Hola les traigo una historia que he estado rondado mi cabeza últimamente, para los que leen "En busca de Cecil" a más tardar la próxima semana les subiré el siguiente capitulo, estuve un poco complicada últimamente estudiando para un examen disculpen. Bueno espero que disfruten la historia
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-¡Mamá!-
-Ya voy Ginger, ya voy- una muchacha de cabellera rubia corría por los pasillos de su departamento
-¿Qué sucede cariño? ¿Por qué gritas? -miraba con gran ternura maternal a esa pequeña niña con apariencia afro-asiática americana, una verdadera combinación su cabello negro y rizado amarrado en dos coletas dándole una imagen muy tierna de la pequeña y sus ojos café oscuros, pero con ese característico brillo infantil en ellos, propio de una niña de 4 años, que con sola una pequeña mirada decían mas de mil palabras, ahora expresaban un miedo profundo.
Su piel morena y sus ojos chinos hacían ver a la niña de una manera tierna. Definitivamente esa pequeña era una criatura adorable a la vista
-Es que tuve una pesadilla- el rostro de la huera se endulzó y acarició levemente el cabello de la niña, como quería a esa niña, era su mundo, su vida
-No te preocupes mi amor, mamá esta contigo ahora – el miedo de la pequeña desapareció al casi al instante con las palabras de su dulce madre que, con su sonrisa le transmitía toda la seguridad del mundo a la niña
- ¿No me dejaras sola verdad? –preguntó con gran temor en su voz, su madre era todo lo que tenia, solo se tenían la una a la otra que más se podría pedir pensaba la pequeña
-¡Claro que no! es más dormiré contigo ¿si?- la niña se abrazó al cuerpo de su madre feliz con solo escuchar que tendría su compañía
A sus veintitrés años Helga había resultado ser una gran madre siempre a lado de su hija velando por su bienestar con gran trabajo y esfuerzo terminó sus estudios de periodismo, mientras trabajaba para mantener a su niña.
Como madre soltera desde los 19 siempre había sabido salir adelante sin importar los obstáculos que le traía la vida, pero solo había uno que no sabia si podría enfrentar: a causa de su trabajo había sido trasladada a Hiilwood el hogar del cual se había marchado hace 7 años a causa de varias circunstancias que le dolía en el alma recordar.
Pero, a pesar de ello no dejaría que eso la hiciera desistir del trabajo; tan solo tenia algunos meses que la chica había comenzado a trabajar de periodista y necesitaba el dinero es decir la vida de una madre nunca es fácil y menos si esta sola y sin apoyo alguno pensaba la rubia mientras observaba atentamente a su hija
Si que la vida le había dado cambios en estos últimos años, pero su hija hacía que todo el esfuerzo valiera la pena, tan solo una sonrisa suya bastaba para que Helga sintiera sus fuerzas renovadas para seguir luchando por lo que amaba, sonrió con melancolía alguna vez la sonrisa que le devolvía los ánimos era la de Arnold y ahora el tan solo nombrarlo le dolía enormemente a su corazón porque la vida le había mostrado que ese amor era solo una vaga ilusión de su niñez, un simple y sencillo amor pasajero que aun cuando por un tiempo le pareció vivir en las nubes por ser correspondida.
Pero bueno, paro a ella eso ya no le importaba o eso era lo que quería creer, que todo había pasado, que ya no lo amaba, que ni siquiera tenia que sufrir por ello. Se mentía así misma diciéndose que todo ese amor era simple y sencilla admiración por un chico que la había visto cuando nadie mas la vio, que aun si lo volviera a encontrar no sentiría mas por él que una profunda admiración y no mas.
Acarició los cabellos de su hija recordando como es que ella había llegado a su vida y lo feliz que era ahora con ella a su lado
Flash back
Una chica se encontraba en su departamento ya tenia dos años que se había mudado a Los Ángeles, pues lo había considerado lo mejor para seguir y olvidar.
A pesar de todo recordaba con melancolía todas las cosas que había vivido en su antiguo hogar en Hillwood definitivamente nunca las olvidaría tan solo tenia 16 cuando se había ido de allá y ahora a sus 18 años aun se mantenía en contacto con sus amigos. Bueno con casi todos excepto con cierto cabeza de balón, el cual fue la razón de su partida.
El timbre sonó, corrió con cierta alegría a abrir la puerta. Este verano Phoebe vendría a pasarlo con ella.
Pero nada la preparo para lo que vendría a su vida después de esta visita.
