Hola, bueno, esta historia NO ES MÍA, es una novela de Margaret Collaghan, y quise adaptarla al SasuSaku.

Espero que les agrade n_n


Capitulo I

-¿Dónde está?—

-No lo sé. —

-¡Estas mintiendo!

-¡No estoy mintiendo, Sasuke!

Sakura retrocedió sobresaltada al ver que Sasuke se dirigía hacia ella. Siempre ocurría lo mismo. Las piernas empezaban a temblarle ante la sola mención de su nombre y bastaba una fugaz mirada de Sasuke para que el corazón se pusiera a latirle al ritmo de un caballo salvaje.

Y, sin embargo, él apenas esa consciente de su existencia ni, por supuesto, del esfuerzo que tenía que hacer en su presencia para controlar sus agitados sentimientos. En aquel momento, estando sola con él y convertida en su único centro de atención sentía una debilidad enfermiza.

-¿Dónde está?—repitió Sasuke con fingida suavidad. Se detuvo frente a Sakura, se cruzo de brazos con gesto amenazador y clavo sus ojos en ella. Arqueo una ceja e insistió. -¿Es que no me has oído?—

Sakura ya estaba al borde del desmayo; el miedo le tensaba la garganta mientras por su mente rondaban las malhumoradas palabras de Hikari.

Flash back

-No es justo—le habia dicho enfadada, abandonando por una vez su habitual entusiasmo -¿Cómo puede ser tan egoísta? Una anciana horrible decide venir a conocerme y yo tengo que olvidarme de mi trabajo. Reconoce que no es justo Sakura—

-Solo durante una o dos semanas—le había contestado Sakura, intentando tranquilizarla.

Había mantenido aquella conversación en la habitación de Hikari que, como de costumbre, estaba hecha un desastre.

Mientras intentaba hacerse hueco entre las ropas que su prima había desperdigado por la cama, Sakura había comenzado a irritarse. Sabía que Hikari se marcharía sin preocuparse por lo que dejaba atrás y que ella se quedaría completamente sola en medio de aquel caos. Pero, consciente también de que su enfado no iba a servirle de nada, se había dirigido a su enfurruñada prima con una amplia sonrisa.

-Su abuela está enferma, Hikari—le había recordado con dulzura. –Y Sasuke es la única familia que le queda. No creo que sea pedirte demasiado.

-¡Já!—había exclamado su prima con desdén –Debería haberme imaginado que pondrías de su parte. No creas que no me he dado cuenta de que mi tímida primita se sonroja dulcemente cada vez que Sasuke está por los alrededores. Pero estas perdiendo el tiempo—había añadido con crueldad –Sasuke solo tiene ojos para mí.

-Entonces ¿vas a renunciar al viaje a Italia?—había insinuado Sakura, ocultando el amargo dolor provocado por las duras palabras de Hikari.

Sabía que no pretendía ser cruel, simplemente la molestaba que su prometido estuviera marcándole siempre el paso. Sin embargo, no podía dejar de admitir que Sasuke tenía razón. Hikari y él acababan de prometerse y la visita de la abuela coincidía con la fiesta que pensaban celebrar para hacer oficial su compromiso.

-Te equivocas, Sakura. Ese trabajo es la oportunidad de mi vida, y si Sasuke no lo entiende, ya me encargare yo de darle una buena lección—

-Creo que no sabes lo que estás haciendo—le había advertido Sakura, pero Hikari le había quitado importancia a sus palabras.

-Conozco a Sasuke, Sakura, estoy segura de que cambiara de opinión. Y lo de la fiesta—se había encogido de hombros y, tras hacer una pausa, había continuado con expresión burlona –eso puede esperar. De hecho, tendrá que esperar a que yo pase algún tiempo en Europa ganando millones—y dando por zanjada la discusión se había vuelto hacia el espejo.

Sakura no podía dar crédito a lo que oía. Su prima le había parecido tan egoísta y despreocupada que sin pensar lo que le decía le había reprochado con frialdad:

-El dinero lo es todo—

Pero criticar a Hikari nunca había sido muy inteligente. Esta había cambiado inmediatamente de expresión y le había reprochado:

-No seas ingenua. Tú podrás ser feliz ganando una miseria, pero yo no. El dinero es mi seguridad. Esto es mi seguridad—había añadido dirigiéndole al espejo una sonrisa para ratificar su afirmación –De modo que Sasuke y su familia van a tener que esperar. Hikari Haruno tiene cosas mejores que hacer que aguantar los caprichos de una anciana invalida.

