NOTA INICIAL DE LA AUTORA A LA PRESENTE EDICIÓN DE ESTE FIC:

Este fic, llamado "Swimming" es un Fantastic Au, lo cual significa que tiene elementos de fantasía. Decidí que me gustaría tomar la historia justo en el sitio donde el final de la segunda temporada del anime la deja y al mismo tiempo hacer algo atípico. Cuando acabé de leer la primera novela de High Speed, me quedé bastante impresionada sobre la historia de Makoto. Su constante batalla con la parte oscura del agua. Me dije a mi misma, estaría bien que esa oscuridad fuese algo así como una entidad física que persiguiese a Makoto no solo de manera psíquica, pero de manera física también. Un monstruo incorpóreo. En la primera temporada, es Rin el que lucha contra su propia "oscuridad" interior. En la segunda es Haru quien lucha y vence sus dudas o "oscuridad" interior. Pero la cuestión es que me pareció muy interesante que pese a que la vida de Makoto es una vida principalmente luminosa y feliz, es una persona más profunda de lo que parece, inclinada ha hacer reflexiones muy poéticas. Siempre me ha dado la impresión de que el nunca ha terminado de luchar contra esa "oscuridad" no del todo. Así que esta es una oportunidad para narrar dentro de la Fantasía una situación creíble. Por supuesto, este fic incluye mis parejas preferidas de Free! Que son: MakotoxHaru, SousukexRin, ReixNagisa y MomoxAi. Recomiendo que si estás no son de su gusto, se den por advertidos y dejo en sus manos el seguir leyendo o no.

Nota de la Autora: Este fan fic esta basado en una canción de Florence and the Machine llamada Swimming, cada título de capítulo es una línea de la canción. Puesto que ha sido inspirado por dicha canción, recomiendo el escucharla. Estoy segura de que no es la primera vez que se hace algo así, y aunque sé que carece de originalidad esta canción me ha recordado muchísimo a los sentimientos de algunos de los personajes de Free! Y es por eso que decidí emplearla como base para este fic. Es mi primer fic de Free! Y también el primero que escribo hasta la fecha para esta web. Aquí os dejo el primer capítulo.

PD: A lo largo de este fic se hacen numerosas menciones o alusiones a las dos novelas de High Speed, quedan pues, advertidos.

"SWIMMING"

PREFACIO: Your songs remind me of swimming

Los últimos rayos de Sol visten la ciudad de anaranjado, los grandes edificios reflejan el débil fulgor del atardecer como si miles de espejos diesen voz a un solo color. El traqueteo del tren es leve, repta casi sin hacer sonido. El vagón flota sobre los raíles mientras algunos leen el periódico, otros teclean, otros simplemente dejan ir un suspiro cansado. No es hora punta, así que hay sitio suficiente para que Makoto se apoye sobre una barandilla y contemple a través de una ventanilla la jungla de construcciones, el entramado de los cables eléctricos, como una gran tela de araña.

El también querría suspirar, como lo hacen esos oficinistas cansados de su larga jornada laboral, pero no se queja. También debería seguir leyendo el ensayo que le han enviado en la universidad, del que tiene un examen en breves, pero su mente está demasiado espesa como para centrar su atención en algo.

El tren se detiene en su parada, ya ha anochecido. Mientras saca las llaves de su mochila, para entrar en su apartamento, mira el cielo. No hay ni una sola estrella.

Entra en casa, el aire viciado, de un receptáculo que ha estado demasiado tiempo cerrado lo recibe. El silencio es denso, pesa sobre sus hombros. Makoto se deja caer sobre el suelo, un ruido sordo lo acompaña. Sus ojos tiemblan, se llenan de lágrimas que oculta rápidamente en su manga.

Una parte de el se alegra de estar solo, se alegra de que nadie pueda ver esa escena, que nadie pueda preguntarle: "¿Qué te sucede?" Otra parte de el siente remordimientos. Le ha mentido a Haru. Aquella tarde debían encontrarse como siempre, desde hacia cinco meses todos los viernes, para cenar y charlar sobre lo que habían hecho durante la semana. Pero aquel día le había puesto una excusa. No porque se hubiesen discutido. Pues todo seguía con normalidad. No porque a Makoto no le apeteciese ver a Haruka. Pues en ese preciso instante sentía que nada lo haría sentir mejor que simplemente estar con el, como siempre, disfrutando de la compañía del uno y del otro.

