Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer .
Capítulo 1. Trouble is a friend
-¡Vamos, Bella! Tú y yo sabemos que no serías capaz de hacer nada loco.
Levante la vista para fulminar a mi insultante.
-¿Eso crees?- retó.
-Pues claro.
-Ponme a prueba.
En el preciso instante en que esas tres palabras salieron de mi boca, me arrepentí de haberlas dicho. Alice no era una persona en la que me podía fiar ni para cuidar a mi gato sin hacerlo un espectáculo.
-Está bien. Y que quede claro que tú fuiste la que lo sugirió. No quiero reclamos.- Dijo Alice mirándome con rostro amenazante.-Déjame ver… que tal si vas con ese chico de allá y lo besas.-exclamó señalando disimuladamente a un tipo que parecía levantador de pesas.
-¿Qué? No, olvídalo. Ni siquiera lo conozco. Además, ¿Qué tal si tiene novia? Tú no querrías que alguien besara a Jasper, ¿O sí?- trate de hacerla razonar.
-Pues claro que no. Pero no tienes que preocuparte por eso. Es amigo de Jasper y sé que está soltero. Así que… ¡Hazlo!- me animó. Estúpida yo.
Estuve a punto de admitir mi derrota y aceptar que era una cobarde, solo a punto. Sin duda, debí haberlo hecho, habría sido la mejor decisión, pero no. Mis genes Swan dominaban.
-¡Obsérvame!-murmuré mientras caminaba hacia el "supuesto" amigo soltero de Jasper.
Estaba parado con celular en manos. Parecía estar escribiendo un mensaje de texto, ya que sus dedos presionaban las teclas con gran rapidez. No prestaba atención a lo que sucedía a su alrededor, así que no me vio a pesar de que estaba parada junto a él, demasiado cerca como para darme cuenta de que no estaba escribiendo un mensaje, sino que estaba jugando Guitar Hero con su teléfono. No podría transmitirse la estupidez por un besos, ¿cierto? Posiblemente una carie…
Volteé a ver a Alice que me observaba a lo lejos con una sonrisa en los labios. La muy malvada disfrutaba haciéndome pasar vergüenzas. Se regocijaba en mi dolor
-¡No puede ser! Estúpido juego.- Murmuró el chico, guardando su teléfono en su bolsillo. Agachó un poco su cabeza y supe que era mi oportunidad. Mi momento.
Lo tomé por sorpresa cuando toqué sus labios con los míos, pero no trató de apartarme. Me retiré antes de que hubieran pasado más de tres segundos y me di la vuelta rápidamente para que él no pudiera ver mi rostro. No podía permitirle ver mi cara y su color escarlata o mi mirada desquiciada.
Vi a Alice aplaudir y de algún modo me relaje. Me sentí demasiado satisfecha con lo que había hecho. Le había demostrado que no era una cobarde ni mucho menos. Caminé hasta donde estaba ella, cuando escuché un gruñido a mis espaldas. Sabía que no podía ser bueno.
-¡Swan!-gritó una voz enojada. Volteé para ver de quien se trataba. Era una rubia que se sentaba detrás de mí en Literatura. Estaba hecha una furia, y se dirigía hacia donde yo me encontraba.
Comencé a retroceder lentamente, preguntándome que habría hecho para que se enfadara de ese modo. No llegue muy lejos, mi tigre me acorralaba con la mirada.
-¿Cómo es posible que te atrevieras a besar a mi novio? Puedes ir de zorra con quien se te dé la gana, ¡Excepto con él!
-Yo no… sabía que… él…¡Lo siento!
-¿Lo sientes? ¡Voy a matarte!-gritó, y algo en su rostro me decía que hablaba en serio.
Divise un espacio a la derecha y comencé a correr hacia mi camioneta. Tenía que huir de ella, pero de pronto me di cuenta de que mi vehículo no iba a ser demasiado rápido como para alejarme lo suficiente; así que cambié de dirección hacia el veloz auto de Alice, rezando para que mis pies no encontraran un obstáculo con el cual tropezarse.