Fin Flash Back

Al advertir la férrea determinación de Sasuke, Sakura palideció y deseo que Hikari supiera de verdad lo que estaba haciendo.

-¿Y bien?—

-Y bien ¿Qué?—pregunto Sakura asustada por la furia que en sus ojos.

-¿Es que eres tonta?—le reprocho con frialdad -¿Es que Dios no te ha dado sentido común? Porque si no lo ha hecho, va a tener que ayudarte cuando termine de destrozar esta casa. Porque eso es exactamente lo que pienso hacer si no consigo inmediatamente una respuesta ¿Me has entendido?—

Sakura asintió con la cabeza y se pasó la lengua por sus labios resecos por el miedo; fue un gesto inconscientemente provocativo, el tipo de gesto que Hikari utilizaba cuando quería causar un efecto devastador y al verlo, Sasuke apretó los labios.

-¿Sabes?—susurro casi confidencialmente –Nunca me había dado cuenta de lo parecidas que sois. La misma altura, la misma constitución…- dirigió una mirada larga y penetrante a los senos de Sakura, que se adivinaban bajo la tela de la blusa –Una talla mayor quizá, y también eres un poco más baja. El pelo no termina de gustarme—comento con indiferencia –Demasiado largo, serio… y aburrido. Pero es todo lo que tenemos. Y, en ese caso, tú descerebrada prima podría salvar su precioso cuello—esbozo una sonrisa implacable –Pero antes miremos bien la casa. Conociendo a Hikari, es muy posible que todo esto forme parte de un juego—

Y antes de que pudiera reaccionar, la agarro de la muñeca y bajo con ella al vestíbulo.

-¿Qué estás haciendo?—grito Sakura, indignada.

Pero Sasuke la ignoro y se dedico a abrir puertas y a inspeccionar rápidamente todas las habitaciones de la casa. Sakura lo seguía tambaleante y perpleja.

En cuestión de minutos, Sasuke ya había revisado todas las habitaciones de la planta baja y, después de dirigirle a Sakura una mirada fulminante, empezó a subir las escaleras.

-¡Sasuke!—le suplico Sakura, intentando soltarse.

Pero en ese momento Sasuke no escuchaba a nadie, parecía haberse convertido en una persona distinta a la que Sakura conocía. Sabía que tenía fama de ser un hombre despiadado en los negocios, pero hasta entonces no había conocido aquella faceta de su personalidad. De pronto, se encontró preguntándose si la conocería Hikari, pero olvido aquel pensamiento en cuanto llegaron a la primera puerta del segundo piso.

-¡Pero si esta es mi habitación!—protesto automáticamente.

Sin decir palabra, Sasuke le soltó la mano y fue a mirar en el interior del enorme armario ropero. En dos grandes zancadas, estaba allí, apartando la ropa y buscando en el oscuro interior. Sakura lo observaba furiosa desde la puerta. Como no encontró en el armario lo que esperaba, Sasuke cerró violentamente la puerta.

-¿Satisfecho?—susurro Sakura, cuando Sasuke se acerco a ella –No está aquí, yo no la he visto en todo el día. De hecho, pensaba que estaba contigo haciendo los preparativos de la fiesta del año. ¿No me digas que te ha dejado plantado?—pregunto destilando veneno.

El semblante de Sasuke se oscureció. Le dio un ligero empujón y Sakura retrocedió asustada. Fue un contacto fugaz, pero impactante. La joven se quedo amilanada durante un buen rato, frotándose inconscientemente la muñeca antes de salir al pasillo para entrar en la habitación que Sasuke había dejado intencionalmente para el final, la de Hikari. Estaba lujosa y suntuosamente decorada, y también vacía.

-Qué, ¿ya estas contento?—lo aguijoneo Sakura –Por supuesto, no es necesario que pidas permiso si quieres mirar el baño, en el armario ropero o debajo de la cama. Un hombre como tú…- se interrumpió bruscamente al ver que se volvía hacia ella con los ojos cargados de odio.