Pero era más complejo que aquello. Y Makoto sabía que así como Haru necesitaba tiempo solo en ocasiones para si mismo, el ahora mismo también lo necesitaba. Debía poner orden dentro de si, comprender mejor ese amasijo negro que despertaba dentro suyo en numerosas ocasiones.

Makoto pensó en Iwatobi. Concretamente en la playa que había cerca de sus casas. Un lugar tan magnífico de contemplar que se había escrito poesía sobre este. Se habían dicho muchas cosas sobre las vistas de su pueblo. También pensó en la primera vez en la que vio a Haruka. Y eso lo lleno de paz.

Aquel era uno de sus secretos. O podría decirse, aún a riesgo de equivocarse, que tal vez en único que no le había contado aún a Haru.

Pero el día de ser sinceros llegaría. Y ese día, sin lugar a dudas sería crucial.

Una suave brisa fresca entró en la habitación, sus cabellos se agitaron levemente. Algo tembló como cuando caen las hojas sobre el agua inmóvil.

CAPÍTULO UNO: Which I forgot when I started to sink

Ya había llegado el invierno más cerrado. Numerosas nevadas habían afectado el país a aquellas alturas del mes. La urbe aún así, se mantenía impasible, como si la mano de las estaciones apenas la pudiese rozar. Esto era algo que de lo que Haruka se había percatado desde el mismo momento en que llegó.

Miró por la ventana de su habitación, afuera el frío viento arrancaba la última hoja endeble del árbol del parque de enfrente. Tembló instintivamente. Debía quitarse aquella sensación. Se parecía muchísimo a aquella vez, cuando el y Makoto observaron aquella procesión de personas vestidas de blanco. Aquella vez no tenia el agua cerca. Ella no podía borrar el siniestro escalofrío que lo recorrió. Por esto, agarró la mano de Makoto y corrió junto con el. Hasta que se quedaron sin aliento.

El agua rebosaba de la bañera, Haruka se hundió aún más, hasta que la mitad de su rostro estaba sumergido. No había prisa. Aún podía esperar un poco más, siempre que se retrasaba más de lo debido aparecía Makoto.

El único reloj de la casa, que le había regalado su padre antes de irse a Tokio seguía marcando los segundos. Uno a uno.

Makoto no apareció.

Más allá donde se sacuden los árboles, está Aokigahara. Makoto plantó sus pies frente al cartel que anunciaba el bosque maldito donde los susurros de los muertos sacudían las oscuras ramas de los árboles desde hacia siglos.

Aquella mañana en vez de ir a buscar a Haru a su casa como hacia todos los días desde que habían empezado a vivir en Tokyo, pues sus casas estaban alineadas justo unas paradas antes de sus correspondientes universidades, había agarrado otro tren para dirigirse a un sitio que pocos frecuentaban.

Lo cierto era es que aquello había sido pospuesto durante demasiado tiempo.

Antes de llegar al bosque Makoto pasó por un aparcamiento. En el habían numerosos coches abandonados. Pudo saberlo de inmediato, pues estaban regados de hojas secas, algunas incluso ennegrecidas por la putrefacción. En el interior del coche habían unas bambas, puestas parejas una al lado de la otra, casi con delicadeza. El supo al momento el significado de esto. Pero no se estremeció. No sintió miedo. Estaba tranquilo.

Al principio del camino encontró una señal. Unas palabras a las que no prestó atención, ni se molestó en leer. Pero pudo imaginar que decían.

No pensó en nada. Y se adentró en la senda hacía el bosque. Algunas cintas prevenían el pasar al otro lado, Makoto las bordeó y se adentró en la zona del bosque en la que las advertencias decían que no era aconsejable entrar. El mar de árboles lo recibió con un susurro siniestro.

Tiendas de campaña. Eso significaba algo. Pero el no traía ninguna. A donde iba o a donde iría. Aquellos eran unos misterios a los que debía enfrentarse.

Makoto quería ver algo al final de aquel misterio. O tal vez encontrar algo que respondiese a todo lo que había estado pasando.

