Separas tus labios de los suyos y tiemblas de emoción. Amas todo eso. Amas sus manos sobre tus caderas y el sabor fresa de sus labios en los tuyos. Amas esos enormes ojos azules que no dejan de observarte. Amas su nariz, sus labios, sus orejas, su cabello color carbón. Todo.
Te acercas a él y lo miras directamente a los ojos. Tus manos alrededor de su cadera tiemblan y te sudan. Nunca antes te habías sentido así. Tienes miedo y es por eso que tus manos tiemblan. Eres más alto pero en estos momentos te sientes más vulnerable que tu compañero que usa una amplia sonrisa en su rostro. Le sonríes de regreso y estas
tentado en volver a capturar sus labios entre los tuyos.
-Eres hermoso.- Le dices como si fuera cualquier cosa. Él se sonroja y sus ojos pasan de ti al suelo. Esta avergonzado y lo sabes por el color escarlata en su mejillas. Adoras eso también de él. La forma en que ríe nerviosamente al recibir cualquier cumplido y su a veces fastidiosa modestia. No recuerdas cuantas veces le has gritado lo bello y especial que es y él sigue necio en ser humilde y aceptar cada cumplido solo con avergonzarse.
Lo tomas de la barbilla y lo obligas a mirarte. Por primera vez él toma valor y se confiesa.
—Te amo.
La forma en que lo dice, tan lentamente y con su bello acento es capaz de derretirte. Quieres decirle lo mismo pero tienes miedo de nuevo. Miedo de ser rechazado o peor, que en algún punto puedas terminar destrozado. Las relaciones son complicadas e innecesarias; ¿ese es tu dicho, no? Él espera tu respuesta y tú quieres corresponderle. Quieres decirle lo importante que es tu vida. Quieres hacerlo sentir especial y necesario ya que eso es para ti. Algo que ya es parte de ti y no quieres dejar ir.
-Creo que yo también te amo. — susurras mientras tus ojos viajan a cualquier otra parte. Te sientes avergonzado por que es la primera vez que aceptas un sentimiento así de grande y sospechas que no lo has hecho bien. De pronto sientes como sus manos pasan de tus caderas a tu espalda jalándote hacia él. Alzas la vista una última vez y sus labios atrapan los tuyos. Ahora sabes que tal vez no eres perfecto y que el amor no es lo tuyo. Pero él lo sabe, él lo siente y lo comprende; para él tú eres suficiente. Por primera vez en tu vida eres lo suficientemente bueno, fuerte y hermoso para alguien. Después de todo, eres tan bueno recibiendo cumplidos como tu novio irlandés.
