Konnichiwa! :D
Oh, soy feliz; finalmente pude terminar este capítulo T-T
Y me emociona decir que; es el primer fic de Psychic Detective Yakumo en español *o* Que, aunque no me quedó como quería; se acercó a mi idea original; espero les guste n_n
Disfruten ;)
Disclaimer: Shinrei Tantei Yakumo no me pertenece. Es de Kaminaga Manabu.
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Capítulo I – Distorsión del amor: Locura
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"La esencia de un alma humana es… oscuridad"*
Sí asesinar a sus personas cercanas; y hacerle sentir la soledad no ha funcionado por esa chiquilla; entonces…
¿Qué puede hacer caer a una persona en la profunda oscuridad?
Amor
Sonrió con maldad.
El amor es oscuridad; la oscuridad es odio.
Esta vez; Yakumo caería en la oscuridad eterna. Finalmente podría hacerse de aquel cuerpo, y vivir nuevamente.
[***]
—Ha-chan —llamaba un niño a una pequeña de hebras rosadas; esta le sonreía.
La imagen cambiaba al accidente en que Ayaka moría; y luego Haruka lloraba. Intentaba consolarla, pero no podía; hasta perderla de su alcance.
La niña se tornaba en una mujer. Una que veía desde hace tiempo, pero no se atrevía a acercarse.
—¡Ha-chan! —gritaba, intentaba correr a ella; pero no llegaba a ella su voz.
Despertó completamente sudado; apretando las sabanas de su cama. Observó la silueta de un hombre; y brincó. Con fuerza demandó saber quién era el intruso.
Este rió con malicia.
—Nadie importante; pero puedo hacer tus deseos realidad.
—No entiendo. ¡Sal ahora mismo de mi casa! —ordenó; el contrario no se inmutó.
—Ozawa Haruka —pronunció de forma lenta. El chico abrió los ojos —puede ser tuya; pero tienes que separarla de alguien que le traerá mala fortuna.
El muchacho meditó lo dicho y preguntó.
—¿Quién? —. El intruso satisfecho; respondió.
—Saitou Yakumo. Aléjalo de ella; y finalmente podrás estar con la persona que siempre has soñado.
[***]
Otro año más después de aquel incidente. Como de costumbre; Saitou dormía en el sillón del club de investigación de películas.
La puerta se abrió lentamente; la persona cerró tras de sí con sigilo; sentó se en una silla de metal; colocó sus manos a los costados de su rostro; y contempló sin ruido alguno al ser que reposaba en los brazos de Morfeo.
Había escuchado el ruido de aquel cuarto; estaba por realizar algún movimiento, pero al percatarse que era ella; decidió no moverse. No quería decir nada; tan sólo disfrutar de su presencia. Compañía a la que, sin darse cuenta ni quererlo; se había acostumbrado.
Silencio; la respiración armoniosa de aquel que supuestamente dormía y de la chica; acompasaban como una tenue melodía en aquella habitación.
La puerta abrirse con brusquedad se escuchó. Yakumo abrió sus parpados con fastidio; sabía quién era, así que no se movió. La chica por su parte; se levantó con presteza, reverenció y optó por salir.
—¿No vas a esperar a qué se levante? —preguntó confundido el intruso.
Ella negó sonriente.
—Únicamente pasé para ver que se encuentre bien. Tengo clases en veinte mínutos, y no quiero que piense que vine a quitarle el tiempo —se despidió; dejando solos a los varones.
El chico se levantó flojamente y sacudió sus cabellos; observó al opuesto y preguntó.
—¿Ahora cuál es el problema? —. El detective frunció las cejas; y se sentó frente al chico; mostrando unas fotografías.
—Hace unos días; la esposa de un miembro de la policía fue asesinada —señaló una fotografía que mostraba una habitación en completo desastre, con manchas oscuras de sangre en algunos muebles —. Fujiwara Ken —indicó otra fotografía de un hombre entre los 30 años; cabello castaño claro y sonriente — como se llama el policía que investigaba el caso de la nueva venta de una droga por parte de los yakuza; estaba infiltrado desde hace dos años; al parecer se dieron cuenta de ello, y lo amenazaron con dañar a su familia —señaló a la esposa; una mujer de aparentes 25, cabello azul ondulado y coqueta —; Fujiwara no dijo nada por anteponer el trabajo y al final… —. El hombre detuvo su explicación.
