¡Hola a todos! ¡He vuelto señoras y señores (como por décima vez x_x)! Oh, ¿y qué creen? ¡Nuevo fic! Pero ahora...¡de FAIRY TAIL! Ajá, diría que éste es mi animé y manga favorito *-* (bueno, por el momento xD).
Disclaimer: Todo lo relacionado a Fairy Tail es propiedad del magnífico y grande Hiro Mashima.
Algunas aclaraciones antes de empezar:
1.- La historia se desarrollará poco después de la llegada de los miembros de Fairy Tail de la Isla Tenrou, antes de la saga de la Llave del Cielo Estrellado del animé.
2.- —Diálogos—
3.- Pensamientos.
4.- Las palabras o frases en cursiva fuera de pensamientos son las resaltadas en la historia.
5.- Separador de escenas: -o-o-o-
6.- Las palabras que tengan *, se explicarán al final.
7.- Este fanfic es meramente centrado en Gajeel y Levy. Aún así, también se involucrarán a muchos otros personajes.
8.- EL PUNTO MÁS IMPORTANTE."Madness, Love" puede incluir spoilers.
Parece que es todo, ¡a darle! n_n
Capítulo 1: Todo comienza con una misión.
—¡Estoy encendido! —gritó Natsu cubriendo por completo sus manos con su magia de fuego.
—Ven aquí ojos puntiagudos —le responde a la vez un pelinegro—. Veamos que puede hacer tu fuego con mi Ice Maker.
—¡Gray! ¡Tu ropa! —exclama Lucy Heartfilia tapándose los ojos con las manos.
—¡Un verdadero hombre lucha! —y Elfman se unió también a la pelea.
Sí. Ese era Fairy Tail. El gremio más ruidoso de todo Fiore. Las peleas habían vuelto a ser cotidianas. Pero la felicidad abundaba. Pues 7 años eran toda una vida. Y aunque bien era sabido que aún se encontraban en la quiebra, los trabajos habían aumentado notablemente en los últimos días.
-o-o-o-
—Ahh —suspiraba una peli azul mirando el tablón de anuncios.
—¿Qué sucede, Levy-chan? —se acercó Mirajane con una amplia sonrisa.
—Estaba pensando en hacer un trabajo.
La maga de la Solid Script apuntó con un dedo a una recompensa de 20,000 Jewels. La ojiazul leyó el encargo: "Recuperación del pergamino dorado de la familia McGralphy. Ubicación: Bosques Waas".
—¿Los Bosques Waas? —inquirió la Strauss con curiosidad—. Hace mucho tiempo no voy ahí. Están algo lejos de Magnolia. Pero, ¿cuál es el problema?
—Que pensaba ir con Jet y Droy…pero el maestro los mandó a los dos a otra misión. Sin mí… —respondió con la mirada baja.
—¡Anímate Levy-chan! Tú sola puedes hacer ese trabajo.
—Pero soy tan pequeña. Y débil…
—¡No lo eres! —le respondió Mirajane con firmeza—. No tienes qué luchar contra nadie. Sólo recuperar un pergamino. Y si te topas con un obstáculo, lo destruirías con facilidad con tu Solid Script.
—¿Estás segura?
La peliblanca asintió con la cabeza, sonriendo.
—Está bien, creo que iré.
El resto del día, Levy McGarden estuvo preparándose para llevar a cabo su trabajo. Empacó lo que necesitaría para su largo viaje, pues como había dicho Mirajane, los Bosques Waas se estaban lejos de Magnolia. Tomaría el tren que le llevaría día y medio de viaje. Si encontraba el pergamino a tiempo, estaría de regreso en Fairy Tail en máximo 4 días.
La peli azul salió por la mañana del día siguiente.
-o-o-o-
—Bueno, entonces regreso pronto —dijo despidiéndose de su amiga Lucy.
—De acuerdo —respondió ella sonriendo—. Sé que lo harás muy bien, sólo confía en ti.
Levy asintió con la cabeza, tomó la mochila con sus cosas y colocándosela en la espalda, salió del gremio con dirección a la estación de trenes. Esperó por media hora hasta que llegó el transporte que la llevaría a las afueras del antiguo gremio Cait Shelter. A partir de ahí, tendría que caminar para adentrarse en los Bosques Waas. Pasó algunas horas leyendo varios libros de su colección. Realmente, las cosas comenzaban a ponerse algo aburridas. No era lo mismo sin el equipo completo del Shadow Gear. Se preguntaba por qué el maestro había mandado a Jet y Droy solos. ¿Es que acaso ella les estorbaba? Por un momento se sintió mal. Pero sabía que era lo mejor, pues Makarov así lo había asignado. Tal vez era un trabajo que sólo necesitaba a dos personas. Además, estos 7 años, ambos tuvieron que ingeniárselas para trabajar sin la presencia de ella.
