En lucha a muerte
Por Nochedeinvierno13
Disclaimer: Todo el universo de los Juegos del Hambre es propiedad de Suzanne Collins.
Este fic participa en el "Intercambio Navideño" del Foro "Hasta el final de la pradera".
Para: WonWon Galla.
Petición: Una historia puramente dramática que exponga las frustraciones y quejas de Coin. Su odio hacia el Capitolio, sus ideas, su desacuerdo con Katniss y todo lo que piensa.
Dedicatoria: ¿Qué puedo decirte? Es la primera vez que escribo sobre un personaje de la categoría de Coin. En algunas partes de la historia me he guiado por el libro y otras son exclusivas de mi imaginación. Espero que te guste ya que es la primera vez que hago algo como esto.
I.
Pasado
Coin es demasiado joven cuando sucede el bombardeo en el Distrito 13.
Se escucha el sonido de las bombas, las mujeres gritando mientras se aferran a sus niños, los hombres corriendo en todas las direcciones y la desesperación de la multitud por sobre todas las cosas. Ella no deja que el pánico cunda en su interior, pues sabe que de nada le sirve perder los estribos en un instante como ese.
«Lo único que quieren hacer es asustarnos y asustar a los demás distritos para que vean lo que sucede cuando desafían su autoridad. Prometieron que a cambio de las armas nucleares, no nos lastimarían y nos dejarían continuar con nuestras vidas.»
Pero a veces los hombres mientes y más cuando se trata de poder.
Ella se ayuda de los brazos para poder abrirse paso entre la marea de personas llenas de terror que inundan las calles y que buscan refugiarse en los bosques linderos, muy lejos de la devastación que tiene lugar.
Los pulmones se le llenan de un humo gris y espeso. Parece una mezcla de olor a perro mojado y comida rancia, pero Alma tiene conocimiento de lo que es en realidad. Es un gas altamente radiactivo y corrosivo. Ellos mismos se lo dieron al Capitolio y ahora lo están utilizando en su contra.
«Una verdadera ironía. Las ratas mueren en las garras del gato al que ayudaron.»
Los ojos se le ponen llorosos y la visión se le dificulta. Ya no sabe a dónde se dirige pero sus piernas continúan moviéndose, buscando una salvación de ese tormento tóxico que son las bombas del Capitolio. La piel de las manos se le pone roja y le comienzan a sangrar, el gas surge efecto en su cuerpo.
Piensa en su padre y en su hermano mayor.
¿Dónde están?
Al empezar las detonaciones, su padre se movió rápido como una serpiente en dirección a la parte suroeste del distrito. Allí se encuentran la mayor parte de casas de los trabajadores, los cuales tienen tantos hijos que es imposible memorizar el número exacto.
«Se cree un héroe sin saber que los héroes pueden morir igual que los demás hombres.»
Algo impacta contra su brazo en medio de sus cavilaciones e inmediatamente ella reconoce el rostro de su hermano. No es necesario que él le diga que tiene miedo y que quiere encontrar a su padre, porque se le refleja en la mirada. A ella le sucede lo mismo.
—¿Dónde está padre?
—Ayudando a evacuar a los trabajadores y a sus hijos. Se dirigen a la parte norte del bosque, entre los álamos y secuoyas podremos defendernos. El follaje es espeso y los aerodeslizadores del Capitolio no irán tras nosotros.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Ellos quieren acabar con nuestro distrito. ¿Por qué les interesaría el bosque?
—Solamente quieren acabar con nuestra riqueza, no con nuestras vidas —el muchacho asiente—. Quieren demostrarle a los otros distritos las consecuencias de nuestros actos.
No tienen tiempo de seguir intercambiando palabras.
Otra bomba es soltada a pocos metros de distancia y sus cuerpos salen despedidos por los aires. Brandon queda inconciente, por lo que es la responsabilidad de Alma llevarlo a salvo hasta el bosque. Recarga el peso de su hermano sobre su hombro y se mueve como puede. Siente un pinchazo en el hombro y puede apostar que tiene rotas unas cuantas costillas.
«No es hora de ser débil. Tienes que ser fuerte y resistir porque resistir es el primer paso para el nuevo comienzo.»
El humo tóxico no alcanza a llegar a la entrada del bosque y cuando Alma se encuentra con sus pies encima de la hierba suave y verde, se permite soltar la respiración contenida. Las detonaciones terminan pero las secuencias comienzan a notarse claramente.
Hombres heridos que se lamentan por la pérdida de sus seres queridos, mujeres desesperadas que intentan buscar una solución a las heridas de sus hijos y niños de pecho que no dejan de llorar. No quiere pensar en el número de muertos, estuvo demasiado cerca de su propia muerte como para seguir teniendo ese tipo de pensamientos.
Junto a Brandon buscan a su padre por el grupo de sobrevivientes. Él tiene un brazo mutilado que no deja de sangrar y el tobillo lastimado. En su cabeza tiene un corte profundo, dando la impresión que se un pedazo de tejado se lo hizo.
—Estábamos preocupados por ti. ¿Cómo te encuentras?
—Podría ser peor. Al menos, pude ser de ayuda en la masacre. Muchos trabajadores murieron pero los que sobrevivieron ayudarán a alzar a nuestro distrito desde las cenizas.
—¿No piensas que es demasiado pronto para pensar en resurgir? —interrumpe Brandon.
—¿Cuánto entonces lo pensaremos? Con la mente y las manos ocupadas, el pánico no predomina. La mitad de la población del distrito murió por el humor y otro cuarto por las detonaciones.
—Podemos vivir en el bosque.
—¿Hasta cuándo, hijo? No podemos alimentarnos solamente de la caza y de los frutos de los árboles. Necesitamos trabajar, bañarnos, vestirnos.
—Y el distrito es nuestro hogar —es Alma ahora la que habla—. Siempre fuimos ciudadanos orgullosos. No es en este momento que dejaremos de hacerlos. El Capitolio nos ha bombardeado. Ahora debemos hacer que se arrepientan.
—¿Qué sugieres, hermana? Podemos construir todo de nuevo pero eso no quiere decir que el Capitolio no vuelva a bombardearnos. Nos costará años tener todo como antes y a ellos unos minutos volver a destruirlo todo.
—Un distrito subterráneo. Instalaciones por debajo de la tierra, a las que ellos no tengan acceso y no puedan destruir. Seremos disciplinados y todos trabajaremos para hacer que funcione.
—Tienes razón, Alma. Podemos hacerlo. Los habitantes son fuertes, trabajadores y muy capaces. Entre todos podemos reconstruir la vida que llevábamos antes y demostrarle al Capitolio que no es fácil acabar con nosotros.
Así comienzan los planes para llevar a cabo el nuevo distrito que como el ave fénix, renacería de las cenizas para volverse fuerte y poderoso.
Todo con mucho esfuerzo y empeño.