—¿Y? ¿Qué tiene qué ver eso conmigo? —preguntó indiferente. En aquel embrollo no había nada sobrenatural.
El detective le lanzó una mirada; y sacó otra fotografía de sus ropas.
—Aquí —. Mostró con su dedo índice una figura entre blanca y gris. Yakumo la tomó para observarla mejor. Era apenas visible, pero para el joven no fue obstáculo percibir algo peculiar en la mano de aquel fantasma difuminado.
—La esposa del caso, ¿murió sola? —. Gotou le observó extraño, pero respondió.
—No. Fujiwara llegó minutos después del asesinato. Intentó atrapar a los perpetradores vivos, pero mató a uno de ellos por accidente —aseveró.
—Gotou-san ¿cuánto tiempo tiene que conoces a Fujiwara? —colocó la fotografía encima de las demás.
—Siete años; es una persona alegre, ejemplar. Buen policía, gran esposo; amable… —comenzó a enumerar orgulloso.
—Pregunte los años de conocerse, no sí era tu ídolo —soltó despreocupado; agregando —. Creo que eres del otro bando; Gotou-san —levemente sonrió ante su propio comentario y al ver la reacción entre perturbada y molesta del detective.
—Tsk. Mocoso —e intentando devolver la tirada; comentó —Haruka-chan vino a ver que estuvieras bien —le miró de lado, no había expresión de sorpresa en el chico, así que continuó —. Es una buena chica, pero si continuas así; se alejará de ti y la perderás. Hay más interesados en ella de los que puedas imaginar —pronunció con fingida seriedad, y algo de mofa; esperando una respuesta cínica o sarcástica del joven; pero este se sacudió sus cabellos para responder con una mirada a la ventana.
—Lo sé. Ella se alejará así como llegó. Un día vino, y un día se irá
El detective pudo notar que; a pesar del tono aburrido y monótono, había algo más.
—Así que no tengo que preocuparme por una entrometida, cabeza-hueca como ella —terminó con algo de ánimo al recordar su presencia en la mañana.
—Bien, ¿entonces me ayudarás con el caso? —indagó cambiando el tema.
—Únicamente hablaré con el espíritu; pero será más tarde —se volvió a acomodar en el sillón para dormir.
—Tsk. Entiendo.
[***]
Miró el reloj de su oficina; chistó la lengua.
Las cinco de la tarde; y no había noticias de ese mocoso. Definitivamente; dormía demasiado. Es más, ¿alguna vez iba a clases?; sacudió su cabeza negativamente.
Por más indiferente que pareciera; ese chico era un genio. Sus notas eran las mejores. Simplemente no entendía como aquel sardónico mocoso conseguía tan buenas notas, sí dormía todo el tiempo.
Miró a su asistente con exaspero. Este le presionaba para salir en busca de más datos, y le decía que no dependiera tanto de Yakumo-san para resolver los casos; bufó. Tal vez tenía razón.
[***]
Tocaron la puerta; abrió y cerró detrás de ella.
—¡Hola!
—Y… ¿Cuál es el asunto ahora? —le preguntó aburrido.
—Ninguno; pasaba a saludarte —respondió alegre. Este se revolvió los cabellos; y la miró por largo rato, poniéndola nerviosa.
—¿T-Tengo algo en la cara? —preguntó. Saitou esbozó una tenue sonrisa.
—Salsa de soya —. Haruka le miró confundida, hasta que recordó que había comprado dos paquetes de Takoyakis hace dos horas, pero no había podido llegar con ellos a tiempo por quedarse a platicar con un amigo que no veía desde hace tiempo; al despedirse, su estómago había gruñido y se comió su parte antes de ir a su última clase y poder pasar con el joven.
—Ah —se sonrojó y limpió con la mano torpemente. El chico no se perdió ningún movimiento; hasta que escuchó su nombre.
—Te traje esto; no sé si quieras comerlo —murmuró lo último. El takoyaki no era su favorito, pero lo tomó y empezó a degustar.
—Esta frio, le falta sabor; y es del puesto de una cuadra —. La miró de reojo. Haruka se puso roja y empezó a explicar.
—Tenía prisa, y fue el único local que encontré; así que… —la desilusión se notaba en la voz de la chica.
—Tíralo —ordenó cortante. Haruka suspiró y al levantar la mirada; el contenedor estaba vació; todo el takoyaki ya había sido digerido; sonrió y asintió. "Al final; Yakumo-kun siempre es amable"; pensó.