Mientras avanzaba solo el crujido de la hojarasca resonaba alrededor, el resto era silencio.

Permaneció así, caminando sin pauta durante horas. Meditando sobre muchas cosas. Sabía que en ese momento debía ser sincero. Tampoco pasaba nada si lo era. No había nadie cerca, nadie que pudiese mirarle a los ojos y adivinar sus temores. Nadie que pudiese preguntar que hacia un estudiante universitario, solo acompañado de una mochila con unos cuantos víveres y bebidas, así como una chaqueta impermeable en un sitio tan desolado y peligroso.

Mientras andaba, descansaba a ratos y reprendía la marcha, el Sol se iba desplazando por el horizonte.

Algo crujió bajo sus pies. Era una botella de agua de vidrio rota. Dentro de ella había agua estancada. A juzgar por lo sucia que estaba debía de llevar allí más de un año, tal vez dos. Aquello le hizo venir a la mente el día en que vio morir a sus peces.

Recordó aquel día con suma claridad. Haber sacado la pala, haber cavado un agujero que no le llevó más de unos minutos de cavar. Recordó el agua negra y estancada. Los brillantes peces reflejar la muerta luz de la tarde. Toda vida haber huido despavorida de sus pequeñas y gráciles aletas.

"Todavía queríais nadar. Pero empezasteis a hundiros. Y ya no pudisteis hacerlo nunca más."

Makoto rió y fue una risa seca y triste, que ni siquiera creó eco.

Le dolía el pecho tanto que parecía que le iba a estallar. Pero lo peor de todo era que después de aquello, sintiendo con todas sus fuerzas que iba a quebrarse en mil pedazos había visto a Haru. Justo en el preciso instante en que necesitaba verlo. Recodaba no haber podido apartar la mirada de el en ese entonces. Le latía tan fuerte el corazón que pensó que iba a detenérsele en ese preciso instante.

Haru le había dicho que estaba viendo la puesta de Sol. Pero a Makoto se le antojó que la imagen de Haru allí parado. Bañado por el rojizo Sol del atardecer era ciento de veces más hermosa que el mismo ocaso. Ver su rostro, sentir sus ojos posados en el arrancó hasta la más profunda sombra de su alma y lo salvó. En aquel momento fue como si solo sosteniendo sus miradas fuese capaz de levantarse de dentro de cualquier abismo.

Pero ahora, en aquel preciso instante. ¿Haru también lo sacaría de ese abismo?

Algo oscuro se esconde más allá del agua. Esta en todas partes y esto, Makoto lo sabe. Es como si los demás pudiesen vivir sin verlo, pero el no puede. Sabe que la única manera de acabar con ello es enfrentarse directamente a esa oscura presencia.

"No sirve de nada que siga escapando. Me encontrará allá donde este".

Era cierto que el día en el que Haru decidió irse con el a Tokyo sintió que habían dado un paso más, que su distancia casi inexistente era aún más cercana que nunca. Pero la sombra seguía allí y aquello acabaría por convertirse en un problema para los dos.

Había estado pensando detenidamente donde podría encontrar la guarida de la Sombra. Un lugar donde pasase lo que pasase siempre estuviese presente, donde fuese tan obvio encontrarla que pudiese luchar con ella sin tener que esperar a verla por el rabillo del ojo. Un lugar que al mismo tiempo estuviese alejado, donde nadie pudiese ver lo que fuera que fuese a suceder.

Ya estaba atardeciendo. Las sombras de los árboles temblaron. Alargándose y enroscándose de manera casi antinatural. A Makoto se le erizó el vello de la nuca. Todo su cuerpo tembló de manera involuntaria. Una realidad cruzó su mente con la fuerza de un rayo. Sabía que iba a suceder a continuación. Una soga rota colgaba del árbol que tenia justo en frente, el viento negro la agitó como su fuesen unas garras oscuras riendo de la suerte de aquel que la había usado.

Notó su presencia. Reptó desde la parte de atrás de un árbol a otra.

No podía más. El miedo se apropió de el.

