Porqué ultimamente es mi hábito el actualizar después de las doce, les traigo esto a la 1AM. Siguiendo el comentario de DaniHorta (te quiero niña, ya hablamos más al rato) traigo el one-shot ShiraKiri. El título no me convence del todo, pero bueno. Posiblemente ya más de día (o la siguiente madrugada) les traiga el POV Tsubasa de "Insuficiente".

Esto se sienta 4 años después de GX, Kirika y Shirabe tienen 20 y 19 años respectivamente y viven juntas y van a la universidad. Traté de retratar la personalidad de Kirika y como yo creo que piensa lo mejor que pude, espero haya quedado bien y espero les guste.

No los distraigo más, simplemente les digo que...

SENKI ZESSHOU SYMPHOGEAR Y SUS PERSONAJES NO ME PERTENECEN.


Me dejo caer bruscamente sobre la cama y escucho como cruje ligeramente en respuesta. De seguro que si estuvieras aquí ya me hubieras regañado por no usar la cama como se debe, una persona normal se enojaría, pero yo no. Adoro todo te ti, y eso incluye tus regaños, tus pucheros, los berrinches que se te salen muy de vez en cuando y por supuesto, tu temple estricto.

¡Te extraño! ¡No puedo soportarlo más...! Estoy agonizando ahora que tú no estás. ¿Cuánto tiempo ha pasado ya? ¿Cinco años? ¿Seis años? Dios, el despertar y no encontrarte a un lado mío en la cama me hunde la peor de las tristezas.

— ¡SHIRAAABBBEEEEEE! —Grité con todas mis fuerzas con los ojos acuosos.

Escuché unos sartenes caerse en la cocina y un cuerpo caer... ¡Santo cielo, un ladrón! ¡¿Cómo osas entrar a mi refugio engendro de Alca-Noise?! Avance con una extraña combinación de prisa y cautela en dirección a la cocina. Mendigo ladrón más idiota. Obviamente que no va a saber que soy una portadora de Symphogear (El Igalima para ser más exactos) pero supo provocar mi ira, y solo hay dos vibras sensibles que nadie debe activar por nada del mundo.

Nadie tocaba su comida y nadie tocaba a Shirabe... Y quién osará tocar la comida que había tocado y/o preparado Shirabe no la pasaría lindo. ¡DESS!

Zeios Igalima raizen tron

Ya con mi armadura –la más genial de todas– puesta me asomé dejando ver mi amenazante hoz.

— ¡Alto allí criminal, en el nombre de...! ¿Shirabe? —Reaccioné rápido desactivando mi armadura e inmediatamente arrodillarme a su lado— ¿Qué te pasó? ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo regresaste? ¿Estoy soñando?

La mirada rosada de mi amada Shirabe me miró fijamente soltando el clásico "Ji~~" en ella mientras me sentía avergonzada de mis acciones. Ella era la única persona que podía hacer eso, bueno y María... ¡Pero ella no cuenta porque prácticamente es mi hermana mayor! Y ahora que lo pienso, hable de todo menos de mí. Dios, es verdad que soy una despistada de lo peor.

—Estoy bien, Kiri-chan—Favor de reiniciar sistemas, la voz de esta hermosura nos apendejó otra vez—Quería prepararte algo especial y luego despertarte, pero despertaste temprano y me asustaste con ese grito, estaba tomando una olla y todas me callaron encima.

Mi mirada verdosa –la cual sé que Shirabe adora– enfocó todas las ollas que, en efecto, estaban desparramadas en el suelo para después mirar la repisa de arriba completamente vacía. Tal vez ninguna de las dos tenía una altura prominente como María o Tsubasa-san, pero yo tenía la altura suficiente como para alcanzar ese tipo de repisas; por algo estaban llenas.

—Me hubieras llamado, dess.

—No quería despertarte—Aww... ¿Quién quiere un abrazo?

—Hubieras tomado una silla entonces—Le dije con un toque entre cariño y regaño. Así es señores, no sólo soy yo la eterna regañada. Veinte años no pasan en mano—No me gusta que te lastimes, me pone triste... Dess—hice la mejor cara de perrito apaleado pero solo recibí un dedazo en la frente por parte de Shirabe.

