Capítulo 1: La gran estafa
Un muchacho paseaba con mucha tranquilidad por las avenidas de Fumbari. En las calles se observaba una gran cantidad de personas que iban y venían con sus bolsas de compras. Varios comerciantes hablaban a la vez, y guiaban a las personas hacia sus pequeñas tiendas, ya que era parte de la estrategia de ventas para atraer a compradores impulsivos. Todo parecía de lo más homogéneo, ya que cada tienda estaba decorada con motivos extranjeros, para ser más específico, estaba repleto de adornos chinos y el color rojo del distintivo país.
"¡No puedo ser! ¡¿Estamos sufriendo una invasión!?" – Pegó el grito de su vida al verse rodeado por los ornamentos chinos que tanto odiaba y quería borrarlos de su memoria.
"Vamos Hermano no es tan malo, se ve muy divertido" – Dijo una chica a su lado que veía unos juegos mecánicos muy peligrosos.
"¡Yo no pienso seguir en este lugar! ¡Me largo de aquí!" – Gritó completamente ofuscado y dándose la vuelta para irse del lugar.
Varias de las personas empezaron a vociferar por el comentario despectivo que hacía el muchacho de azules cabellos, y se sintieron completamente aludidos. Amenazaron con botarlos de ahí, sino se marchaban en ese mismo instante por su propia voluntad.
"¡Vengan a callarme ustedes si pueden!"
"Hermano deja de gritar y vámonos de aquí"
"No Pilika. ¡Yo grito donde se me da la gana!"
"¡Hay cada mujer que no sabe cómo educar a sus hijos!" – Cuchicheaba una señora de avanzada edad, al seguir con sus compras e ignorar al chiquillo que hacía tanto bullicio.
"Oiga, no se meta con mi familia"
"Será mejor que nos vayamos Horo Horo" – Intervino de nueva cuenta la muchacha al cogerlo de una oreja para que llevárselo de ahí y se dejara de gritar como energúmeno.
"Pili, no hagas eso. Me duele" – Se quejó al tratar de zafarse del agarre de su hermana pero no surgía efecto ante el fuerte apretón.
"Si supieras comportarte hubiera sido un paseo tranquilo y te ahorrarías estar gritando a las personas que sí desean comprar"
"Esa gente no sabe que puedo gritar donde quiera" – Dijo malhumorado al cruzarse de brazos después que le soltaran la oreja lastimada. – "No tenías por qué sacarme de esa manera"
"Tú exigiste venir conmigo, y siento que no te haya gustado" – Expresó de manera sarcástica y al voltearle la cara demostrando su antipatía.
"Pensé que ibas a venir a un lugar mejor, no a esta 'cosa'"
Miraba horrorizado la bandera, las personas, las tiendas y cada derivado que gritaba ser de China. Simplemente no le gustaba y sentía que en cualquier momento se desmayaría por cada detalle que lo mareaba. Lo único que faltaba era que pusieran un cartel que dijera, 'Chinese Land' o algo por el estilo.
"Tienes todo el derecho de irte y así no tendrás que soportarlo más" – Manifestó de lo más sonriente al mostrarle la salida.
"Ni lo sueñes. Y tú que dijiste, 'este ya cayó'"
"¡Como quieras!" – Exclamó molesta al cambiar de expresión por una más seria y dirigirse hacia una de las sillas de la plaza en la que se encontraban.
Horo Horo suspiró por la actitud de su hermana y buscó con la vista algún vendedor de comida para subirle el ánimo, después de todo fue él mismo quien se ofreció a acompañarla. Así que viendo un señor que tenía algodón de azúcar se dirigió sólo dos segundos para comprar algo rápido.
"Pilika, te traje un…"
El algodón de azúcar cayó al suelo y una pelota de un niño se vio girando por el lugar. La peliazul ya no estaba.
"¡Pilika!... ya me la secuestraron"
Se acercó al asiento vació y buscó en cada rincón pensando que podía estar jugando con él de la peor manera conocida. Sólo le tom milisegundos comprar el maldito algodón de azúcar y miren como le pagaba. Apretando los puños por la molestia y pensando cuál sería el siguiente paso, su rostro fue cubierto por un papel que tuvo que sacar rápidamente.
"Pero quien se atreve a arrojar…" – Se detuvo al ver el papel con detenimiento y un tic pronunciado en el ojo se hizo presente. Era un dibujo de una cara que le sacaba la lengua. – "¡Maldito chino! Se quiere pasar de listo al llevarse a mi inocente hermanita. ¡Pero me van a escuchar!"
Ni bien arrugó el papel garabateado, lo arrojó al tacho de basura más cercano y se dirigió con una mirada asesina en busca del chino 'roba hermanas menores' que intentaba por todos los medio sacarlo del partido.
-.-.-.-.-En el parque-.-.-.-.-
Vieron como el peliazul se alejaba molesto por un camino desconocido en la supuesta búsqueda de su hermana, que muy cómodamente descansaba entre sus brazos y sin quejarse.
"¿Pensaste que sería un buen guardaespaldas?"
"No sabía cómo quitármelo de encima, pero ya nos deshicimos de él"
"No puede dejarnos solos por un momento"
"Espero que Anna le deje nuevas tareas cuando llegue a la pensión, así dejara de molestar por un buen tiempo"
"Con tal que no nos deje a nosotros también, no hay problema"
La Ainu sonrió y no perdió un segundo en acariciar el rostro del muchacho que correspondía la caricia. – "Llegaste en el momento preciso, porque ya me hacía perder la poca paciencia que me quedaba" – Dijo observando el panorama desde la rama del árbol en que se encontraban los dos – "Creo que no le gustó el lugar"
"Bueno eso no es lo importante ahora ¿verdad?" – Interrumpió en una voz cómplice mientras perdía sus brazos por su cintura y la acercaba a él.
