Hello everybody! Hoy, comienzo con un nuevo Fanfic, estoy loca de atar por DracoxHermione, es el primero que hago de esta pareja, así que espero que le haga honor a todas las escritoras de las que siempre leo y me inspiran mucho.

Bien, mi apodo, puede ser Mila, Amy o Yami. Soy de Argentina, y me gusta mucho Harry Potter.

Disclairmer: Los personajes de esta historia pertenecen a J.K Rowling, yo solamente me dedico a jugar con ellos y con hechos sacados de mi cabecita.

Summary:¿Qué sucede si Hermione Granger toma una poción por equivocación?A pasos de la Guerra… -¡Armotentia!-, - Te amo Draco Malfoy!-.- Granger, controlate!-

Están en su 7mo año, Dumbledore vive, ya verán las razones y por obvias razones Snape y Malfoy siguen en el colegio.

Aviso: Este fic contiene palabras fuertes, todavía no decido si lemons ya que no es mi forma de escribir y nunca los hice. Por favor, si hay gente que se sienta ofendida o le molesta, no lo lea. Muchas gracias!

La canción de hoy: Lo que ustedes quieran. :D

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I capitulo: Será divertido.

Hermione observo los movimientos fluidos de su mejor amiga Ginny, por un momento deseo ser como ella. Deseo ser la hermosa, ingenua y perfecta Ginny. Con su hermoso cabello rojo que caía de manera suave, libre, perfectamente decorando su rostro de niña en proceso de ser mujer.

Suspiró al darse cuenta de cuanto hubiera querido ser alguien normal, sin obligaciones y al instante se arrepintió de desearlo, ella era Hermione Jane Granger, perfecta, amigable, sociable, servicial y dulce, ella era la inseparable amiga de Harry Potter, ella era la que lo apoyaba y lo alentaba cuando las cosas estaban mal. Y estaba orgullosa de serlo.

Como ahora… Miró a Harry con ternura y cariño, tenía el conocimiento de cuanto estaba sufriendo su amigo, pero lo cierto era que… Ella no lo sentía, ella solamente trataba de ser comprensiva con el, y apoyarlo al máximo. Como siempre lo hacía.

Su nombre en una exclamación y los aplausos y gritos de victoria, seguidos la hizo levantar la vista hacia el Director, Albus Dumbledore quien le sonreía con orgullo y ternura

- Hermione, levántate.- Susurró su pelirroja amiga quien la aplaudía con una sonrisa en la cara.

Hermione, se levanto saludando con una mano y una sonrisa falsa que nadie alcanzo a notar. Qué pasa aquí.

-¡Y el segundo premio anual de este año, quien estuvo compitiendo codo a codo con la Señorita Granger, es Draco Malfoy!- El cerebro de Hermione procesaba la información mientras miraba a la mesa que tenía enfrente. Una mueca de arrogancia y satisfacción adornaban el bello rostro del principe de las serpientes. Ahora la gente, los aplaudía a ambos.- ¡Por favor, jóvenes magos y hechiceras, hoy damos inicio al

Ciclo escolar! Solamente quiero que sepan que, este año será diferente a otro.- Un manto de miedo y tristeza cubrió a el Gran Comedor, que antes estaba lleno de jóvenes con regocijo.- Solamente quiero pedirles, a todos extremo cuidado y que antes de realizar sus acciones, lo piensen dos veces.- La voz del Director se aseveró mientras miraba a una mesa en particular, donde todos estaban vestidos con túnicas verdes.- Recuerden que sus acciones los definirán este año y toda su vida.- Hermione sintió un escalofrío. Sabía de lo que hablaba. Le miro con aprecio. Qué valiente era ese hombre al pararse y rogarle a sus enemigos que lo pensaran dos veces antes de hacer daño. -Ahora estudiantes, ¡el gran banquete!- Y diciendo esto se bajo del estrado, mientras todos los adolescentes presentes, se abalanzaban hacia la comida, tratando de no pensar en los catástrofes que se avecinaban.

