¿Qué tal? Bueno, este vendría siendo mi primer Fic en el fandom de Avatar, espero sea de su agrado :D cualquier sugerencia es bienvenida en los reviews, igual me gustaría leer que les pareció :3
You Make Me Smile
Capítulo 1: Tierra y Fuego
Estando frente a la hoja en blanco, el acaricia lo más profundo de su mente, rasgando sus pensamientos, su ingenio, buscando alguna idea original que plasmar en las hojas, en su escritorio hay bastantes hojas desordenadas al igual que unos libros, una pequeña botella de cristal con tinta negra y una larga pluma negra a su lado, hay una pequeña lámpara apuntando a la hoja en blanco, la única luz en el cuarto, el se acaricia los ojos pues siente que estos quieren cerrarse y entregarse a los sueños, pero lucha por no hacerlo, tiene que entregar al menos un adelanto de lo que sería su próxima obra, de no ser así la editora se volvería loca y de seguro tendría un regaño tan típico de ella, eran tan fuertes estos que su secretaria le miraba con pena y compasión al salir de la oficina, toma su abrigo y sale de aquel estudio desordenado y oscuro, la noche parece verdaderamente hermosa, oscura e iluminada por una enorme esfera blanca y redonda en el cielo y con ella sus danzantes acompañantes mucho mas pequeño que ella, pero no menos magnifico, pensó que salir a mirar tal belleza le inspiraría más, pero no sirvió de mucho, su cabeza seguía con un montón de ideas y ninguna de ellas podía desarrollarla de una manera digna, seguía avanzando por las calles que a esa hora parecían muertas, las ventanas de las casas estaban oscuras y una que otra daba una leve iluminación señal de que alguien estaría viendo la TV a oscuras
-Maldición – Susurro el muchacho mientras metía las manos en su abrigo negro, era invierno en ese entonces y la necesidad de calor se hacía cada vez más notable, esos fríos mortales que no van acompañados de nieve ni de frio, silenciosos y sin ser vistos azotan fuertemente. Entro por una calle que por lo general ignoraba, el miro aquel recorrido que tenía mejor pinta que las calles que recorría, los faroles de color dorado e iluminaban con una luz roja y hermosa, pareciera que fueran velas como lo hacían en el pasado, pero sería demasiado pedir, entro por aquella calle, la acera estaba mucho mejor construida, no tenía grieta alguna y en ciertas secciones habían unas cuantas piedras de color rojo que formaban una flor; Los locales del lugar parecían vender cosas verdaderamente finas, eran tiendas de ropa elegante, antigüedades o muebles que tenían pinta de ser muy caros (A pesar de no ser tan diferentes a los que tenía el muchacho en su casa) Asomo un poco la mirada para ver algún precio y al verlos abrió los ojos como platos impresionado -¿Quién gastaría tanto en un sillón? Encuentro cosas mejores y baratas en un basurero – Susurro el chico que volvía a meter sus manos en los bolsillos del abrigo, el provenía de una familia rica, pero nunca le encontró sentido a muchas de aquellas costumbres de los ricos, comprar cosas verdaderamente innecesarias para la decoración, vestir siempre de una manera elegante e incómoda o incluso portarse con una actitud verdaderamente egocéntrica, sentirse mejor que los demás por sus vestiduras, o al menos eso sintió cuando vio a un par de ancianos con pinta de ricachones mirarle con desagrado y susurrar justo cuando pasaban a su lado
