— ¿Qué es esto? —Preguntó Chat Noir extrañado al recibir algo envuelto por su Lady.

Su sentido común le decía que era un regalo, pero sí lo era, no entendía la razón.

— Ábrelo —Pidió Ladybug. El gatito lo hizo para no ser descortés, pero aun no creía que se lo merecía. Cuando lo hizo se sorprendió de que fuera una bufanda, una, que se notaba que era hecha a mano, de color verde y en el borde una huella de gato color negra.

— ¿Tú la hiciste?

Ella sonrió.

— Si ¿Te gusta?

— ¡Me encanta! ¿Es para mí?

Ella asintió y enseguida se la enrosco en su cuello, muy feliz, de tener algo de su Lady y mucho más algo creado por ella.

— ¿Por que me hiciste un regalo?

— E-esto lo hice... —Tímidamente y con la mirada baja— Porque tú siempre me has ayudado y apoyado y quise agradecértelo de algún modo, además de que puedes tomarlo, si quieres como tu regalo de cumpleaños atrasado o adelantado como no sé qué día es...

— Si, es eso te puedo decir...

— No me lo digas —Le interrumpió— Por las dudas, ya sabes... lo de nuestras identidades y mantenerlo en secreto.

— A sus órdenes —Sonriendo mientras tocaba con su mano la bufanda— Gracias, My Lady. ¡Me gusta mucho!

— ¡Me alegro! y no fue nada, gatito.

...

Adrien tenía el regalo de su Lady en su mano, sin querer soltarla. Hasta estaba pensando en dormir con ella, pero su lado más protector, decidió guardarla cuidosamente en su ropero. Y al momento de hacerlo se percata de su otra bufanda. Al tomarla con su mano, su ceja se levanta en extraño desconcierto. Después de todo, la tela era la misma, la textura, las punzadas.

No... No podía ser.

Su mirada se vuelve confusa, el azul y el verde de las bufandas colisionan en sus pupilas y una verdad se hace presente.

— Ladybug es... —Inició— ¿Mi padre?

Plagg que lo escucho, casi se atraganta con su queso. Para luego querer reírse cuando ve como el rostro de su portador se vuelve de color sombrío, luego pálido y después verde. Al parecer de verdad, esa posibilidad, la estaba considerando. Más bien, la estaba creyendo, el pobre daba por hecho que había besado a su padre, había coqueteado con su padre y le había confesado su amor a su padre.

— No, no, no —Repitió frenéticamente mientras intentaba sacar el anillo de su dedo, para tirarlo en las profundidades del océano. Al percatarse Plagg se acerca deteniéndolo.

— ¡Hey! ¡Eso no!

— Ladybug es mi padre —Dijo— ¡Es mi padre! ¡Ladybug! —Repite ya perdiendo su juicio. Asqueado, avergonzado, todo junto.

Plagg ya se estaba preguntando porque no tenía un portador un poco más inteligente.

— ¡Ya contrólate! —Exclamó pegándole una cachetada— ¿Tu padre? ¡Chico, esa es la estupidez más grande que he escuchado!

— ¿No lo es? —Sus ojos brillaban esperanzadores. Definitivamente su cerebro ya no funcionaba.

— Por supuesto que no.

— ¿De verdad?

— Yo la vi —Dijo— ¿Recuerdas? Y te puedo asegurar que no es tu padre —Espetó y al instante, se imaginó a Gabriel Agreste, con el traje de Ladybug. En segundos se encontraba agarrando su panza por el dolor que le producía reírse a carcajadas.

Adrien se sintió al principio confuso para luego avergonzado como denotaba sus mejillas rojas.

— Así que besaste a tu padre... coqueteaste con él y le confesaste tu amor... —Sin parar de reír— ¡Wow! Este es otro nivel en comparación de "Edipo"

El aludido recuperando el funcionamiento lógico de su cerebro. Ya pensaba en ahorcar a su Kwami con su bufanda.