Osawa soltó una risita al ver en los labios del joven restos de la misma salsa; sus orbes se perdieron en esos labios y se acercó a él como sí su cuerpo tuviese voluntad propia.
Yakumo elevó una ceja; quedándose inmóvil al sentir un dedo de ella rozar la comisura de sus labios.
—¿Qué estás haciendo? —no había reclamó; simple curiosidad.
Haruka reaccionó; expresando un "¿eh?", y al notar su cercanía, se alejó; disculpándose.
—Tenías salsa, y… —no terminó, pues fue cortada por el chico.
—Tenemos un caso; es sobre el asesinato de una mujer; no nos involucraremos en algo peligroso. Únicamente iremos a hablar con el fantasma de la mujer.
Salió sin esperar respuesta; porque internamente sabía que ella le seguiría.
[***]
Arribaron a la casa rodeada de cinta amarilla.
No pasar
Se adentraron cuidadosos.
—Yakumo-kun. ¿Tienes el permiso de Gotou-san? —preguntó, siguiendo los pasos del muchacho para evitar pisar una pista valiosa.
—Hm.
Revisaron todos los cuartos; nada. Al llegar a la habitación principal, se encontraron que era la misma de la fotografía.
—Aquí fue el asesinato —. Haruka se encogió un poco; aún no se acostumbraba, pero se relajó después.
Al inspeccionar lo que había; se apreciaban las manchas secas de aquel oscuro carmín en las sabanas, algunos muebles; y en el piso parecía que el cuerpo de la esposa se había arrastrado. Cuando Yakumo se viró para tapar la vista de la chica; esta murmuró.
—Es horrible… —mientras unas lágrimas amenazaban por salir.
Frunció un poco las cejas; no debió de traerla. Sabía que debía mantenerla alejada de los casos y de los fantasmas; pero últimamente la llevaba a todos los asuntos que se le presentaban; empezaba a creer que algo en su cerebro empezaba a funcionar mal.
—Tal vez la estupidez se contagia —musitó entre dientes; sin importarle ser oído.
—¿Yakumo-kun? —le llamó; este no se viró. Empezó a examinar los trazos de huellas que aquel asesinato había dejado, e intentaba ubicar al fantasma; sin embargo, este no aparecía.
Pasaron varios minutos. Haruka percibió una sombra moverse, brincando un poco.
El joven miró un punto fijo entre la cama y el mueble ensangrentado al lado opuesto de ellos. Era la misma mujer de la fotografía; pero era muy borrosa; sus labios se movían una y otra vez; aunque la información no era de mucha ayuda para el caso, pues lo único que la mujer decía era "perdón" antes de desaparecer al ser jalada por algo.
Encogió algo la vista. Ese día no sacaría nada valioso, así que decidió retirarse.
Al salir de la casa; se encontraron con un coche azul aparcado enfrente. Un hombre de cabello café claro, sonrisa afable y mirada amable les saludo con algo de melancolía.
—Buenas tardes —Osawa reverenció; Yakumo asintió.
—¿Usted es Fujiwara Ken? —inquirió el muchacho; el aludido afirmó con una mirada de tristeza.
—¿Son parte del grupo de investigación? Sí es así; por favor, díganme en qué puedo ayudarles para atrapar a los asesinos de mi esposa —. El señor se dejó caer sobre el costado del auto; recargándose pesadamente y mirando al cielo —. Ella era como un ángel; tierna, buena, dulce, noble. Siempre conmigo —la mirada de Ken oscureció —pero ese día… —su voz no dijo más. Forzó una sonrisa; subió al auto y se despidió.
Al quedarse solos; Haruka comentó.
—Seguramente la quería demasiado y se ve que está sufriendo.
—Vámonos.
[***]
Aventó los papeles al escritorio; estaba frustrado.
—Cálmese por favor —le pidió su asistente.
—¡Es mi mejor amigo! —gritó el inspector y se dejó caer en su asiento.
La puerta de la oficina sonó; y entró Makoto.
—Tengo noticas sobre la droga que investigaba Fujiwara-san y del grupo Yakuza que la distribuye —. Los presentes voltearon a verla; la periodista declaró la información reunida.
—Hace dos años el grupo Kuroyama empezó a desarrollar una nueva droga sintética; su nombre no es conocido, pero las personas que la consumen le llaman "dark tenshi".
