Sería alrededor de medianoche cuando, casi invisibles por la carencia de luz, dos siluetas dieron acto de presencia. Ambas eran sigilosas pero ágiles; parecían un hombre y una mujer. A pesar del magnífico abrigo que cubría el cuerpo del hombre, había en él, algo indescifrable, algo que te hacia sentir un escalofrió, miedo, horror. La intención de aquel peculiar extraño, no era ser cauteloso, claro que no, él no pensaba esconderse de nada ni nadie.
Los pocos sonidos que podían apreciarse en aquel pueblo muerto y fantasmal, eran los pasos de los dos.
Un denso olor a basura, sangre y putrefacción, flotaba en el aire. Podría decirse que la villa había sido arrasada hace poco, pero la pregunta era ¿Por quién?
Los pasos de la figura masculina se hicieron un tanto más audibles, como si quisiera llamar la atención de "algo" o "alguien". Aquel hombre…un momento… ¿Aquel hombre?
Tenía el cabello del color de la noche, su traje rojo brillante, sus ojos tapados por unas gafas de color anaranjado, y su sombrero que hacia juego con el traje, pero también tendríamos que tener en cuenta sus caninos de proporciones considerables. A él no podíamos confundirlo con un vulgar hombre, porque él, vampiro de la organización Hellsing, era el famoso Alucard.
Iba sonriente, con esa sonrisa únicamente dedicada a las noches de luna llena. Esa expresión, sinceramente, le daba un aspecto de lo más…sádico. Pero esa sonrisa no solo se debía a las noches de luna llena, sino que esa noche, salía de caza.
Su acompañante y también su mano derecha, a lo que el llamaba "chica policía" era Seras Victoria.
Ex-policía, era una joven de no más de 21 años, fue convertida en vampiro por Alucard, ella tuvo que elegir entre la vida eterna como vampiro o la muerte, la respuesta es obvia. Iba justo al lado de Alucard. Esa noche les enviaban al pueblo a erradicar una aglomeración de ghouls rebeldes, pero parecía ser que llegaban demasiado tarde para socorrer a los habitantes del pueblo, cosa que a nuestro protagonista poco le importo.
Pronto comenzaron a vislumbrar luces vivaces, ruido, sonidos que indicaban actividad, que demostraban que aún había alguien con vida por ahí. Llegaron hasta un pequeño grupo de coches, donde también había un helicóptero, todos ellos con el escudo de Hellsing.
Allí, delante de todos los artefactos, con mirada fría, desafiante y dura como siempre, les esperaba Integra.
Esta peculiar mujer era extremadamente madura, calculadora y firme. Su cabello, rubio pálido, brillaba reflejando las luces de los vehículos. Fumaba tranquilamente su puro, hasta que divisó a Alucard y a Seras. Esto le hizo fruncir el ceño.
-Alucard, Seras… llegan tarde – dijo con una voz que denotaba gravemente su furia-
Nunca, bajo ningún concepto, se podía llegar tarde a una cita con Integra. Hacerle eso tendría como consecuencia su odio eterno, además de un plus de miradas asesinas.
-¿Podemos comenzar?- Alucard estaba ansioso por matar, además de ver, tocar y oler sangre y si tenia ocasión beber.
- Gomen, Integra-sama – susurro Seras.
Ella respetaba a su jefa. La admiraba por la gran valentía que tenía al enfrentarse a los hombres, tanto de la organización como de cualquier otra parte del mundo.
-Me gustaría que comenzaran ahora – dijo Integra con firmeza.
- Como gustes…- Alucard sonrió y sacó su pistola de su traje. El arma brillaba reflejando la luz de la luna.
Seras se maravillaba cada vez que Alucard hacia alarde de aquella poderosa arma. Él apuntaba a cualquier sitio, excitado por la proximidad de la caza.
Se atrevió, incluso, a apuntar a la cara de Integra.
-¿Te diviertes?- le pregunto inexpresiva.
Alucard sonrió diabólicamente, pero tanto Integra como Seras estaban acostumbradas a Alucard, a su extraña forma de ser y a su inimitable sonrisa de psicópata.
-Integra-sama…disculpe la pregunta pero… ¿Dónde esta Walter?-
- Eso no es lo importante en estos momentos, ahora quiero que se deshagan de los ghouls y salven a los supervivientes, siempre y cuando no estén infectado- Observo a Alucard y a Seras para dejárselo bien claro.