-¡Corre, Bella, corre!-gritaba Alice desde el asiento de conductor.
-¡No me importa que huyas, algún día tendrás que regresar y entonces acabaré contigo! ¡Te morderé el cráneo! ¡Zorra!-gritó la rubia detrás de mí.
Milagrosamente, logré llegar hasta el auto sin caerme ni una sola vez. Abrí la portezuela lo más rápido que pude y subí. Alice arrancó enseguida y yo sentí un gran alivio al ver la silueta de la chica demente alejarse mientras avanzábamos a gran velocidad.
Alice no abrió la boca ni una sola vez. Yo estaba concentrada en regular mi respiración, pero una vez pasado el pánico y el cansancio, el enojo se apoderó de mí. Una vez más Alice se las había arreglado para explotar la situación.
-Alice. Ambas sabemos quién es la culpable de esto, ¿cierto?- Murmure con cansancio.
-Si.-Respondió ella en un tono un poco más bajo al anterior usado.-Lo siento.
-"Esta soltero, ¡hazlo!"-dije imitando su tono. Mal, como siempre.
-Disculpa, Bella. Yo estaba muy segura de que no tenía novia.- ¿Debería creerle?
Respiré hondo una sola vez, y luego cerré los ojos intentando ver el asunto de forma positiva. No lo logré, por más oxigeno que llegaba a mi cerebro mis neuronas no paraban de gritar y correr en círculos. Lo digo no siendo literal, espero.
-Bien, al menos no estás gritando…-susurró Alice.
-¿Qué dijiste?- Me hice la loca, había suficientes gritos dentro de mi como para agregar tensión.
-Nada- Se acobardó.
-Eso no es… -comencé, pero luego decidí que no tenía caso pelear.-Olvídalo. Supongo que ahora tendré que cuidarme las espaldas. Porque estoy segura de que la próxima vez que la vea, me va a golpear. – La pausa dramática me sentó en realidad- ¡Oh, Dios! Ojala no rompa mi nariz. Alice, mira mi nariz.- Dije señalándola con mi dedo. - Es la única parte de mi cuerpo que es perfecta, y si ella la rompe tendré una horrible nariz por el resto de mi vida. ¿Te das cuenta?-
-Tranquilízate, Bella. Vamos a encontrar una solución.- Como su nariz está a salvo.
-Sí, claro. –dije con sarcasmo.-No tengo nada de qué preocuparme, porque tú, con tu magnifico cerebro, vas a sacarme del lio en que tú misma me metiste.- Mas le valía.
-Se me ocurre… ¿Qué tal si te haces un cambio de look drástico? Algo así como pintarte el cabello de rosa y, no sé…-
-Olvídalo. Ella sabe mi nombre y, dado que compartimos una clase, se dará cuenta que soy yo en cuanto el profesor pase lista.-
-Bien, mala idea. Entonces… ¿Y si te reportas enferma? Así no podrá…-
-Mala idea también. No puedo reportarme enferma lo que resta del semestre, me darían de baja. Además, Charlie no me dejaría faltar solo porque sí. – Muy seguramente me haría enfrentar problemas.
-Muy cierto. Está bien, dame esta noche para pensar algo. Es fin de semana, así que no tendrás que preocuparte por nada hasta el lunes.-
-Basta Alice. Sabes que lo único que funcionaría sería mudarme al otro lado del país, y eso es prácticamente imposible.-
-Odio admitirlo, pero creo que tienes razón. –
Para ese momento, estábamos ya en la puerta de mi casa. Alice detuvo el auto, pero ninguna de las dos bajamos. Era demasiada la tensión en el ambiente. Posiblemente sea la última vez que hablamos en su coche, o simplemente… hablamos.