Borró esos pensamientos y se dedicó a seguir su lectura hasta que oscureció. Pasó el tiempo entre comida, libros y descanso hasta que se quedó dormida.
Para cuando despertó, el sol se posaba en lo alto del cielo, iluminando con delgados rayos todo a su paso. Aún somnolienta, se dirigió al cuarto de baño para refrescarse la cara. Lo que más le gustaba era que tenía el vagón para ella sola. Así podía gozar de algo de tranquilidad y privacidad. Se mojó con agua fría y trató de despertar un poco. Cuando regresó, se asomó por la ventana, donde se apreciaba una amplia pradera que circundaba a un pueblo. Estaba en las afueras del pueblo Clover, mejor conocido como la Ciudad del Trébol, el lugar donde los maestros de los gremios legales tienen reuniones regulares.
Se encontraba a pocos minutos del antiguo lugar donde estaba Cait Shelter. Comenzó a guardar sus cosas y esperó. Unos quince minutos después, el tren hizo su parada y la chica bajó con calma. El clima era agobiante. Se preguntó por qué no había vestido más fresca. Sin embargo, había optado por usar unas mallas largas negras y un blusón color naranja. En fin, no podría quitarse la ropa a medio camino así que se resignó y empezó su marcha hacia los Bosques Waas, que se divisaban a lo lejos.
—¿Por qué no traje por lo menos un sombrero? —se preguntaba con tristeza limpiándose el sudor de la frente—. Veamos… —dijo sacando el documento del encargo que llevaba en la mochila—. Pergamino dorado de la familia McGralphy.
Levy había llegado a las afueras de grandes árboles y arbustos.
—Bosques Waas —repitió—. ¡¿Y cómo quieren que encuentre un pergamino en todo este bosque?! —gritó desesperada hasta encontrarse con unas pequeñas letras al final de la hoja—. "Nota: No sabemos la posición exacta del pergamino". ¡Gracias! —gritó con sarcasmo para luego suspirar—. Ahora veo por qué nadie había tomado este trabajo. Me emocionó tanto la idea de hacerlo yo sola que no leí las letras pequeñas… —comenzó a penetrar en una fresca y húmeda espesura de hojas verdes—. Parece que tardaré más de lo previsto en regresar a Fairy Tail. Espero que Lu-chan no se preocupe —y suspiró con fuerza una vez más.
Estuvo caminando durante horas, buscando por doquier a la vista de algo que fuera dorado. Pero todo fue en vano. Se sentó bajo un claro, agotada y comenzó a comer algunas galletas que había empacado en su mochila.
—Esto no está bien —decía para después tomar agua—. Pero, ¿qué más hago? No puedo regresarme con las manos vacías. ¡¿Por qué decidí hacer una misión yo sola?! —era de las pocas veces que se exasperaba de esa manera—. Desearía que Jet y Droy estuvieran aquí. Así todo sería más rápido.
Terminando de comer, se tumbó de espaldas en el alto césped, mirando hacia las ramas de los árboles que cubrían los rayos de Sol y las nubes que transitaban por el cielo. Fue entonces cuando lo vio. En la cima del árbol que estaba a su lado, un punto oculto entre hojas brillaba cuando la luz descansaba sobre él. Se incorporó sin perderlo de vista. Era dorado, no cabía duda. Una chispa de esperanza se avivó dentro de ella y no pudo evitar que una sonrisa se asomara en su rostro. Se puso de pie y siguió mirando el gran árbol.
—Es más alto de lo que creía…
Una caída desde esa altura podría llegar a matarla. Además no estaba segura de que ese punto fuera en verdad el pergamino. Es decir, ¿quién en su sano juicio lo dejaría hasta allá arriba? Aunque era verdad, así nadie podría encontrarlo con facilidad y llevárselo como si nada.
Levy se armó de valor y comenzó a subir por las frágiles ramas que amenazaban con romperse cada vez que su pequeño cuerpo se balanceaba sobre ellas. Y finalmente, una de ellas cedió regresándola al suelo con un fuerte golpe en la espalda baja. La peli azul volvió a incorporarse.
—Es obvio que ese árbol no me va a poder sostener. A pesar de ser tan alto es muy delgado.
