Caleidoscopio

Disclaimer:

~Los Pingüinos de Madagascar no me pertenecen, son propiedad del maravilloso Tom McGrath, del singular Eric Darnell y DreamWorks Animation. Si quisiera sacar dinero de esto me muero de hambre.


Desde hace bastante tiempo que leo fanfics, solo eso, leer; así que como a muchas personas, el poder escribir algún día una historia que llegue a los corazones de los lectores se convirtió en mi pequeño sueño.

Gracias por apoyar ese sueño al leer esto.

Dedicatoria: A mi gran y maravillosa amiga KovatePrivalski97 por su apoyo incondicional

Quisiera aclarar que esta historia es Lectora x ¿?

Gracias por leer


Capítulo 1


Tap, tap, tap.

El sonido de mis tacones golpeando el asfalto entonaba una melodía fúnebre que combinaba perfectamente con mi humor. Este día ha sido como el final perfecto para una semana horrenda: mi novio engañándome con la vecina de enfrente, mi gato huyendo de casa, mi horrendo y misógino jefe quien no conoce el concepto de espacio personal (o higiene para el caso), ¡pero justamente hoy tenía que abordar el metro equivocado!

Bien pude abordar otro metro, pero por querer ahorrar unos billetes decidí caminar, además, ¿que son un par de kilómetros a pie? Déjame decirte que, en tacones es un puro infierno. Lo único bueno es que hoy es viernes.

Doy un fuerte suspiro, volteo a mi derecha y veo mi reflejo en el escaparate de una tienda de ropa. Estoy hecha un desastre. El moño en que tenía mi cabello estaba casi deshecho, mi postura decaída y cansada, eso que ni hablar de mi monótono y aburrido uniforme, color gris hormiga. Parece como si tuviera veinte años más de los que tengo, pero lo peor de todo es que veo a alguien quien no quiero ser, alguien que nunca quise ser…

Vuelvo a suspirar y obligo a mis adoloridos pies seguir adelante, a una cuadra se encuentra la entrada oeste de Central Park, en otras palabras la mitad del camino a mi apartamento. Yay.

Siempre me ha gustado este parque, ¿Quién no lo haría?, es como un pequeño paraíso, Un oasis, justo al medio de esta desquiciada ciudad. Se supone que debo virar al norte desde este punto pero no puedo evitar sentirme atraída por el parque. Se está haciendo tarde pero estoy muy cansada para seguir por otro kilómetro más.

Nota a mí misma: quemar estos zapatos.

Al fin llego a una banqueta vacía y sin alguna gota de gracia me tumbo sobre ella.

La luz de una lámpara me cubre como un manto de oro en contraste con la fría oscuridad de la aún joven noche. Al pensar en eso sonrío enormemente. Siempre me ha gustado la poesía, los libros, el arte y muchas cosas más que son parte de mi misma; sin embargo la vida muchas veces te lleva a caminos que no siempre deseas.

Me pregunto, ¿A dónde fue la antigua yo?

Ugh, ¿Cuándo me volví tan agria? Por enésima vez en este día doy un suspiro y suelto mi cabello. Agito la cabeza ligeramente y siento el viento fresco acariciar mi cabellera. Luego me quito mi chaleco de poliéster, de todos modos prefiero la fresca brisa a la incómoda prenda, me flexiono el cuello y con cuidado me quito los zapatos, (ouch). Por unos momentos solo me dedico a ver cómo la gente pasa frente a mí; amigos, familia, amantes.

De pronto me siento sola. Desde que me mudé a Nueva York y a causa del extenuante horario de mi trabajo no he tenido el tiempo u oportunidad de conocer gente nueva… o agradable, así que en días como hoy me pongo melancólica. Creo que sería buena idea pasar comprando un litro de helado en la tienda. Luego de unos momentos decido seguir con mi camino, antes que a algún lunático se le ocurra atacarme, Dios sabe que Nueva York está llena de ellos.

A unos metros veo una pequeña pero preciosa fuente de los deseos. Sé que suena infantil pero adoro pedir deseos, aunque obviamente nunca o difícilmente se cumplan, es uno de mis pequeños placeres culpables. Saco un poco de cambio de mi bolsillo, todo menor a un dólar, no me puedo permitir gastar mi dinero en literalmente nada.

Tomo una moneda, le doy la espalda a la fuente y respiro hondo. Deseo… deseo…:

''Que llegue emoción a mi vida. ''

Tiro la moneda y escucho un sonoro "plop".

De pronto siento que algo no está bien. Abro los ojos y noto el ambiente pesado, no escucho ningún ruido, ni siquiera los grillos que cantaban hace apenas unos momentos; no veo a nadie tampoco, (ahora que me pongo a pensar de seguro no había nadie cerca de esta fuente desde el principio, pero)…no siento que estoy sola. ¡Santa Macarena! Espero que no sea un ladrón o peor una ganga de mafiosos asesinos.

Segunda nota a mí misma: no más películas de horror a media noche.

El sonido de una rama crujiendo me sacó de mis pensamientos, "no te distraigas" grito en mi mente. Rápidamente me dirijo a la salida del parque, zapatos en mano, puedo ver gente a lo lejos; "solo debo llegar hasta allá y estaré a salvo" pienso con esperanza.

Pero de pronto siento como me toman del brazo y me congelo. Mi corazón latía a mil por hora lo que hacía parecer que el tiempo iba en cámara lenta. Recuerdo voltearme, una sombra alta posada sobre mí, vibrantes ojos color zafiro y luego la dulce nada.


Continuará...