—¿Ángel negro? —preguntó Ishii. Makoto asintió.
—Los testimonios cuentan que es por los efectos. Igual a varias drogas; dark tenshi empieza por ser agradable, incluso aseguran que tiene un atractivo sabor y activa las neuronas a su máximo funcionamiento; sin embargo, después de cierto periodo prolongado de tiempo. El cerebro no soporta el funcionamiento óptimo las 24 horas del día y termina en una colisión de la realidad y fantasía; tornando la razón en locura.
—Hay detalles que Ken no me informó; ¿qué más tienes? —dijo el detective.
—El grupo Kuroyama empezó a distribuirla hace poco tiempo. Al parecer Fujiwara-san se opuso a su venta, entonces empezaron a sospechar de él. Uno de los yakuza parecía ser un amigo muy cercano a él; incluso intentó traicionar a la mafia para proteger a Fujiwara-san y su esposa; pero su cuerpo se encontró en un canal el mismo día que encontraron a la esposa de Fujiwara-san asesinada. Seguramente fue un duro golpe; perder su investigación de años, su esposa y su mejor amigo.
Hubo un largo silenció. Gotou apretó los papeles; siempre admiró a Fujiwara a pesar de que esté era menor; aunque nunca habló de él ni de su amistad. Entendía que hubiese hecho amigos incluso entre la mafia; pues era una persona genial. Y él… no había podido hacer nada por su amigo.
Chasqueó la lengua; miró la fotografía de sí mismo en un cuadro sencillo de madera. Sonrió; pues ahí se encontraba la pequeña Nao, su esposa y él; una familia.
Su mirada se tornó en decisiva; resolvería este caso; protegería a su familia aunque fuese algo peligroso y ayudaría a su amigo al encontrar al culpable.
—Vamos —le ordenó a Ishii; y se despidió de Makoto.
[***]
Caminaban por las calles apenas alumbradas.
—De verdad no hace falta que me acompañes —le comentó apenada.
—Lo hago porque eres demasiado torpe, y el caso lo amerita —respondió el chico de forma sería.
—Pero yo no soy la que está en peligro —replicó con un mohín.
Yakumo sacudió sus cabellos.
—Sólo calla y camina —le dijo. Haruka sonrió un poco; Yakumo-kun había cambiado desde que lo conoció. Recordó a Isshin-san y su rostro entristeció.
Detuvo su andar al notar que ella no le seguía; con una ceja ligeramente elevada; preguntó.
—¿Sucede algo? —. Haruka negó y corrió hasta alcanzarlo.
Estaba por dejarla en la puerta de su apartamento. Un celular sonó; era de Yakumo. iba a ignorar la llamada, pero prefirió contestar.
—¡Yakumo! —se oía apresurado —. Tenemos información del asesino; pero… —se escuchó un golpe y el celular caer al suelo —¡cuida de Haruka-chan y tus espaldas! —el gritó de Gotou-san se oía lejos; y el sonido de algo arrastrarse.
Luego unos pasos acercarse; y el bip constante de la llamada terminada.
Colgó; y guardo su teléfono.
Antes de que Haruka abriera la puerta de su apartamento. El muchacho le dijo serio.
—Esta noche la pasaremos en mi habitación —Haruka se sonrojo —; al parecer Gotou-san descubrió algo —. La chica de ojos azules con un toque purpura asintió; siguiendo a Yakumo hasta el club de investigación de películas.
[***]
Eran las tres de la madrugada; se atendió el sonido de la puerta llamar desesperadamente.
Haruka abrió; y exclamó al ver a un joven completamente bañado en sudor.
—¡Ishii-san! —. Yakumo se levantó de su sillón; observando al agitado asistente.
—¡Gotou-san fue…! —empezó a decir de forma incoherente.
—Secuestrado para posteriormente ser asesinado. ¿Dónde ocurrió? —demandó saber con calma. Ishii abrió sus ojos; y empezó a explicar después de intentar calmarse.
Horas antes…
El detective y su asistente; se adentraron en la casa Fujiwara; seguramente habían obviado algunas pistas y lo mejor era regresar al lugar de los hechos.
Entre el caos de la habitación; encontraron un arete; demasiado masculino para ser de una mujer.
Salieron de la habitación matrimonial y se dirigieron a otra; Ishii se tropezó, cayendo dentro de un mueble de la misma, para cuando Gotou regresó. El asistente escuchó una conversación.