Phoebe estaba en su puerta echa un mar de lagrimas, en cuanto la vio la chica se tiró a sus brazos y lloro aun con mas fuerza
-¡Estoy embarazada!– Helga se paralizó ante la noticia, conocía a Phoebe desde hace tantos años que pensó que ella jamás podría caer en algo como eso
-¿De qué hablas caso tu y Gerald?- bastante impresionada escuchaba su amiga atentamente a todo lo que esta le decía.
Le había costado calmarla para que ella le explicara lo sucedido al parecer después de tantos años de noviazgo, Gerald había logrado convencer a Phoebe de profundizar su relación; pero las cosas no habían resultado tan bien como esperaban.
No tuvieron el cuidado de protegerse e informarse y esto les había costado caro, Phoebe había quedado embarazada
-¿Que piensas hacer? – pregunto la huera intrigada.
El traer un niño al mundo no era nada fácil y menos si se era tan joven
-Voy... a... abortar – dijo titubeando la misma Phoebe no estaba convencida del todo de su propia decisión
-¡Queeeeeee!- no podía creer lo que escuchaba: su mejor amiga la mas madura y responsable persona que había conocido iba a abortar ¡eso no era posible! no cabía en su mente, opción tan descabellada
-¡Estas loca!- le decía entre molesta y decepcionada por la decisión de Phoebe- ¡No puedes hacer algo tan inhumano! Phoebe encontraremos la solución –
-¡Que solución ¡!Aquí no hay ninguna, esto es lo mejor!!- gritaba su amiga al borde de la histeria. Había llegando hecha un mar en llanto al departamento de Helga en los Ángeles a contarle lo que sucedía esperando que ella la apoyara en su decisión
--Pero ¿Phoebe?-trataba de hacer entrar en razón a la muchacha – a lo mejor entre tu y Gerald pueden hacer algo ¡es mas¡ yo les ayudo no comentas una locura como esa
-¡!No yo no quiero!! ¡! ¡¡No lo entiendes esa cosa no debe nacer ni Gerald ni yo la queremos, él está de acuerdo conmigo yo voy a abortar!!- paff una bofetada había resonado.
Helga sentía que se le partía en alma por haber golpeado a Phoebe, pero no podía permitirle hacer tal locura eso era inhumano y no la dejaría que eso sucediera.
Phoebe la miro expectante ¿acaso Helga la había abofeteado? Las lágrimas volvieron a salir de sus ojos sentía una desesperación y culpa tremenda por el solo hecho de haber decidido quitarle la vida aun ser humano
Pero no quería que su futuro se viera trancado por la criatura que ahora crecía en su vientre, ella tenia planes, ella quería ser grande y un niño haría que todos sus esfuerzos se fueran a la basura.
Helga meditaba respecto a todo esto.
Un silencio incómodo se había formado en el apartamento, ella se levanto preparo algo de café y se lo dio a su amiga para así calmarla
Con un largo suspiro se decidió a hablar – ¿Estás segura de lo que dices?- Helga pensó que tal vez Phoebe había recapacitado respecto a su decisión o pedía a Dios que así fuera
-Sí lo estoy – dijo sin ningún vestigio de duda en su voz con todo lo que había pasado estaba mas segura que nunca que esa seria la decisión correcta
Una mirada de tristeza y resignación apareció en el rostro de Helga, Phoebe no desistiría a su palabra, pero tampoco podía permitirle que cometiera ese acto.
-¿Cuanto tienes de embarazo?-
-Cuatro meses- Phoebe había logrado disimularlo muy bien con fajas y demás, en lo que Gerald y ella decidían que hacer respecto
-Habíamos tardado en decidir que seria lo mejor –
-¿Para quien? ¿Para ustedes o para la criatura a la que van a asesinar? -Phoebe se sintió ofendida por el comentario de Helga pero optó por no decir nada
-¿Es por eso que acordaste venir a mi casa? ¡¡Por que entonces nadie sabría que abortaste ¿esperabas que yo te ayudara a cometer tal atrocidad?!- le dijo ya bastante exaltada
-¡Pues sí, y si no me piensas ayudar ten por seguro que lo hare sola!-se sentía cada vez mas dolida por las palabras de su amiga. Estas le llegaban certeras al corazón y agonizaba por ello.