-Oye, Bella ¿Quieres que le llame a Jasper para que vaya por tu camioneta? Al fin y al cabo, prende con cualquier llave.-
-No, Alice, ¿Cómo crees? No te molestes. Que se quede dos días enteros en el almacén. Prefiero dejarla ahí y vivir a arriesgarme o a otros- Exageré.
-Estoy de acuerdo, nadie intentaría robarse ese cacharro.-
-¡Diablos! ¿En serio eres tan idiota? Claro que quiero que vayas por él, tonta. Estaba siendo sarcástica.- Volví a exagerar.
-Ok, ahora le llamo a Jasper, pero déjame decirte que últimamente estas siendo tan grosera conmigo que es imposible saber cuando hablas en serio y cuando no.- se quejó.
Le dediqué una sonrisa para demostrarle lo feliz que me encontraba. ¿No entendía el embrollo por el que estoy pasando? ¿Acaso no lo vio todo? Sacó su teléfono y habló con su novio, quien aseguró que estaría ahí con mi camioneta en unos cuantos minutos.
-Bella…-exclamó mi amiga usando el tono que siempre reservaba para las malas noticias.
-¿Si?- Oh no.
-Ella… la chica rubia dijo que… quería matarte.-
-Sí, la escuché.- ¿Es posible el que no entre aire a mi cuerpo ahora?
-Y… ¿No tienes miedo?-
-Un poco, pero lo peor que me podría hacer sería un par de moretones. ¿No crees?-
-Pues… Si.-dijo en tono no muy convencido, desviando la mirada.
-De acuerdo. Dime lo que sepas y que yo ignore.-
-¿Sabes quién es… la rubia, no?-
-De hecho, no. Nunca pongo demasiada atención a los nombres.-
-Bueno, ella se llama… Rosalie Hale.- Susurró, bajando la voz, pero no lo suficiente como para impedirme oír ese terrible nombre.-¿POR QUÉ, ALICE?
Rosalie Hale era; ¿Cómo decirlo? Temible. Sí, eso era, aunque seguro ese adjetivo no era lo suficientemente amplio. La palabra aun no era inventada o registrada en el diccionario de nuestra lengua. Sería algo no apto para menores de… ¿ochenta?
-Ya sabes lo que dicen de… aquella chica, la que venía de la reserva, Emily. – Tembló. -¿Has visto su cara? Dicen que Rosalie la mandó al hospital sólo porque le tiró un poco de refresco encima de la falda. Fue una suerte que pudiera exiliarse de por vida en la reserva.-
-¿Y estás segura de que eso pasó en realidad? Tal vez tenía otras razones.- Algún obscuro pasado o secreto. Algo que me dé esperanzas a mí.
-No lo sé, pero después de eso le fue prohibida la entrada a La Push a Rosalie y a cualquier pariente suyo.-
La sangre huyó de mi rostro.
-Estoy muerta. – Dije, cubriendo mi cara con ambas manos. -¡Alice voy a morir! No puedo morir aun, solo tengo diecisiete años.- Era un pequeño pajarillo sin salir del nido.
-Lo sé. ¡Bella, no quiero que me dejes sola!-
-¡Piensa en mí no en ti! ¡No quiero morir! Aun hay muchas cosas que quiero hacer.-
-Y ahora solo tienes poco más de dos días para hacer… - Eso fue una bofetada del cielo- ¡Oye!- La cara de desesperación de Alice de pronto se iluminó con una sonrisa.
-Por favor, que no sea otro de esos descabellados planes que se te ocurren con frecuencia.- Si, Dios me estaba pateando el trasero. Una forma de decir que después de que Rosalie me mate no soy bienvenida en el cielo.
-No, este no es descabellado, lo prometo. Incluso te va a gustar.-
-De acuerdo, ¡Suéltalo!-
-Bien, ahora que sabemos que tal vez termines muy pronto en el hospital o muerta, debemos aprovechar estos tres días como si fueran los últimos. Haremos una lista de las cinco cosas que más desees hacer antes de morir, y las cumpliremos todas. Así no será tan malo cuando.- El infierno me dé la bienvenida, completé por ella.
