Atención; este es un fic yaoi, al que no le guste la temática "hombre x hombre" que abandone la sala. No quiero traumas. Habrá posiblemente lemon más adelante, que se queden los mas fuertes xDD
Meteré algo de Prusia x Hungría, (que es hetero, pero sera muy soft :B), y algo de Italia x Alemania, Japón x Grecia, Rusia x China, y Francia x Todos. Me disculpo por adelantado si hay alguna pareja que no os guste, sé lo que jode ^^U
También ruego disculpen el fuerte vocabulario que usa Romanito, pero ya sabéis que él es así.
Otra advertencia, voy a meter, (aunque en tercera persona, ni siquiera va a aparecer de verdad), a un personaje inventado por mi, que ser a Bianca Vargas, que ocuparía territorialmente hablando las islas de Córgeca y Cerdeña, y la región de Piamonte. Ya he dicho, en tercera persona xDD
A Desiderius, o ciudad del Vaticano, lo vi en otro fic, y no se si es real o inventado, pero me cae bien y lo pongo también xD
IMPORTANTE:
Hetalia y sus personajes no me pertenecen a mi, pertenecen a Hidekazu Himaruya-sama. Todos los hechos acontecidos en este fic son ficticios y nunca han aparecido en la serie real, (aunque pueda utilizar ciertas influencias de la misma).
No me hago responsable de los llantos que provoque mi fic, pero si de las risas, si es que las hay.
Y sin mas dilación, os dejo con el fic, espero que os guste:
POV Romano
Una calurosa tarde de verano. Yo, el sexi y supercool Lovino Vargas, estoy sentado en el magnífico sofá de su apartamento, mirando la tele.
Dios, cómo me aburro... pero qué cómodo es este sofá . Me derrito en él. Es más cómodo que... que...
¡Que lo más cómodo que puedas imaginar, joder!
Estoy esperando a una maldita señal divina del cielo que me inspire a hacer algo de provecho, o simplemente a un golpe de sueño que me haga dormirme, pero nada. Sigo ocioso y despierto.
Y lo peor de esto es que tengo que soportarte a ti.
Si, a ti, al que me está leyendo. ¿Te crees que no te veo? Tienes tu maldita nariz metida en mis asuntos, siento mi privacidad violada, maldita sea...
Jodido bastardo, ¿es que no tienes nada mejor que hacer?
...bueno, no, claro que no lo tienes.
Nada es mejor que leerme a mí. Soy mucho más entretenido que cualquier cosa. Incluso soy más divertido de ver que el tal José Mota ese. Y tú lo sabes, ¿no? por eso me espías. ¡Pues que sepas que es casi un privilegio que te esté dejando leer esto, por todos los tomates!
Y... supongo que estás esperando una historia... Una historia entretenida que le quite pesadez a tu vida, no? Che palle!
Pues lamento decepcionarte, pero mi vida es bastante aburrida. Sí, nada que hacer, nada que decir...
...Ni siquiera sabes dónde estoy; ni mi situación actual, ¿verdad?
Bueno... como soy un tipo benévolo, te orientaré. Nada me impide hacerlo... así que allá voy:
Es verano, (creo que ya había dicho eso antes, ¿o me equivoco?). El calor infernal que hace ahora mismo derrite los putos edificios. Me estoy asando como un puto pollo mientras veo el capítulo de House que me grabé ayer por la noche. Como adoro a ese tío.
...Eh, en serio, es el puto amo. Y si alguien lo quiere negar, que se acerque, que venga y me lo diga a la cara. Le haré cambiar de opinión al estilo de la mafia napolitana, si hace falta.
Pero sigamos. Como soy un italiano sexy, con carisma y de todo, pues te pensarás que estamos en Italia, ¿verdad?
Pues no, esta vez te has equivocado. Estamos en España.
Más concretamente en la capital del país, en Madrid.
Tú dirás: "Oh, por Dios, Lovino Vargas, ¿por que estás en Madrid?". Pues te contestaré...
Estoy en Madrid porque el jodido inútil de mi hermano menor tiene un jodido trabajo en un jodido museo de por aquí. Museo del Prado... o algo así , creo que se llamaba ese antro.
Cuando el idiota de Feliciano cumplió los quince años, empezaron a llegar a casa ofertas de trabajo a montones. Todas las compañías del jodido mundo parecían haberse enamorado del arte de mi hermano, y querían contratarlo, ofreciéndole jugosos sueldos...
Los lugares eran de lo más diversos: Roma, Berlín, Madrid, París... hasta Tokyo, ¡por todos los dioses!