Helga se obligo a calmarse no ganaba nada con discutir con ella, estas eran las vacaciones de verano tendría bastante tiempo para hacer desistir a Phoebe de su decisión y lo haría cueste lo que le cueste
- Esta bien; acepto que no te quieras hacer cargo del niño pero...-
-¿Pero qué?- había captado la atención de Phoebe y eso le daba la esperanza de que poder salvar a la criatura, lo siguiente que haría sabia que le costaría mucho, pero valdría la pena
-¡Déjalo vivir y te prometo que yo cuidare de él!- dijo casi en un doloroso gemido. Sabía que lo que había dicho seria de grandes consecuencias en su vida, pero no importaba no permitiría que mataran a esa criatura.
Phoebe la miro con gran sorpresa, no esperaba que Helga estuviera tan desesperada por salvar a la criatura como para trancar ella misma su futuro haciéndose cargo de esto. ¿Qué no sabia que la vida como madre soltera era difícil?
-¡¡Estas loca!! , ¿Tienes una idea de los problemas que te estas echando encima? –
-Yo cuidare de él o ella velaré porque no le falte nada. Pero ¡por favor! ¡No abortes!- a Helga parecían no importarle en lo absoluto los problemas que vendrían con esta decisión.
Phoebe lo pensó por un momento; de alguna manera la propuesta de Helga le parecía accesible y disminuía su culpa , ¿pero y si la gente se enteraba de lo de su embarazo ? Esta opción a su conciencia le parecía mejor pero no seria algo fácil de realizar, miró a Helga y vio en sus ojos la determinación y entrega a sus creencias, esa mirada que no tenia desde lo de Arnold y solo eso bastó; sabía que si Helga se proponía algo lo lograría y que ninguna otra persona podría cuidar de esa criatura mejor que ella.
Fin del flash back
Eso había sido hace casi cinco años atrás y desde entonces había cuidado de Ginger.
Ella era como su hija, muchas veces fueron las que deseó que ella realmente fuera su hija, pero eso no sucedería. Sin embargo la cuidaba y amaba como tal, al principio creyó que cuando Phoebe tuviera a la niña cambiaria su perspectiva y entonces ambas se harían cargo de ella y a lo mejor hasta Gerald aprendería a quererla y la niña tendría un hogar.
Pero lamentablemente las cosas no salieron como esperaba.
Flash back
La rubia se encontraba en el hospital esperando con ansias el saber como había salido todo, estaba realmente emocionada debía admitir la idea de tener una niña en casa le alegraba.
La doctora salió de la sala y le informó que todo había salido bien y que el bebe era una niña; corrió hacia donde su amiga a darle las noticias esperando con ansias que ella reaccionara con la misma felicidad.
-Phoebe es una niña ¿escuchaste? – le decía con una sonrisa de oreja a oreja.
-A que bien – respondió secamente la asiática.
-¿Qué te sucede, no estás feliz?- preguntó intrigada espera una reacción mas alegre de parte de la madre.
-No me interesa – dijo con una frialdad que provoco escalofríos en Helga
-¿Cómo no te va a interesar? es tu hija sangre de tu sangre, producto de tu amor hacia...-
-¡Cállate!-le grito Phoebe.
Helga la miro preocupada, desde que ella había accedido a tener a la niña, se había comportado de una manera distante y fría el tener a la niña parecía no importarle.
Les había dado trabajo mantener en secreto el embarazo, durante el verano pero lo habían logrado, sin embargo Gerald no se había comunicado con Phoebe en todo este tiempo, parecía que la tierra se lo había tragado dejándolas solas en esto.
-Me iré la próxima semana a mi casa más vale que cumplas con no decir a nadie sobre esto –
-Pero Phoebe-
-Pero nada entiendes ¡esto ahora es tu problema no el mío! –
Definitivamente las cosas no habían salido como esperaba, a Phoebe no parecía importarle en lo mas mínimo la niña, solo le importaba ella misma, pero no tenia derecho a reclamar ella debía dejar que ella hiciese lo que le plazca.
Fin del flash back
Phoebe hasta la fecha no había hecho nada por saber de la niña parecía haberla olvidado por completo.
Después de eso, ella registro a la niña como si fuera suya Ginger Abigail Pataki y desde eso ella se había encargado de todo, recordó que al principio tuvo muchos problemas con Bob ya que el consideraba a Helga como una cualquiera tuvo que soportar muchas ofensas de él, ya que a Miriam le dio igual.
Pero eso no le importo en lo absoluto, después de todo a ella nada que tuviera que ver con ellos le importaba, nunca se hubiesen dado cuenta de que ella nunca estuvo embarazada ya que ellos jamás la visitaban. Pero aun sin el apoyo financiero de Bob terminó sus estudios y cuidó de la niña, se consideraba toda una triunfadora en ese aspecto, nada haría que Helga G Pataki se rindiera.