—Es una lástima que hayas sido tú el encargado del caso; y es más lamentable que arrastrarás a esos niños contigo. Tendré que eliminarlos —. Escuchaba detrás de aquella pared de madera que le proporcionaba el mueble; pero no lograba saber de quién era la voz.
—No serías capaz. No eres la persona que conozco —reclamó el detective; se oyó una carcajada.
—Nunca se conoce a una persona en su totalidad; siempre hay una parte oscura de nosotros que no queremos mostrar. Gotou —. El aludido frunció las cejas; aunque Ishii no pudo ver eso. Luego sacó su celular y tecleó unos números; esperando que el mocoso contestará.
—Es inútil; nadie creería tus descubrimientos y nadie te puede ayudar —. Gotou sonrió al aludido; respondiendo.
—No quiero su ayuda; sino despedirme —. Al parecer el contrario contempló la idea; y dejó que el detective hablará.
—¡Yakumo! —pronunció apresurado —. Tenemos información del asesino; pero… —sintió un golpe en su cuello y dejó caer el celular al empezar a perder la conciencia. Sentía que lo arrastraban fuera de la habitación; únicamente intentó gritar; esperando que la llamada continuara. — ¡Cuida de Haruka-chan y tus espaldas! —. Luego no pudo decir más; todo se volvió oscuro.
—Y… después de no escuchar ruido; pude desenredarme y salir; intente seguirlos, pero perdí el rastro; y vine aquí —. Terminó por comentar abatido —. Lo siento, aún no soy un buen detective; perdón.
—Tenemos que ir a la casa; ahí encontraremos algún indicio de dónde está Gotou-san.
—Entiendo —. Ishii salió con las llaves del auto en las manos; Yakumo se detuvo para decir a la chica.
—Quédate —la voz era neutra, pero aquellos ojos impares reflejaban una tenue preocupación.
La chica negó, pero tampoco quería preocupar a Yakumo-kun; ¿qué hacer?.
El joven de aquel ojo rubí revolvió sus cabellos y suspiró.
—No te alejes de mí —. Caminó, sin esperarla; ella sonrió y le siguió.
[***]
—De verdad lamento que terminara así —pronunció con un tono mustio; mientras quitaba la mordaza de la boca del detective. Este le observó con recriminación.
—¿Por qué? —preguntó; de verdad quería saber.
Se escuchó una carcajada torcida; mezclada entre burla e ironía. Sin embargo no agregó más. El agresor revisó que las esposas estuviesen bien puestas; le tapó la boca de nueva cuenta.
—No pienses mal de mí; ella tiene la culpa —. Aventó a Gotou cerca de río; sacó su arma y disparó.
[***]
Manejaba el auto a toda la velocidad que daba; las curvas eran tomadas de forma suicida. Sentía que era su culpa y responsabilidad no haber ayudado a Gotou-san.
Yakumo mantenía el equilibrio gracias al cinturón de seguridad. Haruka intentaba no caer de un lado a otro debido a la velocidad; el más joven de los varones veía por el retrovisor a la chica que mostraba su cara en apuros pero intentaba no quejarse. Pediría ir más lento, pero sabía que la muchacha no se quejaba porque su preocupación era mayor a su propia seguridad; cerró los ojos. Faltaba poco para llegar.
Sintió la presencia de un ente; abrió sus ojos, divisando la misma mujer de la casa. Esta artículo varios "lo siento, es mi culpa"; hasta decir algo relevante al ver al lado opuesto.
—Da vuelta en "u" y ve hacía el río donde se encontró el cuerpo de aquel yakuza —. Ishii no entendió, pero obedeció.
[***]
Quejó se ante el ardor de la bala en su piel. Intentaría tocarse su hombro, pero las esposas le inmovilizaban.
—Primero jugaré un poco; quería que fuera una muerte rápida por el respeto que te tengo. Pero creo que lenta y dolorosa será mejor; mereces saber lo que es vivir y entender la agonía; así me entenderás.
La mirada del inspector se clavó en el ser contrario; fija y firme.
—No lo creo. No entiendo —declaró. Este apretó el arma; disparando nuevamente, ahora a una pierna.
—¡Cállate! ¡No sabes lo que sentí! ¡Perdí todo! —gritaba, disparando más veces hasta vaciar el arma. Afortunadamente; Gotou sólo tenía una bala incrustada en el hombro y el roce de una en la pierna.