-¡Vete a buscar tu abrigo!—le ordeno con voz glacial y una mirada despiadada –Y rápido. No tengo tiempo que perder—

-¿Por qué?—pregunto Sakura con recelo –Yo no voy a ninguna parte—

-¿Estas segura?—se cruzo de brazos y se apoyo contra la pared con una mal disimulada sonrisa bailando en las comisuras de sus labios -¿La siempre sensata Hikari no te ha invitado a su fiesta?—

-El caso es, Señor Sabelotodo, que sí me ha invitado—contesto Sakura con ironía...-pero yo le he devuelto la invitación—

-Y el caso es, Señorita Autosuficiente Haruno, que la invitación sigue en pie. Y al contrario que Hikari, yo no voy a aceptar un no por respuesta—sonrió y le sostuvo la mirada retándolo a contradecirlo.

Sakura se encogió de hombros. Sasuke estaba equivocado. No pensaba ir. Nunca le habían gustado las fiestas y además, tenía muchas cosas que hacer. Y si a Hikari no le importaba, ¿Qué derecho tenia él a protestar? Normalmente, Sasuke ni siquiera parecía darse cuenta de que existía y, teniendo doscientos invitados esperando comer, beber, bailar y disfrutar, no iban a notar la ausencia de una pariente pobre.

Sin embargo, la ausencia de la novia era otra cosa. Sakura sonrió pensativa. Casi le apetecía cambiar de opinión para ver cómo se las arreglaba el arrogante Sasuke Uchiha para salir dignamente de aquella situación.

Sasuke debió adivinar el motivo de su sonrisa porque de pronto, moviéndose como un gato que estuviera rondando a su presa, cruzo la habitación y se paró a su lado antes de que Sakura pudiera reaccionar. Alargo la mano, la agarro por los hombros y la hizo volverse hacia el espejo de cuerpo entero de la habitación de Hikari.

-Fíjate bien—le pidió con voz sedosa. Sakura sentía en el cuello el calor de su respiración –Fíjate bien y dime lo que ves—

La ropa de Hikari todavía estaba desperdigada encima de la cama y Sakura observo a través del espejo que Sasuke agarraba un vestido y lo ponía frente a ella. Cuando Sasuke apoyo las manos en sus hombros para sujetar el vestido, la joven tuvo la sensación de estar siendo marcada con hierro candente.

-¿Ves?—señalo Sasuke suavemente -¿Empiezas a comprender por que tengo tanto interés en que vayas a la fiesta? ¿Entiendes ahora porque tienes que cambiar de opinión? Si, sabía que podías hacerlo. Al fin y al cado, la educación activa la mente y tú has ido a la universidad… Si tuvieras dotes de actriz—añadió –te resultaría más fácil interpretar el papel que tienes que representar. Señorita Haruno—la informo solemnemente, observando con atención su imagen en el espejo –tienes que convertirte en la nueva Hikari Haruno—

-Estas loco. Nunca lo conseguirás. Yo no me parezco en nada a Hikari—

-Te equivocas, Sakura. Sois asombrosamente parecidas. Lo único que necesitas es un ligero cambio de estilo. Un cambio apropiado de peinado, maquillaje y ropa—

-Y la dieta más rápida del mundo. ¿O los kilos de mas no importan?—se burlo Sakura –perdona, pero creo que ni siquiera el poderoso Sasuke Uchiha con una varita mágica podría conseguirlo—

-¿Estas segura?—la desafío Sasuke secamente.

Se hizo un largo silencio. Era tal la tensión que había entre ellos que se podría cortar con un cuchillo. Sakura contuvo la respiración y observo la imagen de ambos en el espejo. En ese momento, fue repentinamente consciente de que Sasuke continuaba sujetando el vestido con las manos apoyadas en sus hombros… y de que su rostro estaba perturbadoramente cerca del suyo.

Sasuke, un hombre alto y fuerte, constituía un marco impresionante para la figura de Sakura que reflejaba el espejo. Y la joven, tan dolorosamente acostumbrada a verlo cerca de Hikari, por un momento, tuvo la sensación de que la mujer a la que estaba viendo en el espejo era su prima. Pero aquella sensación solo duro unos segundos. Si, el efecto del vestido era bastante convincente, pero el resto palidecía ante el recuerdo de su prima. Sakura sonrió con tristeza. La idea era ridícula.

-Entonces está decidido—le dijo Sasuke fríamente.

-¡Por supuesto que no! ¿Quieres que me disfrace de Hikari para que dé la cara por ti? Ni lo sueñes. Si necesitas una prometida, contrátala, yo pienso quedarme donde estoy.

