Hola queridos fanáticos de Hakuouki! Mucho gusto! Soy Sakura Tachikawa! Y esta es mi primera historia por estos lares :3

Primeramente… AMO HAKUOUKI y a todos los miembros del Shisengumi. Son míos!

Esta historia sería ambientada en una especie de final idílico para mí.

El título se entenderá conforme lean. Es un pequeño Drable que espero sea de su agrado. No los cansó más y os dejo con la lectura.

Disfruten.


Izayoi

Capítulo I: Chizuru.

La oscuridad de la noche era perturbada por el fulgor de la luna. Era una noche sin estrellas, igual que aquella hace ya cinco años. Sin embargo, el astro nocturno se vanagloriaba en todo su esplendor delante de ellos mientras la suave brisa invernal llevaba suavemente unos tímidos copos de nieve.

Pero de pronto la única luz que veía era la de la vela que se consumía en su habitación. Un gran nubarrón había cubierto la luna.

Un fuerte dolor en su vientre la hizo gritar. Recordándole que lo importante en aquel momento no era ver a la majestuosa luna sino, traer a su hijo al mundo.

-Vamos niña, ya falta poco.

Chizuru escuchó a la comadrona y luego de gesticular una pequeña sonrisa se preparó para seguir pujando. Ya podría ver la luna con tranquilidad una vez que su pequeñito esté en sus brazos.

Otra contracción la hizo gritar más fuerte. Casi podía sentirlo afuera, sin embargo su pequeño o pequeña se estaba haciendo de rogar. Sonreiría si no le doliera incluso respirar.

Se escuchaban pasos fuera de la habitación, más de un par de pies. Eran ellos, debían de ser ellos. No imaginaba a ninguno de los miembros del Shisengumi durmiendo mientras ella estaba gritando de esa manera.

Claro que cada quien esperaba a su manera.

Seguramente algunos estarán atormentando al futuro padre, otros estarán incluso más nerviosos que él y otros se limitarán a dar apoyo moral simplemente estando ahí, callados.

Era como una familia, no. Eran una familia. El Shisengumi es una hermandad que defiende los mismos ideales de un grupo de valientes hombres que estarían dispuestos a morir por ellos.

Y aquellos hombres, eran su familia.

-¡Veo la cabeza, un último esfuerzo niña!

Aquel fue el grito más desgarrador de la noche e inmediatamente tras él un inconsolable llanto deleitó los oídos de los presentes.

-¡Chizuru!

Ante la agitación y el alivio, la joven abrió los ojos observando como su esposo entraba a la habitación. Se veía más pálido de lo normal. Sus ojos color amatista la miraban con muchísima preocupación. Y sin embargo, lucía tan atractivo como la primera vez, con la luna dándole un color irreal y majestuoso a sus cabellos de ébano.

-¡Hijikata-kun!

Cuando pronunció su nombre, su marido se acercó a ella y la ayudó a incorporarse. La comadrona refunfuñaba y reñía a los otros miembros del Shisengumi mientras su ayudanta terminaba de lavar y envolver al pequeño bultito en una manta color blanco.

-Felicidades, es una niña muy sana.-Anunció la joven ayudante con una sonrisa a los nuevos padres.

La pequeña fue depositada en los brazos de la castaña y esta, con sumo cuidado y deleite destapó su rostro para contemplarla.

Era perfecta. Su tez era clara, estaba pesadita y grande. Sus cabellos serían tan oscuros como los de su padre y sus ojos… Chizuru no pudo evitar gemir y llorar cuando vio aquel color amatista tan único. Era hermosa, la prueba viviente de su amor con Toushizou Hijikata.

-Es maravillosa.-Susurró el orgulloso padre y esposo, mirando con deleite a su compañera.-Gracias.

Chizuru sonrió feliz, ahora sí podría decirse que es feliz. La guerra ha cesado temporalmente, Kazama ha renunciado a su propósito de casarse con ella. Sus queridos amigos y su esposo que habían ingerido la sangre de Oni para poder pelear no se verían forzados a acortar su vida combatiendo. Como toque final estaba que tenía una gran familia. Desde que, aparentemente ella fue la geisha que el vice-capitán del Shisengumi reclamó como suya ya no tenía que esconder el hecho que era una mujer y con la niña, su felicidad estaba completa.

-¡Diablos!-Exclamó una tercera voz horrorizada-¡Es idéntica al vice-capitán!

-Tranquilo Heisuke, los niños cambian.-Trató de calmarlo Souji.-Además, son las criaturas favoritas de Dios y él no querrá que se quede así la pobrecita.-Añadió. A pesar de sus palabras, la sonrisa en el rostro al ver a la niña no se borraba, estaba igual de encantado que todos.-Ouch.

-No digas eso Souji.-Lo reprendió Isami Kondou con un amistoso golpe en la cabeza.-No es prudente molestar a un padre respecto a su hija.-Aconsejó el comandante.-No lo tomes en cuenta Chizuru, le conozco y esa sonrisa que tiene significa que no siente nada de lo que dijo. Felicidades Toshi, debes sentirte orgulloso. Esa pequeña es tu vivo retrato.

-Sí, pero será tan bonita como su madre.-Confirmó el padre sonriéndole con afecto a su mujer.

-¡Gracias a Dios!-Agregó Heisuke dramáticamente.

-¡Niña!, ¿Por qué?-Otra voz se quejaba en la habitación.-Tenía que ser un niño.

-Te lo dije, soy infalible cuando se trata de reconocer a una mujer incluso desde el vientre.

-¡Sano!-Gruñó Shinpachi, que era el que se quejaba.

-Eh, Shinpachi creo que perdiste la apuesta.-Se burló Heisuke.