—Chantajista—Bufó con falsa molestia mientras se cruzaba de brazos, yo reí fuertemente y ella solamente se rió conmigo un poco después.

— ¿Cuándo llegaste? —Pregunté con curiosidad una vez que se dio la vuelta dispuesta a cortar unas cuantas zanahorias al momento en el que la abrazaba por detrás pero sin estorbarle, era algo que ya teníamos acostumbrado hacer.

—Llegué anoche. Kiri-chan es muy linda cuando duerme—Respondió simple y yo me sonrojé mientras me apretaba más contra ella, sintiendo su largo cabello negro (el cual últimamente usaba suelto) sobres mi ropa, y recargué mi cabeza sobre su hombro— ¿Y tú porque soltaste el grito más rompe-tímpanos de todos los tiempos?

—Porque te extrañaba mucho dess—Murmuré en voz baja, raramente avergonzada. Insisto, solo Shirabe saca estas facetas en mí—No poder despertar abrazándote es horrible, además... ¡Te tardaste un días más! Pensé que me habías abandonado.

El cuchillo detuvo sus movimientos y Shirabe volteo a verme. No piensa mostrarle al bello señor cuchillo lo sensual y escultural que es mi cuerpo... ¿Verdad?

—Idiota—Me dijo con las mejillas sonrojadas mientras regresaba a lo suyo. Yo sonreí mientras me apretaba lo más que podía sin molestarla, o que sus cabellos se enredaran con los botones de mi ropa otra vez.

Aprovecharé este pequeño espacio en el que disfruto a mi bella, hermosa y amada Shirabe para ya por fin explicar quiénes somos y la clase de relación que llevamos.

Yo soy Kirika Akatsuki, tengo veinte años y soy un miembro inactivo de la antigua división S.O.N.G. Solía ser el clásico héroe de armaduras geniales que luchaba por salvar el mundo, pero el mundo quedo salvado hace cuatro años atrás después de que entre todas derrotáramos a la alquimista Carol. Mido 1.56 y mi cabello apenas y traspasa el límite del cuello, es de un rubio natural, no crean lo que dicen los envidiosos, no me lo he entintado jamás, tiene un corte bastante extraño pero único. Es Shirabe quien me lo corta... Y creo que ya es tiempo de que les hable de ella.

Podria hablar de aquí a mi muerte por edad de Shirabe y aún no me cansaría ni tampoco diría la mitad de las cosas qe sé de ellas. Ella y yo trabajamos juntas para S.O.N.G. No pasa del 1.49 (que tierna *^*) se dejó crecer mucho su cabello en estos años, y como dije antes, últimamente se lo deja suelto; lo que le da un toque más madura, pero eso no ocultaba a la pequeña niña de la que me había enamorado.

Leyeron bien papus. Estoy enamorada de esta niña y ella de mí. Si apenas y contienes las ganas de vomitar o insultarnos vete ahora mismo, podemos sobrevivir sin vos, no te preocupes, el mundo no dejará de girar. Nuestra historia, creo yo, que lo único que lo diferencia de las otras es que nos conocimos estando encerradas en un laboratorio de experimentos en quién sabe qué país de Europa. De allí pues nada más, el clásico apego que poco a poco paso a ser algo más. Si preguntan quién se enamoró primero no sabría que responderles, yo pienso que fue Shirabe y Shirabe piensa que soy yo, porque no sabemos cuándo nos enamoramos, pero si cuando nos dimos cuenta y no fue muy lindo... De hecho creo que si esto fuera un anime –como Itaba-san suele decir– sería estúpidamente cliché nuestra declaración.

Ahora mientras comemos me pongo a pensar que tal vez merecía que me confesara de una manera más romántica, o por lo menos en una situación no mortal. Y ahora que lo pienso... ¡Yo no aprendo! La segunda vez que me confesé fue peleando contra una Auto-Scorer y con la misma Shirabe... Soy un fracaso dess.

—Nee, Kiri-chan...—Llamó mi bella azabache mientras comíamos, tragué con rapidez y le respondí.