Mañana su hija y ella viajarían a Hillwood y una nueva vida comenzaría para ambas aunque temía un poco por ello no dejaría que ese miedo la hiciera perder su objetivo el que tenia desde hace cuatro años "todo por el bienestar de mi hija".
Contempló a su hija por última vez antes de caer rendida a los brazos de Morfeo tan apacible, tan única, seguramente seria una mujer de bien en el futuro
...
El sol alumbraba la habitación, esta se veía ya algo vacía por la mudanza, con gran animo Helga se levanto esta mañana dejo a su pequeña dormitar un rato mas y se dispuso a preparar el desayuno, hoy sentía que seria un buen día, se puso unos jeans y una blusa rosada, se amarro su pelo en una coleta y bajó a ver que cosa se le ocurría para el desayuno.
Durante los últimos años se había hecho una experta en los deberes de la casa, se reía al recordar que las primeras veces que intentó cocinar para si misma había incendiado la comida un par de veces y ni que hablar cuando aprendió a planchar, todas sus ropas tenían un gran agujero pero después de varios intentos al fin logro planchar sin quemar la ropa y cocinar sin incendiar la cocina en el proceso.
¡Listo!- dijo con gran emoción, unos ricos y recién hechos hot cakes, junto con un poco de jugo de naranja se encontraban en la mesa listos para comerse.
-¡Buenos días mamá¡- decía la pequeña ya levantada y arreglada con un lindo vestido azul cielo y su cabello amarrado en dos coletas y un pequeño moño azul cielo en cada una.
-¡Buenos días!- para Helga nada era mayor felicidad que pasar un rato agradable con la niña
Las dos se sentaron a la mesa a comer y a jugar un rato pues los desayunos con Helga no eran del todo normales.
Para Ginger su mama era la persona más divertida del mundo, no había día en que a su mama no se le ocurriera una manera divertida de hacer las cosas más comunes. Hoy sus hot cakes tenían la forma de un elefante y su jugo de naranja tenia los trozos de la naranja en forma de pececitos que su mama había decorado con caritas divertidas especialmente para ella.
Helga observaba divertida a su hija y es que eso de tener tantas locas ideas se lo había aprendido a la abuela de Arnold, como la vez que Pokie le enseño a tejer, al principio Helga pensaba que eso seria de lo mas aburrido, pero en cuanto descubrió como lo hacia ella realmente quedo impresionada, ¡Ella tejía de cabeza ¡
Nunca olvidaría aquel ultimo consejo que recibió de ella "Las cosas mas aburridas pueden ser divertidas si lo haces a tu manera y con mucha imaginación"
-¿Mami nuestra nueva casa es bonita? –
-Pero por supuesto que si y sino la haremos bonita –
-¡En serio ¡-
-Sí ¿de que color quieres que pintemos tu habitación hee?
-¡Azul!
-Pues azul será pero antes… hay que su subir las cosas al camión de mudanzas.
Pronto lo poco que quedaba en el departamento ya se encontraba en el camión de mudanzas, Helga contemplaba su apartamento por última vez, ese lugar había sido su único refugio durante mucho tiempo el dejar este lugar le causaba algo de nostalgia.
-Señorita ya cargamos todo –
-Ok nos iremos en seguida ¡Gin cariño ya tenemos que irnos!
-Ya voy mami, pero no encuentro a kokie por ningún lugar –
La niña buscaba por todo el departamento a su adorada mascota.
-¡Ah con que aquí estabas¡-
La niña tomo rápidamente a su perrita y fue con su mamá, esa perrita se la regaló cuando cumplió tres años, y desde entonces la niña la adoraba y cuidaba con mucho cariño.
-¡Estoy lista¡-
- Muy bien señorita, pues emprendamos el viaje – Helga puso en marcha la camioneta sería un largo tramo para llegar a Hillwood y el comienzo de una nueva aventura para ella
...
Arnold conducía como alma que le lleva el diablo; se le había hecho tarde para ir al periódico. Como periodista estrella era el preferido del jefe pero eso no justificaba el llegar tarde.
Desde la primaria cuando estuvo en el periódico escolar, Arnold había desarrollado un gran gusto por los reportajes y entrevistas, eso lo había llevado a estudiar la carrera de periodismo, la vida del chico resultaba de total envidia para cualquiera, ganaba muy bien, su novia Laila era una modelo y actriz muy reconocida en Hillwood, seis años atrás sus padres habían regresado de san Lorenzo, que mas podría desear pensaría cualquiera.