-Delincuentes – Dijo uno de los ancianos y Zuko les miro bastante enojado, ellos vieron eso y solamente caminaron mas rápido, el aspecto del muchacho no era muy agraciado, su cabello era oscuro y bastante largo, una mirada fría a pesar de poder producir y manipular el fuego (Habilidad que tenían todos los miembros de su familia) Pero eso le trajo bastantes desgracias, las cuales podían verse en su rostro, o mas bien, era solo una, una enorme que yacía en su ojo izquierdo recorriendo hasta su oreja se podía observar una enorme cicatriz de una quemadura que sufrió mucho tiempo atrás a manos de su padre, pero el no se avergonzaba de aquella cicatriz, era un recordatorio de lo cruel que podía ser la gente incluyendo su propio padre, pero durante su niñez fue bastante difícil vivir con eso, todos le tomaban como algún pandillero o le miraban con miedo, pues antes de la cicatriz, era un joven amable y sonriente, cosa que cambió drásticamente, su semblante siempre era serio al igual que su mirada. El clima se hacía cada vez más frio y esta vez, se podía sentir una brisa acariciando el rostro del muchacho, su rostro empezó a sentirse entumido, miro a los alrededores y soltó un leve aliento acompañado de fuego para calentarse un poco – De algo me sirven aunque sea el fuego control – Susurro el muchacho mientras proseguía su marcha, la calle comenzó a inclinarse hacia arriba y las casas y los locales comenzaron a tener una apariencia más elegante, estilo victoriano por lo que podía apreciar el muchacho, cada vez había menos locales y muchas más casas, las rejas eran grandes y negras y algunas tenían en el centro alguna inicial de la familia o una imagen que les identificara, altas y detrás de ella hermosos jardines extensos con enormes arbustos cortados de distintas formas y las fuentes que aun en la noche seguían escupiendo un agua tan cristalina que con la luz de la luna daban un espectáculo único – Con un lugar así no tendría que salir a dar estos paseos para inspirarme – Suspiro resignado el muchacho, recordando por qué andaba en aquellas situaciones, que caminos había tomado para llegar a donde se encontraba ahora, un escritor que recién termino la preparatoria, dueño de un departamento pequeño y obscenamente desordenado y de un rostro que inspiraba temor, no recordaba la última vez que una chica le miro de forma atractiva, una amiga muy cercana a él, Katara, le dijo que si sonriera un poco se vería un millón de veces mejor, pero el simplemente soltaba una sonrisa que a leguas se podía notar que era fingida, esas sonrisas forzadas que uno suelta cuando se siente forzado o intenta ser hipócrita, solo que el intentaba desde el fondo de sus ser soltar una sonrisa honesta y verdadera, pero ya hacía muchos años que él no sonreía de esa forma. Su caminata lo llevo a un callejón sin salida, aunque no era un callejón en sí, la calle terminaba en un enorme terreno cubierto por un muro de piedra gris y una enorme puerta de madera con un jabalí alado dibujado en el centro, se preguntó qué clase de monstruoso hogar se ocultaría detrás de esos enormes muros, de seguro la familia mas rica del lugar o algo así, la curiosidad mueve montañas y movió al joven a escalar poco a poco el muro de piedra y asomar su cabeza por encima de la fortificación, lo que vio le dejo realmente impresionado, una enorme mansión como las que había en el antiguo Japón, pero más magnifico que eso era el enorme jardín abundante en árboles y flores de tantos colores el césped de un verde hermoso, no había fuentes, en lugar de ello había un pequeño riachuelo que separaba la propiedad y un pequeño puente de piedra, el joven se subió al muro para tener una mejor visión del lugar, era verdaderamente magnifico y aquella vista le inspiraba bastante, de no ser porque no traía su pequeño molesquín negro hubiera escrito muchas cosas viendo todo el jardín, aunque en un movimiento para nada planeado por el joven, dio un paso en falso y tropezó cayendo dentro de la casa, dio un leve grito pero al parecer nadie se percató de su presencia, Zuko se ocultó en un arbusto al lado de donde había caído y pudo observar que no había seguridad alguna, cosa que el aprovecho para dar una pequeña e inofensiva caminata a la luz de la luna, el lugar era bastante tranquilo, los únicos sonidos presentes era el correr del pequeño riachuelo y el menear de los árboles movidos por el viento, dio un leve suspiro y camino un poco mas por el borde de la propiedad para que nadie lo viera y en caso de ser así, tuviera una rápida escapatoria. Se detuvo junto a un gran y torcido árbol, no tenía ninguna hoja, sus ramas eran largas y grises, miro al cielo estrellado durante unos segundos cuando a lo lejos escucho el césped siendo pisando, pero no a una caminata como el lo hacía, escucho a una persona corriendo hacía el, pero antes de que pudiera hacer algo, vio una pequeña figura de pelo negro y largo, llevaba su frente descubierta y un ligero vestido blanco que le cubría un poco mas debajo de las rodillas
