Talvez ahora si se daría cuenta de que le hacía falta.
Nunca había subido a esa azotea. El viento moviendo su cabello y su vestido. Ese vestido…era de los que él le había dejado. Para que desperdiciar tanto trabajo, para que dárselo a ella si no iba a hacer más que atormentarla cuando más lo quería olvidar.
- ¿Donde estas? – murmuró antes de llegar al muro de la azotea. Miró hacía abajo, estaba muy alto, pero que importaba, si él no iba a venir a salvarla para que preocuparse de algo ahora. Sentía que ya nada importaba – perdóname mamá, justo cuando nos estábamos llevando bien de nuevo- rió, pero fue una risa tan triste y vacía.
Se subió al muro que le llegaba hasta la rodilla, hacía un frió terrible, pero ella no sentía más que el dolor de su corazón, volvió a mirar. Tragó saliva, no sabía como hacerlo. Lagrimas empezaron a salir. Miró el cielo, quería pensar que el estaba allí, pero no, ella estaba sola. Solo le quedaba su recuerdo y los vestidos. Se preguntaba como pudo haberse marchado, dejándola así ¿acaso no sabía que sufriría?
- Quisiera que todo fuera igual que antes, pero se que eso no podrá ser. – mientras decía eso se despidió de todos y saltó.
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Sonó el celular.
- Hum quien será? Miwako? – acto seguido contestó –alo?- se oían sonidos de sirenas de ambulancia al otro lado del teléfono.
- George? Soy yo, Miwako, ha pasado algo terrible……
- ¿Que? – a George se le cayó el celular ¿Cómo paso eso? George salió al balcón de su departamento a tomar aire. Era de verdad? O Miwako le estaba gastando una broma de mal gusto- No puede ser – murmuró mientras se tiraba al piso. Se sentía a desfallecer. Como podía ser que….Hasta se le hacía difícil asimilarlo – Tengo que ir, tengo que ir a verlo con mis propios ojos, no puede ser verdad, no es verdad.
George corrió hasta el ascensor y lo hizo bajar. Una vez que llegó al primer piso corrió a conseguir un taxi, pero entonces se detuvo en seco. Bajó la cabeza y una pequeña sonrisa melancólica se coló en su rostro. No iba a poder llegar, ni siquiera podía ir, ya era tarde.
Quería encontrar el medio más rápido de ir y decirle que iba a estar mal sin ella, que no podía, que siempre la extrañó. Sabía que ella debía de sentirse mejor allá, ¿como sería llegar a donde estaba ella? Pero no podía tenia una carrera en la que le iba increíblemente bien, en todo ese tiempo de soledad había aprendido a calmar las ganas de suicidarse, de acabarlo todo, porque al fin y al cabo, había aprendido a extrañarla sin cometer una tonteria, pero todo estaba peor sin ella.
- Es mejor no creer en el amor – dijo mientras contemplaba sus manos, como si fueran la única cosa en la que podía confiar ahora, lagrimas cayeron y las mojaron – Te odio Yukari, te odio por dejarme aquí.
Ella lo había dejado todo ¿el sufrimiento fue tan grande? Sería muy impulsivo ir con ella y poder abrazarla, para que todo fuera como fue antes. Él se sentía un simple amante que había aprendido su lección. Nunca la debió de haber dejado y ahora lo pagaba muy caro. Seguía llorando, parecía no poder controlaro. Cayó de rodillas mientras un grito desesperado rasgaba la noche.
Bueno no se de pronto me dieron ganas de escribir una historia triste...solo digo que no parecía yo. Bueno la escribí escuchando: Me pregunto porque - Belanova, Los malaventurados no lloran tus palabras - Panda y Lonely in Gorgeous - Tommy February. Nada que son canciones bien traumas? Bueno aqui esta, dejen reviews. Si quieren segundo cap pero que sea Humor o algo asi solo diganme, podría poner al fantasma de Yukari pa que lo cague al Georgy XD