-Vuelves a equivocarte. Mi abuela viene dispuesta a encontrarse con una novia radiante y ya ha visto una fotografía de Hikari— Sasuke se encogió de hombros –O tu o nadie. Y si la fiesta no se celebra, tu ambiciosa prima tendrá que despedirse de su glorioso y brillante futuro—hizo una pausa para que Sakura pudiera comprender cuanto veneno encerraban aquellas palabras tan dulcemente pronunciadas –Ella no podrá culparte, claro, pero tú tienes los medios para hacerme cambiar de opinión. Y desde que la familia de Hikari te acogió…

Sakura enmudeció. ¿Cómo se atrevía? ¿Cómo se atrevía a recordárselo? Sakura y Hikari se habían criado juntas técnicamente como hermanas, aunque no había podido quitarse nunca de encima la etiqueta de pariente pobre. Después de la muerte de sus tíos, ella y Hikari eran la única familia que quedaba y Hikari, la atractiva, mimada e inconsciente Hikari, se había ido a Milán absolutamente convencida de que Sasuke la comprendería.

Sasuke estaba engañándola, por supuesto, se dijo intentando tranquilizarse; sería incapaz de hacerle ningún daño a su futura esposa. Pero si por alguna razón se decidía a causar problemas, Hikari iba a perderla única cosa que realmente ansiaba: la seguridad que el dinero proporcionaba.

Sasuke sonrió en el espejo. Sakura estaba acorralada y él lo sabía.

-Te espero abajo—susurro –tienes cinco minutos para decidirte. Y no hace falta que prepares las maletas puedes ir perfectamente tal como estas. Cinco minutos—repitió suavemente –Ni uno más—

~ o ~

-Sigo pensando que estas loco—susurro Sakura en el coche.

Había agarrado el abrigo y una pequeña bolsa de viaje y había bajado sin darse demasiada prisa, con intención de llegar en el último momento. Por la expresión de Sasuke, había comprendido nada más verlo que estaba a punto de estallar, lo que le había hecho reprimir una sonrisa.

Sasuke, un hombre rico y atractivo, debía de estar acostumbrado a salirse siempre con la suya, pero con Sakura no iba a poder hacer lo mismo. No podía ser comprada y tampoco iba a permitirse a sucumbir a sus encanto. Y para un hombre como Sasuke eso debía ser humillante, casi tanto como la ausencia de su prometida en víspera de su boda. Sakura frunció el ceño, le retorcería el cuello a su prima si la tuviera delante. Aunque quizá no fuera necesario, podría apostar cualquier cosa a que, cuando volviera, iba a encontrarse con un tribunal menos piadoso que el de la inquisición.

-Quizá—reconoció Sasuke –pero solo tenemos veinticuatro horas para preparar la representación y, analizando los pros y los contras, he llegado a la conclusión de que esta forma de solucionar el problema solo puede causarnos alguna ligera molestia—

¿Una ligera molestia? ¿Estando Hikari por medio?, Sakura estuvo a punto de atragantarse. Caerse en un ortigal seria una imagen adecuada para describir las molestias que podría causar aquella improvisada representación. Pero de pronto comprendió lo que podían significar las palabra de Sasuke ¡Veinticuatro horas! Tiempo suficiente para ponerse en contacto con Hikari y explicarle la situación. Podría volver en el primer avión que saliera hacia Londres, se tranquilizo a sí misma. Y en ese caso, ¿Por qué no complacer momentáneamente a Sasuke?-

-¿Entonces?—pregunto visiblemente animada -¿Cuál es el plan? Puedo engañar a una anciana enferma, pero es muy probable que alguien descubra el juego y quedes en ridículo—

-No vas a tener tanta suerte—repuso Sasuke con una burlona sonrisa –No puede ser más fácil. Yo llamo a unos cuantos amigos y les cuento la verdad, que Hikari está trabajando y que tú vas a sustituirla—se encogió de hombros –Ellos les contaran a los demás la verdad. Fin del problema—

-Si, fin del problema hasta que alguien beba demasiado y se le escape mi nombre. Explícame como lo vas a resolver en ese caso—

-Ya se me ocurrirá algo, mujer de poca fe. Espera y veras—

Sakura disimulo una sonrisa. Si no se hubiera visto obligada a participar en aquella farsa, casi le habría parecido apetecible ser testigo privilegiado de la presentación. Pero Hikari nunca lo permitiría.

