Nota de autor: Los personajes en el siguiente escrito no me pertenecen, son de Trey Parker y Matt Stone. La trama ira algo lenta en el ámbito romántico, por que como se darán cuenta se odian demasiado como para amarse de la noche a la mañana. Si habrá lemon, pero eso será cerca de la mitad del fanfic que todavía no está visto cuantos capítulos tendrá. Por favor comenten que tal les pareció para saber si tengo que seguirlo. Se aceptan críticas constructivas ya que no se me da mucho la escritura, pero adoro esta pareja.
Capítulo 1
-Es un jodido raro.- Pronuncié con mis labios la mentira más grande que había dicho en toda mi vida, o al menos hasta ahora.
Todo comenzó en ese momento, cuando dije esa pequeña oración. Era un día tranquilo, convivía con mis amigos en la parte trasera de la escuela, en las gradas del campo, aunque muy alejados de los góticos. Estábamos platicando sobre viejos recuerdos de niños, no sé cómo surgió la plática, pero cada vez se volvía más grande y divertida.
Mi nombre es Craig Tucker, tengo 16 y no soy como todas las personas pintan. No soy una persona fría, egocéntrica y mucho menos busco problemas constantemente. A lo mejor de niño no era el mejor estudiante, pero ahora tengo mejores cosas que hacer, y lastimosamente, tengo muchas cosas que me pueden quitar mis padres como amenaza. Me considero un chico normal, mis notas son promedio y no tengo tantos amigos como para ser alguien 'popular'. Tampoco es como si digiera que soy el chico inadaptado o perdedor que protagoniza cualquier película estúpida estadounidense; soy normal, esa es mi frase.
Mis amigos dicen que tengo mi carácter, y que me suelo reír del dolor ajeno, además de que siempre suelo meter mis criticas duras en situaciones que no me conciernen, y mi mayor debilidad es que me llamen 'marica' cuando no quiero hacer algo, esa palabra puede ser muy persuasiva en mí.
Ahora que saben lo suficiente, puedo seguir con mi historia.
-Es un jodido raro. Siempre tiene que estar temblando y no le entiendo ni una puta palabra cuando habla.- Me expresé de forma cruda mientras mis amigos se quedaban callados.
-¿Por qué nunca dijiste nada?- El chico afroamericano al lado mío me preguntó.
-Se supone que son mis amigos, ya sabían que tuve un pleito con él.- Recordaba el pasado con amargura, esa jodida pelea me costó una ida al hospital y varios dientes. Obviamente no me queje en el momento por el estúpido dinero del hada, pero dolió un vergazo.
-¡Bueno, ya! Realmente no importa, tweek ya no le habla a nadie y podemos estar tranquilos, al menos a mí me da igual.- Paró la pelea el castaño llamado clyde, era uno de mis mejores amigos y normalmente no solía escucharle, pero igual y tenía razón esta vez.
-Como digas.- Terminé la conversación.
Mis amigos se levantaron y me indicaron que se irían por asuntos pendientes, me preguntaron si vendría, contesté que no. Saqué un libro de mi mochila y comencé a leer desde donde me quede la vez pasada; no era cosa que fuera un gran lector o fanático de libros, simplemente éste en particular me llamó la atención por su contenido: el coleccionista.
Algo que solía notar a menudo es que cuando una muchacha te ve leyendo, eso incrementa tu posibilidad con ella. Todo mundo cree que leer es de perdedores, pero en este tiempo se ha convertido en cosa 'esencial' para ser 'popular'. Y es que hay miles de personas que se sienten inteligentes por leer uno que otro libro, que en lo personal creo que son basura. Me ha tocado observar en mi muro de Facebook muchachas compartiendo imágenes que dicen que son 'diferentes' y 'especiales' por leer. Yo creo que la verdadera persona que aprecia la lectura no le importará si los demás creen que es inteligente, puesto que leer es como tocar música: lo haces porque disfrutas de ello. El verdadero artista no se rebaja a buscar a la fama, intentar llamar la atención o crear una apariencia falsa ante los demás, es peor que patético.