[***]
Al aparcar casi revientan los frenos de la velocidad que llevaban. El fantasma de aquella mujer les seguía de cerca, a unos metros del coche.
Bajaron con prontitud en busca del detective; escucharon un arma ser descargada en tiros de repetición.
Haruka apretó su mano en sus ropas; tenía miedo. No por ella, sino por el inspector.
Yakumo abrió milimétricamente los ojos, pero mantuvo la calma.
Ishii corrió hacía el ruido.
Al llegar encontraron a Gotou tirado en el pasto, a la orilla de aquel río que empezaba a mancharse de carmesí. El joven de ojos impares se colocó frente a la chica, evitando con eso, que ella viera la escena.
Sin embargo fue algo tarde; la joven de aquellas hebras cortas entrecerró los ojos y empezó a soltar unas leves gotas de ellos.
—Cruel… —murmuró ante lo que tenía enfrente.
El sospechoso se viró; su rostro era tapado por la capucha de una sudadera negra; sólo se veía de su nariz para abajo.
—Así que sólo son ustedes —se burló; ignorándolos. Volteó hacía su víctima actual y sonrió —. No estarás solo Gotou; tus amigos te acompañarán —. El cuerpo del detective se movió; abrió los ojos y en un torpe intentó por levantarse; dijo.
—Tsk. Eres un tonto; haz cambiado tanto —se lamentó; terminando en un murmuró al dejarse caer en el pasto —Fujiwara…
Ishii, y Haruka mostraron la sorpresa en su rostro; el otro joven se mantuvo imperturbable.
El mencionado soltó el arma vacía; cayendo sobre sus rodillas.
—Fue su culpa, fue su culpa… —repetía de forma temblorosa; llevándose las manos a la cabeza; empezando a recordar —. Todo era perfecto; ella, nuestro matrimonio, todo…
—Hasta que Keigo-san llegó ¿no es así? —preguntó Yakumo; el hombre asintió; relatando.
—Aoi-chan era hermosa, bondadosa, siempre se preocupaba por los demás; era un ángel en la tierra. Pensé que jamás sería para mí; era demasiada luz para mí —. El hombre voltea a ver a Haruka, luego a Yakumo; quién levanta la ceja. Fujiwara sonríe—. En cambio yo…; era demasiado reservado, creí que no la merecía. Intenté alejarme de ella, pero no pude. Después de años; pedí que fuera mi esposa y accedió —soltó una risita —. Todo empezó a cambiar; me volví un hombre con más confianza, y mi entorno parecía perfecto; empecé a ser yo sin temor a nada; ella estaba a mi lado.
Yakumo volteó a ver al fantasma; este asintió. Observando a su marido con lastima.
—¿Y? —fue lo único que artículo; algo de ese relato no le gustaba. Aquella mujer parecía alguien bueno, justo como Fujiwara describía, pero había algo que le molestaba.
—Hace dos años; la policía me encargo un gran caso.
—¿Escuchaste? Sí todo sale bien; serás promovido ¿aceptas?
—¡Sí!; ¡señor! —exclamó eufórico.
[***]
—¡Felicidades! —le dijo su esposa con una sonrisa cálida. Fujiwara asintió, levantándola y dándole vueltas en el aire; escuchando su risa.
—Al pasar los meses; tuve que adentrarme más en la mafia. Cada vez la dejaba más sola —frunció la mirada.
—Ten cuidado; regresa pronto ¿sí? —pidió con vehemencia acomodándole la corbata.
—Lo intentaré —dijo de forma no convencida; la mujer sonrió con tristeza.
—Me sentía mal por ella; y como no podía contactar a la policía, pedí a un hombre de los yakuza que la cuidará; no quería que ella estuviera en peligro. Keigo resultó ser un gran amigo —calló por un momento — confiaba en él —chistó la lengua y apretó el pasto en sus manos.
—Es un gusto conocerla. Soy Keigo —sonrió aquel joven de hebras verdes.
La mujer de azules hebras correspondió el gesto.
—Ahora será parte de la familia. Es mi hermano en el grupo —carcajeó feliz Fujiwara.
—Es un placer; soy Aoi —reverenció.
—Entre más estaba con los yakuza; menos veía a mi esposa. Las peleas empezaron, pero en mi mente me decía; sólo un poco más y tendrás un aumento. Un poco más y la merecerás; espera otro poco y podrás hacerla feliz; un poco más… —susurró.