-Creo que… es un buen plan.-
-Entonces…-exclamó mientras abría su mochila y sacaba una hoja y un lapicero.-Dado que soy tu mejor amiga, creo que tengo derecho a elegir la primera cosa de la lista.-
-Pero…-
-Nada de peros, Bella. Así las cosas deben ser.-
-Bien.-
-Mmm… Número uno: Ir de compras con Alice.-murmuró mientras lo escribía en el papel.
-¡Eso lo hemos hecho miles de veces!-
-Sí, pero jamás me dejas comprarte toda la ropa que quiero. Ahora tendrás que aceptar todas las prendas que yo elija para ti.- Su sonrisa macabra se apodero de su cara. De nuevo, la que moriría era yo, no ella. ¿Por qué no pensaba en mí?
-¿Y eso para qué? Si muero, todo el gasto habrá sido en vano.- protesté.
-Bueno, siempre podemos donarlo a un orfanato o algo así, no te preocupes por eso.- Trató de llevar el tema de mi muerte como algo lindo.
-Entonces… Numero Dos: Golpear a Jessica Stanley.- Me gustaba mucho esa idea, pero no lo diría.
-Wow, creí que ya habías superado eso. ¿En serio lo vas a hacer?-preguntó asombrada mientras lo anotaba.
-Por supuesto. Una cosa es que lo haya superado, y otra que la haya perdonado lo que me hizo.
-Ok, Número Tres…-
-¡Saltar de un acantilado!- Grite emocionada.
-¡¿Qué? Bella, estás… Está bien, lo apuntaré. Tal vez mueras en esta parte, así ya no tendrías que vértelas con Rosalie.-
-Tienes razón. Sería una muerte menos dolorosa. Numero Cuatro: Emborracharme hasta quedar inconsciente.- Tengo que pensar en mis prioridades en la vida si es que sobrevivo.
-Eso si me agrada.-
-Pero, no sé… si Charlie se entera…
-No se va a enterar, ya tengo un plan en mente.- No esperaba otra cosa.
-Si tú lo dices. Sólo falta una cosa… - Me mordí los labios pensando que es lo que completaría mi locura. ¿Qué más me haría irme con una sonrisa?
-¿Puedo decidirla yo?- DE NINGUN MODO. Bueno, no podía decírselo así. Se enojaría.
-No, solo podías elegir una.-
-Pero es una idea buenísima.- QUE NO.
-Olvídalo, yo voy a decidir. ¿Qué tal si vamos de compras y mientras tanto se me ocurre la última cosa?- Esto tenía que valer la pena. No era una decisión que pudiera hacer así de sencillo. Era algo que requería tiempo.
-Entonces, vamos de una vez. Le llamaré a Jasper para decirle que deje aquí tu camioneta y podamos irnos ya. -
Y así, salimos rumbo a Port Angeles, con la música a todo volumen, y Alice manejando a una velocidad que daba miedo. Llegamos enseguida a nuestro destino. Apenas bajamos del coche, y mi amiga ya me arrastraba hasta una tienda.
Fue una tortura. Me hizo probarme cientos de vestidos, blusas, pantalones y demás, y al final salí con tres bolsas llenas de ropa. Me sorprendió que solo fueran tres, pero en cuanto se lo mencioné a Alice, me dijo:
-Ay, Bella. Aun nos faltan unas veinte tiendas por recorrer, no tengo tanto espacio en mi Porsche.- Eso temía.
Y luego soltó una risa macabra que me hizo temblar de la cabeza a los pies. Seguimos caminando de un lado a otro, comprando ropa y accesorios aquí y allá. Mientras Alice analizaba cada prenda, yo seguía pensando en la última cosa de la lista. No se me ocurría nada realmente bueno, y siempre que una idea empezaba a formarse en mi cabeza, desaparecía en el instante en que Alice comenzaba a parlotear sobre "la increíble forma en que las blusas se ajustaban a mi cuerpo" y cosas por el estilo.
