··Falsas princesas··
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··En proceso de edición··
··Naruto no me pertenece, la historia de Falsas princesas sí y también los OCs que aquí aparecen··
Capítulo 1: Como todos los domingos por la mañana
Se llevó el cigarrillo a sus suaves labios dejando que el humo entrase en ella. Cerró los ojos un instante, evadiéndose por un segundo de lo que sucedía a su alrededor. Abrió los ojos al tiempo que soltaba el humo, volviendo a la realidad en ese preciso momento. Contempló la imagen ante ella, la típica de un domingo por la mañana. Sakura estaba dormida en su cama, hecha un ovillo, el cabello despeinado y restos del maquillaje que había llevado la noche anterior. Sonrió negando levemente con la cabeza, a la mañana siguiente de irse de fiesta ella siempre era la primera en levantarse y por eso se sentía como si ni siquiera hubiese dormido. En cambio su amiga dormía casi hasta la hora de dormir, disfrutaba de un sueño profundo mientras ella se fumaba los malos pensamientos. Apagó el cigarro en el suelo del balcón de Sakura y dejó la colilla en alguna de las macetas, total la madre de su amiga ni siquiera pisaba la habitación, siempre respetando el espacio de su querida hija. Una sonrisa burlona se dibujó en su rostro, la pobre mujer era tan ingenua que se pensaba que su hija era una santa, que jamás bebía, ni fumaba y ni hablar de estar con chicos desconocidos. Soltó una carcajada, si la señora Haruno supiera...
— Pareces una loca riéndote sola.
La voz de la anfitriona hizo que sonriera con amplitud, dirigió la mirada hacia ella y se rió con ganas al ver la cara de su amiga. Además de tener manchas de maquillaje, su voz sonaba pastosa, tenía los labios resecos y los ojos rojos. La rubia sonrió y se abalanzó sobre ella, ganándose una protesta por parte de la otra.
— Estaba pensando en lo ingenua que es tu madre pensando que eres una santa.
— No es ingenua, lo que pasa es que sé interpretar muy bien mi papel de hija perfecta.
— ¿Y quién te enseñó a ser tan buena actriz?
— Tú por supuesto, oh grandiosa maestra cerda — su tono burlón y su sonrisa ladeada solamente molestaron más a la de ojos azules que sonrió con malicia.
— No intentes burlarte de la maestra, mi querida aprendiz.
Y ambas rieron con frescura y suavidad. Sus voces estaban algo roncas, tenían la boca pastosa y les dolía todo el cuerpo pero aún así reían, como siempre, como todos los domingos por la mañana.
— Oye me muero de hambre, levántate que necesito galletas y café.
Sakura sólo asintió, sabía que la rubia era adicta al café y hasta que no se tomaba su taza de por las mañanas no era la de siempre. Así que ambas se dirigieron a la cocina. Ino agradecía que los padres de su amiga se fueran todos los fines de semana al pueblo porque así tenían la casa para ellas solas y podían hacer lo que les diese la gana.
— Estaba pensando en celebrar una reunión el fin de semana que viene — comentó Sakura mientras servía el café.
— Frentona no pienses con resaca que me asustas — respondió mientras comía una galleta, se ganó por supuesto una mirada llena de rabia por parte de su amiga — ¿Aquí en tu casa? ¿Segura? Mira que esta gente es una salvaje.
— Lo sé, lo sé pero no pensaba invitar a los chicos — Ino alzó una ceja — Me apetece una fiesta donde podamos ser nosotras mismas con las chicas, ya sabes, nada de la chica lista de clase ni de la belleza que no puede emborracharse porque tiene que mantenerse perfecta. Quiero dejarme llevar por una vez, desfasar sin tener que preocuparme de que Sasuke me mire con superioridad o de que Naruto intente cuidar de mí.