Los sueldos eran muy buenos, pero la mayor a de los sitios estaban o demasiado lejos, (Tokyo, que ofrecía 3000 al mes, un chollazo, pero nah), o eran poco recomendables, (Berlín, con 2500 , nada mal, pero mi hermano no pisa ese sitio), o una soberana mierda, (Roma, 500 al mes, cerca, pero nunca por esa cantidad de dinero tan baja).
No sabíamos que hacer hasta que vimos la oferta de Madrid. Ofrecían 2000 al mes, un piso gratuito y tutela constante para el trabajador en caso de que fuera menor de edad. Mi madre estaba que se moría de alegría: "¡Mi hijo se va a hacer famoso!" y esas mierdas.
Feliciano al principio no quería, pero desde que nuestros padres prometieron visitarle una vez al mes y después de que le juraran que los macarrones de España eran tan buenos como los de Italia, (jodidos ilusos), se marchó encantado.
Por eso llevamos aquí cuatro años, mas o menos. Ahora los dos tenemos diecinueve años.
Pero pensadlo, joder... la primera propuesta de trabajo... ¿con quince años? ¿Eso no es explotación infantil? Vale que los angelitos del maldito cielo dibujen como la mierda si los comparamos con mi hermano, pero... ¡A los quince! ¡A los quince años, a un prestigioso museo madrileño! ¿No es eso pasarse un poco? ¡Jodidos explotadores!
...Y ahora es cuando tu me interrumpes para decirme: "Pero Lovino, eso no tiene nada que ver contigo, tu hermano es tu hermano y tú eres tú ... ¿que haces tú en Madrid?".
Pues bueno... yo me hubiera quedado en casa, pero... uno de los puntos del contrato era algo así como: "se necesita que los padres o cualquier otro familiar que pueda reducir el espíritu artístico del dibujante se mantenga alejado mientras dure el contrato". No iba a dejar solo a Feliciano...
¡Pero no pienses mal! ¡N-no es que me preocupara por él ni nada! ¡No es que me supiera fatal dejarle solo en una ciudad enorme y desconocida, sin saber para nada español ni nada de la vida! ¡No es como si me preocupara por él! ¡Por el Papa, no!
Sólo lo hice porque estaba seguro al cien por cien de que si dejaba solo al idiota de mi hermano, y sin supervisión de ningún tipo, iba a cargarse, no únicamente su piso, sino el jodido edificio donde se supone que iba a vivir, enterito.
Seguro que resbalaba con la bañera y jodía alguna cañería.
Y luego habría goteras.
Y las goteras se cargarían los pilares base del edificio.
Y luego el edificio se iría a la realísima mierda.
Y la factura, por supuesto, la recibirían mis padres... que lo hubieran pagado conmigo, que sería el que les quedara mas cerca.
Tengo más hermanos, pero el más mayor, Desiderius, está en su Ciudad del Vaticano, encerrado con Dios en su Iglesia favorita...
Bianca, la única chica, lleva viviendo en Francia desde los doce años...
Y Marcello, el más pequeño... pues eso, es pequeño. No la pagarían con él, joder.
Así que el que pagaría el pato sería yo, sin dudarlo. Mi madre me tiraría de las orejas y me arrancaría el rizo...
Brrrr, no, mi ricito no... ¡Vieja bruja con mala leche, aléjate de mi!
Como me preocupaba que, en definitiva, pasara todo esto, me fui con mi hermano, para supervisarlo. Sólo eso.
¡En serio, joder, no me mires así, te digo la verdad!
... ¿Que qué tal yo?
...Yo estoy en el paro.
¿Qué? ¡Joder, que hay crisis! ¡Ese subnormal de Zapatero lo hizo todo del revés! ¡Ahora hay más paro que palomas en las plazas! Y créeme, palomas hay muuuuchas. Pero muchas, muchas, muchas. Y se comen a los turistas que las alimentan sólo con pipas.
De todos modos, desde los dieciséis años voy buscando empleo. Sí, aquí al parecer se puede. En mi casa creo que no. Creo. Tampoco me molesté en preguntarlo...
Pero no encuentro nunca trabajo. No entiendo por qué. Vale que rompa la gran mayor parte de las cosas que toco, que no se me de bien hacer casi nada y que realmente, interés, lo que se dice interés, no tenga demasiado. Pero joder... se me da muy bien cocinar, por ejemplo. Y la moda. Tengo muy buen gusto para la ropa. Es algo que las mujeres adoran, ¿no?