Empezaba a divagar mucho, cuando de repente escuché unos sollozos provenientes detrás de mío. Cerré el libro cautelosamente y con preocupación volteé para atrás, mi reacción no fue para menos, me quede lleve un gran susto al ver a un rubio de camiseta arruga y mal abotonada llorando sin parar.
-¿T…tweek?- Llegué a preguntar con cierta desconfianza, probablemente gastaba mi tiempo, era obvio que el rubio se alocaría y se iría corriendo.
-¡Aggggh! ¡¿Qué?!- Exclamó con coraje, fue cuando entendí que el rubio no lloraba por tristeza, pánico o miedo. Lloraba de rabia, algo que solo vio una vez en él.
-¿Desde cuándo estas allí? ¿Qué te sucedió?- Aun cuando no me interesaba demasiado, pregunté por simple amabilidad.
-¿Y a ti qué te interesa? ¡Gah! No eres más que un hipócrita intentando quedar bien después de lo que dijiste. Pero tranquilo, me largaré para que mi 'rareza' no te afecte.- Esas palabras fueron como encender hielo, imposible de creer. El rubio se levantó y se largó de las gradas, dejándome anonadado.
¿Qué estaba pasando? ¿Era el fin del mundo? Tweek no le grita a nadie, tweek se asusta con cualquier pendejada ¿Cómo es posible que haya enfrentado al chico con más mala reputación de la escuela? No sabía cómo tragarse eso, estaba que no lo creía, no hay manera de explicar mi rostro y asombró por tal acto ocurrido.
Después, mi cerebro reaccionó y se puso a analizar la situación. Era claro, tweek seguramente se escondía allí atrás después de la escuela, para no ser perturbado; estando allí escuchó la conversación que tuvimos clyde, token y yo. No pensé que eso le afectara tanto, pero es posible puesto que de niño se juntaba con nosotros, no había otra opción si no querías acabar en otro país.
Me sentí mal, algo dentro de mí me dijo que era una mierda de persona. Después de todo habíamos pasado muy buenos tiempos con tweek y mal que bien, era nuestro amigo. No quería disculparme, no veía porque hacerlo; dije lo que pienso, y algo que siempre defenderé es mi punto de vista. El chico rubio tendrá que aprender que así es la vida, las personas cercanas a ti te pueden dañar, por eso nunca dejes que una persona entre e interfiera tanto en tu vida.
Olvide ese suceso y me concentre en leer. Así fue toda la semana, había momentos en los que recordaba esa conversación y hacía que mi corazón palpitara de manera abrumadora, como un pinchazo enorme que me hacía sentir como si lo estrujaran. Siempre era lo mismo, cuando algo me preocupaba y me hacía sentir pena, mi corazón siempre me avisaba con un pinchazo. Por eso, de alguna manera, odiaba sentir emociones, porque es más fácil ser objetivo, así se ven las cosas claras y no peleas con tu corazón. Los días parecían ir lentos, las tareas parecían misiones imposibles y aburridas que no quería ni tocar, las salidas con amigos se hacían cortas al igual que las noches. Era como si el día no tuviera las suficientes horas para hacer lo que yo quería hacer, cuando volteaba al reloj, ya era tarde y necesitaba acostarme, malditos deberes. Soy una persona que se fija en varias cosas a la vez, queriendo hacer todo al mismo tiempo, por eso el día no me alcanzaba, porque para mí, todo debe ser rápido.
Como un día cualquiera llegue a la escuela, algo desvelado por quedarme hablando con una chica a la cual quiero conquistar, nada especial. Me dirigí a mi casillero y coloque la combinación para poder abrirlo, vaya mierda, estaba todo sucio y había un jugo derramado que deje el día anterior. Poco quería concentrarme en eso, pero me dio algo de asco y saque un poco de papel de mi bolsillo para limpiar, pero ya estaba pegajoso y solo empeoró el problema. Hice un gesto amargo y aventé algunos libros dentro del cubículo, cerrándolo de la misma forma. Di media vuelta y me dirigí al aula, seguían siendo angostas, pues después de tantas reconstrucciones el presupuesto bajo mucho; claro, ahora había más alumnado, es increíble que en tan solo unos años la población de la ciudad hubiera aumentado de manera increíble. Me senté en mi banco, ese mugriento lugar del cual disfrutaba mucho rayar cuando la clase se hacía tediosa; no está para más mencionar que había muchos miembros masculinos dibujados en éste, debo ser un inmaduro para sonreír con eso. Ya con el día más alegre, me senté de manera poco cortés y cerré los ojos por unos minutos, no obstante parecía que en un parpadeo había comenzado la clase; lo peor era con esa maestra gorda y fea que tanto odio, ¿nunca puede tocar una maestra sexy o al menos que sea agradable ver durante 40 minutos? … ¿de qué me quejo? No pongo atención ni 10 minutos.