La rubia sonrió de lado, la verdad es que estaría bien ser ellas mismas por una vez, dejar de lado sus interpretaciones y divertirse como nunca. Porque Sakura era vista por todos como una chica responsable que no podía besar a ningún chico porque estaba enamorada de un chico que no le hacía ni caso. Por su parte Ino era la princesa perfecta, demasiado buena para cualquier chico, sofisticada y perfecta, no fumaba, ni bebía y tampoco regalaba besos. Echaba de menos las últimas vacaciones de verano en las que habían ido a una pequeña ciudad famosa por sus fiestas y sus preciosas playas. Al no conocer a nadie pudieron ser ellas mismas, de ese modo cumplieron su mayor deseo: ser libres. Fue ahí donde se volvió adicta al tabaco, también perdió la virginidad. Sakura se lió con tantos chicos que no le bastaba con ambas manos para contarlos y peor aún era que de muchos ni se acordaba. En aquel pueblecito la dulce Hinata aprendió a ligar y dejó que por primera vez un chico la besara y tocara, aunque sin llegar tan lejos como ella, después de todo Hinata seguía siendo Hinata. Tenten se emborrachó por primera vez y ligó como nunca. Karin acabó subida a la barra de un bar, convirtiéndose en la reina de la zona y enamorándose de un surfista, por primera vez abrió su corazón de nuevo. Temari también perdió allí la virginidad y fue la única que se atrevió a fumar varios porros.
Fueron unas vacaciones perfectas, echaba de menos todo aquello, desde entonces no se habían dejado llevar de esa manera y la rubia no se había vuelto a sentir libre. Porque fue ese verano cuando todas ellas se quitaron por primera vez sus respectivas máscaras. Esas máscaras que empezaban a incrustarse en su piel de tal manera que ya ni sabían diferenciar entre realidad y teatro. Porque la realidad era que las chicas que todos conocían eran simples papeles ¿Por qué lo hacían? Simplemente así era más fácil.
— Ino, deja de mirar la taza de café atontada y dime qué piensas de la fiesta.
Parpadeó varias veces y miró a Sakura algo confundida, en su interior maldijo el hecho de que al día siguiente de salir fiesta se perdía en su mundo con facilidad.
— Me parece perfecto, ya sabes que echo de menos una noche todas juntas como antes — Sakura asintió ante lo dicho — Bien, hagamos lo siguiente: durante esta semana nosotras preparamos todo, las demás sólo tendrán que presentarse.
La Haruno sonrió con amplitud, no podía evitar sentirse emocionada. Necesitaba quitarse esa maldita máscara de una vez, ya le empezaba a asfixiar. Sólo podía ser ella misma con sus amigas, esas chicas tan diferentes que la entendían, que sabían lo que era fingir ser otra persona. En el caso de Ino era ser una princesita sin ningún fallo. Hinata el ser dulce y tierna, la verdadera también lo era pero la gente no veía más allá, no se fijaban en lo observadora que era ni en que no era tan inocente como pensaban. Para todos Karin era una chica cruel y arrogante, chica promiscua sin sentimientos que no se toma ninguna relación en serio. Tenten era la chica deportista, esa a la que no le gustaba arreglarse, que era algo ruda y le gustaban las cosas de chicos. Temari era la reina que todo lo controlaba, segura de sí misma, dominante, que le encantaba dar órdenes. Y en su caso ser la chica que estaba enamorada de Sasuke, esa que sacaba buenas notas y se enfadaba con facilidad. Algunas partes eran ciertas como que Temari podía tender a ser dominante y algo controladora, el problema era que la gente las etiquetaba y podían salirse de su rol. Ella misma no tenía permitido estar con chicos porque claro se suponía que estaba enamorada del Uchiha.
Las personas se empeñaban en no ver que habían cambiado, que Karin sí tenía sentimientos y era capaz de enamorarse como las demás. Hinata había crecido, perdiendo parte de su timidez e inocencia, de la misma forma Tenten era más femenina e Ino ya no era tan consciente de sí misma. Pero nada de eso importaban, ellas debían esconder sus verdaderas personalidades tras esas máscaras que odiaban, cierto era que las protegían pero eso no quitaba el desagrado que sentía al tener que ocultarse de ese modo.
Pasaron el resto del día hablando sobre la fiesta, planeando qué podrían comprar para comer, decidiendo las bebidas alcohólicas y cómo se organizarían para dormir. Hacía tiempo que no pasaban todas juntas un fin de semana. Sin duda iba a ser algo memorable, incluso más de lo que ellas pensaban en esos momentos.
¡Muchas gracias por leer!
Próximo capítulo: Actuando
Este capítulo es el más corto, poco a poco iremos viendo cómo se relacionan las chicas entre ellas y con los demás personajes, además se verá cómo viven con sus máscaras.
11/06/2016 Edición