Keigo y Aoi pasaban las tardes juntos. Una relación mayor a la de hermanos empezó.
Yakumo observó la aparición; escuchando lo que está decía.
—El día que fuiste a casa con el caso resuelto y las pruebas que inculpaban a los yakuza. Encontraste a tu esposa con tu mejor amigo en la recamará; te molestaste demasiado y los asesinaste ¿no es así?.
—Así es; ella tiene la culpa. Ella me engaño; todo siempre fue por querer verla feliz, por no querer mancillarla; por tenerla en un mundo hermoso; y me pago con una traición —su voz empezó a sonar venenosa.
—Pero… —murmuró Ishii —había un cadáver masculino herido de una bala en la cabeza; y el cuerpo de Keigo se encontró en este río. No pudo ser posible.
—Sí verificamos la hora de la muerte y se hace una mejor examinación en la autopsia; se confirmará —aseveró Yakumo.
— Ese día… cuando llegué a casa con un compañero del grupo…
—Es la primera vez que vengo a tu casa; Fuji-aniki —dijo el delincuente.
—Es verdad; espero te guste, es sencilla —sonrió afable, abriendo la puerta.
—Aoi —llamó —llegué Aoi —decía alegre. Escuchó unos ruidos arriba. Se preocupó y pidió a su acompañante esperar en la sala, este asintió.
Subió las escaleras; escuchó varios gemidos, pero no parecían de dolor.
—Ah…, no… ahí… Keigo… —. Sus ojos mostraron el enfado que sentía; y se nublaron. Abrió la puerta de par en par de un golpe.
Aoi se encontraba desnuda; con Keigo entre sus piernas.
La mirada de Fujiwara Ken se oscureció; gritó y disparó varias veces.
Se escucharon los desgarradores bramidos de la habitación. El maleante que había llegado con Ken subió las escaleras con arma en mano; preguntando "¡¿Qué sucede?".
Ken se encontraba tembloroso y de rodillas ante los cadáveres; lloraba.
—¡Oye! ¡reacciona! —le gritó mientras lo zarandeaba. Fujiwara empezó a reír igual a un maniático.
—Es su culpa, es su culpa —repetía. Luego; al reaccionar con un puñetazo de su compañero; observó el desastre de la habitación. No sabía qué hacer; así que tomó la droga que él mismo evitaba vender, porque sabía era dañina.
—Dark Tenshi —pronunció antes de digerirla; sintió sus neuronas activarse de forma asombrosa; y su sabor era delicado y suave. Sonrió como sí fuera una persona diferente; con maldad.
—¿Estás bien? —preguntó preocupado el chico; Ken afirmó.
—Mejor que nunca —y disparó a la cabeza de su compañero.
Botó el cadáver cerca de la salida trasera; limpió los restos de sangre que del pasillo y las escaleras; así como cambió su pistola por la del contrario para que la prueba de balas fuera diferente a la de su arma.
Vistió a su mujer; y a Keigo. A ella la acomodo cerca de la cama. A su amante; lo subió al auto, limpió los restos de sangre y al llegar al río ubicado al lado opuesto de su hogar; aventó el cadáver con un mensaje tatuado con una navaja en su cuerpo.
"—Ajuste de cuentas—"; así todos pensarían que fue un problema con la mafia; sonrió.
Se carcajeó con locura.
Gotou miraba el cielo oscuro; chasqueó su lengua, y frunció las cejas.
Ishii no salía de su expresión perpleja.
—Eso es horrible —murmuró Haruka; con sentimientos encontrados. No sabía qué, pero ese hombre le daba compasión así como temor. Fue cruel ser engañado, pero él asesino a su esposa; ambas cosas fueron crueles en su respectiva dimensión.
—Jaja —seguía riendo —. Por eso es culpa de ella; ella era mi luz y se volvió mi oscuridad; fue por ella —. Comenzó a llorar.
El espíritu de Keigo y Aoi aparecieron.
—Ambos piden perdón; no querían lastimarte; pero empezaron a sentir que encajaban bien el uno con el otro. Aoi-san, ella sentía tu lejanía —. Instintivamente volteó a ver a Haruka, esta le devolvió la mirada confundida; pero con una sonrisa.
—Estoy seguro que ella te quería, pero tú la alejaste —afirmó cerrando sus ojos; para abrirlos y ver directamente al culpable de aquel crimen.