"Pues no logro recordar en que nos quedamos" – Respondió de manera inocente al sonreírle y hacerse la desentendida.
"Te refrescaré la memoria"
En milésimas de segundos se enfrascaron en un impulsivo beso aprovechando la ausencia del hermano mayor, que era de lo más impertinente y no les dejaba tiempo para que estén juntos. Tenía la costumbre de aparecer hasta por debajo de las piedras, rompiendo su privacidad.
De todas maneras, ya no había tiempo para pensar en eso y debían preocuparse en pasar el tiempo que restaba del día para poder disfrutar del sol.
-.-.-.-.-Por otras calles-.-.-.-.-
Sino fuera porque le preocupaba su hermanita, no regresaría a ese barrio chino que odiaba tanto; le hacía recordar a Ren Tao que andaba detrás de su linda Pilika. Maldijo el momento en que aceptó la relación sólo porque la menor le hizo la ley del hielo por un mes completo, lo cual le sonaba muy irónico, pero dio su brazo a torcer al no poder soportarlo más.
"¡Ni que se atreva a hacerle algo, sino lo despezaré con su propia lanza!"
"¿No le gustaría comprar algo muy interesante señor?"
Un hombre mayor lo interrumpió. Se trataba de un vendedor que se interpuso en su camino. Llevaba una vestimenta formal blanca, una cinta negra alrededor de su frente con una insignia de China, y además, tenía en su mano un papel blanco doblado en acordeón.
"¿Me lo dice a mí?" – Preguntó indeciso.
"Claro señor"
"Mi nombre es Horo Horo"
"Mucho gusto señor Horo Horo, por estos rumbos no se ve gente inteligente como usted"
"¿En serio lo cree?"
"Por supuesto que sí, su presencia es muy fuerte y puedo notar que es un joven con un futuro muy próspero" – Exclamó el vendedor de lo más entusiasta mientras daba algunos golpes con una papel enrollado sobre su vitrina.
"Bueno, no sabría decirle…"
"¡No tiene porque ser tan modesto! Puedo darme cuenta que es muy inteligente, las chicas deben morirse por salir con alguien como usted"
"Claro… ¡Tiene razón!" – Se rió en un ademán de altanería al escuchar los adjetivos que lo describían muy bien. ¡Si un extraño se lo decía, debía ser cierto!
"No se preocupe que ha llegado al lugar adecuado. Tengo un método para conseguir que más chicas caigan rendidas a sus pies con sólo mirarlo"
"¿Cómo? ¿Así de rápido? ¡Dígamelo!"
"Es simple… sólo tiene que hacerse millonario, tener mucho dinero" – Dijo otra vez dando algunos golpes sobre la vitrina.
"Sé que en parte son materialistas, pero yo no tengo dinero" – Respondió de lo más decepcionado al suspirar y con todas las intenciones de salir de ahí.
"Aquí sus problemas se acabaran, yo arreglaré su problema"
"¿Es una broma? ¿Cómo haría eso?"
"Para eso tengo una gran oferta que le encantará y podrá ganar mucho dinero"
"¡Muy bien! ¿Qué debo hacer? ¡A quien hay que matar!"
"Es más simple que eso. Le mostraré lo que tengo preparado a un joven como usted, con ganas de ganar mucho dinero"
"Haré lo que sea por su fórmula"
"Ese es el espíritu muchacho"
En un instante el vendedor se aproximó a su vitrina. Con sus manos, cogió la sábana blanca que cubría un objeto voluminoso, y lo destapó rápidamente, develando el misterio.
"Muy bien, esto es para usted"
Estaba completamente a la expectativa por el contenido de aquel objeto, que su mente ya se encontraba viajando a kilómetros de distancia de Japón, en una isla del Caribe, con mucho sol, con una refrescante bebida de piña y al lado de dos amables muchachas que cumplirían cualquier deseo que tuviera. Al ver que el vendedor se deshizo de la sábana, sus esperanzas cayeron y su imagen mental se hizo pedacitos.
"¡¿Qué son esas cosas?!"
"No se deje llevar por su tamaño, cómo verá, son muy pequeños pero crecen muy rápido. Este será su camino para tener mucho dinero"
"¿Y qué debo hacer?" – Refutó de nueva cuenta al no perder de vista la jaula que se encontraba en la vitrina.
"Son pollitos muy finos, como puede ver están muy sanos" – Le dijo sacando de la jaula un pequeño pollo y entregándoselo.
"Está muy bonito, pero no veo como me pueda hacer millonario" – Dijo aún escéptico al colocar al pollito muy cerca de su rostro observándolo detenidamente, hasta que le picó un ojo. – "¡Esto es un pollo asesino!" – Devolvió el pollo de regreso a la jaula
"Es una prueba que son finos y con muchas ganas de sobrevivir. Así que yo le explicaré el proceso completo para cumplir su sueño"
"Pues no le creo nada, puedo encontrar muchos de estos animales en cualquier parte o en una veterinaria"
"No quise decírselo antes, pero… estos son los únicos en su especie en la ciudad. Así que no podrá encontrarlos en ninguna otra parte. Lástima que quiera perderse esta oportunidad"
Se sobresaltó al ver como el vendedor le quitaba al pollo de sus manos y lo volvía a colocar en su jaula. No perdía nada el escuchar su versión de cómo tener dinero, así que lo detuvo.