La joven se acurruco en su asiento y se fijo en las manos de Sasuke mientras este conducía. M-1, leyó despreocupadamente en una señal, y pasaron algunos minutos antes de que se diera cuenta de lo que eso significaba.

-¿Adonde vamos?—pregunto sobresaltada, irguiéndose en su asiento. –Yo creía que la fiesta era en tu casa—

-Y lo es. Pero tengo algunos asuntos que atender y vas a venir conmigo a todas partes. Desde la desaparición de Hikari, eres mi única garantía—

-Comprendido—reconoció fríamente –Pero puedes confiar en mí, cuando doy mi palabra la cumplo—

-La palabra de una Haruno—repuso con maldad –no tiene ningún valor. Si que te guste o no, vas a venir conmigo—

-¡Cuantas amabilidad!—repuso Sakura con desprecio -¿y dónde vamos, suponiendo que me este permitido saberlo?—

-A Londres. La casa está llena de gente que hemos contratado para organizar la fiesta, de modo que estaremos mejor fuera, en la ciudad. Además—se interrumpió y la miro de soslayo –tengo una varita mágica ¿recuerdas? La nueva señorita Haruno—explico enigmáticamente. —va a ir de compras—

~ o ~

Más tarde, Sakura descubriría que la idea que Sasuke tenía de ir de comprar era igual que el resto de su estilo de vida: un continuo despilfarro.

-No pienso entrar—Sakura se paro con firmeza en la acera de la exclusiva tienda de modas a la que Sasuke la había llevado –Una cosa es comprar un vestido para la fiesta, pero todo un guardaropa…- sacudió la cabeza enfáticamente -¡Eso es tirar el dinero!—

-Mi dinero—le recordó Sasuke contante –Y nadie absolutamente nadie, puede decidir como tengo que gastarlo—

-Yo no soy Hikari—le recordó Sakura con una mirada dura como el granito –No soy una cabeza hueca a la que puedas comprar con pieles y tonterías de ese tipo. Soy Sakura Haruno. La prima del campo, la pariente pobre quizá, pero nunca me ha faltado el orgullo. Yo me compro mi propia ropa y decido lo que quiero ponerme—

-¡No digas tonterías! Lo que hayas hecho hace unas horas es asunto tuyo, pero durante el tiempo que Hikari esté fuera, vas a ponerte en su pellejo, te guste o no. Tendrás la imagen de Hikari, y te comportaras y vestirás como ella—

-Y cuando el reloj marque la medianoche, me arrastrare hasta tu cama ¿eh, Sasuke?—Sakura no pudo resistir la tentación de provocarlo, pero inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho.

La joven contuvo la respiración impactada por la tensión que de pronto se había originado entre ellos, por aquel extraño silencio, paradójicamente ensordecedor. En los negros ojos de Sasuke, se desato una tormenta. Sakura estaba tan absorta en su turbulenta mirada, que se olvido por completo de la transitada calle de Londres en la que se encontraba.

Sasuke fue el primero en romper el silencio.

-Es una buena idea—admitió con una peligrosa sonrisa -¿Por qué no habré pensado antes en ello?—

Sakura se ruborizo. Claro que si, se burlo en silencio, podía imaginárselo perfectamente. El atractivo Sasuke Uchiha, uno de los hombres más ricos del mundo seduciendo a una poquita cosa como ella.

Se habían rendido a sus pies mujeres maravillosas y había podido permitirse el lujo de elegir entre ellas. De hecho, nunca se le había visto más de una vez con la misma mujer; por lo menos hasta que había llegado Hikari a su vida.

Hikari, una mujer imponente, guapa, despiadadamente decidida y suficientemente astuta parar sostenerse a sí misma, había conquistado contra todos los pronósticos al hombre que en ese momento estaba recorriendo el cuerpo de Sakura con ojos ardientes de pasión. Estaba jugando con ella, se advirtió con dolor, y no podía hacer nada para impedírselo si no quería ver hecho pedazos el sueño de Hikari.

-Muy bien—murmuro fríamente ignorando la provocación de Sasuke –Vamos de comprar; tú pagas, pero te advierto que como elijas algo escandaloso, convertiré todos esos modelos carísimos en un montón de harapos en cuestión de segundo—

-Para ser una chica tan concienciada, tiras con sorprendente facilidad el dinero de los demás—

-Solo el tuyo—repuso Sakura, levantando la barbilla con aire desafiante –Además ¿Qué demonios sabes de lo que yo pienso o siento?—

-Mas de lo que te imaginas—contesto Sasuke con expresión pensativa.