—Aoi-san dice; "perdón, no quise herirte" —comentó sereno. Ken lloró más; dejándose atrapar por Ishii. Se levantó como un muerto en vida; y al ver a la chica a lado de Yakumo; susurró al oído del muchacho.
—Es linda; y parecer buena; ¿pero de verdad lo es? Las mujeres te dejan cuando se aburren de ti; será mejor que la cuides. Yakumo-san —sonrió. El aludido abrió sus ojos; jamás había dicho su nombre a ese sujeto.
—¿Cómo sabes…? —intentó preguntar; el hombre respondió.
—Gotou me contó de ti; además escuché la llamada ¿recuerdas?
Esa misma noche; Fujiwara ken fue arrestado; al día siguiente. Corrió la noticia, que había cometido suicidio.
El detective Gotou se encontraba en el hospital. Ishii-san redactaba el reporte del caso.
Mientras que Yakumo dormía en el club de investigación de películas.
La puerta se abrió; dejando ver a una sonriente chica que le saludó.
—¡Hola! —sonrió, sentándose en una silla de metal.
—¿Y? ¿cuál es el problema ahora? —inquirió. Ozawa se mostró deprimida por un segundo; aún Yakumo decía eso siempre. Tal vez todavía no confiaba en ella lo suficiente; entonces intentaría hacerse digna de su confianza; sonrió animada.
—Ninguno; vine a ver cómo estabas —expresó tranquila. El chico la observó perene por un instante; suspirando y revolviéndose los cabellos.
Haruka no era como las demás personas; ella jamás lo engañaría ni se alejaría de él por mucho que él mismo intentará alejarla ¿verdad?. Ella le dijo; "no estás solo". Haruka era diferente; ella… ella no…
El teléfono empezó a sonar; sacando al chico de sus repentinos y extraños pensamientos.
—¿Moshi, moshi? —. El rostro de ella se iluminó; y sus ojos brillaron. Incomodando a Yakumo; tal vez era su mamá.
—Ran-kun —pronunció aquel nombre con una sonrisa en sus labios. Completamente alegre. Yakumo frunció ligeramente las cejas.
—Ok, mañana en la estación. Perfecto, te veré ahí —colgó.
Miró con esos ojos azul-purpúrea al joven frente a ella. Explicando antes de que le preguntaran algo; pues no quería malos entendidos.
—Suzuki Ran es un amigo mío de la infancia —sonrió — hace mucho tiempo que no sabía de él. No le veía desde que murió mi hermana Ayaka —se apagó un poco su voz, pero regresó a su ánimo usual —. Mañana vendrá a ver la Universidad; al parecer va a transferirse a la misma área que yo estoy —. Se detuvo al ver la cara de fastidió que mostraba en estos momentos Yakumo.
—Eh…, bueno. Ran-kun era muy lindo de niño e igual a Yamino-kun, el cual me encontré el otro día; eran muy amables conmigo, y…
—No me interesan tus asuntos personales; ni conversaciones sin sentido que de nada sirven —la cortó; se sentía molesto. Se recostó en el sillón, dándole la espalda —. Sí no quieres nada; no me molestes.
—Mn. Lo siento —al disculparse se marchó entristecida; no sabía que había hecho mal.
De camino a la salida de la escuela le cruzó un pensamiento.
"Será que Yakumo-kun esté…".
Negó, sonriendo tontamente. El jamás sentiría celos por ella; suspiró.
Mientras; en el club de investigación de películas; el joven de ojos bicolor no podía conciliar el sueño.
Haruka, se había ido; cerró sus ojos; no le importaba.
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Bien; espero les haya gustado :D La verdad más que de suspenso; es romantico, pues me quede con ganas de que Yakumo, aceptará que le gusta Haruka, y no se me ocurrió otra forma; más que esta ¬¬
Es mi primer fic que intenta tener misterio; así que me disculpo por mis errores; y quiero decir que este capítulo va para dos amigas que me ánimaron a escribir esto, e inclusó se tomarón la molestía de ver el anime para entender mi obseción con esta pairing *las quiero*
Vicki-chan; Mary-chan. Gracias por su apoyo; son súper lindas y de verdad que sín ustedes; esto no hubiera sido publicado; *un abrazo* Gracias por todo :D y perdón por arrastarlas a mi actual obseción u_u (y gracias por siempre soportarme n_n)
*Besos*
Ahora sí; voy a poder seguir con mis demás proyectos n_n
Ja ne~! ;D