-Esmpta Rimpco.- Pronunció Ron con la comida casi saliéndose de su boca. Hermione le dio una mirada fulminante junto con una mueca de asco.

-¡Ronald! ¡Qué asqueroso! Convivo contigo desde hace 7 años, y aún no puedo entender como es que sigues comiendo de esa manera.- Hermione pincho un brócoli con furia, mientras sus amigos reían por lo bajo.

-Vamos Hermione, sabes como es Ron, jamás aprende.- Dijo Harry tratando de tranquilizarla.

-Lo sé, pero de igual forma. Nadie tiene porqué ver su comida. Es asqueroso.- Harry negó con la cabeza mientras sonreía, ellos nunca cambiarían.

-Eres muy delicada.- Decía Ron mientras llevaba un poco de zumbo a su boca. Hermione lo miró roja de la ira, pero prefirió la ironía.

Hermione sonrió y aplaudió con las manos. – ¡Muy bien Ronald! Has aprendido algo esta noche, ¿a que sí? - -Sus amigos rieron a carcajadas, mientras ella también lo hacía. Después de todo, el curso de teatro al que le inscribieron el verano pasado en París no había sido tan malo.

-Herms, tienes que compartir la torre con Malfoy?- Pregunto la curiosa pelirroja sentada enfrente, al lado de Harry. Hermione abrió los ojos como platos.

-¿Qué yo qué?- Exclamó, para después sentirse avergonzada luego, ella no reaccionaba así. Ella era racional y tranquila. Maldito curso de teatro, pensó esta vez.

-¡Eso! – Explico Lavander, quien se incluyo sola a la conversación con una sonrisita estupida en sus labios.- Tendrás que compartir Torre con el Guapo de Slytherin! ¿No estas emocionada? – Exclamo aplaudiendo como ella misma lo había hecho hace unos momentos. Rodó los ojos.

-Estoy saltando en una pata Lav! – Su agria respuesta no dio pie a más plática. Así que Lav dio por zanjado el tema, aunque le hubiera gustado indagar más.

-¿Compartirás la torre con ese mortifago?- Pregunto Ron una octava más arriba. Ginny le dio una patada.- Auch! Ginny, ¿por qué me pateas? – Hermione y Ginny se miraron y suspiraron. Ronald era un caso perdido.

-Solo, cállate Ron, hazme caso. Solo cállate.- Le dijo Harry poniendo manto frío en sus discusiones.

A pesar de esa pequeña discusión con Ron – a la cual le siguieron muchas más.- La cena había sido una de las mejores que había tenido y no solamente por la comida, sino porque se había divertido de verdad con sus amigos. Una de las pocas veces en estos últimos tiempos, todos estaban bajo presión y con los entrenamientos. También el fingir agotaba psíquica y físicamente a los chicos, sobretodo a Hermione quien hace tiempo se venía sintiendo débil, ella creía que era por el cansancio.

*•*•*

-Draco! ¿Ya viste con quien te tocó? – Pregunto Pansy mientras rodeaba brazo con una mano. El rubio la miró con asco y se la sacó de encima.

- Era obvio que Granger sería premio anual.- Le dijo Blaise la morena quien lo miraba de mala gana. Ella le hablo a Draco, quería que le responda Draco, ¿Tan difícil es de entender?

- De cualquier manera.- Pansy movio su lacia cabellera negra, ignorando al Slytherin.- Draco, ¡eres un Sangre Pura! Del linaje más antiguo y que jamás se rompió. ¡Debes hacer algo, no puedes estar con la Come Libros Amiga de Potter! ¡Es un insulto!- Pansy chillaba sin parar. Draco la fulminó con sus ojos grises.

- Pansy, cierra la boca. Por Merlín! No te soporto.- El rubio platinado no lo soporto más y explotó. Ella era agobiante.