Sakura, presa de un agudo dolor, bajo la mirada. Al oír la contestación de Sasuke comprendió con amargura que Hikari no había perdido ninguna oportunidad para burlarse de ella y le había hablado a su prometido del enamoramiento adolescente de su prima.

Que Sakura tuviera ya veintidós años era lo de menos. Nunca le había resultado fácil tratar a los hombres y, aunque en la universidad había tenido varios amigos, ninguno de ellos le había causado nunca el efecto que Sasuke. Y Hikari, por supuesto, lo había advertido. Sakura suspiro. Sabía que Hikari no pretendía ser cruel, pero a veces, solo a veces, deseaba no haber pasado la juventud al lado de su guapa, generosa, pero desconsiderada prima.

Veinticuatro horas, se dijo intentando consolarse mientras entraba en la tienda, ni un minuto más.

Aquello iba a ser toda una experiencia: un desfile de modelos exclusivamente para ella, describió nada mas entras con una mueca de desaprobación. Observo la tienda; estaba decorada con un estilo elegante y discreto: luces tenues, música de fondo y lujosa alfombras de pared a pared. Al minuto empezaron a mostrarle una serie de modelos, pero Sakura se sentía incapaz de decir nada, de fijarse en nada. Los vestidos eran manchas de colores que se movían a su alrededor y sus angustiosos pensamientos volaban siempre hacia Hikari y a la necesidad de que volviera en el primer avión que pudiera llevarla a casa.

-¿El verde o el azul?—pregunto una voz sedosa haciéndola volver bruscamente a la realidad.

-El verde o el azul ¿Qué?—pregunto Sakura sobresaltada, recorriendo la habitación con la mirada.

-¡Que más da!—repuso Sasuke con fingida dulzura -¿zapatos, vestidos, sombreros? ¿sujetadores, enaguas, medias? Una manada de hipopótamos vestidos de bailarinas te habría causado mismo impacto—la dulzura de su voz se transformo en veneno -¡Actúa querida! ¡Presta atención! Se supone que estas enamorada de mi. Sonríe, coquetea, sonrójate cuando te miro, dirígeme largas miradas… Por favor, muestra aunque sea el mas mínimo interés por tu ropa—le pidió con frialdad.

-¿Por qué?—pregunto Sakura, después de asegurarse con una rápida mirada de que no podían ser oídos -¿Por qué demonios voy a tener que hacerlo? Tú vas a pagar la cuenta, a elegir la ropa. ¿Ni siquiera voy a poder decidir mi talla?—pregunto olvidando la prudencia -¿Qué te pasa Sasuke? ¿Necesitas alimentar tu ego? ¿No consigues todo el amor y la atención a los que crees tener derecho? Creo que será la mejor que dejemos esto.

-Ni lo sueñes—gruño –Hemos hecho un trato. Dos semana de tu tiempo. Y piensa lo que vas a hacer, ayudar a Hikari, ayudarme a mí, por no mencionar a una anciana enferma. No creo que seas capaz de abandonarme en esta situación, Sakura. A menos que—le reprocho con amargura –te haya juzgado mal. —

Sakura sonrió.

-¿Sabes? Tal vez tengas razón—le dijo con dulzura –Y quizá lo descubras de la forma más dura—

-¿Qué quieres decir?—le dirigió una mirada dura como el acero y Sakura sintió una inesperada punzada de miedo.

-Te gusta abusar de tu poder, Sasuke Uchiha. Hikari no está aquí, de modo que alguien tiene que representar el papel de amante enamorada y, ¿Qué mejor que la buena de Sakura, a la que no le cuesta nada abandonar sus propios planes para adaptarse a los de los demás? Pero es posible que bajo esta aparente bondad se esconde un corazón duro y frío como el hielo. Y cuando te abandone…

-A mi no Hikari ¿recuerdas?—

-Si—admitió con amargura -¿Cómo voy a olvidar ese chantaje? O Sakura acepta mis condiciones o Hikari tendrá que pagar por ello. —

-Exactamente. No podría haberlo dicho mejor—sonrió con tanta confianza en sí mismo que a Sakura la invadió una oleada de furia.