"Espere. Escucharé lo que me tenga que decir"
"Muy bien. Cómo usted podrá ver, estos dos pequeños pollos tienen un gran futuro por delante, ya que al momento que crecen, empiezan a reproducirse rápidamente. Cuando tenga la cantidad necesaria, no será necesario que los cuide, y crecerán con la alimentación que le provea. Cuando se multipliquen, se dará cuenta que ya no tendrá 2 sino cincuenta, sesenta, ochenta o cien. ¡Hasta mil pollos en menos de un año!"
Se escuchó el sonido de una máquina registradora con dólares rebalsando.
"Así se seguirán reproduciendo y usted sólo tendrá que venderlos. Cómo sabemos la demanda de estas pequeñas aves está en un crecimiento constante en el mercado, le dará un margen de ganancia muy alto. Usted podrá seguir vendiéndolos durante este tiempo y como el precio se sigue elevando, tendrá mucho más dinero del que pudo soñar. Seguirá ganando mucho más dinero con la venta, más y más, cada vez más dinero..."
"¡Me los llevo! ¡Démelos que en este instante!" – Interrumpió el muchacho muy emocionado, dejando atrás la imagen del Caribe para ser cambiada por uno más ostentoso. Él sentado en un trono de rey, muchas chicas a su lado admirando su gran trabajo, y grandes cantidades de dólares.
"¡Muy bien! Usted ha sido acreedor de estas aves. Obtendrá un descuento especial, además de comida por una semana, a un precio de…"
"¿¡Cuánto!?"
Escuchó la cifra sin parpadear y casi le da un ataque cardíaco por la suma.
"¡Eso es mucho!, y no tiene nada de módico"
"Es una minucia, ganará hasta el triple de lo que está invirtiendo en los pequeños pollos. Son únicos en su especie"
"Déjeme pensarlo"
Tragó grueso al sacar su billetera y mirar su interior, porque no estaba del todo vacía. Había muchos billetes con los ahorros que había sacado del banco esa mañana porque quería ponerlos en otro lugar más seguro. Pero su vista se centró en los pollos y en las cantidades que podría obtener con comprarlos. ¡No tenía pierde!
"Decídase señor, buscaré a otra persona si usted no puede comprarlos"
"¡No! ¡Me los llevaré!" – Expresó nervioso al entregarle toda la billetera con el dinero que solicitaba.
"No se arrepentirá señor, ya verá que tendrá todo lo que siempre soñó sin nada de esfuerzo" – Dijo de lo más sonriente al recibir la billetera, guardarla y entregándole la jaula con los dos pollitos que estaban de lo más tranquilos.
"¿Cuándo me dará los resultados que yo quiero?"
"El tiempo es la llave, sólo aliméntelos bien y todo llegará a usted en un abrir y cerrar de ojos" – Le contestó rápidamente al sacar sus cosas de la trastienda y ponerlas en un saco.
"¿Ya se va?"
"Si jovencito, terminé la venta de hoy"
El hombre se vistió con un saco largo y marrón, acompañados de un gran sombrero negro que le cubría el rostro. Se despidió y salió corriendo con sus pertenencias, dejando la tienda aún con la vitrina.
"Eso fue muy extraño…" – Se dijo pensativo al ver la estela de polo. – "¡No importa, con estos podré hacer una gran fortuna!"
Volteando a varias partes, se aseguró que nadie lo siguiera y hubiera riesgos que escucharan su conversación con el vendedor.
-.-.-.-.-En la pensión Asakura-.-.-.-.-
La tarde pasaba tranquila y ningún ruido se escuchaba. Era un bueno momento para terminar de cocinar, dejar todo ordenado para más tarde y poder descansar. Sólo le faltaba un ingrediente para comenzar a preparar su pastel y alcanzara para todos los miembros de la ahora familia.
"Hola Tamao"
"Joven Horo Horo, que bueno que lo veo. ¿Trajo lo que le pedí?" – Preguntó amablemente Tamao al ser saludada por el peliazul que se acercaba a la mesa del comedor y se sentaba.
"¿Me solicitaste algo?"
"Cuando salía le encargue harina para preparar un pastel… pero veo que no se acordó" – Dijo en un suspiro al terminar de batir algunos ingredientes.
"Lo siento… pero si lo requieres, puedo traerlo de inmediato"
"No será necesario, para prevenir, mandé al joven Ren para que me trajera un poco"
"Pues olvídate de tu harina, ese chino ya no vuelve" - Al sólo escuchar ese nombre sus venas se le inflaron de la molestia.
"¿Por qué dice eso?"
"Ese corruptor de menores se llevó a mi hermanita y no volverán"
"Debí suponerlo" – Suspiró nuevamente al dejar lo que hacía y aproximarse hacia Horo Horo que tenía un objeto extraño cubierto por una sábana. – "¿Qué es lo que trae ahí?"
"Es algo que compré en la feria de la ciudad"
"Oh vaya. ¿Puedo ver qué es?"
Asintiendo a la muchacha, que era lo suficientemente inocente para creerle, destapó el contenido y dejó a relucir la jaula con los pollitos que estaban en un rincón acurrucados.
"¡Son muy bonitos!" – Expresó Tamao al ver a los dos animalitos indefensos en una esquina e intentó tocarlos.
