¡SONRIE!, FESTIVAL DE LA MUERTE
Capitulo 1: Un Pueblo Amistoso
Eran aproximadamente las 4 y 15 de la tarde cuando llegaron al Poblado de Heiwana. Kogoro Mouri estaciono el auto en el único espacio en la cercanía donde podía dejarlo sin atropellar a nadie.
-¿Y toda esta gente? - Refunfuño malhumorado. - De haber sabido que íbamos a dejar el auto aquí, hubiéramos venido en el tren. - Finalizo con cierto fastidio.
-¡Claro que no papa! - respondió rápidamente su hija con una sonrisa, mientras se quitaba el cinturón. - Así podremos disfrutar el festival de principio a fin, verdad Conan? - Pregunto mientras se volvía hacia el pequeño.
-¡Eh...Ah si! Claro que si, sera divertido! - respondió con energía el niño, aunque para sus adentros agrego – Genial! Gracias a este festival me voy a perder el especial de Sherlock Holmes por FujiTV!
Kogoro no quiso replicarle nada a su hija, la idea de perderse el show del viernes de Yoko Okino era algo indescriptible para el, pero Ran había insistido mucho en aceptar la invitación que les había llegado por correo hace unos días, y de alguna manera u otra lo había convencido; y ya no había marcha atrás. Espero que ella y el "mocoso" como llamaba a Conan, cuando no se le ocurría otra cosa, bajaran del auto para asegurarlo; después de todo era solo una movilidad alquilada.
La invitación les había llegado el Martes por la tarde. Era una carta simple sin ningún adorno fascinante. La escritura tenia una bella caligrafiá manual y de una manera muy cordial invitaba al gran detective Kogoro Mouri & "Familia", al festival anual de el poblado de Heiwana que se encontraba a una hora de Ciudad Beika en trasporte personal. La estadía y alimentos iban a ser pagados por el autor de la carta quien solo tenia como firma T.K. Junto a una dirección a donde acudir al llegar al poblado.
A Kogoro la sola idea de leer las palabras "estadía y alimentos" pagados, le sonaban con cántico celestial, sin embargo el Festival comenzaba el viernes al anochecer, y no podía perderse el programa de su querida Yoko Okino, aunque poco pudo hacer ante la insistencia y suplica de su hija.
Conan, o podemos también decir Shinichi Kudo; no tuvo corazón para crear una excusa con Ran, pero no estaba nada contento con perderse un especial televisivo de Sherlock Holmes que iban a transmitir precisamente esa noche también. Al igual que el padre de Ran, tuvo que "seguir con el flujo de la corriente".
-¿No es maravilloso? - Pregunto Ran mientras observaba como los pobladores terminaban de dar los últimos arreglos al festival. Conan y Kogoro suspiraron mientras asentían al unisono.
El Poblado de Heiwana no era de gran tamaño, y no tenia edificios como Ciudad Beika, pero lo que le faltaba en tamaño, compensaba con gran cultura y mucha dedicación. Las casas a la distancia se mostraban bastante limpias, muy bien pintadas y en gran estado. Otro dato importante,es que estaban rodeados de un gran bosque el cual daba signos de ser muy bien cuidado. Los arboles mas grandes regalaban una sensación acogedora que inspiraba paz aun para el alma mas estresada.
Como todo festival oriental, Heiwana no se quedaba atrás con los puestos de venta y diversión para el publico local y visitante. Desde la entrada del pueblo, donde Kogoro había dejado su auto, habían bombillos unidos a un seguro cable que entrelazaba a otro que venia de una sección diferente y cruzaban con muchos otros que estaban localizados en diferentes partes del Festival, estos prendían y apagaban en diferentes ritmos, creando un ambiente cálido. Los puestos estaban muy bien preparados y de forma identificada y cuidadosa para la ecuanimidad de cada vendedor, aunque para evitar monotonía, cada puesto tenia un color diferente al del lado.
Desde que habían bajado del auto, se podía sentir en el ambiente un aroma a exquisitos potajes culinarios que parecían venir de todos lados. Aun con el fastidio que Kogoro y Conan tenían, no podían evitar relamerse los labios.
-¡Kogoro Mouri, El gran detective! - Una voz a lo lejos exclamo con energía, parecía venir de algún lado dentro de ese mar de gente. El aludido se volvió tratando de enfocar su mirada en la persona que lo había llamado, sin éxito; hasta que la voz volvió a exclamar - ¡Aquí sr. Mori!
Abriéndose paso con suavidad, de entre la gente, Un hombre de avanzada edad se acercaba a el con una sonrisa radiante. Kogoro miro a todos lados para asegurarse que se refería a el, hasta que el hombre llego a el y le extendió la mano.
-Toru Korugawa, para servirle, me alegra muchísimo que haya podido venir. - Se presento con una sonrisa.
-¡Ah!,¡ Kogoro Mouri, un gusto! - Respondió al saludo, estrechando su mano, al percatarse que el señor había sido el que les había invitado. Se volvió hacia su hija y Conan, quienes se encontraban detrás de el – Ella es mi hija Ran y el es Conan, vive con nosotros...por ahora.
-Un gusto enorme! - Saludo a Ran y a Conan. - Estuve esperándolos ansiosamente, me alegro que hayan llegado a tiempo.
-¡Pues claro, un detective como yo tiene como prioridad la responsabilidad! - Respondió a risotadas Kogoro
-Solo cuando te conviene – Pensó con una sonrisa bromista, Conan.
-Mucha gente ya esta llegando, pero el Festival no comienza hasta las 6 y 30, cuando ya oscurece, ¿Por que no pasamos a mi casa donde serán hospedados, les mostrare sus habitaciones y así podrán dejar todas sus pertenencias si desean. - Sugirió Toru.
-¡Suena fantástico! - Respondió Kogoro con una gran sonrisa mientras se frotaba las manos – Pero nuestro auto esta en la entrada, tendremos que llevar nuestras cosas todo el camino?
-No sera necesario, tenemos un camino externo que usamos los días del Festival, solo deme su llave y mandare alguien que estacione su auto frente a mi residencia. - Respondió amablemente el buen hombre.
-¡Usted si que sabe tratar a sus invitados! - exclamo halagadoramente Kogoro a su anfitrión con su sonrisa interesada, mientras Ran y Conan reían detrás de el nerviosamente.
Mientras caminaban a buen paso entre la gente en movimiento, Conan observo al Sr. Toru. Parecía estar por los 50 años mas o menos, tenia la cabeza calva, pero mucho cabello cano por la parte posterior de ella y las patillas. Un bigote también del color de la nieve que cubría casi toda su boca, aunque no su sonrisa. A pesar de su edad se movía y hablaba con energía y su mirada también mostraba que era una persona muy social y activa.
Estuvieron caminando por unos 15 o 20 minutos, cuando llegaron a una gran casa en el centro de pueblo, aun rodeado de gente, pero con una entrada que no había sido bloqueada estrategicamente para que los residentes entraran y salieran sin el menor problema. Era sin duda, una de las casas mas lujosas de el pueblo. Kogoro, Ran y Conan quedaron sorprendidos.