- Draco!- Chillo de nuevo al borde del llanto.- ¡No me grites soy tu novia!-Draco rodó los ojos, estaba cansado de eso.

- No, no lo eres Parkinson. Solamente déjame en paz! – Pansy hizo un puchero, y se levanto recogiendo trozos de su dignidad y caminó hacia la salida del gran comedor.

- Dramática.- Escupió el Slytherin.

- Yo diría estúpida, Draco.- Le dijo en tono jocoso Theodore Nott, Blaise rió y Draco solamente negó con la cabeza. Si había dos personas que pudieran reírse de el, sin salir muertos. Eran ellos, sus amigos.

- Cállense ya.- Espetó el rubio al ver que sus amigos no se callaban y seguían gastándole bromas. Los chicos se rieron un poco más y después se fueron calmando.

-¿Qué harás con lo de Granger?- Preguntó Zabinni, mientras se llevaba el zumbo de naranja a la boca. Una sonrisa maliciosa cruzó por sus labios y negó con la cabeza.

- Nada Blaise, nada.- Miro a la mesa de los Gryffindors, buscando un color castaño y ojos grandes de color miel, que el conocía bien. Los de su enemiga. Qué se había puesto buena.

Después de la cena en el gran comedor, los Slytherins se dirigieron a las mazmorras, conversando y riendo de los menos afortunados, olvidándose que ellos eran menos afortunados que cualquier pobre. Si no encontraban la salida, dentro de poco, serían llevados con el Señor Oscuro y Él les haría la marca. El entrenamiento ya había empezado, solamente un milagro los salvaría.

-Ese viejo, esta chiflado.- Comentó Theodore, mientras entraba a las mazmorras.

-Lo sé. Espero que nos den torres separadas.- Comentó Draco Malfoy, tirandose en el elegante sofá negro, que se encontraba en medio de la estancia.

-Joven Malfoy.- Una voz fría y autoritaria se escucho por los pasillos, para que después se haga presente el dueño de la misma.- Sus pertenencias se encuentran en su nueva torre de premio anual. Cabe resaltar que por su excelente conducta durante estos seis años, también se le asigna el cargo de prefecto de Slytherin.- Snape, paso sus ojos por el rostro del chico que, al igual que el, no demostraba emoción alguna. Paso por su lado, dirigiéndose a la puerta.- Espero que me haga sentir orgulloso. Sígame.

Malfoy se despidió de sus amigos con un asentimiento de cabeza, mientras Nott y Zabinni sonreían con arrogancia y compartían la seña.

Este prometía ser uno de sus mejores años.

*•*•

-Hermione, usted ya sabe que fue seleccionada como premio anual, ¿no?- Minerva Mcgonagall sonreía amablemente mientras la guiaba por los pasillos, ahora desiertos.

-Sí profesora.- Respondió la castaña respetuosamente.

-Bien, pues también fue seleccionada como prefecta.- La castaña ahogo un chillido de emoción, ¡sus sueños se estaban volviendo realidad!- Así que espero que su comportamiento sea tan bueno como el de todos los años. A pesar de sus travesuras, es la mejor hechicera de generaciones y en cuanto a comportamiento. Estoy segura de que todo tiene que ver con las influencias de Potter y compañía.- Hermione asintió insegura, tratando de aparentar ser alguien puro, pues sabía que sin la información que ella misma le pasaba a Harry esas travesuras no se hubieran concretado. Ella era la mente maestra, mientras que aquellos dos, eran la masa de músculos.

Hermione río por lo bajo ante su propio chiste.

-Muchas gracias Profesora Mcgonagall, la haré sentir orgullosa y cuidaré mi puesto.- Minerva quien era más alta que Hermione, le dio unas palmaditas en la cabeza cariñosamente. La castaña no se ofendió, sabía que le tenía cariño.

