Bueno, esto va con una dedicatoria especial a RizelHolmes, Gracias por comentar mi primera historia!


Había estado en todo momento junto a ella, en algunas ocasiones como simple espectador y en otras como participe de las escenas, los buenos y malos momentos de Tsunemori estaban grabados con fuego en su memoria.

─¿sucede algo, Ginoza-san?─ la voz de la mujer lo regreso a la realidad, no tardarían mucho en llegar nuevamente a Japón y dejar atrás shambhala y todo lo acontecido dentro de aquella flota.

─ nada, inspectora─ respondió removiendose en el asiento, estaban sentados uno delante del otro, estaba agotado, tanto mental como físicamente, en un breve periodo de tiempo habían acontecido demasiadas cosas que requerían de su debido lapso de tiempo para ser asimiladas.

─ Ginoza-san...─ la mujer de cabello castaño tenía la vista fija en la ventada del avión, el cielo nocturno estaba despejado muy al contrario de cuando viajó por primera vez, estando en discordancia con su estado interno. ─¿Crees que Kougami -san este bien? ─ fijó su mirada café sobre la del ejecutor que no se molesto en disimular un suspiro cansado.

─ ese idiota no morirá facilmente ─ respondió con los ojos cerrados, había estado ahí en todo momento, sabía de las interminables noches de la inspectora investigando acerca del paradero del fugitivo, sabía de las reacciones imprudentes que ella realizaba cuando tan solo el nombre de su antiguo amigo se veía involucrado.

─ tiene razón...─ murmuró sonriendo levemente sin notar que ahora el de coleta la observaba detenidamente.

─aunque espero que considere lo que le dije antes de salir, Kougami ya no es un hombre que merezca su atención inspectora, lo mejor es que no busque tener más contacto con él ─ la mirada del ex inspector denotaba seriedad extrema, realmente quería que por tan sólo una vez en su vida aquella pequeña mujer imprudente hiciera caso a una de sus indicaciones.

─ ah─ suspiró la castaña hundiéndose en el asiento. ¿no era eso pedir un imposible? Sabía incluso antes de ser abandonada que el simple hecho de pensar en Kougami era pernicioso para ella, pero no quiso huir del gran enigma que representaba ese hombre, sin siquiera pensarlo se involucró más allá de lo que le hubiese gustado.

─ se lo que estás pensando Tsunemori─ le reprimió el mayor, llevaba ya tres años trabajando al lado de ella y aunque en sus inicios la relacion entre ambos no había sido favorable, él había actuado como su soporte cuando Kougami los abandono, había estado con ella cuando se enfrentaron a Kamui, fue también su soporte en la pérdida de su abuela, lo único que quería era poder seguir cuidando de aquella frágil chica que cargaba con el peso del mundo sobre sus hombros.

─ definitivamente no ha cambiado, Ginoza-san ─ le dedicó una amplia sonrisa que desarmó completamente al ejecutor.

─ será mejor que descanse, al llegar de seguro deberá presentar un informe detallado─ cambio de tema el mayor, la chica Solo asintió y cerró los ojos acomodándose mejor en su asiento.

─ K-Kougami-san─ al poco tiempo de haber quedado dormida el apellido del ex detective se coló de entre sus labios llamando la atención de su acompañante más cercano.

Su padre solía decir que aún en tiempos como en los que a ellos les había tocado vivir habían cosas que escapaban del entendimiento humano, cosas que no podían ser explicadas desde un punto de vista científico o un enfoque racional, para él, la relación entre Kougami y Tsunemori era una de esas cosas, al principio le enfureció la manera tan descuidada en la que la mujer se manejaba frente a los ejecutores y la facilidad con la que se dejaba influenciar por su antiguo compañero, pero con el paso de los días pudo notar que ambos se complementaban y entendían de una forma muy peculiar, no podía negar que se sentía desplazado, se suponía que las dudas u opiniones acerca de los casos debían de ser discutidas entre los inspectores antes de sacar conclusiones y sin embargo, a la primera persona a la que la castaña recurría era al ejecutor, la confianza entre ellos era abrumadora.

─Idiota ─ murmuró apretando sus puños. Akane había cambiado demasiado con el paso de los años, el era consciente de eso, los vestigios de la inocente novata que el conoció se encontraban enterrados en lo más recóndito de su ser, era una mujer fuerte y decidida con la capacidad de sobrellevar un peso mas grande que ella sobre su espalda, pero solo tenia una debilidad, una con nombre y apellido a la cual insultaba en ese momento.

El lazo entre ambos se había fortalecido tanto con el paso de los días que resultaba difícil creer que su encuentro fuera producto de una casualidad, todos, principalmente su padre, decían que lo que había entre ellos era producto del destino, y tal vez fuera real, las posibilidades de que se encontrarán en medio de una guerra civil en un país destrozado eran mínimas y sin embargo, cuando él y los demás arribaron a la isla ellos estaban juntos, a punto de ser ejecutados pero juntos de cualquier manera, incluso Makishima había sacado ventaja de esa unión, utilizando a la amiga de Tsunemori en un plan muy bien elaborada pues el sabía que Kougami no dejaría que Akane se arriesgara y que sería él quién bajaría en busca de la amiga de su jefa.

─ espero que el también haga caso, por una vez en su vida.─ murmuró, le había permitido a Kougami huir con la "condición" de que jamás volviera a aparecer se delante de ellos y esperaba sinceramente que cumpliera, el psycho pass de Akane era resistente pero incluso ahora su semblante dormido denotaba lo mucho que le había afectado el volver a encontrarse y separarse del ex ejecutor, estaba casi 100% seguro de que lo que más le afectaba era la separación en si y el sabía, por experiencia propia que no había un futuro para un criminal latente, Shinya no podía aspirar a tener un "final feliz" dentro de esa realidad, las únicas opciones eran, terminar sus días tras los barrotes de una celda en una institución mental, la muerte o, en el caso de Kougami, el exilio y de seguir apareciendo y desapareciendo de la vida de la mujer, tarde o temprano sus barreras y fortalezas mentales terminarían por derrumbarse y su psique se vería afectada, y era eso precisamente lo ultimo que quería para ella, la vida de ejecutor o criminal latente no se la deseaba a nadie.

─ has cambiado, Nobuchika ─ sus párpados le pesaban demasiado por lo que le adjudicó al cansancio el haber escuchado la voz de su padre y el tono que esta tenía dentro de su mente, si, era cierto, el había cambiado en esos tres años y desde algún lugar lejano Masaoka Tomomi estaba orgulloso de eso.


Después de Kougami, Ginoza es uno de mis favoritos y me agrada el crecimiento que tiene a lo largo del anime y la película, el que haya dejado escapar a Kougami por el bien emocional de Tsunemori no tiene precio.