¿No hay calefacción en este lugar?"
"Nyet." El extraño negó con la cabeza, sonriéndole de manera dulce y cálida. Parecía divertido. "Es un edificio muy antiguo. Tendrían que tumbar y hacer huecos en las paredes para instalar una calefacción. Pero claro... un edificio tan antiguo como este podría venirse abajo. Además, escuché que no lo han remodelado en más de doscientos años."
"Why not?"
El chico se encogió de hombros. "Creo que esta construido sobre ruinas celtas. Estamos rodeados de historia."
Alfred miró con fascinación las paredes, como si las viera por primera vez. "You sure know a lot!"
"Mi nombre es Ivan, por cierto. Soy de Rusia, ¿y tú?"
A Alfred le brillaban los ojitos de la emoción. "Really? !Siempre he querido ir allá! ¿Sabes cómo se llaman esos muñequitos que traen un muñequito más pequeño adentro, y otro. y otro, y otro?"
Ivan asintió, "Matryoshkas. Pequeñas muñecas matryoshkas. ¿No son adorables?"
" 'Course they are!" Alfred hablaba de manera tan rápida y alta que pronto empezó a atraer miradas ajenas. Incluso Arthur le dedicó una milésima de segundo para fruncirle el ceño y seguir con su lectura. "Oh cierto... creo que olvidé presentarme."
Conversaron un poco más, mientras la clase se iba llenando de alumnos y murmullos.
Ivan era alto y robusto, con cabello platinado y ojos como la nieve. Usaba una bufanda clara al rededor del cuello y su voz tenía un ligero acento que hacía que Alfred pensara en las montañas heladas de Rusia.
Un hombre empujó la puerta. "Perdón por la demora, soy su profesor de gramática. Miradas al frente, ahora."
La clase no fue tan mal como la primera. El profesor, Ludwig algo..., uh, su apellido era alemán y era difícil de pronunciar -y de escribir-, les explicó cómo iban a ser las clases, y luego les pidió amablemente que tomarán turnos para presentarse a la clase, yendo a pararse frente a la pizarra.
Lo usual.
Todo iba bien. Resultó que muchos alumnos eran extranjeros. Eso hizo sentir un poco mejor a Alfred. Había un chico de Italia y otro de Grecia, entre otros más. Cuando le tocó el turno a Arthur, Alfred prestó total atención a lo que este iba a decir.
Arthur se levantó muy dignamente, cerrando su libro, marcando la página y tomando un par de pasos al frente. De ahí en adelante, todo se volvió caótico.
Arthur tropezó, o más bien, le hicieron una zancadilla cuando estaba a punto de llegar al centro. Soltó un gritito, perdiendo el equilibrio y aterrizando sin gracia sobre la pizarra. Se hizo un corte en la mano con el borde metálico y su nariz empezó a sangrar. Fractura. Arthur lanzó la cabeza hacia atrás, intentando detener la hemorragia mientras todos empezaban a reír. Incluso Ivan. Alfred frunció el ceño. Esa había sido una broma pesada. ¿Que no veían que Arthur estaba verdaderamente herido?
Arthur arrancó una hoja de cuaderno y la presionó sobre su nariz Enrojecido de vergüenza, intentó presentarse a pesar de todo. "Buenos días, mi nombre es..." La clase estalló en más risas. Todos señalaban a Arthur y se burlaban de lo nasal que sonaba su voz mientras la apretaba con la hoja de papel. Bueno, sonaba como un payaso pero... !no era gracioso! ¿Por qué todos se reían?
Arthur enrojeció incluso más y sin levantar la mirada intentó regresar a su asiento, sólo para encontrar a Gilbert sosteniendo su libro en alto y mostrándoselo a todos, pasando las paginas sin cuidado. "!Es un libro de cocina!" gritó, mientras se desternillaba de risa en su asiento.
Esta vez, Arthur se volvió completamente rojo, no de vergüenza si no de ira. Dejó caer al suelo la hoja de cuaderno que presionaba sobre su nariz y se abalanzó sobre Gilbert. "Give that to me!" Exigió con voz nasal, soltando un montón de calificativos impropios en el proceso. Gilbert arrojó el libro a un chico que estaba en frente, quien lo lanzó a otro y a otro. Todos reían mientras se pasaban el libro de mano en mano, alejándolo de Arthur, quien saltaba de un lugar a otro tras el libro.
Algunas páginas se soltaron, y empezaron a volar por toda el aula mientras Arthur, ensangrentado y al borde de las lágrimas, cerraba las manos en puños de ira. "!Esto no es gracioso!" gritó, y se arrojó sobe Francis Bonnefoy, quien jugueteaba con su libro de una mano a la otra.
El profesor intentaba controlar el alboroto, pero era en vano.
"Bollocks!" Arthur tropezó una vez más, esta vez enredándose en el bolso de una chica y cayendo al suelo con estruendo. Todos rieron, una vez más, y Francis le arrojó el libro a Alfred. Alfred agarró el libro, y se negó a arrojárselo a alguien más. Arthur no merecía esto.