— ¿Qué pasa, Shirabe?

—Llevas mirándome y haciendo caras raras desde hace rato. ¿Pasa algo?

—Haha, no—Reí avergonzada mientras rascaba mi mejilla—Solo estaba recordando varias cosas.

— ¿Qué clase de cosas? —Alzó la ceja. ¡Alto ahí cerebro! No puedes simplemente babear ante cada cosa que esta chica hace.

— ¡No quieres saberlo dess! —Le dije mientras agitaba mis manos frente a mí sonriendo—Aún más importante...—Mi mirada se reno sería y la suya igual—...aún no me he bañado, ¿te parece si nos bañamos juntas?

Su cabeza cayó contra la mesa en un golpe seco.

— ¡¿Shirabe?!

—Nunca cambias—Dijo con una sonrisa simple, la cual correspondí. No sabría cómo explicarlo, pero es que cuando Shirabe pone esa sonrisa mi cerebro se pone más estúpido que de costumbre y se deja llevar por ella y termino sonriendo también. Además, hace días que no veía esa sonrisa, estaba feliz de volver a presenciarla después de casi una semana—Te toca preparar el agua. Mientras lavare los platos—Señaló su plato ya vacío y el mío que ya estaba por acabarse.

— ¡A la orden, dess! —Exclamé con mi clásica alegría mientras aspiraba lo que quedaba en el plato para darle un beso en la mejilla y casi volar al baño.

Dejé caer el agua caliente con la fría sobre la tina mientras ponía los shampoo y los jabones a la mano. Decidí hacer algo de espuma con el agua y agregarle especias de olor, Shirabe adora eso y yo adoro verla feliz. Por eso no puedo soportar que le hagan algo. Soy orgullosamente el Caballero de armadura verdosa que vela por el bien de su felicidad. Antes de hacerle algo a Shirabe se las tendrán que ver conmigo. Cerré la llave cuando noté que llegaba hasta el límite indicado para que no se derramara cuando nos metiéramos, y salí.

— ¡Ya está el agua! —Grite desde la puerta.

— ¡Ya voy! —Escuché. Tomé dos toallas del mini-armario que estaba entrando al baño y las deje sobre el váter. Cuando me giré ya estaba Shirabe mirándome de nuevo con esa sonrisa. Nos sonreímos y ahora fue ella quien beso mi mejilla poniéndose de puntillas—Eres romántica cuando quieres.

— ¿Enserio? —Ella asintió.

—Te dejaré entrar primero esta vez.

— ¡¿De verdad?! —Ella volvió a asentir y después de quitarnos la ropa y lavarnos previamente en el pequeño cuarto de dicha que hay a un lado de la tina, entramos a la misma. Como Shirabe prometió, yo entré primero.

Disfrutando de pequeños juegos entre nosotras con el jabón y de varias anécdotas de lo que pasó en su viaje de grupo junto con mis delirios en estos cuatro días por no tenerla cerca—Como me maldecía por no haber tomado la misma carrera, pero es que la verdad, la informática me aburre mucho dess—fue que mis ojos se toparon justo con lo que no querían ver.

Como estábamos abrazadas –o mejor dicho, yo la abrazaba por la espalda y ella sujetaba mis manos– con nuestros cuerpos desnudos, con mi piel contra la suya, era inevitable que no recordara la única imperfección en el bello cuerpo que posee Shirabe: una cicatriz que yo misma le hice. Esa que me recuerda la mayor estupidez que he hecho en la vida.

Me dejé caer sobre el hombro de mi amada Shirabe un poco triste.

Cuando tenía quince fue cuando nos declaramos por primera vez, después de habernos separado por primera vez al escoger bandos distintos, (yo por el miedo, ella por sus ideales) bastante ridículo, pero declaré mi amor mientras intentaba asustarle mi hoz. Nunca pensé en herirla, soy incapaz de hacer eso. Pero cuando me vi obligada a cantar mi canción del cisne las cosas se salieron de control, Shirabe disipó mi miedo de una e instaló en todo mi cuerpo culpa y remordimiento.