-Sí, ni modo, con mi próxima paga os invitaré yo.-Añadió resignado.-No malinterpretes, Chizuru.-Agregó girándose a la pareja.-Me parece una monada de cría, pero tenía que ser varón.

-Será mi próxima novia.-Comentó Sanosuke como quien no quiere la cosa.

-¡Ni hablar!-Heisuke se adelantó al propio padre de la niña que estuvo a punto de protestar.-Protegeremos a la pequeña de ti.

-Y de quien sea necesario.-Acotó otra voz más taciturna y delicada mientras se acercaba a ver a la niña.

-¿Qué te parece Saito-san?-Preguntó Chizuru contenta.

El callado muchacho contempló al bultito que la joven llevaba en brazos sin expresión alguna. La examinó minuciosamente, tratando de encontrar algo que llamara su atención en vano. Hasta que lo halló cuando la niña abrió los ojos y lo miró. Por un instante, ese par de amatistas cambiaron de color.

-Tiene la mirada de un guerrero.-Fue lo único que dijo con suma satisfacción.

-¡Ni hablar!-Espetó Heisuke alterado.-Una niña no será un guerrero. Será la niña más femenina de todo Kyoto.

-Será interesante ver cómo se desarrollan sus habilidades.-Keisuke Sannan se incorporó al grupo.-Es la descendiente de los Onis más fuertes del Oeste y de un raretsu.

-Paren ya de hablar sobre lo que hará o no hará mi hija.-Masculló un molesto Hijikata.-Ella será lo que quiera ser. Sus padres siempre la apoyaremos y cuidaremos.-Añadió el vice-capitán mientras estrechaba a su familia entre sus brazos.

-Nosotros también.-Exclamó el más joven del grupo, Heisuke.

-Después de todo, es nuestra primera sobrina.-Acotó Sano.-No dejaremos que ningún mequetrefe se acerque más de lo debido.

-Será una gran guerrera.-Acotó Hajime.

-Mientras no me toque cambiar pañales, nos llevaremos bien.-Aseguró Souji.

Los hombres presentes rieron ante dicha perspectiva. Estaban muy felices con la nueva adquisición de la familia. Tan felices como la madre o el padre.

-Mira lo querida que eres, pequeña Izayoi.-Susurró con ternura la joven madre a la vez que besaba delicadamente los cabellos de su hija.

-¿Izayoi?-Preguntó Toushizou.

-Nació en luna llena.-Explicó la castaña-¿No te gusta?

-Izayoi Hijikata.-Dijo su nombre como quien hablaba de su Dios.-Me encanta.-Aseguró con una sonrisa.-Señores, permítanme presentarles al miembro más importante del Shisengumi, Hijikata Izayoi.

Se escucharon chiflidos, aplausos por parte de los presentes y la niña se incomodó y empezó a llorar. En una fracción de segundo estuvo rodeada por nueve desesperados hombres que no tenían ni idea de qué le pasaba.

-¡Se ha roto, la hemos roto!-Exclamaba un desesperado Heisuke.

-No seas idiota, Heisuke.-Reprendió Shinpachi.-Los bebés no se rompen.-Miró a su amigo a la izquierda no tan convencido de sus propias palabras.-No se rompen, ¿verdad, Sano?

-¡Claro que no!-Contestó el interpelado.

-Podría dolerle algo.-Sugirió Sannan Keisuke.

-¿Tan chiquita?-Cuestionó Kondou.-No lo creo.

-Iré a por un médico para bebés.-Se ofreció Saito.

-¿Eso existe?-Preguntó Souji.

-No importa, hay que traerlo.-Secundó Yamazaki.

Chizuru no daba crédito a lo que sus ojos veían. Aquellos guerreros, tan hábiles y efectivos en el campo de batalla. De sangre tan fría, cuyas manos no vacilaban al momento de cortar al enemigo; estaban aterrados. No sabían qué hacer, estaban desesperados.

-Parad, parad.-Llamó la atención de los caballeros.-No es necesario ir a buscar a ningún médico ni tampoco la habéis roto.-Tranquilizó la joven madre.-Sólo tiene hambre.

Fue gracioso ver como todos se relajaban ante la revelación y poco a poco se ruborizaban por su proceder.

Toushizou entregó al bebé a los brazos maternos y lanzó una mirada elocuente a sus camaradas. Los mismos que se retiraron en silencio. El padre ayudó a la madre a dejar al descubierto uno de sus pechos para que su pequeña se alimente; quedándose maravillado por la voracidad con la que lo hacía.

-Parece que lo tomarán bien.-Comentó Chizuru.-Tener un bebé cambiará las cosas.

-Se acostumbrarán.-Aseguró el moreno.

-¿Tú te acostumbrarás?

-Ya me acostumbre.-Aseguró el muchacho.-Ustedes son lo primero. Juro.-Empezó a decir.-Que mientras yo viva nada ni nadie les hará daño. Son lo más hermoso que tengo, gracias de nuevo, mi amor.

-Gracias a ti, por darme la oportunidad de tener una familia. Te amo Toushizou Hijikata.-Se dirigió a la beba.-Eres muy afortunada por tener la familia que tiene.

Y ella lo era más.

Fin.


Notas de la Autora:

¿Por qué fin y está en la sección In-Progress?

Fácil, mi intención es hacer de este fic un conjunto de One-Shots con cada uno de los personajes de Hakuouki (O por lo menos de los principales) y de sus vidas después de que haya nacido la pequeña Izayoi.

Espero que les haya gustado y dejen RR.

Si es que les gustó seguiré escribiendo de los demás miembros del Shisengumi.

Nota adicional. Ellos hablan de doctores para bebés porque en esos tiempos no había pediatra. Así que aquello era una novedad XD

En fin, espero que les haya gustado y me dejen RR.

Se despide con un beso:

Sakura Tachikawa.