-¿Quién eres? – Pregunto la chica acercándose, sus pies estaban descalzos y por lo que podía ver Zuko, su mirada siempre iba hacía el piso, el chico intento escapar saltando hacía el árbol pero cuando menos lo sintió, una enorme piedra le había golpeado la espalda y lo había tirado al piso –¿Quién eres? ¿Qué quieres aquí?- Pregunto con una voz amenazadora (Demasiado para el timbre de voz tan agudo que tenía, no tenía mas de unos 13 años) el chico aun estaba en el piso retorciéndose por el dolor que le había provocado el impacto de aquella piedra, no se explicaba como aquel objeto pudo llegar a golpearle, hasta que miro la posición de la chica, reconocía aquello de algunos libros que había leído en el pasado
-Un maestro tierra – Susurro el joven mientras se levantaba poco a poco con una mano en su adolorida espalda
-¡¿Eres sordo acaso!? – Pregunto la chica mientras con la palma de su pie golpeaba el piso lo cual dio paso a una enorme columna que golpeo al joven en el estómago dejándolo atrapado entre la columna y la pared
-No, espera, no voy a hacerte nada – Respondió Zuko con la voz cortada, pues aquel golpe le había sacado todo el aire - Estaba viendo por sobre el muro … - Antes de que pudiera terminar la oración ya una bola de lodo había sido arrojada a la cara del muchacho
-Como si fuera a creerte, no eres el primero que quiere robar en mi casa, la seguridad es tan tonta que cualquier debilucho puede colarse – Rio la chica dando otro golpe a la tierra con su talón haciendo que la columna de piedra entrara en el cuerpo del muchacho
-Si no quieres creerme – Dijo Zuko tomando todo el aire que pudiese y abriendo su boca salió disparada una pequeña bala de fuego directo a los pies de la joven, ella solo se tambaleo y cayó al piso haciendo que la columna retrocediera unos pocos centímetros, los necesarios para que el joven pudiera trepar al árbol y saltar por encima del muro
-Te hubiera dejado ir pero eso fue realmente sucio – Grito la chica que salto por encima del muro con la ayuda de un enorme pilar de roca que emergía bajo sus pies – Muy bien fueguito, si te crees muy rudo atacando a una ciega veremos qué tan fuerte eres
-¿Ciega? – Respondió Zuko sorprendido ante esa afirmación, aun por ser ciega se podía notar a leguas que tenía un perfecto control del elemento – No fue mi intensión, tú fuiste la que no quiso escucharme – Grito el joven retrocediendo un poco y adoptando una posición de combate
-¡Tú fuiste el que entro a propiedad privada! ¿Cómo quieres que alguien reaccione a eso – Gruño la chica mientras azotaba el piso con la palma de su pie y lanzaban una serie de columnas hacía el muchacho
-Yo… - El no pudo poner otra excusa, se dedicó solamente a evadir los ataques de la chica, cada uno más fuerte y preciso que el otro, pero la agilidad de Zuko le superaba por mucho, si no los esquivaba con algún salto
-Parece que alguien tiene pies ligeros – Dijo mientras golpeaba nuevamente el piso con ambos pies y movía sus manos para hacer que varías estacas de piedra salieran disparadas
-Suficiente – Gruño el muchacho mientras apoyaba ágilmente su pie en una de las estacas para darse impulso, saltar sobre ellas y disparar bolas de fuego alrededor de la chica para que quedara rodeada de fuego, el aprovecho la confusión de la chica para escapar rápidamente, ella solamente le tiro piedras al azar a lo lejos, pero ninguna acertó
-¡Maldito seas flamitas! – Grito la chica a lo lejos mientras levantaba y agitaba su puño.