Pero, para Arnold las cosas no eran así, a pesar de tener todo no era realmente feliz desde hace aproximadamente 7 años., el tiempo que Helga llevaba lejos de él.
Su vida era tan monótona y aburrida ya que desde su punto de vista tuviera lo que tuviera, a su viada le faltaba ese toque de locura y pasión que solo Helga le daba, nunca dejaría de recriminarse por haber terminado con Helga por una tonta ilusión con Laila y aunque hasta ahora seguía con ella el no la amaba, por que para él Helga siempre iba a ser la dueña de su corazón.
Ya había tratado de convencerse así mismo que la había olvidado y que él amaba a Laila pero la realidad siempre estaría allí: él aun amaba a Helga, pasó sin querer por la vieja casa de Helga miles de recuerdos de lo que habían vivido pasaron por su cabeza, en realidad la extrañaba.
- Llegué a tiempo- decía jadeando Arnold.
-Buenos días Arnold – saludaba la secretaria era una señora mayor con apariencia de abuela, un persona de muy buen carácter.
-Buenos días señora Martínez.
-Mi esposo te esta esperando.
-Iré en seguida.
Avanzó rápidamente hacia la oficina del señor Martínez, quien ya era mayor de cabello blanco y un bigote espeso colgaba en su rostro dándole un aspecto muy duro él era una persona muy estricta y difícil, todo lo contrario a su esposa, muchas veces Arnold se preguntaba como es que dos personas tan distintas podían estar juntas, pero sonreía porque incluso él estuvo alguna vez con alguien que era totalmente opuesto y a veces esas mismas diferencias los hacían aun mas unidos.
-Señor Martínez ¿me necesitaba?
-Arnold que bien, pasa casi llegas tarde he
-Lo siento señor no volverá a pasar.
-Está bien, esto no es de lo que quería hablarte, mañana se presentará una nueva reportera y quiero que tu la instruyas.
-¿Alguien nuevo?- esto le sonaba raro casi nunca había personal nuevo, que llegando ya tuviera un puesto como reportero, estos siempre empezaban como simples asistentes.
-Sí es una chica que viene de los Ángeles, su currículo es intachable para las pocos meses que lleva en esto, pero pidió un traslado al periódico de esta ciudad y tú la ayudaras a adaptarse ¿entendido?
-Sí señor no se preocupe – Arnold tenia curiosidad sobre esa persona más que nada sobre su desempeño a lo mejor por fin tendría competencia para los mejores reportajes.
…………………
-¿Vienes Phoebe?- decía la compañera de cuarto de Phoebe.
-No, no tengo tiempo- respondió la asiática.
Phoebe observaba el sobre que tenía en sus manos, era de Helga como siempre ella enviaba una carta contándole de como iba Ginger y de lo lindo que seria que un día las visitara para conocerla, pero ella nunca respondía, el recordar eso le dolía enormemente. Con gran temblor en sus manos abrió el sobre y se dispuso a leerlo
Phoebe:
¡Amiga como has estado¡ he oido que ganaste el concurso del conocimiento en Harvard y eso me alegra en gran manera. A causa de varias circunstancias me he visto obligada a mudarme a Hilywood ¡Sí amiga regreso a casa! aunque no haya sido mi idea.
Ginger a crecido fuerte y grande ¿sabes? es una niña muy lista tal y como lo eras tu a su edad, es muy traviesa de igual manera y le encanta el color azul, los hot cakes con forma de animales que se me ha ocurrido inventar, desearía que un día nos vinieras a visitar en nuestra nueva residencia, en la casa donde crecí después de mucho conseguí que Bob me la vendiera ¿puedes creerlo?
Amiga no sabes como te extraño y la tristeza que siento ante la idea que nunca contestes mis cartas, no pienso molestarte mas con mis palabras, espero que te gusten las fotos de Ginger que te envié, para que veas lo bonita que es tu hija.
Con cariño
Helga G Pataki
Unas lagrimas recorrieron su rostro, se sentía tan mal, observó la foto de la niña con cierto cuidado y la guardó en su cajón junto con las otras cartas que Helga le había enviado, sentía tantas ganas de ver a Ginger pero sentía que no merecía tal cosa después de todo lo que le quiso hacer a la niña y lo egoísta que había sido no merecía conocerla.
Solo podía conformarse con lo que Helga le contaba de la niña o eso era lo que ella creía.
……………….