Pero nadie me quiere en sus locales. Pues perfecto. Esos figli di puttana no saben lo que se pierden. Les dejaré seguir amargados en sus garitos desfasados con su clientela vulgar, y yo iré a buscar un curro de verdad. Y que les den. En serio, que les den. Los odio a todos. Y a ti también.
En ese momento, escuché un ruido de cerradura y me sobresalté. ¿Sería un ladrón, que venía a robarme mi colección de cojines de tomates? ...Mierda, claro que no. Los ladrones no tienen las llaves de las casas que van a asaltar... ...creo. Espero que no.
... ¡Y... y yo no tengo ninguna colección de cojines de tomates, joder! Lo he dicho por.. ¡por decir!
- Vee~ Fratello, sono qui! Stai en casa?- Canturreó alegremente una voz bastante familiar.
Qué mierdas, sólo era Feliciano. Llegaba temprano. Menudo susto me había dado. Le respondí con un seco "hola, inútil".
- Esto... ¡Hola, Lovino!- Dijo otra voz, más grave, fuerte y desagradable.
Me quedé de piedra. Esa voz... no podía ser de ÉL, ¿verdad?
Esperé pacientemente a que la vida intrusa apareciera en el salón. Los pasos de los recién llegados retumbaban en el suelo de madera. Unos pasos fuertes, otros pasos ligeros. El rizo de mi hermano menor hizo aparición por la puerta. House ya estaba dando la sentencia final del capítulo:
"Es lupus".
Que amo. ...pero, ¿qué es el lupus? ¿Un nuevo y mutado tipo de cáncer o algo así? Ni zorra, no tengo ni idea de medicina; nunca la he tenido, y nunca la tendré. Tampoco es que me importe. La serie ya mola sin que lo sepa.
- Fratello, fratello! ¿A que no sabes que ha pasado hoy~?
Mi hermano, tan ruidoso como siempre, se abalanzó sobre mi, mientras estaba yo tan ricamente tumbado. Cayó sobre mi estómago, aplastándolo cruelmente. Aunque intenté quitármelo de encima, no pude hacer gran cosa. Tuve que incorporarme en el sofá para poder asestarle un bonito puñetazo en el abdomen y apartarlo de mi. Y es que al amor aferrante de Feliciano Vargas hay pocas cosas que le ganen, sobretodo si son cosas pacíficas.
- ¡Quítate de encima, cazzo! ¡Tu vida no me interesa!- Le grité, sin estar sonrojado para nada. Sonrojarse es de nenas.
- Vee~ fratello, eres cruel conmigo...- Gimió, sujetándose la zona dolorida, acurrucado en el suelo. Le había dado fuerte. Se lo había ganado, que conste.
Entonces una mano grande como ella sola salió en auxilio de Feliciano, ayudándole a levantarse. El horror.
Un ser enorme, con la cabeza cuadrada y más fornido que Musculmán y todos los Action Man del mundo juntos. Horrible pelo rubio y... alemán.
Al final sí que era el macho-patatas.
- Vee~ Grazie, Ludwig~.- Le agradeció mi hermano, con algo parecido a un abrazo...
- ¡CHI... CHIGIIIIIIII!- Grité por mi vida y me escondí detrás del sofá, inmerso en el pánico.- Tú, maldito bastardo, ¿qué haces aquí? ¡Feliciano, idiota, te has dejado seguir, subnormal profundo!
- No, no, fratello!- me interrumpió el desgraciado moviendo las manos.- ¡Le he invitado a comer!
Soltó esa frase como si así se solucionara todo. Y sonrió dulce y alegremente. Como si en vez de a la cosa esa, hubiese invitado a Britney Spears.
...Mi hermano necesita medicación pero ya.
Haciendo un acopio de valor, me levanté cuan largo era, (un metro setenta y tres, creo), y, heroicamente, me enfrenté al metro ochenta del bastardo alemán.
- Tú... idiota, ¡aquí no pintas nada! ¡Vuelve a tu zulo nazi-alemán, porque no voy a permitir que comas en MI casa! ¡Además, House ha vuelto a decir que es lupus, y es todo culpa tuya, maledizione!
- Ehm... pues lo siento mucho...- Me soltó, con mirada confundida.
Normalmente no me atrevo a a gritarle al bastardo-patatas, pero desde que descubrí que nunca me devuelve ni los golpes ni los insultos, tengo mas valor. Y no te confundas tu tampoco. Claro que lo del lupus es culpa suya.