"Cla-claro que lo son, son pequeños aún" – Dijo medio sonrojado al ver los mimos femeninos que le hacía a sus nuevas mascotas
"¿Con qué objeto los compró? No creo que a la señorita Anna le haga mucha gracia tener animales en casa"
"Porque es una amargada. Nunca entenderá el negocio que hay detrás de estas dos criaturas"
"Espero que te hayas referido a otra Anna"
Un silencio se apoderó del lugar y un viento frió sopló desgarradoramente. Era como ver a un Horo Horo sudando a mares, que volteó el cuello tipo el exorcista al percatarse que la voz era de justamente Anna Kyoyama en vivo y en directo.
"Tienes dos segundos para explicarme… aparte de ti, ¡¿Qué demonios hacen esos animales en mi casa?!"
"Anna no te… molestes yo los compré con la mejor de las intenciones… no te preocupes que no te van a molestar" – Trataba de explicar al volver su cabeza a su lugar y esperando que no lo golpearan.
"Claro que no me molestarán porque te desharás de ellos en este preciso instante"
"Vamos señorita Anna. Mire los tiernos y lindos que son, no tienen la culpa de nada" – Pidió amablemente Tamao al mostrarle la jaula con los animalitos, pero la cara de la rubia era la misma fría de siempre.
"Si Anna yo los cuidaré muy bien, ¡No te molestarán!"
"Apenas sabes cuidarte tú mismo. ¿En verdad piensas que podrás con dos animales? No me hagas reír" – Dijo en un tono de lo más sarcástico al cruzarse de brazos y dirigirse a la salida.
"¿Eso qué significa?"
"Hagan lo que se les dé la gana, no me importa. Sólo no causen molestias"
"¡Lo prometo!"
La rubia salió de la sala sin hacer el menor comentario por las nuevas mascotas que su 'inquilino indeseado' trajo a casa, podría aguantarlo mientras no hicieran bulla y no perturbaran su tranquilidad, sino tendría que tomar medidas extremas.
"Qué bueno joven Horo Horo, ahora si podrá criar muy bien a sus pollitos"
"Claro. Gracias."
Suspirando con tranquilidad después que Tamao lo ayudara indirectamente en bajarle los ánimos a la rubia. Amenazó mentalmente con volverse millonario en corto tiempo y le restregaría en la cara el buen negocio que haría. Con las intenciones de levantarse para llevar a sus mascotas a un lugar seguro, sus ánimos se vieron interrumpidos por los gemelos que entraban al comedor.
"Buenas Tardes, joven Hao, joven Yoh"
"Hola. Ya sabemos que somos jóvenes y muy guapos por cierto. Bueno, Yoh no"
"¿Será que somos iguales?"
"No me hagas reír"
"Calma muchachos. ¿Querrán algo de comer?" – Intervino Tamao al dirigirse hacia la cocina y empezar con su baile de ollas como siempre lo hacía.
"¡Gracias!" – Exclamaron los dos gemelos a la hora de sentarse a la mesa.
"Para comenzar traje un delicioso Oni… ¿Dónde demonios está lo que traje?"
"¿No lo dejaste en la mesa?"
Los dos voltearon a un lado para darse cuenta que el peliazul masticaba muy feliz la bola de arroz que Hao había traído, y que no se habían percatado que lo había dejado sobre la mesa, en este caso, a merced de un muchacho que estaba hambriento.
"Está muy bueno… ¿Qué sucede?"
"¿¡Por qué diablos hiciste eso!? ¡Yo me lo iba a comer!" – Exclamó Hao al sacudir por las solapas de la camiseta de Horo para quitarle su onigiri.
"¡Yo me lo encontré!"
"¿Así? tú y cuantos más"
"Estaba sobre la mesa y tenía mi nombre"
"Más te vale que me devuelvas el dinero que gasté en él"
"Hao, fue mi dinero" – Intervino Yoh en un suspiro al seguir la discusión anterior.
"Joven Hao, no tiene porque pelear, aquí traigo más para que compartan"
Los muchachos se pudieron en sus lugares escuchando que se trataba de comida y empezaron a devorar sin límite de tiempo la bandeja llena de bolas de arroz, que según ellos, eran los mejores del mundo.
"Oye Horo. ¿Para qué trajiste esos animalitos?" – Preguntó Yoh de improviso al darse cuenta que la jaula estuvo sobre la mesa todo el tiempo.
"Seguro para que los empiece a torturar" – Se mofó Hao al seguir con su comida.
"Los… los compre para cuidarlos"
"Son muy bonitos"
"¿Acaso despertaste tu instinto maternal? No veo la razón para cuidar de esas cosas amarillas"
"¡No te importa!" – Le respondió de mala gana al mayor Asakura que no perdía ni un segundo en molestarlo.
Hao seguía con la curiosidad al límite por saber que misterios podían guardar aquellos animales pequeños que lo único que hacían era piar y no parecían interesantes. Así que en un abrir y cerrar de ojos, sacó a uno de los pollitos de la jaula.
"Yo los veo normales" – Comentó pensativo al ver al ave entre sus manos, y lo observaba fijamente.
"¡Déjalo! Son muy delicados y no les gusta tu cara" – Se quejó el peliazul al querer quitarle sus adoradas mascotas, pero era inútil.
"Yo tampoco veo nada extraño, es muy adorable" – Comentó Yoh mientras se encargada del otro pollito que tenía entre las manos, aunque nadie supo cuando lo sacó de su jaula.
