Hola!!! Bueno, aquí vengo con otro fic. Espero que les guste! Decidí cambiar un poco y escribir sobre nuestra lunática preferida.
Todo lo que reconozcan pertenece a J.K Rowling y demás. Esto es solo por diversión.
Dejen muchas reviews!
INTRODUCCION
Mi nombre es Luna Lovegood, aunque si les digo la verdad, pocos se han dignado a llamarme así a lo largo de mi vida. Tengo tantos y tan variados sobrenombres, que cómo me llamo en realidad ya ni siquiera tiene importancia.
En días como éstos, cuando ha llovido desde que abriste los ojos y no hay más opción que quedarse adentro para evitar ser infectados por los tiritos acuáticos, es cuando me entran ideas raras sobre morir por sobredosis de chocolate. Si miro sobre esa destartalada mesita enana, y enfrento la enorme cantidad de papeles de chocolate que he ido coleccionado durante la tarde, no puedo evitar pensar que mucho ya no me puede faltar.
No me malentiendan. Los días de lluvia solían ser mis favoritos. Pero cuando tu compañera de habitación y única amiga decida casarse, también te verás consumida por el silencio y el aburrimiento.
Cuando llovía de esta manera, Ginny y yo solíamos comer el chocolate juntas, mientras hablábamos de cualquier cosa que se nos ocurriera.Pero luego llegó Draco Malfoy… ¿quién lo hubiese imaginado? Bueno, el caso es que se conocieron, se enamoraron y bla bla bla. El resto es historia pasada. Hace un mes se casaron, y Ginny, tal cual princesa de cuento, se fue a vivir a un palacio de cristal con su príncipe albino y…bueno, de acuerdo, quizás exageré un poco. Convengamos que el palacio no es de cristal, pero el resto es la pura verdad.
El cambio, por supuesto, se nota. Antes este pequeño apartamento relucía, debido a que un torbellino pelirrojo se molestaba – y me obligaba a molestarme- en guardar y limpiar cada cosa que usábamos. Pero ahora estoy a mi propia merced. Y esto es un desastre. Ya nada reluce, una pila de platos sucios se apila sobre la mesada de la cocina y creo que ya no me queda ropa limpia. Levantar la varita me resulta demasiado complicado.
Quizás me mude a una casa…tengo algunos ahorros. Podría hacerlo, pero la verdad, no estoy de ánimos.
Mi padre suele venir a visitarme, cuando su ahora famosísima revista se lo permite. Se preocupa por mí. Piensa que moriré solterona y que trabajo demasiado.
Lo del trabajo…de acuerdo, es cierto. Pero adoro mi trabajo, no puedo evitarlo. Investigar, descubrir nuevas especies, crearlas…no saben lo emocionante que es ver romperse un huevo y que salga una nueva criatura con tres bellos ojos, afilados colmillos y verrugas tóxicas. No hay nada más divertido. Y saber que soy algo así como su mamá, me llena de ternura.
¿Solterona? ¿Para qué quiero casarme? Eso es lo que le suelo contestar a mi padre cada vez que empieza con sus monólogos. Los hombres suelen huir de mí: no les gustan mis bebés colmilludos. No entiendo porque no pueden ver lo adorables que son. Pero eso es problema de ellos, de ellos y sus mentes estrechas.
No es que sea fea, aunque suelo ser bastante desaliñada. Ya no recuerdo la última vez que me corté el pelo. Ahora parece una larga cortina que me cubre la mayor parte de la espalda, aunque no suelo llevarlo suelto. A mis bebés les gusta quemarlo, morderlo o arrancarlo, así que por la seguridad de mis bellísimo retoños, lo ato. Quien sabe que podría suceder si lo tragaran. Creo que mis ojos son algo grandes para mí cara, pero a mí no es algo que me moleste. Mido exactamente lo mismo que medía cuando terminé Hogwarts y llevo el mismo collar de corchos que usaba en el colegio; por lo tanto soy altamente reconocible. De todas formas, pocas personas de aquélla época me saludan, sobre todo cuando distinguen el collar de corchos.
Tengo veinticuatro años. La vida se pasa rápido. Mi padre tiene ahora una enorme barriga y está casi calvo. Todos mis amigos se han casado, tienen casa propia y están haciendo bebés (sin colmillos). Pero mi vida no ha estado exenta de aventuras. He viajado por todo el mundo, en búsqueda de nuevas especies. Y seguramente, si no fuera tan extraña, disfrutaría de bastante éxito social. Pero a la gente le suele importar demasiado lo que en realidad no tiene tanta importancia. No quiero ser así. Recuerdo claramente que mi madre solía decirme: "No seas nunca como la gente espera que seas". Y creo que si estuviera viva, se sentiría bastante orgullosa de su hija, y eso para mí es mucho más importante que lo que piense el resto.
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Bueno, un capi corto para ver que les parece. Los otros, supongo, serán más largos, jejeje.
xxSaludosxx