- Y tampoco quiero que transformen a nadie…- Esta vez solo observo con mala cara a Alucard. En cambio, él no parecía prestar mucha atención a las palabras de Integra.
-De acuerdo, Intrega-sama – Seras se dio media vuelta y se hizo con su cañón, aunque…por si acaso, también llevaba una pistola, podría decirse que era un recuerdo del cuerpo de policía.
Lo que más deseaba Seras era hacerse más fuerte y menos dependiente. Quería impresionar tanto a Alucard como a Integra, y está era su oportunidad.
Unos minutos más tarde, entraban en un edificio que parecía ser el nido de los ghouls. Alucard se fue por la derecha y dejo la otra mitad a Seras.
"Que generoso" pensó sorprendida, había jurado que él estaba sobreexcitado esa noche.
Los disparos no tardaron en oírse en todo el rellano. Había Sangre, viseras y extremidades por todos lados.
Alucard se entretenía matando a los ghouls, pero prefería encontrar al vampiro responsable de ello. Quería saber si, con suerte, se topaba con un vampiro de verdad y no con las burdas imitaciones causadas por un simple chip.
Al otro lado del edificio, Seras también se encargaba de los ghouls. En su cabeza retumbaban las palabras de Alucard.
Flash back
"Y recuerda, ellos no eligieron ser ghouls, por lo que no dudes en atacarles porque ellos no dudaran contigo, y te atacaran siempre que tengan oportunidad, chica policía"
"Si, Amo"
Fin del flash back
Ella se encargaría de los ghouls y encontraría al vampiro responsable de aquel desastre, haciendo que los ghouls, antaño humanos, descansaran en paz. Ya se controlaba y podía atacar a los ghouls sin sentir remordimiento, hasta comenzaba a disfrutarlo cosa que, a menudo, lograba asustarla.
Nuestro protagonista seguía destrozando ghouls. Cuando se cansaba de dispararles, les arrancaba el corazón con su mano derecha. Sabía que estaba cerca del vampiro jefe, que si le mataba, todos los ghouls caerían con él, pero pensaba divertirse un rato antes de poner fin al asunto, porque intuía que la chica policía comenzaba a disfrutar de la matanza. "Diviértete".
En unas habitaciones del ala Este del edificio se escuchaban los gemidos agonizantes de los ghouls, destrozados por Seras. La sangre teñía las paredes e impregnaban el cuerpo de Victoria. Cuando estaba a punto de dar el último golpe, una mano huesuda, la empujo hacia atrás, estampándola contra la pared.
-Algo digno de ver…un vampiro contra otro vampiro – dijo aquel ser. Era asombrosamente pálido, con el cabello de color ceniza y ojos verde claro.
-¡Suéltame, asqueroso freak! – grito Seras, aún excitada por la matanza que había llevado a cabo minutos antes.
Se soltó del vampiro que aún la tenia agarrada y corrió al centro de la habitación. Al girarse, vio la figura completa de aquel ser.
Tenía un cuerpo raquítico y miserable aspecto, y a la luz de la luna que entraba por una ventana, su rostro parecía blanco y afilado, destacándose su nariz ligeramente curvada.
Aunque el aspecto de aquel vampiro le daba miedo, no pudo evitar darse cuenta de que era su oportunidad de deshacerse de él. Sacó su pistola y disparó.
Se hizo un silencio incómodo después del disparo. La bala atravesó la cabeza del freak.
Seras se dio la vuelta para comprobar que los ghouls desaparecían con la destrucción de su amo.
Pero los ghouls no desaparecieron, ni siquiera se inmutaron. Algo raro estaba pasando y Seras comenzaba a asustarse. Intento ubicar el cuerpo del freak, para intentar rematarlo por si había errado el blanco, pero donde debía estar el cuerpo del vampiro, había un pequeño charco de sangre.
-No soy un freak cualquiera…con ese disparo no lograrás acabar conmigo- El extraño vampiro estaba detrás de Seras.
- Es-es imposible…deberías de estar acabado-
No podía moverse, no sabia si se debía a los brazos huesudos de aquel bastardo que la aprisionaban, o al propio miedo que ella sentía y paralizaba su cuerpo.
-Nunca subestimes al enemigo…-
En la sala Oeste, Alucard acababa con el ultimo ghoul, cuando tuvo un mal presentimiento. No había encontrado ni rastro del vampiro jefe, pero no era eso lo que más le llamaba la atención. Acababa de caer en la cuenta de que la conexión que había entre él y la chica policía, había desaparecido.