El joven volvió cojeando y quejándose a su pequeño departamento, se quitó el abrigo y se dejó caer en el sofá – No vuelvo a pasear de noche – Dijo con su cara hundida en la almohada y se entregó al sueño.
A la mañana siguiente, Zuko se sentía un poco mejor de su espalda, aun se quejaba un poco por el dolor que sentía al hacer unos cuantos movimientos bruscos, pero no era nada que no se arreglara con algún té de los que preparaba su tío, el viejo parecía tener una hierba para cada malestar del cuerpo, se despojó de su ropa del día anterior (Pues tenía bastante tierra y polvo) y se vistió con unos jeans negros, converse del mismo color y una playera igual que las dos prendas pasadas con el logo de "Avantasia". El muchacho salió al café de su tío que quedaba a unas 4 calles al oeste del departamento, camino mucho mejor que ayer, aun que sentía un par de molestias en su cuerpo; Llego al pequeño local de su tío, "El Dragón del Jazmín" anunciaba un pequeño de letras doradas y fondo verde, el lugar era completamente blanco con varias mesas del mismo color y en el centro una alfombra verde con un dragón dorado, el lugar en las mañanas era un verdadero lio, pues el lugar se tenía bastante fama y mucha gente (La mayoría adultos) Acudían al lugar por algo relajante antes de irse al trabajo. El muchacho entro con sus manos en los bolsillos y vio al fondo en la pequeña cocina del lugar trabajar a su tío con una gran sonrisa en su rostro, salió del pequeño cuarto con una bandeja llena de tazas y al ver a su sobrino le sonrió
-¡Buenos días Zuko! – Grito aquel viejo regordete con una enorme barba blanca - ¿Qué tal tu mañana? – Decía mientras entregaba las tazas a los clientes que esperaban en las mesas
-Normal – Dijo el muchacho secamente – Necesito algo para el cuerpo, anoche tuve una – El joven corto la oración y miro al otro lado de la habitación
-Zuko ¿Sigues yendo a esos encuentros entre maestros? Sabes bien que eso es una abominación – Dijo el hombre terminando las entregas y volviendo a la cocina – No quiero ver que te lastimes por nada Zuko
-No fue eso, fue una larga historia, nada que ver con los encuentros entre maestros
-Pues el local quedara vació en 15 minutos a lo mucho, te quedaras aquí y me contaras todo – El muchacho solamente suspiro y se sentó en una de las sillas junto al mostrador mientras veía a la gente llegar apurada e irse, algunas siendo bastante amables y otras muy groseras, cosa que le molestaba bastante, pues su tío siempre atendía con una sonrisa en su rostro y de la forma más atenta posible
-¿Cómo es que aguantas a la gente descortés tío? – Pregunto el muchacho en voz alta mientras uno de esos empresarios groseros salían del establecimiento
-Zuko, yo no lo hago para recibir una buena actitud también, el simple hecho de estar aquí recibiendo a la gente y deseándoles un buen día es suficiente para mí, sé que ellos necesitan que sean amables con ellos más de lo que yo lo necesito – Termino diciendo el viejo sentándose y dándole una taza humeante a su sobrino – Ahora cuéntame que ocurrió – Dijo Iroh sonriente mientras escuchaba con detalle la historia de Zuko, se impresiono de tal comportamiento del muchacho, pero rio bastante al escuchar la paliza que le dieron – Oh Zuko, será mejor que te quedes quieto de vez en cuando
-Como sea – Dijo Zuko terminando de tomar el té – Debo irme ya
-¿Cuál es la prisa? Creí que podíamos jugar una partida de Pai-Sho, como lo hacíamos antes
-Quede de verme con Sokka, vendré luego – Dijo el muchacho caminando hacia la calle, su tio le miro con nostalgia, añorando aquellos días donde era un niño verdaderamente inocente, pero no podía culparlo, el bien conocía el pasado del muchacho y la historia tras su cicatriz, pero saco de su mente todos esos pensamientos cuando vio entrar clientes y fue atenderlos con el mejor de los ánimos como todos los días.