-¡Gin llegamos¡ -por fin después de un viaje de casi ocho horas al fin habían llegado a la casa.
-¡Que bien mama!- la niña bajo con mucha emoción del auto; pronto entraron a la casa.
Helga sintió como todos los recuerdos de su niñez volvían a su mente y eso realmente le encantaba
-¡Gin ven!- tomó a la niña de la mano y corrieron juntas hasta el segundo piso, hasta llegar al cuarto que era de Helga , estaba tal y como lo dejo solo que empolvado y sucio. Bueno eso era lo normal.
-Este será tu habitación – la niña se sorprendía al ver al cuarto era grande tenia muy bonita decoración, y aunque el rosado a la niña no le gustara tanto, sabría que seria un lindo cuarto cuando lo terminaran de arreglar.
-¿Te gusta?-
-¡Claro mamá, esta genial¡- la niña le dio un gran abrazo a su madre.
- Mañana compraremos la pintura para arreglarlo –Helga no se podía sentir mas feliz con solo ver el rostro de su niña tan alegre y dejo a la niña en el cuarto y bajó para supervisar que bajaran todo del camión de mudanzas.
…………
-Nos vemos chicos – se despedía Arnold hoy había sido un día realmente ajetreado, solo deseaba irse a descansar.
-¡Hola mi vida!- entró corriendo una Laila muy melosa, colgándose del brazo de Arnold.
Todos sus compañeros de trabajo observaban con ciertos celos al chico ¿Quién no querría tener una modelo como novia?
-Hola Laila- trató de hacer todo lo posible para no mostrar una mueca de fastidio por lo empalagosa que era su novia.
-Mi amor, prometiste que hoy tú y yo la pasaríamos juntos – dijo Laila con un tono que Arnold simplemente no soportaba en lo absoluto.
-Lo sé Laila, es solo que estoy algo cansado y bueno ….-Arnold trataba de zafarse de estar con ella.
Todas sus citas era iguales, ella le contaba lo hermoso que era ser una actriz y bla , bla él nunca tenia oportunidad de hablar y luego ella le reclamaría diciéndole que siempre la deja hablando sola porque parece que no la escuchaba.
-¡Bueno! nada tu me lo prometiste y me lo cumples, aunque sea caminemos un poco- dijo enfadada la chica.
-Ah esta bien- dijo un resignado Arnold este no era su día caminaron por un largo tramo mientras él pretendía escuchar lo que su novia le decía, cosa que no hacía en lo absoluto. Hasta que a lo lejos visualizaron un camión de mudanzas, justo en la casa que era de Helga.
- Muy bien kokie, hay que limpiar el cuarto –decía Ginger a su perra, a lo que la perrita solo le saco la lengua y empezó a correr por toda la casa.
-¡Kokie ven acá, perrita traviesa!– corriendo de tras de ella por toda la casa, pero la perrita no le hacia caso y salió hasta la calle y Ginger la siguió.
-¡Mira Arnold una niña!- ambos divisaron a una niña corriendo detrás de una perrita que se dirigía justo hacia ellos.
-¡Agárrenla! ¡Kokie te quedaras sin postre por esto!-
Arnold tomo a la perita y la alzó. -¿Es tuya?- le dijo con su mayor sonrisa.
La niña lo miro y asintió – sí muchas gracias – tomando a la perrita y dándole una regañina – No salgas así de casa, te podrías perder – a lo que la perrita solo le lamió la cara.
Arnold miraba a la niña le causaba ternura el ver esa escena, le recordaba a Alfred su cerdo.
-¿Vives cerca de aquí?- le pregunto Laila.
-Nos acabamos de mudar, mi mamá y yo-
-Ginger ¿donde estás? – la voz de su mamá se oyó hasta allá, Helga se preocupó al subir al cuarto y no ver a la niña, así que la estaba buscando.
-Aquí estoy mamá- la niña subió su mano para que su mamá la divisara.
Y Helga sin pensarlo dos veces corrió hacia donde estaba ella y la abrazó, sin notar a las dos personas que estaban con su hija.
-No me asustes así, no salgas de la casa sin avisarme –le dijo muy preocupada, a lo que la niña intento justificarse.
-¡Lo sé, es culpa de kokie! por salir corriendo… – dijo la niña frunciendo el ceño y viendo a su mascota, no le gustaba preocupar a su mamá.
…pero ellos me ayudaron a atraparla –Ginger los señaló, a lo que Helga levanto la vista dispuesto a darles las gracias, pero en cuanto vio quienes eran, se quedo totalmente helada ¡Arnold!...
