Diclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Rumiko Takahashi.
Resumen: Todo, o casi todo en ella le gustaba, era adorable, demasiado.
No. de palabras: 552 palabras.
Nota: Fic publicado en FFL, ¡No es plagio!
One-shot
Detalles.
Cada día era distinto.
Ya fuese nublado o soleado, que la nieve asomara o que estuviese granizando. Nada, pero absolutamente nada la opacaba. Con su cabello azabache ondeando al viento, su colonia danzado en el aire, su sonrisa, oh, esa sonrisa era la mejor que sus dorados ojos pudieron contemplar a su diecisiete años. La delicada risa de la chica lo anonadaba, pero evidentemente lo dejaría que ella lo supiera.
―Higurashi ―llamó el profesor.
―¿Sí? ―contestó la chica mirándole.
―Siéntese al lado de Taisho, será su compañero de banca ―Se le aceleró el pulso. Varias clases la compartía con la joven, desde hace un año era así, pero ahora, justo ahora le tocaba como compañera.
―Eh ―tartamudeó―. ¿Quién es Taisho, Yakamura sensei? ―¡Auch!, ese era un golpe bajo para su ego.
Después de sentirse irremediablemente ofendido, la chica se disculpó un centenar de veces. Y la perdonó. Descubrió que también le encantaba su voz. Cada gesto era sensacional, la forma delicada en como acomodaba un mechón de pelo detrás de la oreja cada vez que se ponía nerviosa era mortalmente tierno, ¿acaso él la ponía nerviosa? Decidió que era así, sólo para ayudar al ego de un Taisho, el menor.
―Con que… Higurashi ¿no? ―opinó el mejor amigo del ambarino―. Al fin se cumplió tu sueño.
―Yo no soñé eso Miroku ―se sonrojó, en definitiva, no era bueno recordar lo que de verdad había soñado con Higurashi.
―Oh, si es algo "poco" apropiado, descuida yo sueño con eso todo el tiempo ―recordó su amigo, extendiendo indecorosamente las últimas palabras.
―Eres asqueroso ―espetó. Y se marchó, dejando solo a Miroku.
Eso no era apropiado en él, menos saber que las cosas después vendrían peor. Estaba parado en la tapa del inodoro escuchando lo que decían las chicas a través de la ventila, chismoseando para ser más preciso.
―Sango, es que no entiendes… ―dijo la azabache acomodándose la melena.
―Si entiendo, tu padre no te deja tener novio ―repitió como si nada.
Dio un brinco en cuanto escuchó la palabra "novio", le alteró los sentidos. ¿Acaso ella quería a otro como novio? ¿A quién?, claro para partirle la cara ahí mismo, no era celoso, claro que no, sólo protegía lo que era de su interés.
―Si importa ―berreó―. Quiero tener novio ―confesó.
―Eso es otra voz, y ¿Quién es el afortunado? ―aminó la castaña.
―Mi compañero de banca, el nuevo claro ―admitió sonrojada.
Eso si lo cogió desprevenido, pegó un brinco fuerte, golpeándose la cabeza y emitiendo un doloroso quejido, claro profiriendo otro en cuanto se cayó de la tapa del inodoro ―parcialmente abierta―, y mojándose todo.
―Así que ―meditó una vez fuera del baño―. También le gusto ―y una sonrisa arrogante apareció en sus labios.
Pero había un pequeño detalle, el padre de la chica. Tragó duro. Si fuese un padre normal no había ningún problema, sería amable y educado, algo que no usaba mucho pero era efectivo en esas situaciones. El problema era otro…
―Señorita Higurashi, diríjase a la oficina del rector ―anunció el parlante.
―Ah, luego hablamos Sango, veré que quiere mi papá ―Y marchó a la oficina de su padre.
Ese, era el problema del albino, el padre de la chica lo conocía, y no precisamente por honor al mérito. Si quería ser novio de la Higurashi, tendría que ganar el aprecio del rector, algo que lo tenía preocupado, y mucho.
En definitiva, ese era el único detalle que odiaba de la chica, su padre.
N/A: Esto fue hecho para un "concurso" de FFl, no se me ocurrió nada y esto fue lo más decente encontrado.¿Les gustó?
