Pareja: Lavi x Miranda Lotto
Desclaimer: Ningún personaje me pertenece, todo es de Katsura Hoshino.
Prólogo
La vida no es tan dulce, eso ella lo venía sabiendo desde hace un muy buen tiempo. Solo que… un tiempo quiso cegarse.
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Miranda Lotto, era una mujer, que a palabras propias, no servía para nada. Todo le salía mal. Quiera hacerlo bien, se esfuerce por ello, sea lo que sea, cuando ella tocaba algo, este acababa en tragedia, o un accidente absurdo que era risible o lamentable. Ella cargaba con una mala suerte aberrante, y a veces cuando ya estaba muy rendida de luchar contra ello reía, mientras aguantaba las lágrimas. Ella era Miranda Lotto, que solo esperaba vivir su vida, y al menos una vez, - en alguna pequeña ocasión, - servir para algo, y ser reconocida, - al menos un poquito, - por ello mismo.
Tal vez fue por eso… tal vez era porque estaba muy vacía… tal vez todo se debió, que gracias por ser tan patosa, nunca nadie la quiso, nunca nadie se sintió de verdad interesado en ella. Tal vez fue por eso, o puede que haya otras razones, - no las sabría decir, - y es por ello… es por eso que cayó tan rápido en el amor.
Ese día, consiguió un nuevo trabajo, - del que quería no ser despedida, - no era un puesto alto, no tenía las habilidades suficientes para ser ejecutiva, ni nada por el estilo, solo era una simple mesera. Nada del otro mundo, ¿no? Pues no, en menos de media hora, cuando iba con una bandeja a una de las mesas, se tropezó con sus propios pies, - diablos, con sus propios pies, - y acabó por caer al suelo. Fue un alboroto, todos se levantaron de la mesa, otros hasta parecían de verdad asustarse, miradas burlonas, la exclamación de Jerry, - el cheff principal, - al ver su comida tirada, y… una risa.
Intentó levantarse, pero sus pies se enredaron con su propia falda, - que era larga, - y acabó por derrumbarse de nuevo en el suelo, - haciendo la situación tragicómica, - y cuando las cosas no podían ir peor, una mano apareció en su enfrente, la mano de un hombre. Elevó la mirada, y se encontró con una sonrisa, - grande, muy grande, - y el chico reía progresivamente, no se callaba, no dejaba de encontrar la gracia a la situación, no era insultante, pero… ella se sintió humillada. Sin más que hacer, aceptó la ayuda, él la estiró, y pudo levantarse encontrando sus ropajes manchados, hizo una mueca… era ropa nueva, ella y su aberrante suerte. El chico rió más fuerte, y se acercó un poco más, pasó un dedo por la falda, - manchada con helado de chocolate, - y se llevó la sustancia a la boca.
— Oh, vamos, no pongas esa cara, - y él era un personaje salido de un cuento de hadas, esos personajes frescos que parecen mejorar tu vida con su sola existencia… eso parecía, — al menos agradece que yo estoy más feliz de tener una oportunidad para hablarte, que triste porque no podré comer nada.
Los ojos de él brillaron, y las mejillas de ella se pintaron de carmín. Lavi encontró una presa… Miranda se enamoró. Fue muy fácil, y así todo comenzó.
Hace poco, - bueno, no tan poco, - leí una historia excelente de esta pareja, - era un escrito en inglés, - de una escritora que llegué a idolatrar, así que ese día me dije que quería hacer algo de esta pareja, y aquí está mi intento. Yo no soy una persona dulce, pastelosa, es más yo y el romance, tenemos problemas para comprendernos, - irónico, si se nota que escribo más romance que cualquier otra cosa, - así que sí, admito esta no es una historia rosa, es un romance más… de los que veo con Lavi, - y yo tengo una forma de ver al chico, que no es muy dulce, - de igual forma, espero que a alguien le guste al menos un poco la pareja, y… me comente, jajaja.
¿A alguien le gustó?