Pasó un tiempo sopesando lo que haría. Podía subir a otro árbol y después saltar hacia el objetivo, pero eso sería muy peligroso. Y agitar el árbol, pues era algo casi imposible. Sobre todo para alguien como ella. Varios minutos después, chasqueó los dedos, con una idea.
—Tal vez esto funcione —se alejó unos cuantos pasos dirigiendo sus brazos lo más alto e inclinado posible—. ¡Solid Script: Wind!
Las ráfagas de aire movieron un poco las ramas por debajo del punto dorado. Trató un par de veces más, pero el viento no llegaba hasta la punta del árbol.
—Si el viento no sirve…entonces necesitaré algo más fuerte —volvió a ponerse en posición—. ¡Solid Script: Tornado!
Una borrasca más grande y con mayor fuerza azotó directamente contra el árbol, despojándolo de varias ramas y cubriendo el suelo de hojas verdes. El punto dorado también salió volando por los aires.
—¡No! —y Levy corrió lo más que pudo siguiendo la dirección del objeto.
Se topó varios metros adelante con un cilindro metálico de un color dorado. Estaba cerrado, pero al quitarle la tapa, dejó ver un papel del mismo color, enrollado a la mitad por un delgado listón tinto. La maga sonrió de alegría. Era el pergamino de la familia McGralphy. Había completado su misión con éxito. Ahora sólo tenía que regresar a la estación de trenes y volver a Fairy Tail. La puesta de Sol estaba comenzando y sabía que si no se apuraba, se congelaría durante la noche. Empezó a caminar de regreso a las cercanías de Cait Shelter y si no llegaba, por lo menos encontrar un buen refugio dónde pasar la noche.
Pero no todo saldría de acuerdo a sus planes…
La maga se encontraba cansada. Había pasado poco más de una hora desde que encontró el pergamino. El cielo estaba bañado en tonalidades rojizas. Decidió que era tiempo de descansar y de pasar la noche en el bosque. No tenía opción y no había encontrado ninguna cueva o refugio similar. Optó por dormir en las ramas de un árbol y esperaba no morir de frío durante la noche. Parece que eso era lo peor. Un tremendo calor por el día y un congelador por la noche. Aspecto semejante al de un desierto. Llegó a un árbol frondoso, con gruesas ramas donde podría descansar sin que éstas se rompieran. Se preparó para subir cuando oyó un leve ruido a sus espaldas. Volteó con rapidez la mirada, tratando de localizar aquello que lo hubiera producido.
—¿Quién anda ahí? —preguntó con firmeza y poniéndose en posición de ataque.
Volvió a oírse el sonido de hojas secas pisadas y la McGarden se puso más en guardia.
—Muéstrate —habló.
Pero en vez de eso, un conejo salió saltando de entre unos arbustos, olfateando el aroma de la comida que Levy llevaba entre su ligero equipaje. Suspiró, aliviada.
—Parece que me he vuelto un poco paranoica, ¿eh amiguito? Por un momento pensé que eras un enemigo.
—No te equivocas —respondió una voz detrás de ella.
Antes de que pudiera volverse, la maga se encontraba en el suelo, aturdida por un fuerte golpe que había recibido en la espalda. Después de recuperarse, se incorporó tambaleante. Pero cuando se normalizó, no había nadie.
—¿Qué te pasa?! —cuestionó la misma voz—. ¿Estás asustada?
Así era. Levy estaba asustada. Sentía sus pequeñas piernas temblando debajo de su ropa. Y es que, ¿qué podía hacer una persona tan pequeña como ella contra alguien que ya la había atacado y desaparecido, sin poder defenderse? Ah, cómo deseaba no haber tomado esa misión.
—¡Devuélvenos lo que es nuestro! —ordenó otra voz proveniente de su lado izquierdo.
—¡No sé de qué hablan! —respondió la chica a su vez—. ¡Yo no he tomado nada!
—¡Claro que lo hiciste, idiota! —reiteró una tercera voz—. El pergamino ¡Regrésalo!
—¡Ese pergamino no es suyo! ¡Ya le pertenece a alguien!
—Es nuestro —aclaró el primero—. Nosotros lo robamos, ahora es nuestro.
Delante de la peli azul aparecieron tres hombres jóvenes. Iban vestidos de negro. Eran altos y se veía que poseían mucha fuerza. Levy tragó saliva.
—No hagas algo que no queremos, muñeca —dijo el que parecía el líder—. Danos el pergamino. Ahora —mandó extendiendo la mano hacia ella.