"¡No los has educado bien! Casi me quita un ojo" – Se quejó Hao.
"Ay por favor, es una pequeña criatura que a las justas tiene pico, no seas dramático" – Se burló Horo al cruzarse de brazos y voltear la mirada.
"Puede ser que tengan hambre" – Comentó Tamao al hacerse presente y sentarse junto a ellos en la mesa.
Escuchando la sugerencia de la muchacha, dio por hecho que seguramente ese era el motivo, así que aprovechando el pánico, le quito de las manos su mascota. Lo cual molestó al gemelo mayor, y comenzaron con su guerra de quien se quedaba con el pollo.
"Estos pollos están en contra de la violencia y por eso no les caes bien"
"¡Claro que no, yo le simpatizo a todo el mundo!"
"¿Así? Pues anda a buscar a tales personas y devuélveme a mi pollo"
"Me quiere más a mí que a ti, por lo tanto me lo quedo"
"¡Sigue soñando!"
"¿Entonces me puedo quedar yo también con uno?" – Preguntó Yoh inocentemente al abrazar a su pollito. – "Pensaré en un buen nombre"
"¡Claro que no! Yo los compré y no pienso compartirlo con nadie" – Les gritó Horo al hacer valer su palabra y les quitó los pollitos. Los pegó protectoramente a su polera para evitar que se fueran de su lado.
Los gemelos se sorprendieron al no ver nada entre sus manos y notaron como Horo no quería compartir a sus mascotas.
"Existe gente muy envidiosa en este mundo" – Refunfuñó Hao al acomodarse en el tatami y coger una nueva bola de arroz para seguir con su comida.
"¡Aja! Y lo peor es que están muy cerca de ti, incluso le damos una casa donde vivir"
Tamao veía la escena muy nerviosa porque no esperaba una discusión de ese tipo por parte de los muchachos que supuestamente eran maduros. – "¿No sería mejor que les diera de comer?, por eso están haciendo ruido" – Opinó de lo más sonriente al peliazul que no perdía el ojo de los gemelos.
"Tienes razón, les daré de comer. No permitiré que intenten quitármelos"
Se dispuso a pararse para hacer la actividad anunciada sin demora, y evitar que sus nuevas mascotas sufran hambre, pero en segundos, escuchó la voz conocida de su hermana que anunciaba su llegada a la pensión. ¡Tenía que hablar muy seriamente con ella!
"Qué bueno que llega señorita Pilika. Todavía tengo más onigiris para compartir"
"Gracias Tamao" – Respondió alegremente la peliazul al sentarse a la mesa junto a los demás como si nada hubiera pasado, hasta que tuvo que taparse los oídos por el grito de Horo Horo y su extrema sobreprotección.
"¡Pilika! ¡¿Dónde te habías metido?! ¡Te he buscado por todas partes!"
"Pues no lo parece. Además sólo fui a pasear, ya que a ti no te gustaba al lugar que fuimos"
"Pues no importa. En este momento me vas decir que te hizo ese chino"
"¿Disculpa? No tengo por qué darte explicaciones"
"Calme joven Horo, estoy segura que la señorita Pilika sabe cuidarse muy bien" – Intervino Tamao al otra vez llenar la mesa de comida, que era devorado por los presentes.
"Gracias por el apoyo Tamao"
"Que más seguro que con el joven Ren"
"¡Hum! Con el incompetente de Ren querrás decir. ¿Dónde se ha metido ese traidor?"
"Para tu felicidad, está atendiendo unos negocios importantes de su padre. Ya que no es como otros, que no hacen nada por la vida sino importunar a los demás" – Comentó sarcástica al seguir comiendo.
"Eso fue un golpe bajo Horo" – Se burló Hao al dar unas palmadas en el hombro al muchacho que se había quedado como una estatua de hielo al escuchar las palabras de su hermana.
"Ustedes no alardeen mucho que son una sarta de holgazanes"
Se presentó la rubia en el comedor y se sentó tranquilamente en un espacio libre junto a los demás. Quería participar un poco de la conversación al escuchar cómo se burlaban del Ainu.
"Por cierto. ¿Qué son esos pequeños animalitos que tienen allí?" – Cuestionó Pilika al apuntar con su dedo la jaula que seguía en medio de la mesa.
"Son unos pollitos que el joven Horo compró"
"¿Comprar? No sabía que mi hermano tuviera dinero"
El peliazul se sacudió cualquier resto de ventisca que tuviera por el comentario de su hermana. Estaba seguro que se lanzaría por la ventana si se llega a enterar que usó sus ahorros del banco. – "Tenía algo por ahí" – Se rió nerviosamente.
"Mientras no se te pierdan o los dejes tirados por ahí"
"¡Yo me haré cargo de ellos!"
"Pues es el único que se lo cree, porque todos están de acuerdo que a las justas sabes cuidarte tú mismo"
"¡Claro que no!"
Para mala suerte del Ainu, todos hicieron un asentimiento global porque concordaban con Anna.
"No me culpen por querer alegrar la casa con dos pequeños animalitos. Es bueno tener una mascota de vez en cuando, ya que es una fuente de amor y cariño incondicional que…"
"Deja de hacerte el gran poeta y di la verdad" " – Intervino de nueva cuenta la rubia al bajarlo rápidamente de la nube en a que estaba.
"Ya sé, que invente algo para que termine su libro de mentiras que nadie cree" – Se mofó Hao, lo cual hizo que la mesa empezara a cuchichear sobre lo sucedido y que tenían que pagarles para creer algo semejante.