-Vamos, Sasuke—repuso con frio desprecio -¿A quién pretendes engañar? ¿Vas a destrozar a la mujer que amas para vengarte de mí? No eres capaz—

-¿No?—

Sakura esbozo una sonrisa lacónica y negó con la cabeza, pero inmediatamente descubrió horrorizada que no podía estar segura. Aun así, dijo:

-No vas a ser capaz de cumplir tu amenaza. Eres un fanfarrón—

-¿Tu crees?—Sasuke volvió a sonreír con una confianza absoluta en sí mismo. Al ver que Sakura fruncía el ceño, extendió las manos y le dijo en tono burlón –Bueno, si tú lo dices—

-Yo lo digo—contesto Sakura, fulminándolo con una mirada de odio –Y te, demostrare tarde o temprano.

Sasuke sonrió de oreja a oreja, pero su fría mirada hizo a que Sakura se le helara la sangre en las venas.

-Adelante, Sakura, si te atreves. Pero te apuesto cualquier cosa a que no tienes suficiente valor—

-Sabia que pensarías eso, y esa es la razón por la que vas a perder—

-El poderoso Sasuke Uchiha contra una jovenzuela—estaba a punto de soltar una carcajada -¿Y puede saberse como piensas conseguirlo?—

-Ya lo veras—contesto Sakura deseando borrar aquella sonrisa autosuficiente de su rostro –Porque puedo elegir el momento, Sasuke. Puedo dedicarme a observar y esperar y, cuando hayas bajado la guardia, cuando menos te los esperes, actuare—se encogió de hombros aparentando indiferencia –Y entonces, será demasiado tarde—

Sasuke maldijo en voz baja. La furia se reflejaba en cada una de sus facciones y Sakura retrocedió asustada hasta llegar a unas de las esquinas en la que había un elegante sofá. Comprendió lo inútil de su reacción, cuando Sasuke la tomo por los hombros.

-No me amenaces, Sakura—susurro con desprecio, empujándola hacia él –Ni una amenaza más. Quiero tu ayuda, la necesito, y quieras o no, vas a prestármela, por voluntad propia o a regañadientes, como tú decidas, el caso es que yo consiga engañar a medio mundo. Y créeme, es preferible que lo hagas por las buenas—la sacudió bruscamente -¿Me has entendido? Eres mía durante los próximos catorce días. Sonreirás, coquetearas, estarás radiante de felicidad, nos besaremos… Representaras el papel que Hikari te ha obligado a hacer. Y cuando todo termine, podrás volver arrastrándote a tu escondrijo y pasarte el resto de tu vida durmiendo, si eso es lo que quieres. Serás libre y Chiyo volverá a casa feliz—

-¿Chiyo?—pregunto Sakura, mas asombrada que enfadada. Sentir las manos de Sasuke en sus hombros, estaba provocando un caos en su mente.

-Mi abuela, la razón de que tú estés aquí. La única razón por la que estas aquí, no lo olvides—la soltó bruscamente y Sakura se desplomo en el sillón conteniendo las lagrimas –Volveré— siseo Sasuke mirándola con expresión burlona –cuando haya hecho algunas llamadas. Mientras, tendrás lo que tu misma te has buscado. Te dejo sola, Sakura. Procura elegir bien ¿de acuerdo?—

Las lagrimas de volvieron a asomarse a los ojos de Sakura cuando Sasuke se alejo a grandes zancadas. La joven sollozo sonoramente en la silenciosa tienda y se sobresalto asustada cuando llego a sus oídos un discreto carraspeo. Se volvió y, haciendo un esfuerzo sobrehumano le dirigió una sonrisa al indeciso Tobi.

-Ya solo quedan los vestidos de fiesta—comento este con amabilidad –El señor no parece tener ninguna preferencia. Quizá podríamos enseñarle nuestros últimos modelos—

Sakura asintió, agradeciendo en silencio los escasos momentos que Tobi la dejo sola y la reconfortante taza de café que apareció a los pocos segundos a su lado.

En poco tiempo todo aquello, se dijo, saldría de la vida de Sasuke y de la de Hikari para siempre. Perdería muchas comodidades, pero las cosas materiales nunca le habían importado. Y Sasuke se equivocaba. Podría mantenerse a sí misma; encontraría un estudio en cualquier sitio. De hecho, ya estaba prácticamente establecida, estaba empezando a hacerse un nombre gracias a sus originales piezas de cerámica… y con conseguir dinero suficiente para pagar un alquiler y cubrir sus necesidades básicas se daría por satisfecha.