Luego de terminar con las prendas, visitamos un par de zapaterías, pero sólo compramos seis pares; Alice comenzaba a dudar que todo eso fuera a caber en su auto.
Eran cerca de las siete, cuando por fin tomamos un descanso. Nos sentamos en una cafetería que llevaba abierta solo unos meses, mi amiga insistió en que allí vendían el mejor café que hubiera probado antes. Sin muchas ganas de discutir acepte. Un chico pecoso tomó nuestra orden y, apenas nos dejó solas, Alice lanzó la pregunta que temía escuchar.
-¿Ya pensaste cual será la última cosa en la lista?-
-No, aun no.-
-¿Puedo darte una sugerencia? Si no te gusta, está bien, lo entenderé. No te voy a obligar a ponerla.- Acompañada de su cara de borrego a morir era difícil no decir si.
-De acuerdo.-
-Número Cinco.- Murmuró sacando las lista de su bolso. - Confesarle tu amor a Edward Cullen.-
Oh, oh.Mala idea. Jamás sería capaz de hacer tal cosa. Jamás. Y lo digo en serio. Jamás. Edward había sido mi amor platónico desde que éramos niños. Nos conocimos en preescolar, éramos amigos hasta que crecimos y… él se volvió popular. Típica historia, un cliché de amor. Luego de eso, me avergonzaba hablarle. ¿Aun recordaría todas las tonterías que hacíamos cuando éramos pequeños? Esperaba tanto que si como que no.
Así que ahora, yo era para él una total desconocida. A veces me sonreía en los pasillos, pero me prometí a mi misma que jamás iba a confesarle que había estado medio loca por él desde hace tantos años. ¿Qué diría si lo supiera? No quería ni imaginarlo…
-No, olvídalo. ¿Acaso enloqueciste? No puedo hacer eso, sería… vergonzoso.-
-¿Y? Tal vez sea tu última oportunidad para hacerlo.-
-No, se me tiene que ocurrir algo mejor.-
-Bien, entonces: Hay que pasar al número dos.- Dijo Alice, mirando significativamente una tienda que se encontraba a unos pasos de nosotras.
No comprendí de qué hablaba hasta que vi el anuncio del establecimiento. Bubble Style, era la tienda de la señora Stanley, la madre de Jessica, quien en esos momentos se encontraba mostrándole unos jeans a una chica, con su típica cara de mojigata y su sonrisita hipócrita. ¿Que no le dolía la boca? ¿Qué no le pesaba la cara?
-No puedo golpearla en el establecimiento de su madre. Me arrestarían.- El disturbio en propiedad ajena es penable.
-Sí, claro. Charlie te va a arrestar. Sería divertido. Pero no me refería a eso. Qué tal si vas y le dices que se vean mañana temprano en… no sé, algún lugar sin testigos y entonces… ¡Atacas!- brincó emocionada.
-Creo que es buena idea.- Murmuré, pero mis pensamientos estaban en otra parte en ese momento. Aún seguía pensando en la sugerencia de Alice. ¿De verdad era yo tan cobarde como para no atreverme ni siquiera a hablarle a Edward? No sería tan difícil, además, ¿Qué importaba? Estaba en peligro de muerte. Tal vez hacerle caso a Alice no sería tan malo. Esta vez, aclaro.
-Alice.- Le llamé, pero, ¡Cómo no! Me arrepentí en el último instante y dije algo totalmente diferente.- Creo que debería ir con Jessica ahora mismo. Ya vuelvo.-
-Claro, ve. Y no creas que no me he dado cuenta de que estas dudando acerca de lo de Edward.-
-De eso nada. Dije que no.-
-Bella, ¡Por favor!-
Ignorando a Alice, me puse de pie y avancé lentamente hacia la tienda. Entré con cautela, y en cuanto Jessica me vio, me sonrió como si fuéramos amigas de toda la vida. Quizá una vez lo fuimos, pero luego se volvió una perra y dejamos de serlo. Esta era mi razón de continuar.
