Prólogo

Y ahí estaba, Quinn Fabray, con 17 años y lo único que le quedaba en este mundo eran sus dos hermanas pequeñas, que por suerte no se encontraban en el coche en el fatídico accidente que terminó con la vida de sus padres y la dejó a ella con una amnesia que le impedía recordar demasiadas cosas importantes de su vida. En ese momento se encontraba en un autobús, con sus dos hermanas Alison y Elise, de camino al orfanato que sería su nuevo hogar. No les quedaba nadie en el mundo, solo algunos amigos que no se podían encargar de 3 niñas de 17, 16 y 6 años. Quinn iba concentrada en un libro que le había regalado un enfermero del hospital del que acababa de salir. Ali y Elise estaban unos asientos más adelante, la más pequeña todavía no comprendía lo que pasaba y lloraba porque extrañaba a sus padres.

Estaban esperando a que los demás chicos que iban a ser mandados al orfanato entrasen en el autobús para salir, al ver que tardaban mucho se sacó las gafas y se acomodó para dormir durante el viaje.

Al cerrar los ojos siempre veía lo mismo, las mismas imágenes del accidente en masa que a demás de la vida de sus padres, se llevo la de muchas personas. Otra vez veía como todo daba vueltas desde la parte de atrás del coche de los Fabray, hasta que de repente su cabeza golpeaba con el cristal de la ventana y todo se volvía oscuro.

Rachel corría junto a sus hermanos porque llegaba tarde al autobús que los llevaría a su nuevo "hogar" si se podía llamar así a un sitio lleno de desconocidos, pero es lo único que tenían tras la muerte de sus padres en ese horrible accidente, no tenían nadie con quien vivir, ya que no conocían ni querían conocer a la familia de sus padres, que los habían excluido de la familia desde que se declararon homosexuales y decidieron casarse. Rachel, Jeremy y Kevin ni si quiera conocían a dichas familias, por los que no les quedó otra que ir al único orfanato de la ciudad.

De lejos ya se veía en autobús, solo verlo te daban ganas de irte, era gris y dentro había muchos niños con cara de haber estado llorando días, y otros que seguían haciéndolo. Primero pasaron Jeremy y Kevin, que se sentaron juntos en una de las filas de adelante, como no quedaban más lugares se fue a sentar junto a una chica de estaba durmiendo con la capucha puesta apoyada en la ventana, por lo que no se le veía la cara.

Tras diez minutos de espera el autobús arrancó, el viaje duraría 2 horas o así, ya que el orfanato se encontraba a las afueras de la ciudad. Todo estaba muy tranquilo, solo se oía la lluvia de afuera y a algunos niños llorando. 20 minutos llevaba el viaje cuando su acompañante, que todavía dormía empezó a hacer ruidos mientras se movía, como si le estuvieran molestando, cada vez se movía más bruscamente hasta que se despertó de golpe.

Entonces vio su cara, tenía varios cortes y algún morado que otro, pero lo único que podía ver ella eran sus ojos, unos hermosos ojos verdes que estaban llenos de sufrimiento.

Seguía perdida en sus ojos cando la chica con una dulce vez la saludo

Quinn se despertó de golpe y se encontró con unos ojos marrones mirándola fijamente, ojos que pertenecían a una pequeña morena que la miraba con cara confusa. Al pasar unos segundos y ver que no reaccionaba decidió hablar.

Q: Hola - dijo con la suave voz que la caracterizaba

R: Hola- estaba sorprendida por lo dulce que era la voz de esa chica rubia que en ese momento se encontraba quitandose la capucha y acomodándose el corto pelo rubio que apenas le llegaba a los hombros.

Q: Perdón si te asusté, estaba teniendo un mal sueño.

R: No, no te preocupes, solo que no lo esperaba.- Rachel seguía hablando con su mirada perdida en sus ojos.- Por cierto, soy Rachel.- Dijo con una sonrisa de medio lado

Q: Yo Quinn, y si me disculpas necesito ir al baño un momento.

R: Claro, pasa.- Respondió mientras se levantaba para dejar pasar a la chica, que estando de pie le sacaba un palmo de altura.

Se encaminaba al baño mientras todavía pensaba en aquella pesadilla, ¿cuándo iba a dejar de soñar con el accidente? Había pasado una semana del accidente y cada vez que cerraba los ojos le venían las mismas imágenes que hace unos minutos. Mientras se lavaba la cara en el diminuto espacio que tenía el aseo. De repente le vino a la cabeza la imagen de Rachel, la chica que acababa de conocer, no sabía por que pero esa chica le dio muy buena impresión, sus ojos le transmitían confianza.