-Eso espero, Hermione.- Minerva se paró enfrente a uno de los grandes cuadros, se parecía a uno que ella había visto, de un pintor muggle muy reconocido. Decidió preguntárselo a Minerva, pero cuando iba a abrir la boca, un rubio platinado con mueca de indiferencia y un hombre con cabello negro grasiento hicieron su aparición.

-Minerva.- El hombre dio un amague de sonrisa sin mostrar los dientes.

-Severus, que bueno que nos hayamos encontrado justo antes de entrar. De esta manera podremos impartir las normas.

-Adelante.- Respondió Snape a las miradas de su colega. Mcgonagall miro a Hermione y a Malfoy por igual.

-Muy bien, como ambos, son prefectos y premios anuales, deberán llevarse lo mejor posible este año. Sin importar qué. Dentro de este lugar, pueden no hablarse, pero fuera de aquí se hablaran con cortesía y amabilidad.- Miro a Malfoy directamente a los ojos. Y luego siguió.- Ahora les daremos la contraseña de su torre, que no debe ser revelada a nadie.- Y ahora miro a Hermione acentuando las palabras.- Por favor, acaten estas ordenes y no serán castigados.

Ambos alumnos asintieron y escucharon atentos la contraseña que decía Severus Snape.

-Destino incierto.- El cuadro se abrió dejando pasar a las cuatro personas dentro de la estancia. La sala común era de cuatro colores, el verde se entrelazaba con el dorado, y el rojo con el plateado, más los cuatro juntos no se tocaban. Habían cuatro sillones de un color entre negro y gris, tres individuales y uno lo suficientemente grande como para que quepa el largo cuerpo de Malfoy, una mesa de color beige donde estaban sus libros, plumas y tinteros. La alfombra era de un color marrón chocolate. La chimenea estaba encendida, dándole un toque a hogar. Ciertamente, todos los colores y formas de ese lugar combinaban a la perfección.- Esta es su torre, el baño es compartido esperamos que tengan una buena estancia, pasen buenas noches.- Snape se dirigió a la salida, mientras Mcgonagall miraba con pena a su estudiante favorita, cuanto hubiera querido salvarla de esta situación. Hermione le regalo una sonrisa sincera y con eso ella puedo salir tranquila del extraño cuadro.

-Muy bien Granger.- Malfoy se tiro en uno de los sillones, mientras la miraba apreciando el lugar.- Escuchaste lo que dijo tu amada profesora, ¿no? Aquí adentro, no me mires, no me hables, no me toques. Allá afuera, serás mi agradable compañera.- Su tono de burla y arrogancia hicieron su sangre hervir. Hermione contó hasta diez antes de mirarlo y contestar.

-Muy bien Malfoy- Comenzó ella imitandolo.- no quiero a ninguna de tus amiguitas aquí, este es el lugar de los dos, si quieres charlar o algo, vete con tu grupo de serpientes. Aquí no.- Alzo la nariz, sintiendose orgullosa de su tono frio y calculador. Había sonado muy Slytherin tal como el.

-Si Potter y su pobretón entran en este lugar, tu vida será un infierno.- Draco Malfoy se sintió amenazado, nadie le decía que hacer y que no. Se levanto arreglándose con elegancia su tunica.

-Si alguna de tus putillas o amigos, entran en este lugar, el infierno será placentero comparado con lo que yo te haré sufrir, hurón.- Sus ojos se conectaron, los de el llenos de furia, los de ella con diversión y calculadores.- Me voy a dormir, Malfoy. Gracias por la amena charla.

-Cuando quieras, impura.- Exclamó mientras ella subía al cuarto.

-¡Cuidado con los insultos, huron de pacotilla o te haré un hechizo reductor y te meteré en un frasco sin oxigeno y no te dejaré salir!- Grito la Gryffindor antes de cerrar su habitación de un portazo.

-Será divertido.- El rubio sonrió mientras subía las escaleras hacia su habitación.

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Espero que les haya gustado! Es solamente el primer capítulo.

Mila.