Me gustas

Pero… ¿Por qué ella?

-No lo sé…

Es una loca

-Y a ti que…

¿Te pegaste en la cabeza?

-Hmp

Oh…Vamos Sasuke, ¿es bromas verdad?

-Jódanse

Y es que… nadie la vería como yo la veía a ella.

No podían entender que todo lo que ella hacía, era muy bueno para mí, para mis ojos, para todo lo que era yo.

Era cierto que tenía sus momentos de locura, un buen ejemplo sería la vez que me lanzó el macetero por la cabeza y que a duras penas pude esquivarlo pero ¿y…?

Sasuke… un día va a matarte.

-¿Y…?

¿Y…? ¿Quieres morir tan joven?

Déjenme vivir mi vida.

¿Qué es lo que le viste?

-Hmp…

Bueno… no negamos que tiene un muy, muy, muy buen cuerpo.

-Cállense.

¿Por qué ella? Está loca, Sasuke. LO-CA.

-Me gusta.

Sí. Me gusta.

¿Por qué ella? - Otra vez la piche pregunta.

Porque era la única mujer que no se me lanzaba como loba, porque era la única mujer que me decía las cosas directas, porque era la mujer que me sonreía con sinceridad, porque era la mujer con la que quería despertar cada mañana y porque era a la única mujer a la cual yo quería hacerle el amor.

Llegábamos a casa y lo único que quería era tenerla encima, estar dentro de ella. Ansiaba el momento de probar su piel tan dulce y embriagante como el vino, verla bailar mientras se retiraba sus ropas de forma sensual y graciosa.

Sasuke… ella ¡no!

-No me jodas ahora Karin.

Por Dios Sasuke… ¡Usa perfume barato! - ¡bravo! Karin, gran estrategia.

-…

-¿Por qué ella?

-Vete al coño.

¿Por qué ella, Sasuke? – ¿que nunca se cansan?

-¡No me jodan!

¡Hijo!

-Lo siento mamá, pero ya me cansé de que siempre…

Sólo dime… ¿por qué ella?

-Por que la amo.

Entonces… no dejes que otros te jodan y mételes un coñazo.

-Está bien.

- ¡Sasuke! ¿Qué haces… aquí? – es muy linda cuando está asombrada o confundida.

-Vine a verte.

-Bueno… pero ¿Cómo entraste?

-Sakura… siempre dejas la llave debajo del macetero de afuera.

-Es cierto.

-Bueno… alístate, que vamos a salir.

-¿A donde Sasuke – kun?

-A… caminar.

-Ummh… rico helado de vainilla… - murmuraba con gracia mientras la golosina paseaba por mis narices intencionalmente -… ¡Ops! – ¿Ops? sí. ¡Ops! Su rico helado de vainilla se había caído y embarrado mi nariz y camisa.

-Sakura – resondré con tono comprensivo.

-Ahora lo arreglo. – y fui victima de un tierno cosquilleo, su pequeña lengua lamía las zonas manchadas subiendo por mi cuello y terminando en mi nariz.

-La gente nos ve – susurré para que se percatara de su inocente acción.

-No importa Sasuke- kun, a mi no me molesta. – cantó con una sonrisa.

Sentados, teniendo una linda visión de la laguna artificial del parque y de unos cuantos mocosos jugando fútbol.

Y…

-¡Oh Oh!… - dijo ella con su dulce tono preocupado.

-¿Qué Oh Oh, Saku? – le pregunté curioso.

No me dijo nada y simplemente se levantó, comenzó a caminar hasta colocarse de cuclillas a lado de un niño que al parecer miraba la pelota que había caído dentro del lago.

¿Oh Oh?… ¡claro! Era ese ¡Oh Oh!

Cuando me levanté para alcanzarla, ella ya se había metido al agua.

Sacó la pelota y se la dio al mocoso que salió corriendo con una sonrisa enorme… ¡"Gracias"! –gritó estando con sus demás compañeros.

Me miró y sonrió… de pronto soltó la pregunta que todo el mundo me había preguntado durante estas últimas semanas.

-¿Por qué yo, Sasuke – kun?

-Porque me gustas, Sakura.