Se independizaría, se dijo con firmeza; pero tenía que pagar un precio. Que Hikari se sintiera herida, que se enfadara y que, obviamente, la culpara.

Veinticuatro horas, se repitió en silencio, negándose a creer que aquella situación pudiera prolongarla durante un segundo. Pero necesitaba contactar con Hikari, y pronto.

~ o ~

Sasuke llego en menos de una hora. En cuanto apareció en el marco de la puerta atrajo con la fuerza de un poderoso imán la mirada de Sakura, que se puso muy nerviosa al verlo. ¿Sonreír? ¿Estar radiante de felicidad? ¿Coquetear? Iba a demostrarle a Sasuke de lo que era capaz. Así que se dirigió decidida hacia él para no darse tiempo de cambiar de opinión.

-Querido—exclamo, sorprendiéndolo al arrojarse en sus brazos –No vas a creerte el vestido que he elegido para la fiesta. Es extraordinario, nunca había visto nada igual—le conto alegremente. Elevo el rostro para besarlo y cuando Sasuke, desconcertado, rozo sus labios, continuo en tono desafiante –Justo como el precio. Pero merece la pena gastarse todo ese dinero en mí—

-Espero que lo valgas—añadió Sasuke en un tono aterciopelado tras él se advertía una implacable dureza –Créeme Sakura, espero que lo valgas—

Salieron en silencio y ella aprovecho aquella oportunidad para observar su implacable perfil.

No era nada tranquilizador, Sasuke tenía una boca grande y sensual, y una nariz aguileña que en ese momento le daba un aspecto cruel. Era un hombre capaz de enamorar a cualquiera cuando se proponía ser encantador, pero Sakura podía imaginarse perfectamente como trataba a sus adversarios, un hombre sin sentimiento ni corazón. Había luchado duramente para llegar de los más bajo a la cima; había llegado a Estados Unidos con solo unas libras e invirtiendo y reinvirtiendo, buscando los puntos débiles de sus rivales y sacando a numeras empresas de la ruina, había levantado un imperio. El imperio de Sasuke Uchiha. Y solamente un loco podía olvidar que Sasuke Uchiha conseguía todo lo que quería por métodos limpios o inmundos.

Sakura sintió un escalofrió. Y solamente un loco, se dijo a si misma cuando ya era demasiado tarde para rectificar, se atrevería a llevarle la contraria. A pesar del calor de la tarde, Sakura volvió a estremecerse. No le gustaría estar en la piel de Hikari cuando esta volviera, pero hasta entonces, Sakura era la única que se precipitaba a la catástrofe.

Sasuke la condujo hasta el coche, un elegante Alfa Romeo con un motor suave como la seda. Sakura, dándose ánimos, se dispuso a enfrentarse al corto y tenso trayecto al hotel, donde había dado por su puerto que iban.

Pero se equivocaba. En vez de poner el coche en marcha, Sasuke se volvió hacia ella y le quito el cinturón de seguridad. A Sakura se le paso por la cabeza una idea estremecedora, un presentimiento que no sabía si encontrar amenazador o emocionante.

-¿Qué estas haciendo?—le pregunto cuando Sasuke cerró las manos sobre sus hombros, acercándose casa vez más a su rostro, a su musculoso cuerpo de formas atractivamente masculinas. Y presa del pánico, exclamo -¡Sasuke! ¿Qué haces?—

-¿No lo adivinas?—pregunto con voz sedosa, atrapándola con la fuerza de su mirada, con el misterioso hechizo de aquellos ojos negros en los que se Sakura se había perdido encantada.

Y entonces, esbozo una enigmática sonrisa que llego hasta almas profundo rincón del corazón de Sakura.

-Por supuesto que lo sabes—susurro con voz ronca –simplemente estoy siguiendo el ejemplo que tú me has dado y mascando la pauta para las próximas dos semanas. Voy a enseñarte como se espera que se comporte la prometida de Sasuke Uchiha cuando el resto del mundo la está mirando—rozo entonces sus labio provocativamente, probándolos, acariciándolos y añadió solemnemente –y estoy seguro que voy a disfrutar todos y cada uno de los momentos que pase contigo-