"Are you alright?"
Arthur no lo miró, sólo sollozo con suavidad, intentando ponerse de pie. Alfred le ofreció la mano, pero Arthur sólo lo ignoró- "I don't need help from a yank..." susurró, tomando el libro de las manos de Alfred y limpiándose la sangre del rostro con la manga del suéter. "Oh, bloody hell." Las manchas serían jodidamente difíciles de sacar. "Creo que necesito ir a la enfermería, profesor."
Alfred se ofreció repetidas veces a acompañarlo, pero Arthur se rehusó, empujándolo para que lo dejara pasar. Rendido, fue a tomar asiento a lado de Ivan. ¿Cuál era su problema? Alfred sólo quería ayudar.
Arthur no regresó para el final de la clase, ni para la siguiente.
¿Le habría sucedido algo? ¿Algo serio? No prestó mucha atención a nada, a pesar de que cada profesor se esforzaba en dejar más tarea que el anterior. Y eso que sólo era el primer día.
Pero Arthur regresó, casi al final de la última clase. Su nariz había sido curada y vendada, y la sangre había sido limpiada de su rostro. Aún tenía un par de raspaduras, y el suéter estaba torcido y ajado, pero no era nada que no se pudiera arreglar. Presentó su excusa al profesor y tomó asiento muy lentamente en la primera fila.
De una manera u otra, para el final del día Arthur se había convertido en el hazmerreír oficial de toda la universidad. Alfred podía ver a sus compañeros codearse y susurrar entre ellos mientras señalaban a Arthur y luego reían.
El profesor hablaba sobre algo que Alfred no lograba entender.
Empezó a hacer dibujitos en su cuaderno y a tararear.
"Disculpe."
Alfred dibujaba una mujer barbuda y con bigote. Toda una obra de arte.
"¿Disculpe?"
Tal vez la nariz era muy grande... Y la mano izquierda tenía un dedo de más...
"!Disculpe! ¿Me oye?"
"¿Uh?" Alfred arrugó el papel que estaba dibujando y miró al frente- "¿Pasa algo?"
"Sí. Ya es hora de limpiar y no puedo mientras usted está ahí sentado. Soy el conserje."
Alfred miró de un lado a otro, sorprendido. La clase estaba, de hecho, vacía. Sonrió con indulgencia, tirando todo dentro de su mochila y colgándosela al hombro. "Sure, sorry. Lamento haberme quedado hasta tan tardo. Have a good day!" Gritó al pasar por la puerta, despidiéndose del conserje con un gesto de la mano.
Caminó por los pasillos, intentando recordar por cual había venido.
La luz de la tarde se filtraba por las altas ventanas de madera, iluminando el interior del edificio en sombras de gris y dorado. Por suerte, el frio que había hecho en la mañana se había disipado, y el aire se sentía húmedo y cálido Aun así, Alfred sintió un escalofrío. Todos estos antiguos edificios británicos eran algo siniestros. Sobre todo cuando estaban vacíos.
Sus pisadas hacían eco sobre las baldosas de piedra mientras caminaba. Izquierda, izquierda, derecha, izquierda, derecha.
"Oh, crap."
Alfred no recordaba haber venido por este pasillo antes. Tal vez... tal vez tomó un giro errado. Tal vez era... izquierda, izquierda, derecha, derecha, izquierda? O izquierda, derecha, derecha, izquierda, izquierda?
Se rascó la cabeza y empezó a retroceder. Debía haber una puerta en algún lugar. Ya casi sentía que le faltaba el aire. Empezó a caminar más rápido aun. ¿Acaso las paredes se estaban cerrando sobre él? Sacudió la cabeza, intentando no asustarse aún más. Había visto suficientes películas de terror como para saber que iba a ocurrir. No sería nada bueno. Tragó saliva, tomando un giro hacia la derecha, y y estrellándose de frente !con un monstro!
Okay, no era un monstro. Sólo que Alfred deja volar su imaginación muy a menudo.
"Shit!"
"Bollocks!"
Alfred se sobó el trasero, haciendo una ligera mueca mientras intentaba ponerse de pie. "Are you alright?"
"Es la segunda vez que me preguntas eso hoy. Por un demonio, no sé cómo hacerte entender que estoy jodidamente bien. Maravilloso, de hecho. Aunque estaría mucho mejor si dejaras de aparecerte en cada paso que doy. Ya he tenido suficiente por el día de hoy sin un yankee que quiera intentar hacer las cosas mejor."
Arthur. Alfred no tuvo ni que mirarlo. La voz nasal y el amable vocabulario lo delataban.
"Oh, I'm sorry..." murmuró, extendiéndole una mano que Arthur ignoró olímpicamente.
"Don't be." bufó, aplandose los pliegues del pantalón y acomodándose el suéter. "No quería ser maleducado. Es sólo que he tenido un día de esos..."