Seguro que ha ido a los estudios de grabación de la serie, y con una de sus jodidas y afiladas patatas ha amenazado a todos los guionistas para que el ochenta por ciento de los casos sean lupus. Porque le debe de gustar el lupus. Quizás porque él también sea el lupus, y le guste ver a sus parientes salir por la tele.
¿Lo ves? Soy un genio. Tengo la lógica de mi lado. He descubierto sus malditos planes. ¡Soy un jodido héroe nacional!
... Aunque Feliciano no compartía mi inteligente visión de la cruda realidad.
- Vee~ fratello, no digas esas cosas... Ludwig es una buena persona... Hoy hasta me ha defendido de il capo Roderich y todo, vee~
(Roderich = El jodido austríaco forever alone que se encarga del museo. Adora la música, por eso no entiendo por que demonios se encarga del museo, y no de un jodido AUDITORIO).
- Mira Feliciano, básicamente, me la suda masivamente lo que haya hecho el macho-patatas. Si digo que no come aquí, es que no come aquí. Que por algo yo soy el mayor y el que sabe lo que más te conviene.- Le dije, con calma, desde mi segura posición de macho alfa.
- V...ve~- mi hermano me respondió apenado.- ¡Pero aquí el que pone siempre el dinero y el que hace normalmente la comida soy yo!
Bum.
Eso me sentó... como un tiro. Empecé a notar una presión nada agradable en el estómago, y un nudo en la garganta que amenazaba con ahogarme.
Normalmente fastidia saber que eres un Ni-Ni... (que NI estudia NI trabaja, joder)... pero que tu hermano pequeño te lo recrimine, y que encima te eche en cara que es él el que pone el dinero en la mesa todos los días... duele. Duele mucho. Pero no perdí la compostura. Me intenté volver a acomodar en el sofá. Lo intenté...
... En serio... ¿Dónde ha ido la comodidad de antes? O mejor, ¿cómo cojones estaba yo antes sentado? Ahora el artefacto este era incómodo a mas no poder... Qué mierda. Debe de ser culpa del fornido-cabeza-cuadrada. Con él delante se me estropea todo. O quizás era culpa de mi hermano...
Como sea, me incorporé de nuevo, mosqueado con el mundo. Sí, estaba enfadado. Toda mi angustia se había transformado en rabia; como siempre.
- ¡Hermano idiota! ¿Quién te crees que está al mando aquí? ¡YO! ¡Mamá y papá fueron los que me pusieron al mando, y has de obedecerme!
Ya me encontraba fuera de mí de lo cabreado que estaba. Aún así, la mirada de Feliciano era decidida y firme, y yo poco a poco empezaba a notar cómo mi posición de jefe iba bajando gradualmente, poco... a poco...
- ¡Fratello, yo ya tengo casi diecinueve años! ¡Ya soy mayor como para cuidar de mí mismo!- Me dijo, algo airado.
- ¿¡Cómo te atreves a decir eso!?- Le grité.- ¡Si eres un pedazo de inútil!
- Er... yo no quiero molestar, así que...- El macho-patatas reculaba y se iba poco a poco de la sala, entre avergonzado e incómodo. ¡Sí! Por fin se largaba, ¡Había entendido por fin que era el que sobraba!
Empezaba a disfrutar de mi victoria; pero el estúpido de mi hermano retuvo al alemán por el brazo. !Maldito sea él!
- ¡No, Ludwig, quédate!- Le dijo, decidido.- ¡Tengo que agradecerte tu ayuda de alguna forma, y mi hermano no es quién para impedirlo! ¡Tu NUNCA sobras, así que tranquilo! ¡Ve~!
Me invadió una furia extrema y unas ganas horribles de golpear algo. ¿En serio mi hermano prefería al macho-patatas antes que a mí?
- ¡Chigiiiii! ¿Eso es lo que de verdad piensas?- Bramé.
- ¡Vee! ¡Si, fratello, eso pienso!- me retó, el muy bastardo.
- ¡Pues perfecto!- Me reí con una risa maquiavélica.- ¡Que el bastardo se quede!
Me largué hacia el pasillo, mientras escuchaba el "ve" estupefacto de mi hermano menor. Cogí mi cartera, me la metí en el bolsillo y regresé al salón. Feliciano estaba sonriendo como un retrasado mental. Si esto fuera un manga o anime, mi hermano tendría esos brillitos y florecitas tan gays que suele haber alrededor de los personajes contentos. Pero como esto no era un manga/anime, no había hada de eso.
... Aunque si quieres, puedes imaginar que SÍ estaban. Haz lo que te salga de las narices, joder. No te lo podré impedir, ¿verdad?