Al peliazul se le estaba inflando una vena por los diversos comentarios que llegaban a sus oídos. No se le venía a la cabeza otra idea mejor que decir. Su negocio tenía que ser prioridad y no tenía que importarle lo que dijeran. Al querer desaparecer de ahí, escuchó claramente que la rubia hacia un comentario ácido que a Tamao no le gustaban las personas mentirosas, lo cual hizo que su mente se congelara y dando un fuerte golpe a la mesa, atrajo la atención de los presentes.
"Pues no les pienso decir que los compré a un vendedor en la feria de esta tarde, y me aseguró que podría volverme millonario con tan solo estos pollitos. ¡Me tuve que gastar todos los ahorros de Pilika y míos para poder pagarlos! ¡Pero nunca se los diré!"
Después de la frase célebre, la sala quedó completamente el silencio, esperando una buena explicación de lo sucedido.
"Bueno chicos… creo que no debí mencionar esa parte"
Se rió nerviosamente mientras se rascaba la nuca. Sintió un frio helado recorrer su espalda al notar la mirada de su hermana que tenía un aura asesina de grandes magnitudes.
"¿Podrías volver a mencionar nuevamente, la parte del dinero que gastaste?" – Preguntó lentamente la peliazul al poner terror en cada palabra.
"Pilika. Lo siento… pero el señor me aseguró que ganaría mucho dinero y me explicó un negocio que no tiene pierde"
"Será mejor que empieces a hablar"
"Te diré cada detalle. Ese señor…"
"Era un estafador" – Intervino Anna de lo más segura mientras tomaba un sorbo de su té.
"¡¿Qué?!" – Se sobresaltó al escuchar tal palabra, pero se sorprendió mucho más al ver que todos a su alrededor asentían ante la conclusión expuesta.
"Es notorio que Horo ha caído en las manos de un tonto estafador que no sabía cómo vender sus mascotas"
"Pero… pero me dijo que eran únicos en su especie" – Refutó de nueva cuenta al ponerle la jaula en frente de ella. – "Ves el color verde de sus alitas, son únicos"
"Claro, y la pintura también es única porque alguien en su sano juicio no la usaría"
"En pocas palabras, has caído vilmente en un viejo truco" – Se rió Hao malignamente. – "En mis mejores épocas, a mí se me hubiera ocurrido una mejor idea"
Todos movieron la cabeza afirmativamente
"Amigo, lo quiero poner de esta manera pero creo que esta vez, te vieron la cara de idiota jijiji"
Otra vez, todos movieron la cabeza afirmativamente
"Pero entonces… ¿Entonces no seré millonario con estos pollitos?"
"¡NO!" – Gritaron todos al unísono viendo que el Ainu caía en un agujero negro mientras negaba el truco maestro del que había sido preso.
"¡¿Como fuiste capaz de gastarte nuestros ahorros?!" – Se quejó la Ainu al no creer semejante barbaridad.
"Lo siento Pili, el señor se veía tan convincente"
"Así son los estafadores. ¿Qué esperabas?"
"Pero… pero tiene que haber una solución. ¿Y si los cuidamos para ver si funciona?"
"¡Olvídalo! Ya no quiero saber nada de ellos, porque me hará golpearte de casualidad cada vez que los vea. ¡Espera! Es una buena idea"
"Creo que ya no quiero" – Se rió nerviosamente al rascarse la nuca.
Todos suspiraron al ver que la solución se esfumaba por la ventana y por más que le gritaran, era simplemente Horo Horo y no había más vueltas que darle al asunto.
"Bueno, ya que al tonto del Hoto lo estafaron, le haré un favor y me quedaré con uno de los pollitos" – Dijo Hao de lo más optimista al sacar unas de las mascotas de la jaula.
"¡Oye! No te quieras pasar de listo" – Inquirió el peliazul al volver a la realidad e intentar quitarle el animal. – "Eso no es justo"
"Claro Hao. Para que sea justo, yo me tengo que quedar con el otro" – Dijo Yoh sonriente al hacer el mismo proceso de su gemelo y sacar al pequeño pollo de la jaula.
"¡Qué! Yo los compré, así que me pertenecen. Vayan a ser estafados por alguien más"
"¡No somos tontos como tú! Además, me quiere más a mí que a ti"
"Vamos Horo Horo. Yo lo cuidaré muy bien hasta que crezcan y si quiere después te lo devuelvo. ¿Te parece?" – Expresó Yoh sonriente al seguir dándole caricias al pequeño pollo que estaba tranquilo entre sus manos.
"Como quieras… Digo. ¡Claro que no! Yo los compré"
"¡Gracias por todo Hoto!" – Agradeció Hao de lo más sincero al seguir con su sesión de caricias a la cabeza de la pequeña ave.
"¡No te he dado nada!" – Exclamó ofuscado al tratar de quitarle el pollito de sus sucias manos, pero este era más rápido. Además, que los dos gemelos se querían aprovechar de su depresión para distraerlo y no sabía con cual comenzar.
"¿Que nombre le pondré? Tal vez Yoh II sea una buena idea jijiji"
"Eso no es un nombre, es una maldición… al mío lo llamaré Hao II"
"Oigan, eso son míos" – Comentó Horo al querer deshacerse de los hermanos y que le devolvieran sus mascotas.