Hojeaba mi cuaderno con descuido, sin embargo el ruido de la puerta abrirse me hizo voltear hacia donde ésta. Vi a un alumno nuevo entrar, o al menos eso pensé, sin interesarme regresé a mi lectura rápida de apuntes. La clase prosiguió hasta que la maestra pasó lista, como siempre me tocaba ser uno de los primeros, así con un tono de voz aburrida y desganada contesté al llamado; mis demás compañeros siguieron alzando la voz para contestar, pero cuando iban cerca de la 'T' alguien contestó por el apellido de Tweak. Él llevaba días faltando, por eso me sorprendí y alce mi mirada para buscarlo. Lo que encontré me sorprendió.
El chico 'nuevo' era nada más y nada menos que tweek, pero vestido y peinado de diferente manera, mis ojos se pusieron como platos al verlo de esa forma tan… ¿normal? Al igual que yo, muchos compañeros miraron de la misma forma a tweek, otros simplemente rieron o murmuraron ciertas frases. No puedo agregar mucho, solo lo vi de espaldas, pero su cabello estaba perfectamente acomodado, y se podía ver que su camiseta estaba fajada correctamente, unos pantalones limpios y unos zapatos bien boleados.
Esperé, los minutos se hacían eternos como de costumbre, pero en ese día en especial estaba impaciente en el banco. Me movía de un lado a otro, mordisqueaba un lápiz de vez en cuando y seguidamente volteaba a ver la nuca de tweek. ¿Por qué todo esto? Es simple, seguramente lo que yo le dije a tweek le afectó de manera que cambiaría todo su ser, no podía creer que una crítica que yo había dado era lo suficientemente buena para hacer cambiar a una persona, obviamente del lado positivo. Puede sonar egocéntrico, pero me daba una satisfacción enorme el saber todo aquello, realmente soy un mierda.
Las clases acabaron, tweek fue el primero en salir del aula con un paso veloz, seguramente eran imaginaciones mías, pero lo primero era verídico. Me apuré en recoger mis cosas y seguí al mismo paso a tweek hasta que llegué a su casillero, en donde cuando él estaba a punto de abrirlo se lo cerré enfrente de su rostro.
-¿Y eso que traes puesto?- El rubio suspiró con pesadez y se dio la vuelta para mirarme de frente.
Lo vi, ese delicado rostro de hermosos ojos que jamás había puesto la suficiente atención, vaya belleza. Su iris era de un color verde desvanecido, profundo y lleno de esencia; cerca de su pupila había un café amarillento irresistible, tan llamativo y atrayente. Que hermosos ojos tenía, grandes como los de los moros, profundos y con una sensualidad que no se necesita mirar más allá para enamorar. Tweek nunca había mostrado de esa manera su mirada, todo mundo tenía pánico de mirarlo a los ojos porque seguramente este empezaría a gritar. Pero ese día todo era perfecto en él, por alguna razón mi corazón empezó a volverse loco, como siempre queriendo gritar emociones que yo no quería tocar. Estaba tan cerca de tweek, prácticamente lo tenía arrinconado en los casilleros y eso me hacía sentir torpe, no tenía sentido, nada de lo que sentía tenía sentido.
-Ropa.- Contestó con cierto tono amargo, era claro que no quería hablar conmigo.
-No deberías estar enojado conmigo, ¡mírate! – Exclamé, alejándome de tweek para hacer un ademan con mis manos en donde señalara la vestimenta del mencionado.