Zuko había llegado a un pequeño local llamado "Freak" una tienda de videojuegos, anime, comics y demás cosas, por lo general estaba solo el lugar, los únicos que estaban en el establecimiento eran Soka y Katara, Soka era el dueño del lugar y Katara su hermana, él tenía una playera blanca sin mangas con el "Nerv", ella el uniforme escolar y parecía que estaban discutiendo
-¿Crees que es gracioso jugarme esas bromas Soka? ¡Madura! – Gritaba furiosa la chica mientras Soka reía descaradamente
-Por favor Katara, supéralo o llegaras tarde a la escuela
-¡No creas que se ha acabado Soka! – Diño enfurecida dando media vuelta y mirando que Zuko estaba en la entrada mirando la discusión – Zuko, habla con el inmaduro – Dicho esto salió del lugar
-¿Qué le hiciste ahora? – Pregunto Zuko acercándose al mostrador donde estaba su amigo
-Nada, solamente la asuste cuando entro al local y tiro el almuerzo que me traía
-¿Te ríes de que ella tiro TU almuerzo? – El moreno se quedó callado durante unos segundos hasta que se golpeó la cabeza con el mostrador – Por cierto Zuko – Dijo el joven reponiéndose rápidamente y sacando dos trozos de papel azul que parecían entradas – Tengo dos boletos para los enfrentamientos de maestros – Decía Soka con una sonrisa mientras agitaba los boletos frente a Zuko
-Sabes que me aleje de esos ambientes
-No te estoy pidiendo que pelees, te pido que me acompañes, dicen que hay una nueva peleadora, una maestra tierra y esta arrasando con todos a quienes se enfrenta
-No iré Soka
-Por favor – Repetía Soka una y otra vez en un tono cantadito y largo que le molestaba bastante a Zuko
-¡Esta bien! Iré – Respondió de mala gana el muchacho solo para que Soka guardara silencio
-¡Bien! Te veré en el centro hoy a las 9, lleva dinero, tal vez apostemos un poco – Dijo Soka sacando un pequeño saco que parecía estar lleno de monedas
-No lo hare, sabes que ando un poco quebrado en estos días – Dijo el chico de la cicatriz mientras se apoyaba en el mostrador
-¿Sigues sin escribir nada?
-Sí, las ventas de mi libro anterior ya no son tan buenas y todos mis ahorros los gaste en mi casa
-Tu pequeña casa – Corrigió Soka al muchacho
-Cállate
-Digo, pudiste haber conseguido algo mejor – Dijo Soka, pero al ver la mirada de su amigo decidió callarse – Descuida, te vendrá bien algo de entretenimiento, tal vez necesites ver unas peleas y podrías escribir algo bueno, no tan cursi como lo anterior
-Podría ser, bueno, nos veremos en la noche Soka, tengo que ir a casa – Dijo el pelinegro dando media vuelta y despidiéndose con la mano
-¡Te veré en la noche! - Gritaba alegre Soka desde el mostrador
Así paso rápidamente la tarde, Zuko estuvo nuevamente sentado en su escritorio mirando el papel en blanco, más de una vez se golpeó contra el escritorio intentando sacudir su cerebro, se puso de pie y camino en círculos en la habitación hasta que se dignó a tumbarse sobre la alfombra roja y cerrar los ojos un momento, un momento que se tornó en 2 horas, para ese momento eran ya las 8 de la noche, se despertó con bastante esfuerzo y fue a darse un duchazo rápido y se puso lo primero que encontró, unos jeans igualmente negros con los mismos converse y una playera sin mangas con el logo de "Rhapsody Of fire" una sudadera roja y al final se puso las 4 perforaciones que tenía en su oreja derecha (Solía quitárselas cuando iba con su tío pues este mas de una vez llego a reprochárselas, tomo su celular con unos audífonos de diadema y salió de su casa con dirección al centro. Al llegar encontró a Soka vestido igual que en la mañana y a un pequeño niño calvo con unos pantalones cortos y una playera negra sin mangas, llevaba en su cabeza una flecha azul tatuada al igual que en sus brazos y piernas, era Aang, un maestro aire que llevaban poco tiempo de conocer, pero se llevaba bastante bien con Soka y Katara (Mucho mas con Katara)