"Muy tarde. ¡Ahora son nuestros!" – Se rieron al unísono los gemelos. Cada uno tenía el brazo del otro por los hombros y en la mano libre descansaba un pollito.
Las chicas suspiraron por el espectáculo de niñería que hacían los hombres por un par de pollos que eran parte de un fiasco. Hasta la peliazul se dio el lujo de ocultar una sonrisa de burla por lo que veía.
"Pilika. Ahora que la veo, no parece tan molesta por lo que hizo el joven Horo Horo"
"A ustedes si se los puedo contar. Es que mi hermano gastó sólo sus ahorros" – Respondió sonriente al seguir tomando de su té al igual que Anna.
"Con personas como esa, es mejor estar prevenidas"
"Obvio que sí. Mi dinero descansa en otro banco por motivos de seguridad" – Comentó de lo más tranquila.
La risa fue compartida por las muchachas que ignoraban a los otros que las veían extrañados.
"¿Ahora a estas que les pasa?" – Preguntó Hao de lo más curioso al desviar la atención de Horo.
"Yo que sé, si siempre han sido locas"
"Bueno muchachos, mi lindo Yoh II tiene hambre, así que lo alimentaré" – Comentó entusiasta al pararse rápidamente y dirigirse hacia la entrada. – "Estoy seguro que vi una bolsa de comida por aquí"
"Muy original con el nombrecito" – Dijo Horo sarcástico al ver como su ex amigo se movía hacia la comida que le habían regalado por una semana.
"Yoh. Espero que después de todas estas tonterías que te mete tu hermano en la cabeza, te pongas a entrenar como se debe" – Comentó de lo más suspicaz la rubia al verlo alimentar a su mascota.
"Oye, no son tonterías. Sólo es hacer realidad el sueño de Yoh y disfrutar de la vida" – Se rió Hao de manera exagerada.
"Claro Anna, quiero una vida de tranquilidad jijij"
"¿Así? Pues obtendrás tranquilidad cuando quedes inconsciente de todos los golpes que te daré"
"No desesperes cuñadita. Prometo que entrenará más tarde, por ahora que descanse"
"¿Descansar? Sino han hecho nada en todo el día" – Comentó Pilika
"Eso es lo de menos, hoy es nuestro día de descanso"
"¿Entonces todos los días están de descanso?"
"¡Solo queremos descansar! ¿Es mucho pedir?" – Cuestionó Hao al cruzarse de brazos y voltear su mirada haciéndose el ofendido.
"No sé porque, pero al parecer Yoh le está pegando sus malas costumbres. ¿No han pensado alguna vez en dejar la hierba?" – Preguntó Horo de manera sarcástica.
"A mí no me ha pegado ninguna costumbre, yo consumo de calidad" – Se burló Hao.
"Por algo tenían que ser hermanos gemelos"
Al parecer nadie se daba cuenta que aparte de los bulliciosos hermanos, había un ruido en particular que estaba inflando la vena de la rubia que había dejado de tomar su té para empezar a contar hasta diez y no mandar a volar a todos.
"Podrían callar a esos animales que hacen mucho escándalo, estoy a punto de deshacerme de ellos" – Dijo Anna de mala manera.
"Pero son muy bonitos. Mira los indefensos que son, no hacen daño jiji"
"Nadie pidió tu opinión, solo quiero que los callen antes que los bote a la calle"
"Está bien pero no te enfades" – Contestó Yoh apesadumbrado al coger la bolsa de comida para su nueva mascota y salía del comedor entre silbidos y mimos para su pollo.
"Oye Hao. Qué tal si te vendo el pollito, así no tendrás que devolvérmelo"
"Yo no dije que lo devolvería. Ahora el pollo es mío y solo mío"
"¡Claro que no!, quedamos en que me los iban a devolver cuando..."
"Yoh fue quien dijo eso, no yo"
"Eso iba para los dos. ¡Exijo un pago!"
"Ok. Muy bien, creo que esto será suficiente"
Fue cuestión de segundos al ver la moneda que tenía en la mano. Un mísero yen. Apretó el puño por la clase de burla que consiguió del mayor Asakura, y estuvo a punto de gritarle sino fuera por su hermana que intervino.
"Ya no discutas Horo, dale ese pollo a Hao de una buena vez"
"Haz lo que te dice tu hermana, ella tiene razón" – Se burló Hao al pararse de la mesa con intenciones de salir del lugar en busca de la comida para pollos.
"Entonces que me pague la cantidad que corresponde"
"Me recibes el yen o te daré la mitad"
"¡No existe menos que esto!"
"Mala suerte"
"¡Hao, vuelve aquí!"
En instantes desapareció del comedor para ubicar a Yoh en medio del jardín para dar de comer a sus pollos.
"Déjalo que se vaya" – Le dijo Pilika al cogerlo de un brazo antes que siguiera a Hao y siguieran causando más alboroto por un par de aves.
"Pero no es justo"
"No se preocupe joven Horo, ya verá que es mejor así. ¿No acuerda como acabaron con la iguana que tenían?" – Intervino Tamao de lo más inquietada por el muchacho por su bajo ánimo.
"¿La que se escapó por la noche?"
"Ahora que recuerdo, no le contamos como acabó ese pequeño animalito"
"¿Hay mas historia?"
"La iguana sólo quería escapar de la casa, pero fue algo imposible. Sólo logró salir de la jaula donde dormía" – Comenzó la tuba a relatar mientras seguía con su té entre las manos.