-¿Qué tiene que ver de cómo me mire? – Arqueó una ceja y me miro con extrañeza.
-Creo que deberías agradecerme, no pensé que mis palabras podrían llegar a darte iniciativa para que cambiaras, pensé que solo me odiarías o para estas alturas estarías escondido en un agujero. – Reí, grave error (de nuevo), pero esta vez tweek me acompaño con una carcajada.
-¿Tú…tú crees que esto es por ti? – siguió riendo, pero yo paré de inmediato mi risa. – Todo esto es por mí, ¿crees que no me había dado cuenta de lo que las personas decían? Que era un subnormal que vivía en otro mundo ¡Pues no! Yo era normal, tenía mi propia manera de ver las cosas, pero al parecer para este mundo de mierda no es suficiente. Ahora allí viene la cuestión de ¿por qué cambie? Porque me interesa, porque siempre interesa. Soy una persona, Craig, yo siento. Lo que al parecer, tu no conoces.- Se dio la vuelta y se fue sin coger sus libros, acción estúpida, pero en ese momento de tensión fue la mejor opción para mandarme más a la mierda.
Me quedé sin palabras, no sabía que pensar, no sabía si hacer caer mi orgullo y darle la razón al rubio. Eso no iba a pasar. No quería que tuviera razón, aunque hace años paso por lo mismo, las palabras del rubio habían estado en su boca hace no más de 2 años, cuando cursaba apenas los 15. Esa etapa en donde muchas personas tienden a sujetarse a modas para sentirse especial y diferente, para ser único en el mundo; más no son más que copias baratas de un estilo sin personalidad, eso era Craig. En un momento de su vida quiso pertenecer a algo, ya sea un simple grupito de raros o en una banda donde constantemente tomaban alcohol y una que otra pastilla rara, pero eso no era lo importante. Recordaba como lo miraban, esa sensación fría cuando los ojos de otra persona intentan penetrar tu piel, ese pinchazo en el corazón que te hace reaccionar y que es una manifestación de dolor. La gente no suele entender, eso es lo que siempre pensamos, crees que solo te dicen las cosas por decirlas, que al escuchar sus palabras siempre decimos que no vamos a ser lo que ellos dicen, que nosotros seguiremos con nuestra 'personalidad' porque es 'quienes somos'. Una de las mayores estupidez en la adolescencia es decir: 'Me conozco, sé quién soy' ¡Bazofia! Nadie se conoce realmente en ese edad, se supone que debes de descubrirlo, que apenas estas dando los primeros pasos en tu personalidad. Yo a mis 17 (y cercanos 18) no sabría que poner en 2 páginas sobre quien soy. Es cosa del adolescente ser egocentrista por naturaleza, no lo juzgo, yo soy así. Todavía no crezco lo suficiente y mírenme, aquí criticando en mi cabeza a todo el mundo.
Esa noche soñé con Tweek. Me revolcaba en la cama, de un lado a otro mientras la cobija era jalada por mi cuerpo dejándome descubierto y con frio. De mi cabeza caían gotas de sudor, mojando todo mi cabello y llegando hasta mi cuello, en donde se podía notar en ocasiones como tragaba saliva. Estaba jadeando, sentía como mi corazón se aceleraba y mis manos temblaban con desespero. Experimenté una pesadilla.
En él, estaba en mi antigua escuela, la primaria de south park. Al parecer estaba cerca del quinto grado, todo parecía muy tranquilo al principio; pero algo estaba mal, estaba platicando con stan y kyle, yo jamás platicaba con esos dos tipos. Ellos se veían muy sonrientes, se reían de una manera tan vívida; stan tomo de la mano a kyle, recuerdo ver como se entrelazaban los dedos y se acercaban lentamente, podía escuchar sus respiraciones agitadas y el enorme latido del corazón de ambos: estaban a punto de darse un beso. Yo no quería, se me hizo simplemente repugnante, pero ellos no parecían escuchar mis gritos. En un acto de desespero me abalancé para separarlos, pero mis manos se estrellaron en un cristal de vidrio, era como una pantalla de televisión y podía observar con mucho detalle cada parte del beso que se daban. Empezaron lento, se veía a kyle de una manera muy inexperta, sus labios apenas rosaban a los de stan y éste ya gemía un poco por el contacto, stan sujeto del rostro a kyle para guiarlo. Aumentaron el ritmo hasta que kyle pudo abrir por completo la boca, lo siguiente es tan asqueroso que me da repugnancia describir tal acto pecaminoso y simplemente reprochable.
