SUMMARY:
¿que pasaría si Alice... no hubiese visto a los Cullen?, ¿qué hubiese pasado si en su vida humana... la tentación la llevase a la familia Vulturi?
EL PECADO:
Ya siendo humana ella tenía visiones, veía con claridad el futuro, sabía cuándo iba a suceder algo malo.
Aquel día no lo olvidará jamás.
Salió de su casa y fue directa a la Iglesia, ya no quería esperar más. No podía aplazarlo más, debía hablar con el sacerdote y contárselo todo.
Entró en la iglesia, y fue directa al confesionario, la puerta estaba cerrada por lo que pensó que el sacerdote ya estaría dentro.
Se arrodilló preparada para comenzar su confesión, lo que ella no sabía es que dentro no estaba el sacerdote, solo yacía su cuerpo sin vida y un vampiro.
-Ave María Purísima
Cayo, sorprendido, se hizo pasar por el sacerdote, viendo su oportunidad de cobrarse la vida de la muchacha.
-sin pecado concebida-contestó.-dime hija, ¿qué te trae por aquí?
- tengo miedo, padre.-contestó Alice
-miedo, ¿de qué?-preguntó Cayo intrigado.
-Tengo visiones, veo el futuro, sé cuándo van a suceder las cosas. Se supone que Dios es el único que puede ver el futuro, entonces estoy debo entender que estoy pecando, que voy por el camino del mal.
¿Es eso, padre?, ¿soy una pecadora?-preguntó ella.
-Hija, ¿estás segura de esas visiones tuyas?-Preguntó él, intrigado. Si eso era cierto, suponía una gran adquisición para ellos.
- Sí. Lo veo todo con claridad. ¿Acaso voy a ir al infierno?-preguntó Alice asustada.
-Te diré como lo veo yo, si tienes visiones es porque el señor quiere que las tengas, y si quiere que tengas esas visiones, es porque quiere que sigas el camino del mal, quiere que seas una pecadora.-le contestó Cayo.
- Pero...
-Pero, ¡nada!-la interrumpió-si Dios quiere que seas pecadora, ¿vas a negárselo?, debemos obedecerle en todos los caminos en los que él nos guie. No mereces vivir como un ser humano, Dios te tiene preparado algo mejor. ¿Vas a aceptarlo?-preguntó él.
-Lo acepto.-contestó Alice.
De pronto la puertecita que los separaba a ambos se abrió, Alice miraba a Cayo maravillada, pensando cual sería el futuro para ella. Ya que por una vez no lo sabía.
Los dientes de Cayo perforaron la piel de su cuello, mientras ella dejaba escapar una sonrisa.