- Vee~ Bueno, si ya está todo solucionado, voy a hacer un buen plato de carbonara~ ve, ve, vee~
- Haz lo que quieras, bastardo. Yo me largo.- Le dije, haciendo un gesto de despedida con la mano, (y bastante obsceno, por cierto).
- Vee~? ¿Te vas, fratello? ¿Donde vas?- se extrañó el pedazo de idiota ese.
- ¡Me largo a cualquier parte donde no esté ese bastardo alemán-macho-patatas-cabeza-cuadrada!- Le grité.
Me dirigí hacia fuera sin dignarme siquiera a mirar a ninguno de los dos. Pude escuchar un "vee~ fratello, aspetta!" antes de abrir la puerta. Lo ignoré. Grité un par de maldiciones y un "¡Iros los dos al infierno!", antes de cerrar la puerta. Di un sonoro, bonito y fuerte portazo al salir, tan fuerte que debió incluso haberse escuchado desde la calle.
Fuera hacía todavía mas calor. Debí de haberme llevado una botella de agua o algo refrescante, me estaba derritiendo como un puto helado... Aunque en el fondo no le daba mucha importancia. El fuego de odio de mi interior era lo que más ocupado me mantenía. Lo único que quería en ese instante era que los dos se murieran. Y que se fueran todos al infierno.
Estaba demasiado enfadado, ni siquiera miraba por dónde iba. Lo único que no quería era estar cerca de mi edificio. Quería estar lejos de esos dos bastardos, cuanto más lejos mejor. Notaba que avanzaba como si me persiguiera el diablo, o peor, el mismísimo Chuck Norris en persona. De vez en cuando me chocaba con algunas personas, de entre las cuales algunos se quejaban, otros no.
Puede que estuviera llorando... notaba mis mejillas cálidas y los ojos húmedos...
¡Y-y una mierda estaba llorando! ¡Yo no lloro, solo las nenitas lo hacen! Y yo soy muy varonil, y muy macho. Lo que pasa es que... bueno... la rabia me nubla la mente y me hace creer cosas que no son, como que mis ojos están húmedos, la cual cosa es una soberana mentira. Porque no lo están.
Seguí corriendo, hasta que me metí por un entramado de calles estrechas. Fui girando por calles al azar, hasta que me di cuenta de que había llegado a un callejón sin salida. Un jodido callejón sin salida, oscuro y muy, muy estrecho. Sin indicios de vida en el. Humana, por lo menos.
- Chi... chigiii... ¿dónde estoy?
Estaba empezando a preocuparme de verdad por mi paradero, cuando de repente me llegó un olorcillo bastante agradable. Qué... ¿qué era aquello? Olía como a fritanga, pero en dulce...
Me giré hacia la pared. Y vi... bueno, una puerta roja y amarilla muy llamativa. Me pregunto cómo no reparé en ella antes... El olor parecía venir de dentro. Siempre he sabido que no está bien meterse en sitios que no conoces, sobretodo si son casas ajenas o picaderos franceses, así que ni se me ocurrió la posibilidad de meterme dentro a investigar nada, que conste. Por muy bien que oliera, no iba a hacerlo.
Me hubiera ido de allí rápidamente, (y probablemente con antojo de dulces), si no hubiera leído un cartelito que había a la izquierda de la puerta.
En el cartel ponía... ponía... merda, vaya puta mierda de letra... estaba como si la hubieran puesto deprisa y corriendo...
Oh, si, creo que lo pillo... ponía...
¿"Cafetería España"?
Traducciones:
- Che palle! = Que asco, que pelotas, (inserte expresiones parecidas aquí).
- Figli di puttana = Hijos de puta.
- Fratello, sono qui! Stai en casa? = ¡Hermano, estoy aqui! ¿Estás en casa?
- Fratello, (a secas xDD) = Hermano
- Cazzo = Gilipollas
- Grazie = Gracias
- Il capo = El jefe
- Fratello, aspetta! = ¡Hermano, espera!
- Merda = Mierda
(Puede que sean algo obvias, pero yo las pongo por si acaso xDD).
¡Y hasta aqui el capítulo de hoy, vee!~ (=¬=)9
¿Que os ha parecido? Intento que haya cuantas menos faltas, mejor, pero seguro que se me ha colado alguna, lo siento~ ^^U
¡Si os ha gustado, haced review!~ :3
Acepto preguntas y sugerencias, y los insultos los ignoro, obviamente, asi que para los que insultan: No pierdas tiempo de tu vida comentando algo que ni siquiera te voy a responder, ¿vale? xDDD
Nos vemos en el próximo capitulo.~ :D