Dio la vuelta y empezó a correr. Podía sentir la presión de la Sombra sobre su espalda, más fuerte que nunca, más opresora que nunca. Ya no se sentía como siempre, volvía a ser ese pequeño niño que corría jadeando agarrando la mano de Haruka por las calles, hasta que el llamó a Haru con todas sus fuerzas y se detuvieron. Recordaba haber temblado delante de el. Haru había compuesto una expresión de preocupación muy grande. Volvieron juntos a casa y Makoto finalmente se quedó a dormir en la inmensa casa de Haru.

Mientras la luna iluminaba el rostro dormido de Haru, el era incapaz de conciliar el sueño. Se había agarrado a la camisa de Haru, pegando en el pecho de este su cabeza. Solo cuando pudo escuchar los latidos acompasados de este, fue capaz de dormirse el también.

Se detuvo en seco. Eso es. No debía olvidar la razón por la cual estaba allí, en ese preciso momento. Era para llegar a Haruka.

"¡No te temo!" Gritó tan fuerte como le permitieron sus pulmones. Por Haru, solo por el, estaba dispuesto ha enfrentarse a cualquier cosa.

Pero el suelo cedió a sus pies, una oscuridad crepitó, crujió contra sus huesos hasta la asfixia y en lo que le pareció un lapso de tiempo casi imposible de contar, no respiro.

Cuando Makoto abrió los ojos y consiguió enfocar la vista fue al instante consciente de una cosa.

No estaba en el mismo bosque. El aire tenía una densidad sutilmente diferente. Había algo en el entorno, el silencio era aún más pesado. La brisa era cálida. Pero no de la misma manera en que lo es cuando es verano. Sino de una manera muy diferente.

Se puso de pie, con cierta dificultad, tenia los músculos entumecidos, como si fuese la primera vez andase.

Makoto Tachibana estaba en otro mundo.

Haru suspiró mientras miraba su teléfono móvil. Esperando que en cualquier momento, incluso en medio de la clase sonase. Estaba completamente seguro de que recibiría en cualquier momento un mensaje de Makoto disculpándose por no haber pasado a buscarlo.

Le diría algo así como que se había quedado dormido por haber pasado la noche anterior estudiando o que había perdido unos cuantos trenes por ayudar a una anciana a cruzar una calle, o que había encontrado un gatito abandonado en la calle y lo había llevado a un veterinario, con lo cual había gastado todo su dinero para el tren…

Una débil sonrisa se dibujó en sus labios. Haru podía imaginar perfectamente cualquier de estas situaciones. Era algo tan típico de el.

Pero ningún mensaje llegó.

Al día siguiente Rin regresaba de Australia para las vacaciones de navidad. Makoto, Rei, Nagisa y el habían quedado para ir a Iwatobi todos juntos, regresar a sus casas y pasar allí las navidades. Podrían incluso hacer la primera visita al templo de año nuevo juntos. Makoto parecía muy ilusionado por volver a ver a sus hermanitos pequeños después de tantos meses. Haru se había pasado toda la primaria y secundaria jugando con los niños y aunque no quería admitirlo eran casi tan hermanos suyos como de Makoto y en cierto modo, hechaba muchísimo de menos Iwatobi.

"Sobretodo el mar" Se dijo.

Aunque ahora hacía demasiado frío para nadar, en invierno, el y Makoto siempre paseaban por la orilla o iban a correr por la playa, así que no sentía que el mar estuviese lejos. Oler la suave brisa salada lo relajaba, hacia que se sintiese fuerte. Una vez Makoto le había dicho con una sonrisa que Haru le recordaba a un animal marino.

"Para Haru es tan natural nadar como para los peces del mar. A veces pienso que podrías ser un delfín…O tal vez una sirena. ¡Oh! ¡Tal vez es por eso que te gusta tanto la caballa!"

Escuchando aquello, extrañamente no se había sentido molesto.

Cuando llegó de noche a casa estaba tan exhausto que ni se molestó en comprobar las llamadas del teléfono.

"No importa, mañana por la mañana lo veré. Al fin y al cabo ha de venir a buscarme para ir a Iwatobi…"

Con este pensamiento, cerró los ojos.

Se levantó dos horas más tarde. Agitado por una pesadilla.

