Pequeña.
Dulce.
Inconciente.
Enamoradiza.
Débil.
Todo en ella era color rosa (sin hablar literalmente).
Todo un sueño de cuentos de hadas mágicos y príncipes azules que se enamoran y viven felices para siempre y bla bla bla...
Todas esas tonterías típicas en las mujeres como ella.
Y siempre llevando en esos ojos una latente necesidad de protección, la cual nunca dudé en darle.
Así es como la recordé siempre...
Cada día...
En esos tiempos.
Pero ahora cambió.
Ya no es pequeña.
Es alta y tiene un cuerpo de mujer.
Ya no es dulce.
Ja, todo lo contrario. Una palabra de más y ya te ves volando por los aires...
¿Inconciente?
Puede que sólo un poco. Prácticamente nada. Ya no se asombra como solía hacerlo.
Tampoco es enamoradiza.
El amor ahora es algo totalmente aparte para ella.
Pero, menos que menos, es débil.
Además de tener una increíble fuerza (para mi mala suerte), un manejo excelente del
chakra, y un enorme conocimiento en la rama de la medicina, tiene un carácter fuerte, imponente, y unos ojos que demuestran gran seguridad, y que parece que te desafían cada vez que te ven.
Ojos verdes que pueden hacer temblar incluso a Itachi Uchiha.
Y ahora miro esos ojos y ya no me piden protección.
Eso me alegra.
Ahora eres una ninja, Sakura.
Ahora ya no tienes que sentirte por debajo de los demás.
Oh, qué va! Estás mucho más por encima que cualquiera de las mujeres que te conoce.
El destino te dio su regalo, Sakura.
Ahora sí, Sakura...
Eres una verdadera Kunoichi.
