Samuel suspiró cansado al ver el reloj de la pared. Ya eran cerca de las tres de la mañana y él seguía sin dormir. Con su espalda apoyada en la pared tarareo la canción más triste para él. Keep holding on antes significada seguir aguantando pero desde hacía siete semanas esa canción había significado despedida y dolor. Principalmente esa noche esa canción había sido excepcionalmente depresiva.

El joven con rastras se haya semi recostado sobre su cama con uno de sus amigos sobre el regazo. Sus labios entre abiertos dejaban ver una brillante dentadura pero también dejaban ver una mueca de dolor y tristeza. En sus ojos aun se encontraban restos de una noche llena de llantos y lamentos. Sus manos se aferraban a la pijama de Samuel como si su vida dependiera de ello y su cuerpo se encontraba engarrotado y tenso. Samuel observó de reojo a Damián y suspiro derrotado. Había pasado la noche en vela tratando de consolar al irlandés después de la partida de su mejor amigo pero todas las palabras de aliento habían sido en vano. Esa noche no había poder en la tierra capaz de hacer sonreír al chico de los ojos azules.

-Lo siento. —dijo entre dientes Samuel mientras rozaba una de las mejillas de Damián con la yema de sus dedos. Por un momento sus ojos se llenaron de lágrimas pero no por las mismas razones que Damián. Samuel se encontraba dolido por ver a su amigo tan deprimido. No era justo.

-Fue mi culpa. —de pronto dijo Damián aún sin abrir los ojos. Samuel volvió su mirada hacía el chico y se mordió el labio fuertemente. –Cameron debería estar aquí contigo. —

-No creo haber sido capaz de consolarlo. Es demasiado grande para que ambos cupiéramos en una cama. —bromeó Samuel. A ninguno de los chicos le causo gracia el chiste.

-No es justo. —Samuel pensaba exactamente lo mismo pero no tuvo el valor de decir nada. Damián por fin abrió los ojos y se levanto del regazo de Samuel perezosamente. –Sera mejor dejarte dormir. Ya te he quitado demasiadas horas de sueño. —

Samuel abrió la boca para replicar pero en vez de utilizarla para crear palabras decidió darle un uso un poco más útil. Inclinándose hacía Damián, antes de que este último se levantara completamente de la cama, le dio un suave beso en la frente.

Ese gesto tan dulce y gentil, tan sutil y sincero fue más que suficiente para dejar sin aire a ambos chicos. A Samuel porque nunca antes había demostrado afecto de esa manera a alguien que apenas conocía. A Damián porque esa era una de las maneras en las que Cameron solía consolarlo cada vez que regresaba de los peores tres.

-Gracias. —susurró Damián y después se levanto de la cama de Samuel para dirigirse a la suya. Samuel asintió levemente y después se recostó completamente sobre su cama.
Por unos segundos ambos chicos se quedaron callados tratando de asimilar y acomodar sus pensamientos. Efectivamente, esa noche había sido demasiado larga.