Había llegado a la escuela enojado y molesto por el hecho de haber perdido el autobús y mi almuerzo.

Esperaba en la parada de autobús acomodando mi bento en la mochila, casi se me cae el bento tratando de hacer que entre en ella
-¡BUENOS DIAS KIKUUUUUU!- El grito hizo que diera un salto, de nuevo tuve que balancear el bento en el aire pero al final no pude hacer nada. Pasos sus brazos por debajo de los míos para acariciar mi pecho.

-¡Yong! ¡Sabes que odio que hagas eso! ¡Mira lo que hiciste!-
-Buuu~ Kiku, tu nunca te diviertes- Hizo una mueca rara, y luego volvió a sonreír mientras me agachaba para recoger el desastre que se había hecho en el piso.

-No creo que a nadie le divierta que le hagan tirar lo que comerá en el día- intentaba mantener la calma, pero Yong es tan molesto. En respuesta se me tiro en cima haciendo que caiga de lleno al piso.
-¡Juguemos un rato!-

Podía oír el sonido del autobús en la calle acercándose cada vez más
-¡Yong ya basta!- comencé a moverme para intentar salir de debajo de él – ¡Déjame pararme! ¡Perderé el autobús!-
-Está bien así~ de esa forma caminaremos juntos a la escuela-

Mis esfuerzos fueron inútiles, Yong es más grande que yo y en la posición que estaba no tenia puntos de apoyo para poder levantarlo. El autobús pasó de largo la parada.

-¡Ah! Creí que si se detendría, supongo que tendrás que caminar conmigo a la escuela- me dijo riendo mientras se levantaba de encima de mí.

Estaba enojado, sin almuerzo, sucio y llegaría tarde a la escuela, y el riendo, me puso de pie y sacudí la comida que estaba en mi uniforme – ¡Si camino nunca llegare! ¡Puedes caminar tu solo!- Solo tome mi mochila y salí corriendo.

Salte por la cerca del jardín de una casa dejando a Yong atrás, creo que murmuro algo del auto de su padre, pero estaba muy enojado como para ir con él.

Llegue a mi casillero, para guardar mis cosas, mi día no había empezado nada bien, pero guarde la compostura ante los demás, temía que debía desquitarme con mis compañeros en el club de karate, desafortunadamente, al final de las clases.

Cuando termine de tomar lo que necesitaría del casillero, alguien cerró la puerta, Voltee a ver con confusión, era Heracles Karpusi.
-Hera-san, Buen día-
Me saludo de regreso con voz suave mientras acercaba su rostro al mío. Me eche para atrás pero no pude más que solo uno o dos centímetros pues tope con el metal del casillero.

Desde hace unas semanas este chico a estado visitándome a la salida de mis clases y en mi casillero, me agrada que su voz sea tranquila y su plática lenta. Pero últimamente ha estado invadiendo mucho mi espacio personal, cosa que me incomoda mucho, no necesito otro Im Yong Soo.
La mirada del Heracles me examinaba de arriba hacia abajo, lo que me puso nervioso
-¿Q-Que?-
-¿Mal día?- apunto a las manchas de tierra de mi uniforme.
Recordar el estado en que me dejo la gracia de mi primo me hizo enojar -No quisiera hablar de…-

RIIING~

-Disculpa, debo irme- era mejor irme, debido a mi enojo, pero él tenía otros planes, me tomo de la muñeca y me jalo hacia él.

Me sorprendí un poco, no parecía querer dejarme ir. Había poca gente en los pasillos, me tranquilizaba que a nadie le interesara lo que pasaba. –Hera-san ¿qu..- ya no pude hablar, pues sus labios estaban sobre los míos -¡¿? –

Se separo por un momento, solo para acercarme más a él, en un abrazo sosteniendo mi cintura, Mi confusión era tal que aprovecho eso profundizando más el beso, con su lengua lamio mis labios haciendo presión en ellos.
Sentí como intentaba introducir su lengua en mi boca, no podía creerlo, en ese momento reaccioné separándome de el empujándolo con fuerza, no estoy seguro, pero creo que me había sonrojado, pero en esa situación, me sentía muy apenado.

Intento tomarme de las manos de nuevo, no quería que me tocara otra vez, lo golpee con fuerza, perdió el equilibrio e intentaba no caer.

Se sobo el golpe –Esto dejara un moretón- comento tranquilo.
Yo en cambio estaba enojado, decidí que era mejor alejarme de él.

Correría de nuevo. Qué forma más grandiosa de empezar el día.