-Buenas tardes, Bella. ¿En qué te puedo ayudar?-preguntó con su voz más falsa que nada. Traté de disimular mi desagrado hacia ella. Debía de ser convencible.
-Hola, Jessica, ¿Cómo has estado?- Imite su tono.
-Bien.- Exclamó algo sorprendida por mi pregunta.
-Oh, no sabes cuánto me alegro. ¿Sabes? Creo que deberíamos salir juntas una vez más. Extraño ir de compras contigo.- MENTIRA.
-Creí que ahora tenías a Alice para eso.- ¿Ofendida? No lo creo.
-Bueno, sí, pero no es tan divertido. Además, quiero platicar contigo.-
-¿Ya no estás enfadada?- OBVIO SI, PERRA.
-Por supuesto que no. Te dije que te había perdonado ¿No?- Por esto era amiga de Satanás, y Alice.
-Sí, claro que sí. Entonces… ¿Dónde nos vemos?-
-Pues… ¿Te parece si nos vemos cerca de La Push? Me gustaría dar un paseo por ahí. Preferiría que nos viéramos por la mañana, tengo un día muy ocupado.-
-La playa está un poco lejos, pero de acuerdo. Nos vemos a las diez.- Asentí fingiendo una sonrisa.-Me alegra que salgamos juntas de nuevo. Hasta mañana.
Y se dio la vuelta para seguir atendiendo a la clientela, no sin antes dedicarme una sonrisa aun más falsa que la mía. Dios, esta era la inspiración que necesitaba para realizar mi lista.
Salí del lugar enseguida. Alice estaba justo donde la había dejado. Los cafés ya estaban en la mesa. No sé si era buena idea que mi amiga tomara cafeína, menos si tiene que proponerse a lograr algo y yo estoy en medio.
-Misión cumplida.- Dije luego de tomar el primer sorbo. Estaba delicioso.- Oye, tú tienes que acompañarme. Necesito que alguien me dé aún más valor, así que no hagas planes con Jasper para el día de mañana.-
-Claro que no, Bella. Yo voy a ir contigo.- Se calló dos breves momentos- ¿Ya pensaste en la última cosa de la lista?-
-No.- Respondí con tono cortante y seguí tomando mi bebida.
-Yo ya te dije cual sería la mejor opción, claro que si no quieres hacerme caso, te lo pierdes. Pero, sólo imagina, le confiesas que lo amas, él te dice que siente lo mismo por ti. Jessica llega e intenta matarte, pero… ¡Él te salva! Luego inician una relación y en unos cuantos meses ¡Te pide matrimonio! Se casan, tienen pocos hijos pero muchos intentos, y viven felices para siempre. ¡Y todo gracias a mí!- ¿De cuántos intentos hablaba?
Momento, NO.
Comenzaba a perder la paciencia. Alice siempre con su descontrolada mente ideando cosas que tienen posibilidades de una en un millón de ocurrir. Y si no la detenía, seguiría planeando mi futuro imaginario. La muy astuta sabía que al final terminaría accediendo con tal de que se callara, así que ¿Qué más daba?... ¿Qué no había dicho no momentos antes?
-Está bien, acepto. Lo anotaré en la lista.-
Saqué el papelito y apunté.
No.5. Confesarle mi amor a Edward Cullen.
Hola! Sé lo que pensarán: No puede terminar los otros fics, pero si crea uno nuevo. La verdad es que esta historia la tenía en mente desde hace casi un año, así que lo único que hice fue agregarle una que otra cosa y, con ayuda de Vale, ha quedado terminada. En realidad es muy corta, sólo serán 5 capítulos, espero que me dejen su opinión y me digan que les pareció. De antemano, gracias por leer.
Besos, May ()
