PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS
DRAGON BALL © AKIRA TORIYAMA
Sinopsis: ¿Decir o no decir? Esa era la cuestión. Con un muchacho tan tímido como Gohan y una chica tan cerrada como Videl las palabras son difíciles. Pero no imposibles. [Fictober 2018]
Nota de la autora: ¡Se término el hiatus y vuelvo con todo! Con el objetivo de apoyar dos OTP que no tienen muchas historias, decidí hacer el Fictober impuesto por mi amiga Silvin Lewis Dragneel con las parejas de Alphonse y Mei y Gohan y Videl. Aquí estará la pareja de DB y en la historia de Más allá del desierto pondré a actualizar el Almei.
Espero actualizar todos los días como impone el reto.
1. Flores
—Flores.
—¿Flores…?
—Sí, como en las películas que ven Bulma y tu madre cuando salimos de campamento —señaló con seguridad—. Los chicos como tú que estudian mucho dan flores a chicas como Videl. Así que deberías llevarle flores.
Gohan trago, nervioso. En su (fallida) primera cita había acudido a su madre en buscar de consejos, con su padre vivo, optó por conversar con él. Tras recibir la misma versión de la primera cita, su padre había lanzado una sugerencia que puso los pelos en punta de Gohan.
Darle flores a Videl.
—Pero eso es cuando son novios, papá. Mi cita con Videl es de amigos —excusó para él y para sí mismo.
Esa delgada línea invisible estaba siendo un constante pensamiento en los últimos meses y solía ponerlo muy nervioso. ¿Videl gustar de él? Antes a Piccolo le salen canas. Era imposible. Ellos eran buenos amigos, socios contra el crimen y compañeros de clase. Nada más.
—¿Seguro que es solo una cita de amigos?
Pero las personas a su alrededor siempre insisten en lo contrario.
—Sí, papá. Porque eso somos. Amigos —enfatizó, especialmente, la última palabra.
Goku sonrió con picardía. Aunque no fuera un experto del tema, ya había escuchado las charlas de Bulma y esposa refiriéndose al futuro de su hijo y la hija de Mr. Satán, haciendo hincapié en que entre ellos había química. Al saiyajin le agradaba esa chica, era fuerte y con carácter, alguien como Videl sería buena esposa para Gohan. Entonces correspondía que, desde sus mínimos conocimientos, él diera un empujón a su hijo en esa relación.
—Oh, ya veo —dijo estirando la oración más de usual. Gohan puso atención en ese detalle—. Entonces como es solo una cita de amigos, ¿por qué la estás llevando a uno de los restaurantes más costosos de Satán City?
En las manos de Goku estaba la reservación que el Gran Saiyaman juró mantener oculto de su madre para evitar escándalos en la casa.
—Pero ¿cómo es que…?, ¿Cómo puede ser que…?
—Gohan, nunca pienses que no sé de comida. Recuerda, soy un saiyajin —contestó sonriendo socarrón. Gohan hipo, derrotado—. Ahora recoge unas flores y llévaselas a tu novia, ¿quieres?
Gohan obedeció a su padre. Por primera vez en su vida, odio el apetito voraz de su especie.
