Autoras: Hime-chan Natsumi y Nyanko1827
Disclaimer: KHR! pertenece a Akira Amano-sensei y la idea a Hime-chan Natsumi.
Palabras: 807.
N/A: Sí, habéis leído bien, la idea de la historia es completamente de Hime-chan Natsumi, yo simplemente la plasmo y Hime-chan después la revisa para dar el visto bueno para que podáis leerla *3*
Disfrutad~
La última descendiente
Prólogo.
Guardián.
n. m. y f. Persona que se dedica a vigilar o guardar un lugar.
Hará más de quinientos años atrás los humanos convivían con seres que actualmente se dan por inexistentes, seres que estaban ligados a la naturaleza o a los dioses, seres que seguían sus instintos sin importar las consecuencias que podrían traer, seres que se les conocían como apariciones, espíritus, demonios o monstruos. Durante siglos ambas razas pelearon por la supremacía, pelearon para sobrevivir, matándose unos a otros, hasta que los dioses decidieron separar ambas razas creando dos mundos: Makai y Ningenkai. En el Makai vivirían esos seres superiores en fuerza y sentidos a los humanos, y en el Ningenkai vivirían los humanos. Ambos mundos estaban separados por una fuerte e impenetrable barrera, barrera que sólo dejaba paso a quienes tenían el permiso del Guardián.
El Guardián de la barrera en Japón fue elegido por el mismo Oinari, escogiendo a uno de sus zorros mensajeros para que vigilara la barrera e interceptara a quienes no tenían permiso para cruzarla. Durante dos siglos el Guardián estuvo conviviendo con los humanos, haciéndose pasar por uno de ellos, y formando una familia con un macho humano para que su misión no muriese con ella y que su sangre siguiera con vida si perecía.
El Guardián aceptó el nombre Tanaka que le dio Oinari y la joya que hace realidad los deseos para poder identificar a su familia de las muchas otras que había con el mismo nombre. La familia del Guardián prospero, y su sangre fue diluyéndose hasta que los nacidos en su familia ya no nacían con apéndices de animal, siempre con la misión de no dejar que los seres atravesaran la barrera en un afán de poder y lujuria por la sangre.
Oinari estaba muy satisfecho con las labores de su Guardián, siempre velando por su familia, observándoles hacer sus vidas a la vez que cumplían la misión que se les encomendó, pero todo cambió cuando en la familia nació una joven muy parecida al primer Guardián. El dios estaba estático, nunca hubiera imaginado que su mensajero pudiera reencarnarse y por ello decidió aparecerse a la actual matriarca de la familia y madre de la joven, quería conocer a la joven, quería saber cuántas similitudes tenía con el primer Guardián. Oinari se decepcionó al ver que la joven sólo compartía similitudes físicas con el primer Guardián, pero la matriarca le dio esperanzas con la siguiente generación, si su hija se parecía, lo más probable es que la siguiente niña nacida en la familia fuera, realmente, la reencarnación de su mensajero. Aceptando aquellas palabras, el dios esperó y observó a la joven hacer su vida como había hecho con las anteriores matriarcas y sucesoras.
La joven estaba siendo entrenada como las otras sucesoras antes que ella, todo estaba sucediendo como el dios estaba acostumbrado a observar hasta que la joven conoció a un adolescente unos años mayor a ella y se enamoró. A Oinari no le molestó que se enamorara, todas lo habían hecho y habían seguido con la misión que se les encomendó pero la joven estaba rompiendo con todos los esquemas a los que el dios estaba acostumbrado.
La joven mujer se casó con el hombre, aceptando su apellido en lugar de que él aceptara el suyo, la joven mujer se mudó del Compuesto Tanaka a una humilde casa que su marido había comprado en un pequeño y aislado pueblo. La joven mujer ignoró sus responsabilidades y usando su magia kitsune logró evadir su vista y la del clan. La joven mujer, la última descendiente del Clan Tanaka, Guardianes de la barrera que separa los dos mundos, sirvientes y mensajeros de la deidad Inari, había desaparecido.
—|—
Nana Sawada no podía ser más feliz, estaba casada con el hombre que quería, estaba viviendo la vida que quería y ahora estaba embarazada del hombre al que amaba. Su pequeño feto aún no estaba lo suficientemente desarrollado como para que su querido esposo lo supiera pero ella notaba la pequeña chispa de vida que estaba creciendo dentro de ella. Sólo esperaba que cuando le diese la noticia a su marido, éste decidiese estar más en casa y menos en Italia, el trabajo que tenía no era saludable para poder tener una familia, más de una vez ella había tenido que encargarse de asesinos a sueldo que habían aparecido demandando la ubicación del Jefe de la CEDEF.
—Mi pequeño, ya verás cómo mama consigue que papa se quede en casa —susurró acariciándose la barriga.
Suspirando de felicidad, Nana empezó su día como siempre pero con la pequeña diferencia que hoy iría al médico para que le confirmaran de su estado y así poder darle la noticia a Iemitsu, estaba segura de que su marido saltaría de alegría y querrá celebrarlo, por no decir que deberá comprar nuevas películas para la cámara fotográfica, lo más seguro era que también quisiera inmortalizar el momento.
«Iemitsu es tan previsible».
N/A: Ahora irán algunas aclaraciones del capítulo.
Inari (también conocida como Oinari) es la deidad japonesa de la fertilidad, el arroz, la agricultura, los zorros, la industria y el éxito en general. Suele representarse como una deidad masculina, femenina o andrógina, y en ocasiones se representa como un conjunto de deidades. Esta deidad es popular tanto en la religión sintoísta como la budista. Los zorros de Inari, o kitsune, son de un blanco puro y actúan como sus mensajeros.
Actualmente, las cinco deidades identificadas con Inari son Ukanomitama, Sadahiko, Omiyanome, Tanaka y Shi. Aún y todo, en Takekoma Inari, el segundo santuario construido para venerar a Inari, las tres deidades eran Ukanomitama, Ukemochi y Wakumusubi. Según el Nijūni shaki las tres deidades eran Ōmiyame no mikoto (agua), Ukanomitama no mikoto (grano) y Sarutahiko no mikami (tierra).
El zorro y la joya que hace realidad los deseos son los símbolos prominentes de Inari. Otros elementos comunes en las representaciones de Inari (o de su kitsune) incluyen una hoz, un saco de arroz y una espada. Otra de sus posesiones era un látigo que usaba para quemar los cultivos de arroz de la gente.
La información es sacada de Wikipedia más lo poco que yo sabía (por ejemplo, el primer y último párrafo, aunque es de Wikipedia no me eran nada nuevos).
Makai: Mundo de los demonios.
Ningenkai: Mundo de los humano.
Nos leemos.