—El pergamino está dentro de la mochila —pensaba la chica—. Es obvio que ellos son más rápidos que yo, así que no puedo huir como si nada. Y claramente son más fuertes. Tampoco puedo luchar. ¿Qué hago? No puedo darles el pergamino. ¿Qué hago? ¡¿Qué hago?! —ella negó con la cabeza—. ¡Solid Script: Fire!
—¡Ahhhh! —el hombre se tiró al pasto tratando de apagar las llamas que habían impactado contra su cuerpo.
En ese instante, la maga salió corriendo a toda prisa, viendo la distracción de los otros y buscando cualquier lugar dónde ocultarse.
—¡Dimitri! —gritaron sus compañeros.
—¡Idiotas! ¡Síganla! —exclamó mientras su ropa chamuscada terminaba de arder.
Cansancio. Levy estaba agotada. Jadeando, corría lo más rápido que podía. Su corazón palpitaba con aceleración, producto de la adrenalina. Sus piernas le ardían. El ácido láctico comenzaba a extenderse con rapidez. Pero no se detendría. No podía si quería quedarse con el pergamino. Y en el mejor de los casos, si quería seguir viva.
—¡Solid Script: Hole! —la McGarden hizo un agujero en el suelo—. ¡Solid Script: Wind! —y seguido, hizo que varias hojas lo cubrieran para crear una especie de trampa—. Espero que funcione… —murmuró.
Siguió corriendo por varios minutos. Hasta que no pudo más. Se detuvo a lado de un pequeño río que cruzaba por la zona y se ocultó lo mejor que pudo detrás de unas grandes rocas cubiertas de musgo. Inhalaba grandes bocanadas de aire tratando de normalizar su respiración y su pulso. No había ningún ruido más que el del agua siguiendo su curso. Se asomó con cuidado por encima de una de las rocas, buscando cualquier rastro de los hombres. No encontró a nadie.
—Parece que los perdí... —dijo con tranquilidad pretendiendo ponerse de pie.
—Eso crees —respondió el joven al que habían llamado Dimitri.
Levy se detuvo y giró poco a poco su cabeza en dirección a su enemigo.
—No pretendía hacerte daño, muñeca. Pero he cambiado de opinión…
El hombre sacó un mangual*, decidido a arremeter con toda su fuerza contra la peli azul. En ese momento, lo único que Levy quería hacer era gritar. Pero no podía emitir sonido alguno. El miedo la paralizó por completo. Sus músculos no le respondían. Ahora sólo una palabra pasaba por su mente: Muerte.
—Muévete Levy. ¡Muévete! —se ordenaba a sí misma sin resultado alguno.
Veía cómo el arma se acercaba a ella en cámara lenta y sólo deseaba que fuera rápido. Sin embargo, el ataque nunca llegó. En el último instante, algo lo había desviado. O más bien, detenido. La McGarden parpadeó, recuperando la movilidad. Intentó gritar de nuevo, pero se había desmayado antes de poder hacerlo.
-o-o-o-
Para cuando abrió los ojos, ya era de noche en el bosque. La luna brillaba con fuerza en el firmamento, acompañada de múltiples estrellas. Intentó asimilar lo que había pasado lo más rápido que pudo. ¿Por qué no estaba muerta? Trató de incorporarse, pero su cuerpo estaba entumecido por el frío. Unos pequeños pies negros se posaron delante de su rostro.
—Oi, parece que ya despertó —dijo alguien que Levy no alcanzó a identificar del todo.
—Ya era hora —respondió otro con un tono tosco.
A éste último sí lo había reconocido.
—Gajeel…
*Mangual. Arma ofensiva usada en la Edad Media, compuesta de unas cadenillas de hierro terminadas por un extremo en bolas del mismo metal. (En sí, es una bola con picos XD).
Bueno, ¿qué tal el primer capítulo? Sí lo sé. El género dice comedia y no hubo nada en éste. Pero prometo que la habrá en los que viene.
Sí, también lo sé, demasiadas descripciones (ahora sé por qué los autores hacen tan largos sus libros ¬¬). Si les gusta, les desagrada, díganme. Así para describir un poco más o sólo utilizar más diálogos y acciones concretas n_n. Bueno, aunque debo decir que nunca escribo tanto en ese aspecto. Voy al grano y ya XD.
Espero que les haya gustado. Y contesten mi preguntita de arriba por favor. Nos vemos en el siguiente y veamos qué se me ocurre :B
¡Arigato gozaimasu! :D