Se encontraba caminando a su asiento cuando chocó con un muchacho castaño que iba con los auriculares puestos.

J: ¡Mira por donde andas, estúpida!

Q: ¿Disculpa?

J: Te dije que miraras por donde caminas

En ese momento Quinn vio aparecer a Rachel por detrás del chico

R: Jeremy Berry, deja de armar escándalo y siéntate.

J: Tú no eres mi madre, no tienes derecho a mandar sobre mí.

R: Jer, por favor.

El chico bufó, pasó entre las dos chicas y caminó hacia el baño.

R: Perdón por su actitud.- Dijo la más pequeña.

Q: No te preocupes, voy a ver a mis hermanas.

R: Está bien.- contestó mientras volvía a su asiento y veía como la rubia se dirigía a la parte delantera del autobús.

Quinn legó a donde estaban sus hermanas y la pequeña estaba dormida mientras Ali escuchaba música.

A: ¿Todo bien Quinn?- Preguntó la ojiazul l ver a su hermana con cara de preocupación,

Q: Si, solo tuve un pequeño altercado con un chico.

A: ¿Qué?

Q: Nada, solo que choqué con un chico de tu edad aproximadamente y me gritó.

A: ¿Pero estás bien?

Q: Si Ali, estoy bien, no tienes que preocuparte como si fuera a pasarme algo.

A: Perdón, es que no quiero que te pase nada.

Q: Bueno me vuelvo a mi sitio, descansa un rato ¿ok?

A: Si, igual tú.

Q: Yo ya dormí un rato, cuida de Elise.

Rachel veía como se acercaba la rubia, así que se levantó para dejarla pasar.

Q: Gracias.- dijo mientras se sentaba

R: ¿Todo bien con tus hermanas?.- preguntó con interés.

Q: Si, la pequeña está dormida y la otra escuchando música, ¿y tu hermano?, bueno, supongo que el chico de antes es tu hermano.

R: Si, lo es, es el mediano, y te vuelvo a pedir perdón por su actitud, siempre fue algo rebelde, pero desde el accidente de mis padres está mucho peor. – Habló con una tristeza bastante visible.

Q: ¿Accidente?

R: Si, el accidente de la Avenida Swan. Mis padres murieron ahí.- La pequeña tenía los ojos llorosos.

Q: Lo siento, mis padres también murieron el ese accidente, al parecer hubo muchos muertos.

R: Si, eso parece.

Q: Yo estaba con ellos en el accidente, pero no me acuerdo de mucho.

R: Lo siento mucho, ¿Estás bien?

Q: Si, supongo, podría estar bastante peor, me llevé un fuerte golpe en la cabeza lo que me provocó amnesia, pero no me puedo quejar, al menos estoy aquí para cuidar de mis hermanas.

R: ¿Tienes amnesia?- preguntó con cara de asombro

Q: Es complicado, me acuerdo de muchas cosas pero no de otras, me acuerdo de mis hermanas y mis padres, de amigas cercanas, pero no me acuerdo de muchos detalles ni de otras cosas. Recuerdo a personas pero no sé de que, me acuerdo de eventos a los que fui pero no de lo que pasó, es muy raro, es como saber las cosas a medias.

R: Bueno, si necesitas ayuda en algo me puedes decir.- Le dijo con una sonrisa tranquilizadora.

Q: Muchas gracias.- le respondió con otra sonrisa.- ¿Y tú, que hay de ti?

R: No hay mucho. Estaba en el instituto cuando pasó, llamaron para avisar del accidente, recogí a mis hermanos para ir al hospital, donde nos dieron la noticia de la muerte de nuestros padres. Hemos estado allí desde entonces ya que mi hermano pequeño salió corriendo cuando se enteró, se cayó por la escalera y se rompió un pie.

Q: Pobre, ¿está mejor?

R: Si, todavía está muy triste, pero ya lo aceptó.

Q: Mira allá- señaló hacia un lugar por la ventana- perece que llegamos a nuestra nueva casa.

R: Eso parece- contestó con algo de tristeza y alegría a la vez.

Ninguna sabía por que se sentían así, pero el hecho es que ya no se les hacía tan maña la idea de vivir en ese orfanato que se veía a lo lejos. Estaban seguras que no sería tan malo como imaginaban.