-Zuko ¿Qué tal? – Dijo Aang agitando ambos brazos al ver a Zuko aproximarse
-Hola Aang – Respondió el muchacho – Todo bien, no me quejo
-¿Bromeas? Oí estabas pésimo, dijiste que no escribías nada y que te hacía falta dinero – Exclamo Soka mientras agitaba sus brazos, aunque su ánimo fue velozmente incinerado por la mirada del pelinegro – Oh bueno, podríamos estar peor – Termino diciendo con miedo mientras comenzaba a caminar, platicaron de lo que hicieron en el día o de algún anime nuevo que vieron en el día, Aang a pesar de ser bastante pacifista como todo buen nómade aire, le gustaba bastante las series violentas, era un rasgo algo extraño en él. Una vez que llegaron a un pequeño callejón bastante oscuro se dirigieron a una puerta vigilada por un sujeto bastante grande, mostraron las 3 entradas (la 3ra Aang la había conseguido antes) y les permitió la entrada, Zuko antes de entrar se puso la capucha de la sudadera, quería cubrir su identidad de aquel lugar. Pasaron una vieja puerta de madera para después bajar unas largas escaleras iluminadas por unas cuantas linternas colgadas en la pared, el lugar era bastante concurrido, pero al llegar al final de las escaleras se veía un enorme estadio iluminado por varías lámparas ubicadas en el techo, había unas enormes gradas de tierra y el ring era del mismo material, bastante alto y espacioso para que los luchadores tuvieran el espacio necesario y a los costados de este habían enormes jarrones llenos de agua para quienes dominaran el elemento; Pasaron a sentarse en uno de los primeros asientos, la gente gritaba animada de la misma forma que Soka lo hacía
-Nunca entenderé porque nadie quiere estos asientos – Decía Soka sentándose mientras seguía gritando con la multitud
-¿Tal vez porque siempre los maestros rocas arrojan las piedras aquí? – Dijo nervioso Aang tomando lugar al lado de Soka
-Déjalo Aang, si lo aplastan nos harían un favor – Rieron Suko y Aang mientras Soka les veía de mala gana. Así comenzaron los combates, al principio empezó un maestro tierra al que le decían "La roca" Aang rio diciendo que era un nombre bastante original, pero tenía una buena técnica, bastante bruta, pero derrotaba a cada oponente que se le atravesara, esa noche no hubo muchos maestros agua o fuego, fueron mas que nada maestros tierra, lo cual le quito un poco de emoción al juego, pero Soka lo disfrutaba bastante, animaba a La Roca y abucheaba a sus rivales, Aang y Suko se alejaban de vez en cuando de el cuándo se ponía de píe y maldecía a los luchadores. El torneo de esa noche avanzaba rápidamente cuando al final llego la final, la persona por la que Soka fue a ver aquel torneo al fin se hacía presente, el anunciador decía que ella era una bestia, una verdadera maestra tierra de temer y quienes no conocían a la misteriosa luchadora se mostraban asombrados, se escucharon unos enormes pasos al fondo de un túnel de donde salían los luchadores, se proyectaba una enorme sombra todos susurraban y gritaban de emoción hasta que al fin, de aquel túnel salió una pequeña niña de pelo oscuro con unos jeans negros rasgados hasta la rodilla y una playera negra sin mangas e igualmente rasgada hasta el ombligo, llevaba el cabello recogido en una coleta y su fleco bastante largo le cubría la mayoría del rostro, todos abucheaban a la niña que ahora subía las enormes escaleras que llevaban al ring, incluyendo Soka