Quería vomitar, así que aparte la vista del televisor pero me di cuenta que estaba en un cuarto blanco. Al mirar con detenimiento pude observar que era un largo pasillo con grandes ventanales en forma de pantallas, cada uno de ellos parecían reproducir recuerdos de mi niñez y sobre todo con mis amigos, incluyendo a Tweek. Comencé a caminar por el pasillo a paso lento, lo único que podía escuchar era el estruendoso sonido de mis zapatos, comencé a sentir miedo; pero no de ese que te hace temblar y gritar, aquel que penetra tu alma y te hace sentir continuamente que estas en peligro, aquel que acompaña a los ancianos en la muerte, aquel que cualquier persona ha experimentado cuando cierra los ojos en un cuarto oscuro. Así me sentía yo, pero no tenía los ojos cerrados, estaba en un cuarto completamente iluminado.
Los recuerdos se volvieron cada vez centrados más en una persona: en Tweek. No hacía falta ser un genio para notar que sentía culpabilidad, pero se necesitaba para averiguar cómo librarse de ella. El pasillo no parecía tener fin, así que me detuve para mirar atrás, pero al girar mi cabeza mi nariz topó con la pared, como si no hubiera avanzado ni un paso. Empecé a correr mientras miraba hacia atrás, la pared avanzaba de forma incontrolada cada vez que la planta de mi zapato tocaba el suelo; era absurdo correr, pero lo seguía haciendo aun cuando estaba consciente de que no servía de nada hacerlo. Me tropecé, cayendo al suelo de un solo golpe: la pared se detuvo y cuando levante la cabeza pude notar que enfrente mío se formó un muro, dejándome en un pequeño cuarto de 2x2, en donde un lado completo era una pantalla inmensa, donde la estática era lo único que podía visualizarse. Recorrí mi cuerpo hacia atrás, pegándome mi espalda contra la pared opuesta. Trague saliva y esperé a que algo se reprodujera, pero nada paso.
-¿Qué es todo esto? Estoy seguro que es otra estúpida epifanía de algo que tengo que realizar para poder ayudar a todo el mundo, pero estoy harto de eso ¿Qué es lo que tengo que ver? Muéstrenmelo de una vez para acabar con esta estupidez.- Reclamé con coraje, gritando cuanto mis pulmones me permitían.
Una voz que se escuchó en toda la habitación me dejo helado.
-No se trata de lo que te queremos mostrar, se trata de lo que tú quieras ver. Proyéctate.- Era la voz de varios niños al unísono. Calculaba aproximadamente de unos 10 a 13 años.
-Yo no entiendo esto, pero ya que sé que no llegaremos a ningún lado, muéstrame lo que sea.- Me acomodé en el suelo para disfrutar de lo que me mostrarían, pero arrepentí rotundamente de pronunciar eso. En la pantalla se podía ver sin censura el acto sexual de stan y kyle, donde al parecer había algo de masoquismo de por medio. -¡No quiero ver eso! ¿Por qué me enseñas esas mamadas? Literalmente.-
Y así como cualquier cosa, desapareció, dejándome con más dudas y un obvio coraje en todo eso. Pensé que despertaría y que la cosa fea del sueño había terminado, pero apenas había comenzado. El suelo comenzó a desboronares, las piedras se abalanzaban hacia mi cuerpo, por suerte lo primero en caer fue la base del cuarto, dejándome colgando de la orilla restante. Sentía tan real como las piedras golpeaban mi cuerpo, después sentí hervir mis pies, era como si fuego estuviera quemándome: era acertado. Y en ese justo momento cuando mi cuerpo iba a tocar las llamas del infierno, desperté.