Yo soy capaz de matar a cualquiera que dañe a Shirabe, y eso me incluye a mí. Alzando mi hoz tratando de acabar con mi vida por ser una idiota y lastimar a la persona que más amo —y que se supone que debía proteger— lloré en arrepentimiento mientras me despedía, pero ella me abrazo y se interpuso. Por mis tonterías casi la perdía. Mi corazón dejó de latir por un segundo y mi respiración se volvió pesada. Mis lágrimas cayeron aún más fuerte mientras le rogaba que abriera los ojos. Cuando sentía que caería en la locura su bella voz me dijo "Mis ojos están abiertos" y sentí como si hubiera vuelto a nacer. Suena raro, lo sé, pero a menos que estuvieran en mi situación no lograrían comprenderlo. A la Finè que tanto llegue a odiar la llegue a amar de un segundo a otro por permitirme estar al lado de Shirabe, y esta vez me encargaría de realmente protegerla y hacerla feliz.

Pero sin duda el ver esta cicatriz que cubría su espalda casi por completo me hacía sentirme mal. Me recordaba mi peor fallo y el cómo hago mi peor pesadilla realidad: el tener un mundo sin Shirabe.

—Perdón...

—No tienes porqué disculparte—Dijo mientras se recargaba en mí y yo la abrazaba fuertemente, sentí las lágrimas resbalar de mi cara, no podía evitarlo.

— ¡Claro que sí! —Explote en llanto ante su calma, ella soltó mi agarre y se giró para verme, yo solo baje la mirada— ¡Te falle dess! Si tan solo me hubiera dado cuenta de la verdad... Si no me hubiera dejado engañar...

Mis labios fueron callados por los labios de Shirabe. Correspondí el salado beso y la cara de Shirabe permaneció serena pero su mirada me mostraba el amor que me tenía y que reflejaba yo.

—No pienses esas cosas, Kiri-chan. Yo fui quien decidí tener esta marca por salvarte de ti misma—Shirabe obligó a una de mis manos recorrer el contorno de la cicatriz dejada por el Igalima—Esta cicatriz es una prueba.

— ¿De lo idiota que soy? —Ella rió ante mi comentario pero yo no encuentro gracioso.

—Claro que no—Negó con la cabeza—Es la prueba del inmenso amor que tenemos por la otra. Es la prueba de que estás dispuesta a morir por mí y de que estoy dispuesta a morir por ti.

—Pero...—Mis reclamos de nuevo fueron callados por sus labios de nuevo.

—Te amo, Kiri-chan—Murmuró una vez que termino el beso. Me enternecí y mis lágrimas afloraron de nuevo, pero ahora eran de alegría, Shirabe lo sabía, me conoce.

—Pero yo te amo mucha más, Shirabe—Le dije besándola de nuevo depositando todos mis sentimientos en ese beso, y ahora es tiempo de que su cuerpo igualmente se entere de cuánto la amo. Con un día que faltara a la universidad no pasaría nada, y creo que para Shirabe igual.

—Nee... Kiri-chan...—Me llamó cuanto comencé a besar su cuello

— ¿Qué? —Pregunte mientras que mis manos viajaban a su pecho y a su cadera.

— ¿No tenías que presentar tu tesis hoy? —Me congele en seco recordando mi desvelada de anoche e igualmente que era eso tan importante que estaba olvidando.

— ¡No es justo, dess! —Hice un puchero.

—Esperare a que vuelvas—Me respondió con un beso en la mejilla—Así que no tardes más de lo necesario ¿ok? —Me guiñó el ojo y bufé.

Lo bueno es que seré la primera en exponer ya que mi apellido empieza con A, lo malo es que tengo que volar para no llegar tarde y no me recorran a la última. P**a existencia.

— ¡Te amo Shirabe! —Grite saliendo de la tina y tomando lo primero que encontré en el armario, ¡al diablo si no estoy de etiqueta! Mientras más temprano llegue más temprano me voy a ir.

Lo último que escuche al cerrar la puerta fue las carcajadas de Shirabe, por lo menos algo bueno salió. Ahora es el momento de correr el mayor maratón de mi vida ¡Alabada sea Chris-Senpai por corretearme por toda Tokyo durante mi preparatoria!