-¡No puede ser! ¿Para esto pague tanto? ¿Para ver como pateaban a una niña pequeña? – Aang y Zuko solo se limitaban a mirar a la chica, al pelinegro le daba un aire familiar, aunque desde aquella distancia no podía distinguir bien así que ignoro y se dedicó a ver la pelea, la cual fue corta, pues la chica que llamaban "La bandida ciega" Termino rápidamente con aquel fortachón maestro tierra, con movimientos meramente simples para desviar los movimientos del enorme sujeto y termino dándole el golpe de gracia con unos pilares de roca que lo sacaron velozmente del ring, la cara de Soka no tenía precio, pues había apostado bastante dinero a la Roca, la chica tomo el cinturón y lo levanto con bastante orgullo, el presentador le palmeo la espalda y hablo
-¡Quien se crea lo suficientemente fuerte para derrotar a la bandida ciega, que venga acá y se le otorgara una bolsa llena de piezas de oro! – Gritaba atreves del micrófono, fue entonces que la chica dio una leve risita y fue de inmediato el momento, Zuko reconoció aquel timbre de voz tan joven e igualmente, por la forma de pelear sospecho que era la misma niña que lo ataco en aquella casa, el sorprendido de verla de esa forma, muy distinta a la chica con vestido blanco y mirada inocente
-Así que de verdad es ciega – Dijo Zuko maravillado ante tal control del elemento Tierra
-Sí, puedo ver como ella escucha a la tierra, es una maestra magnifica – Respondió Aang con el mismo asombro que Zuko, pero fue entonces que escucharon los gritos del moreno enloquecido
-¡El se enfrentara! El es una leyenda en estas arenas – Gritaba Soka al presentador mientras le descubría la cabeza al muchacho, el dio una señal para que movieran uno de los reflectores hacía los jóvenes, fue ahí cuando vieron a Zuko, que en tiempos pasados le conocían como "El Espíritu Azul" Todos le miraron maravillados y aclamaron que el subiera al ring a pelear
¡Si es el mismísimo Espíritu Azul! – Clamaba la gente con emoción, pero Zuko solamente se negaba con la cabeza, fue cuando la chica tomo el micrófono
-¿Qué ocurre? ¿Tienes miedo de perder contra una niña ciega? – Reía orgullosamente la niña, los gritos y las risas de la chica se mezclaron en la cabeza de Zuko hasta el punto de hacerlo gritar de desesperación
-¡Peleare! – Grito fuertemente mientras caminaba hacía el ring, todos aplaudieron y silbaron, ese sería una verdadero espectáculo, el mejor de hace un par de años y la mejor actualmente, Soka gritaba emocionado apoyando a su amigo. Al llegar al ring Zuko se quitó los converse y la playera negra dejando todo de lado
-Muy bien espíritu de lo que seas, te mandare al otro mundo – Dijo la joven mientras le lanzaba una enorme roca al joven, el miro la trayectoria y dando un salto hacia la derecha la evadió fácilmente, pero ella seguía arrojando rocas o moviendo el terreno donde se parara Zuko, pero el de alguna u otra forma lo evadía, fue entonces que ella reconoció esa forma de moverse y aclaro todo cuando sintió que le arrojaron una enorme bola de fuego que ella bloqueo levantando una pared de piedra -¡Eres tu flamita! – Exclamo sorprendida la joven –Muy bien, esto es personal – Dijo la chica poniendo otra postura más agresiva y preparándose para el combate.
Pues hasta aquí el capítulo! Que tal les pareció? Me gustaría leer lo que piensan en los review :D actualizare la siguiente semana o dependiendo de como haya visto el ánimo con el fic :3 Hasta entonces! :D