Alfred asintió, guardando las manos n los bolsillos y lo observó. "Siento lo que pasó hoy, por cierto. Uh, eso estuvo mal, ¿sabes?"
"Of course I bloody know. No necesito que me lo recuerdes. Y ya deja de sentir pena por mí, Alfred F. Jones. No ayudas." Bajó la mirada y se acomodó un bolso verde sobre el hombro. "Yo puedo vérmelas por mí mismo, ¿sí? Good bye." Murmuró, tocándose la nariz vendada de forma inconsciente antes de empujar a Alfred a un lado y seguir con su camino.
Entonces Alfred recordó que estaba perdido.
"Hey, hey, wait up!" gritó, echando a correr tras Arthur.
Era sorprendente como aquel británico podía caminar con tal rapidez, sobre todo tomando en cuenta que era una cabeza más bajo que Alfred. En cuestión de segundos, Alfred lo había perdido de vista.
"!Agh!" Pateó lo primero que encontró. Que resultó ser un pilar de concreto sólido. Empezó a saltar en un pie mientras maldecía, agarrándose el pie. Justo entonces, escuchó una risita atrás de él.
"¿Es alguna costumbre americana el patear objetos de cemento?"
"Ah. !Arthur! !Mi salvador!"
Alfred cojeó feliz hacia Arthur, quien lo observaba con una ceja levantada.
"¿Salvador? Excuse me? Siento que me perdí de algo."
Alfred se arrimó a una pared, relatándole lo mejor que pudo como había terminado perdido.
Al final de su historia, Arthur negó con la cabeza, bufando y murmurando algo que sonaba como "stupid bloody yanks".
"Sígueme." Dijo al fin, girando en los talones y empezando a caminar hacia el final del pasillo. "No es tan complicado andar por aquí. Sólo tienes que recordar dónde está el norte."
Alfred asintió, intentando no perder rastro de él de nuevo. "¿Qué estabas haciendo aquí tan tarde, de todos modos?"
"¿Vas a interrogarme o qué?" Arthur giró a la derecha.
"Sólo quería saber...-"
Arthur hizo una pausa, sin quitar la vista de al frente- "Tuve que regresar por unos apuntes que olvidé, ¿sí? Sólo eso."
Cuando al fin lograron salir del edificio, Alfred estaba tan feliz que se hubiera arrojado sobre Arthur y lo hubiera besado. Pero eso sería muy raro, así que sólo se arrojó de rodillas sobre el césped y gritó: "!Aire! !Aire fresco! Ah. God bless America!"
Arthur rodó los ojos, observando el pequeño numerito de Alfred con aprehensión. Al menos nadie más los estaba viendo.
"Very wll then. I suposse I better leave now."
Alfred se levantó con rapidez. Quería agradecerle antes de que se marchara. Corrió detrás de él, sacudiéndose pasto de las rodillas, pero Arthur ya se encontraba a media cancha de fútbol de distancia. Era como si apareciera y desapareciera por arte de magia.
Alfred suspiró, mientras caminaba a paso lento por los jardines, hacia la parada de autobús. Que tipo tan raro es ese.., pensó, tomando asiento en el fondo del bus.
Arthur. Arthur Kirkland. Como el Rey Arturo.
"Weird. So weird."
Alfred sonrió, y decidió tomar una pequeña siesta en lo que demoraba el viaje de regreso. Con los lentes ligeramente torcidos y el rostro apoyado contra el cristal de la ventana, Alfred suspiró. y su último pensamiento antes de quedar dormido en el asiento de aquel bus, fue el de un chico con brillante cabello dorado y ojos verdes como esmeraldas.
N/A: Hola! :D Esta fic se basa en un sueño que tuve. Yo nunca recuerdo mis sueños, así que fue raro e.e... Hace tiempo que no escribo -ni actualizo- fics. Pero el amor a Hetalia me ha llegado una vez mas -dspues de leer por quinta vez We'll meet Again, de Geroge deValier- y decidi adaptar mi sueño a Usuk. Ya saben, porque Usuk es lo mejor (?) En fin, no espero alargar mucho esta fic, ya que soy una floja de mierda y abandonó las fics de más de 10 capitulos.
Sin embargo, pienso retomar mis fics. Memorias del jefe España, Auf Wiedersen, Convicto, um... Mi nombre es Rolo (Code Geass), tal vez las otras tambien, y pensaba comenzar la traducción de Singles. Alguien ha leido ese fic? *:* Ya tiene traducción?
En fin e.e... Si no quedó claro algo siempre pueden preguntarme, respondo mensajes y adoro reviews :D Aunque no tengo internet justo ahora así que tomara tiempo responder. Aparte porque mi laptop esta dañada y estoy escribiendo un libro mio propio (?)
Si leyeron esto, son buenas personas :DDDD Si no, no importa (?) No dije nada importante :3 Y este debe ser el capi más largo que haya escrito aluna vez .-. Y el titulo es provisorio, alguna idea? owo
Besos~