"¿La jaula que tenía como veinte candados?" – Preguntó Horo de lo más interesado en la historia y las vio asentir. – "Pensé que tenían algo más peligroso"
"Yo le llevaba de comer todas las mañanas y si era la guana" – Intervino Tamao al recordar. – "Cuando el joven Hao se levantó de noche, se dio cuenta que no estaba. Así que la comenzó a buscar por toda la casa, hasta que la encontraron en el jardín"
"Hao acorraló a la iguana antes que saliera por la cerca que en ese momento estaba en reparaciones" – Continuó Pilika. – "Cuando Yoh intentó cogerla de la cola, se quedó entre sus manos y seguro pensaron que era 'desglosable'"
"Cómo conocerás a Hao, no se quedó con la curiosidad y quería saber si tenía otra 'escondida'. El muy salvaje usó un cuchillo de cocina para ver si salía otra más. La iguana hizo lo posible por soltarse, pero sólo logró alejarse unos metros" – Contó Anna la parte que a las muchachas les pareció de lo más escalofriante. – "Yoh intentó quitarle el cuchillo para que no siguiera rebanando a la pobre iguana, pero entre tanto forcejeo, el cuchillo también se les escapó de las manos y terminó en..."
"¡Espera! ¡No sigas!" – Gritó Horo de lo más asustado al ponerse detrás de su hermana como escudo.
"Todavía no termino, no me interrumpas"
"¡Ya entendí el mensaje!" – Dijo Horo
"Cómo veras hermano, fuiste el único que no vio como ese par terminaban con la vida de la pobre iguana"
"¿¡Como es que no me enteré!?"
"Traté de levantarte por todos los medios posibles, creo que usé hasta explosivo, pero no despertabas"
"¿Todos estaban ahí?"
"Claro que sí, teníamos que ver nosotros mismos hasta donde podían llegar cuidando al 'animalito' que tanto querían" – Anna lo dijo más sarcásticamente
"La señorita Anna me hizo ver ese horrible espectáculo, porque le comenté en regalarle algún otro animalito al joven Yoh y al joven Hao" – Comentó de lo más afligida Tamao con un pañuelo en su mano y limpiándose algunas lágrimas.
"Deberías agradecerme de evitar alguna otra matanza, fue una buena lección"
"Seguramente los siguientes serán los pollos que trajiste, por lo menos dejarán de molestar por un buen tiempo" – Intervino Pilika en un suspiro.
"Ahora se desharán de mis pobres pollitos"
"Esperemos que no, joven Horo. De repente cuando crezcan los pollitos podrán defenderse solos" – Trató de consolar Tamao.
"Prometo no volver a malgastar el dinero otra vez"
"Cierto Horo Horo, ya que me interrumpiste, no pude contarte como se deshicieron del cuerpo" – Intervino la rubia de lo más interesada y con una voz diabólica que usaba sólo para esparcir miedo.
"¡No! ¡No quiero escuchar más!" – Exclamó el peliazul de lo más asustado y salió corriendo por todo el comedor hasta la salida principal de la casa.
"Es un miedoso"
"¿Creen que hicimos bien en contárselo?" – Cuestionó Tamao afligida al verlo salir más rápido que el rayo.
"Se iba a enterar tarde o temprano" – Respondió fácilmente la rubia al no ver mucho problema con el Ainu que no era de importancia en la casa.
"Aunque dudo mucho que después de esa mala experiencia, Hao e Yoh terminen con alguna otra vida. Se les veía muy animados con esos pollos" – Dijo Pilika de lo más pensativa al recordar sus actitudes. – "Esperemos que no pase nada malo, pero si se diera así, quiero estar en primera fila para verlo"
"Y se supone que eres una amante de la naturaleza y quieres tu extenso campo de plantas. Ahora me sales que quieres ser partícipe de una masacre" – Le refutó Anna de lo más sarcástica.
"Bueno, sólo pensé que sería algo fuera de lo común. No es que quisiera que pase"
"¿No será que la señorita Pilika quiere ver sufrir al joven Horo?"
"Ahora que lo mencionas de esa forma, ya decía yo porque te fijaste en Ren" – Comentó de manera suspicaz Anna al dejar relucir lo que parecía evidente.
Pilika se sonrojó de inmediato al escuchar el nombre de su ahora novio, que no tenía nada que con lo que pretendía insinuar la rubia, pero algo de verdad podía haber. "Claro que no. Yo le vi mucha cosas de las cuales no les diré y no tiene relación con de mi hermano" – Se defendió la peliazul al voltear la mirada avergonzada.
"Oh y su cita de ahora. Nos contará algo supongo" – Preguntó Tamao divertida al regresar al tema.
"Bueno, no tuvo nada de interesante"
"No te hagas la inocente Pilika, y no dejes a Tamao con la curiosidad"
"¿Así? entonces yo quiero saber que tanto ha progresado la relación que tienes con Yoh, porque lo de prometidos a la 'distancia' no me lo creo"
"No nos cuentes nada entonces"
"Señorita Pilika"
"Bien. Por Tamao haré una excepción"
Suspiró la peliazul al comenzar con su relato de su tarde libre en compañía de su novio, no era algo de vida o muerte porque sólo paseaban aprovechando que el guardaespaldas estaba ocupado en otros asuntos. Le hacía gracia como es que Tamao quería saber los detalles porque parecía que imaginaba cada cosa que le pasaba, como ella, era escuchar una novela en la vida real.
-Continuará-
Capítulo Corregido.
Aviso: Ningún personaje de Shaman King me pertenece.