Ni siquiera recordaba que había soñado. Pero estaba inquieto, le faltaba el aire. El teléfono está iluminado, vibra. Haru lo agarra, sus manos tiemblan, casi medio dormido se sigue preguntando que ha podido soñar que lo haya dejado en tal estado.

Cuando responde al teléfono la voz angustiada de una mujer, llorando se escucha al otro lado de la línea. Al principio, Haru no reconoce esa voz, ni tampoco sabe identificar el mensaje que esta recibiendo. Al cabo de unos segundos, su intelecto empieza a procesar lo que está escuchando.

Es la madre de Makoto. Ayer por la noche, en plena madrugada, Makoto dejó un mensaje en el contestador del móvil de su padre. En el decía que lamentaba tener que ausentarse de la universidad un día o dos, pero que tenía que hacer algo muy importante. Algo que llevaba posponiendo desde hacía bastante. Les pedía a sus padres que no se preocupasen por el y que no le contasen nada a Ran ni Ren, que todo irá bien. Y que sobretodo, no preocupen a Haru. Pero la madre de Makoto tuvo un mal presentimiento, cuando trató de contactar a su hijo no lo encontró. Así que llamó a todos sus amigos excepto a Haru, pensando que tal vez todo aquello tenia que ver con el. Para no sobresaltarlo en caso de que no fuese nada importante. Rin que estaba en Australia decidió coger un vuelo antes para llegar más pronto. Rei y Nagisa indagaron por su cuenta. Al final, tras contactar con la policía, acabó por descubrir que la última persona que había visto a su hijo fue una mujer anciana, que vivía en el pueblo que hay en la falda del Monte Fuji, antes de llegar al Bosque de la Muerte. Makoto la ayudó a cargar unas bolsas hasta su casa y de ahí se despidió, internándose en el bosque.

Haru escuchó como el padre de Makoto cogía el relevo, ya que la madre de Makoto rompió en un llanto muy fuerte, que le hizo imposible seguir al teléfono.

"Van para allá Nagisa, Ryuugazaki-kun y Matsuoka-kun, el padre de Ryuugazaki los está trayendo a Tokyo, espero que de allí, podáis organizaron para ayudar en su búsqueda. Nosotros aún tenemos esperanzas. Confío en Makoto, el no es la clase de persona que haría eso. Es un chico muy alegre, quiere muchísimo a sus hermanos. Estoy seguro de que tiene que haber otra razón para esto…"

Tras despedirse, prometiendo su ayuda, Haru se sentó en silencio. El corazón le latía muy fuerte. Como si fuese a destrozarle el pecho.

Pasó las siguientes horas quieto. Incapaz de moverse, de hace absolutamente nada. Era como si aún estuviese dormido, en una horrible pesadilla que se estaba prolongando de manera mísera y cruel.

Le vino a la cabeza la sonrisa de Makoto. En su recuerdo decía "Haru" Con ese tono dulce y tranquilo con el que siempre lo llamaba.

"¿Porqué?" Pensó con rabia. "¿Porqué me haces esto?" Se sentía lleno de frustración.

Entonces se percato de que le costaba respirar. En aquel preciso instante recordó el día en que Rei casi se ahogó, el día en que Makoto casi murió ahogado tratando de salvarlo.

La sensación aterradora que lo zarandeó al verlo tendido en la playa, sin respirar. Se parecía mucho a lo que estaba sintiendo en ese preciso instante.

Se vistió mecánicamente. Salió a la calle con el móvil entre las manos. Un mensaje de Rei le avisaba de que estaban a pocos metros de llegar.

Los esperó en la calle, con la mirada fija en el cielo, que apenas era visible, enterrado entre el mar de altos edificios oscuros.

Y cuando el viento se levantó, una solitaria nube desvistió la plateada luna. Haru escuchó el agudo sonido de las ambulancias en sus oídos. Un frío que le heló el alma lo dejó clavado mirando con dolor un sentimiento que conocía desde hacia demasiado tiempo.

La voz de Nagisa, Rei y Rin no llegaban hasta el.

Solo un vacío que engullía su libertad y acuchillaba su corazón.

El nombre de Makoto vistió sus labios en forma de débil susurro.

Y de alguna manera supo, que ya no era libre.

-Fin del capítulo 1 de Swimming-

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